El país va a una segunda vuelta; circunstancia a la que ya está acostumbrado, ya que hubo balotaje en casi todas las últimas renovaciones de mandato. La incertidumbre económica y el clima de violencia son contexto de esta definición. La contienda es entre Luisa González, de la correísta Revolución Ciudadana (RC), y el empresario Daniel Noboa, de Acción Democrática Nacional (ADN).
Domingo 15 de octubre de 2023 (Télam). Ecuador vota este domingo para decidir si será Luisa González, de la correísta Revolución Ciudadana (RC), o el empresario Daniel Noboa, de Acción Democrática Nacional (ADN), quien complete el mandato del presidente Guillermo Lasso y, consecuentemente, intente encauzar al país en los 18 meses que gobernará, lapso en el que deberá hacer frente a una inusitada inseguridad y a un complejo cuadro socio-económico.
Se trata de una segunda vuelta; circunstancia a la que Ecuador está acostumbrado -hubo balotaje en casi todas las últimas renovaciones de mandato- pero, a la vez, inaugura un mecanismo inédito: nunca antes había sido utilizada la llamada «muerte cruzada» con la que Lasso esquivó su destitución al disolver el Congreso, aunque obligó a elecciones y, en este caso, a un balotaje.
González y Noboa ganaron la chance de estar en la compulsa de este domingo después de haber sido primera y segunda, respectivamente, en los comicios de agosto, delante de otros seis candidatos.
El 20 de agosto fueron 4,2 millones los ecuatorianos que eligieron otras opciones y otro millón el que sufragó en blanco o anuló el voto. También en busca de esos votos fueron los candidatos
Al ganador le tocará intentar bajar los tremendos índices de violencia y fortalecer la seguridad, mejorar las condiciones sociales y económicas del país, de modo de frenar la creciente emigración, y, además, dejar las bases para un próximo mandato, ya de cinco años, quizás de uno de ellos si decide buscar la reelección en 2025.
Abogada, economista, González tiene 45 años y es la candidata de RC, la fuerza que orienta desde Bélgica el expresidente Rafael Correa, a quien la postulante ya anunció como su asesor. Si gana, será la primera mujer en llegar a la jefatura del Estado a través del voto.
Noboa, empresario de apenas 35 años, hijo del hombre más rico del país, encabeza la fórmula de ADN, una alianza de fuerzas menores que le ofreció el sello que le permitió intentar mostrarse como una figura nueva, aunque era legislador hasta la disolución de la Asamblea Nacional (AN). Si se impone, será el mandatario más joven en la historia del país.
Llegan a la pulseada de este domingo después de una campaña muy breve, que los obligó a poner el énfasis en el llamado «voto joven» -que representa casi un cuarto del padrón- en los indecisos -muchos, que las encuestas mostraron hasta el inicio de la última semana- y en los centros urbanos, porque el 75% de la población vive en ciudades.
«No es una elección cualquiera. En esta elección nos jugamos la vida», dijo en el último acto de esta semana González. A los tres ejes recurrentes de su campaña para la primera vuelta – seguridad, trabajo y bienestar- sumó ahora la idea de la necesidad de unidad del pueblo.
Noboa, que repite en sus discursos la idea de que representa «una nueva generación», se dirigió claramente a ese público en su cierre: «La juventud hoy en día tiene voz y tiene voto, y los grupos desatendidos también importan y deberían ser tomados en cuenta por el Gobierno central, que ha dejado abandonado a su pueblo en los últimos años».
El 20 de agosto fueron 4,2 millones los ecuatorianos que eligieron otras opciones y otro millón el que sufragó en blanco o anuló el voto. También en busca de esos votos fueron los candidatos.
De los respaldos que sumaron otros candidatos, resulta central qué hará el 16% de se inclinó por Cristian Zurita -reemplazante del asesinado candidato Fernando Villavicencio- y el Movimiento Construye, y el 15% que acompañó a Jan Topic y Juntos Triunfaremos.
Otro punto clave será el rol de la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), que en lo formal dio libertad de acción a sus afiliados. El voto indígena representa entre el 7% y el 10% del padrón y si antes estuvo lejos del correísmo, durante las últimas semanas de esta campaña hubo señales de acercamiento.
Si la campaña previa a la primera vuelta estuvo marcada por la violencia, las amenazas, los atentados a candidatos y los motines en las cárceles, con el pico de gravedad en el crimen de Villavicencio tras un acto en Quito, las semanas previas a esta segunda vuelta también se vivieron en idéntico clima de terror.
