
Schiavoni y Kreimer sostienen que la política fiscal de la Renovación constituye un obstáculo para la industrialización de Misiones y marcan como contrasentido los anuncios del Gobernador que apuesta a las inversiones industriales y a la vez reafirmó el modelo de recaudación impositiva. “Debemos debatir a fondo qué proyecto de provincia queremos” reclama el diputado del PRO. Sin embargo dejan fuera de discusión el contexto de valorización financiera reinstaurado por Macri que, en su lógica de funcionamiento explica las causas de la desindustrialización. Mientras las tasas de interés sean marcadamente más positivas que la rentabilidad de cualquier actividad productiva, las empresas colocarán sus excedentes en una amplia gama de activos financieros, como títulos, bonos y depósitos que garantizan las políticas neoliberales del gobierno nacional.
Por Carlos A. D´Onofrio
Posadas (miércoles 4 de Mayo). Alfredo Schiavoni y Víctor Kreimer volvieron a cuestionar la política fiscal de la Renovación al entender que se contradice con los anuncios del Gobernador de fomentar el sector industrial promoviendo su competitividad y la agregación de valor a la producción misionera. El diputado de Trabajo y Progreso, en palabras que suscribe totalmente el diputado del PRO, consideran que “la asfixia” que genera la DGR a los inversores hace imposible el desarrollo industrial.
Esta ecuación más impuestos menos inversiones es una construcción que se revela ahistórica, y en consecuencia cargada de ideología.
Nadie puede negar que la Argentina padeció un proceso de desindustrialización vinculado a las políticas públicas de diseño neoliberal que se aplicaron, primero con la fuerza de la represión estatal entre 1976 y 1983, para consolidarse en los ´90 con el disciplinamiento de los picos hiperinflacionarios y después con la hiperdesocupación. La quiebra de las pequeñas y medianas empresas con la persistente tendencia a la concentración de la producción y centralización del capital, se dieron en esos año en que la carga impositiva fue la más baja de la historia nacional y provincial, donde la alícuota de IIBB se estableció en cero.
El estallido social de 2001 es precedido y está estrechamente vinculado con la interrupción del patrón de industrialización sustitutiva que estuvo vigente hasta mediados de los ´70. Con Martínez de Hoz se inicia -para llegar a un extremo impensado para la sociedad argentina con Cavallo- el predominio de la valorización financiera como eje ordenador de las relaciones económicas.
Este modelo tiene similitudes con los dispositivos que llevan adelante los ministros Prat Gay y Marcos Peña con el acompañamiento del presidente del Banco Central, Sturzenegger. Como señala Eduardo Basualdo, “la valorización financiera” como eje ordenador no alude únicamente a la importancia que adquiere el sector financiero en la asignación del excedente sino a un proceso más abarcativo que revoluciona el comportamiento microeconómico de las empresas y sobre todo de las grandes firmas. ¿En qué consiste? En la colocación de sus excedentes en una amplia gama de activos financieros, como títulos, bonos, depósitos, tanto en el mercado interno como en el internacional. Es explicable ya que la tasa de interés es marcadamente positiva con respecto a la rentabilidad de las diversas actividades económicas. Y en este proceso, los activos financieros de las firmas adquieren mayor importancia relativa que los activos físicos.
Sigue la fuga de divisas
Como dato que aporta al debate para definir políticas de industrialización en Misiones, vale señalar que en el balance del Banco Central se admite que la fuga de divisas en el primer trimestre del año -de este año de gobierno de la Alianza PRO – UCR- fue la más elevada desde el estallido de la crisis financiera internacional en 2009. La compra neta de moneda extranjera del sector privado sumó 3300 millones de dólares en los primeros tres meses de 2016, cuando había sido menos de la mitad el año pasado. Las reservas internacionales, pese al fuerte incremento de la formación de activos externos tras la apertura de los controles cambiarios en diciembre, subieron 3535 millones gracias al ingreso de nueva deuda externa con bancos extranjeros, inversores de Nueva York e instituciones de crédito. Por caso, los préstamos con organismos internacionales y otros bilaterales aumentaron 145 por ciento. Esta colocación de deuda posibilitó financiar la fuga de capitales sin reducir el nivel de reservas del Central. Pero, a diferencia de los augurios del Gobierno, no estimuló el ingreso masivo de divisas por inversiones extranjeras. Las inversiones del exterior se ubicaron en el promedio de los últimos cuatro años, sin observarse el shock de confianza prometido tras la unificación del dólar a finales de 2015.
Debatir el proyecto de provincia
En este contexto, las contradicciones marcadas por los diputados Schiavoni y Kreimer en el proyecto de industrialización anunciado por el gobernador Passalacqua, apelan al menos a una simplificación de las trabas objetivas que tiene Misiones para encarar una transformación estructural de su economía. La cuestión impositiva no parece ser la “asfixia” a las empresas, sino las políticas macroeconómicas y el modelo de valorización financiera.
Más profundo es el planteo que hace el mismo Kraimer en un proyecto de ley, presentado por Trabajo y Progreso en 2014, para establecer una metodología de planificación y promoción industrial en la provincia. Ya en ese año, reclamaba “jerarquizar a la actual Dirección de Industrias, estableciendo una nueva serie de responsabilidades relacionadas con la planificación estratégica y la operatividad del proceso de industrialización”. Es uno de los avances que anunció Passalacqua. En el proyecto Trabajo y Progreso establece como herramientas de promoción, un programa de Incentivo Fiscal (PIF): Exención de Impuestos Provinciales, Ingresos Brutos, Inmobiliarios, Sellos, Automotores. Es decir que es coherente en este sentido cuando reclama por la política fiscal. En el proyecto se crea asimismo otra herramienta: un Programa Incentivo Crediticio Industrial: Se impulsará, a través de la bonificación en dos (2) puntos porcentuales sobre la tasa de interés, la utilización de las líneas de crédito disponibles en el mercado financiero nacional y provincial. Este punto desnuda la existencia de un planeamiento abstracto ya que prescinde de los condicionamientos del contexto macroeconómico. Dos puntos de bonificación sobre la tasa de interés, sigue siendo in-atractivo para las empresas. La privatización del Banco de la Provincia en los ´90 se comprende, asimismo, en la lógica del neoliberalismo. El discurso del Gobernador fue más realista en ese sentido al anunciar la creación este año de la Caja de Créditos y Fomento para emprendedores que necesiten un apalancamiento de recursos para poner en pie su proyecto.
Schiavoni fue más lapidario al sostener que con la creación del Ministerio no alcanza. Demanda una discusión a fondo sobre el proyecto de provincia que quieren los misioneros. Considera que la transformación industrial requiere establecer otras prioridades y en ese sentido la Caja de Créditos parece diseñada para afianzar el proyecto de la Renovación que tiene más afinidades a una economía social a escala humana. Sostiene que no pasan por allí las políticas de desarrollo industrial.
Como uno de los interrogantes centrales en el debate, es la generación de energía. Sin energía accesible y abundante, no hay industrias.