González y Noboa estuvieron con chalecos antibalas y excesivamente protegidos por militares en sus apariciones públicas, fue asesinado un fiscal y secuestrada una exalcaldesa y varios de los sicarios que mataron a Villavicencio aparecieron ejecutados en la cárcel de Guayas I, donde estaban detenidos.
Es que Ecuador, que tiene su frontera terrestre compartida con Perú y Colombia -los dos principales productores de cocaína a nivel mundial-, se convirtió en los últimos años en una base de operaciones de carteles de droga extranjeros y locales que imponen un régimen de terror con matanzas, secuestros y extorsiones.
A la violencia se suma una crisis institucional que tiene al país sin Congreso desde hace tres meses, con una pobreza del 27% de la población en una economía dolarizada y con un cuarto de la ciudadanía con trabajos informales o desempleado.
La política de seguridad a poner en marcha se convirtió entonces en un eje de campaña y dejó en segundo plano las propuestas económicas.
Las primeras encuestas mostraron ventaja para Noboa, quizás por el respaldo que recibió de la mayoría de los candidatos que quedaron fuera del balotaje, pero los últimos relevamientos registraron una fuerte suba de González, al punto que algunas consultoras hablaron de empate técnico, aún con una cifra de indecisos que podría volcar la cuestión.
El clima de violencia y la crisis económica son hoy los grandes temas en Ecuador.
Este domingo deberán repetir la elección de asambleístas los ecuatorianos residentes en el exterior, después de los problemas en el sistema que atravesaron en agosto y que obligó a montar un nuevo operativo, esta vez presencial. Se definirán entonces un par de bancas legislativas.
Para esa futura AN, que acompañará la gestión del triunfador, el correísmo ya se aseguró una bancada que no es mayoría pero es notoriamente la mayor: alrededor de 50 plazas de las 137 del Legislativo.
Detrás, el Movimiento Construye logró 28 plazas, ADN 13 y los socialcristianos 14, por ejemplo.
Pero aquella decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) de anular la votación en el exterior y repetirla para asambleístas tendrá impacto directo en la asunción de quien gane este domingo: aunque en un primer momento se especuló con una jura hacia fines de noviembre (se habló del 23), ahora se estima que González o Noboa se harán cargo del Palacio de Carondelet a mediados de diciembre.
De hecho, hay apenas dos fechas resueltas: el 8 de diciembre recibirán sus credenciales los futuros asambleístas y el 11 los integrantes del binomio que triunfe este domingo.
En lo formal, son 13,4 millones los habilitados para votar entre las 7 y las 17 (las 9 y las 19 de Argentina), en medio de un operativo de seguridad que repetirá en buena medida el esquema del 20 de agosto.
Novoa, joven político, hijo de un magnate

Especialista en Administración con una maestría en Comunicación, el candidato a la presidencia de Ecuador por Acción Democrática Nacional (ADN), Daniel Noboa, se jugará este domingo la chance de ser el mandatario más joven en la historia del país, una posibilidad que depende, en parte, de si logra aglutinar a los sectores que rechazan al correísmo y de que su discurso “hacia el futuro” haya prendido en la ciudadanía.
La idea de “un nuevo Ecuador” y de que representa “una nueva generación” se repitió durante la campaña en discursos y mensajes en redes de Noboa, de apenas 35 años.
Hijo de quien es considerado el hombre más rico del país -Álvaro Noboa, magnate bananero con ramificaciones en varias áreas y cinco veces candidato a la presidencia- Noboa ganó el derecho de estar en la segunda vuelta tras aparecer como sorpresa detrás de la correísta Luisa González en los comicios de agosto.
Hasta entonces, las encuestas lo mostraban tercero, cuarto y hasta quinto, pero varios analistas dijeron que su desempeño en el debate televisado entre candidatos previo a la primera vuelta lo había catapultado.
No pocos consultores destacaron, además, que le sumó al postulante de ADN no centrar sus ataques en Revolución Ciudadana (RC), ponerse por fuera de la discusión correísmo-anticorreísmo, aunque hizo eje de su actividad proselitista con los lemas “no volvamos al pasado” y “sin corrupción la plata alcanza”.
En su cuenta de la red X, Noboa se declara “fundador de ADN”, pero se refiere a una fundación que maneja y no a la alianza entre Pueblo, Igualdad y Democracia (PID) y Mover que lo lleva en el primer lugar de la fórmula, escoltado por Verónica Abad.
Los títulos académicos del candidato son todos de casas de estudios de Estados Unidos: es administrador de negocios de la Universidad de Nueva York, máster en el área de la Kellogg School of Management, máster en Administración Pública de la Universidad de Harvard y tiene una maestría en Comunicación Política y Gobernanza Estratégica de la Universidad George Washington.
Hincha del Emelec, nacido en Miami, su página personal dice que presidió en la Asamblea Nacional la Comisión de Desarrollo Económico, «una de las más destacadas en cuanto a eficiencia, transparencia y consenso, según datos oficiales».
Estuvo casado, tuvo una hija, se separó y volvió a casarse años después con una influencer, Ángela Lavinia Valbonesi, especialista en nutrición y coach, con miles de seguidores en las redes. Con ella Noboa tiene otro hijo.
Todos los sitios que cuentan de la vida del candidato reseñan que a los 18 años Daniel Roy-Gilchrist Noboa Azin -tal su nombre completo- fundó su primera propia empresa, DNA Entertainment Group, dedicada a la organización de eventos. Años después ingresó al grupo familiar, Corporación Noboa.
En el video con el que anunció su candidatura afirmó: «Ecuador necesita cambiar la manera de dirigir el país. De afrontar los retos que dificultan el crecimiento y la seguridad de los ciudadanos».
Antes, protagonizó una suerte de blooper digital con su padre: apenas el presidente Guillermo Lasso dispuso la “muerte cruzada” (disolución de la Asamblea Nacional y llamado a comicios), Álvaro Noboa anunció su candidatura a través de un video. Apenas un día después, Daniel Noboa hizo lo mismo y los dos videos convivieron unas horas hasta que su padre bajó su publicación.
Noboa, que ya anunció que si gana buscará su reelección en 2025, dedica una hora cada mañana a trotar y a hacer pesas.
Aunque buscó a menudo presentarse como alguien llegado “desde afuera” de la política, su condición de hijo del dueño del emporio empresario más grande del país y la banca que ocupó en la AN ente 2021 y este año desdibujan esa pretensión.
Este domingo verá si logra cumplir el deseo de su padre: entrar al Palacio de Carondelet, sede del Ejecutivo, como mandatario elegido por los ecuatorianos.
González, ex funcionaria de Correa

Abogada y economista, la candidata a la presidencia de Ecuador por Revolución Ciudadana (RC), Luisa González, buscará este domingo convertirse en la primera mujer en alcanzar la jefatura del Estado del país a través del voto popular, para lo que deberá romper el techo de “voto duro” del correísmo que pronosticaron durante semanas encuestas y analistas.
González, de 45 años, ganó la primera vuelta de agosto con un porcentaje de sufragios que nunca había logrado una mujer en Ecuador, pero el domingo debe revalidar esos respaldos y, más aún, hacerlos crecer, para llegar al Palacio de Carondelet.
Exasambleísta con varios cargos públicos durante la presidencia de Rafael Correa -su mentor y, según anunció la postulante, futuro asesor si gana- González nació en Quito pero es residente en Manabí.
Además de haber cursado Derecho, la candidata tiene una maestría en Economía Internacional y Desarrollo de la Universidad Complutense de Madrid.
Con pasado en el Partido Social Cristiano (PSC), por el que fue candidata a la Asamblea Nacional (AN, Parlamento) en 2007, González se sumó luego al correísmo hasta convertirse en una de las dirigentes más cercanas al entonces mandatario.
En 2021, ganó una banca legislativa por Manabí en nombre de Unión por la Esperanza, la alianza que hegemonizaba RC, y después de que el presidente Guillermo Lasso disolviera el Parlamento y convocara elecciones adelantadas, el 10 de junio fue elegida candidata presidencial ante el rechazo del exvice Jorge Glas a esa postulación.
Madre de dos hijos, fanática del ciclismo, González tiene como compañero de fórmula al también economista Andrés Arauz, candidato de la fuerza en 2021 y derrotado por Lasso en el balotaje.
Además de ser la única mujer al frente de un binomio en agosto, fue también la única candidata perteneciente a la fuerza que representó, porque los otros siete postulantes fueron con sellos de alianzas o partidos en los que no militaban.
González basó su campaña en tres ejes recurrentes: seguridad, trabajo y bienestar, y en su plataforma detalla sus planes para cada una de esas áreas. Después de la primera vuelta, sumó un concepto que repitió en cada aparición: la necesidad de la unidad del pueblo.
“Esta no es una elección más ¡Es hora de restaurar UN GOBIERNO PARA TODOS! Nos jugamos la protección, bienestar y vida de la mayoría de ecuatorianos”, escribió hace días en su cuenta de la red X (antes Twitter).
Y ya sobre el cierre de campaña volvió a poner el eje en su condición de mujer, con un video en X, que acompañó con este texto: “Las niñas y mujeres de todo el mundo enfrentamos desafíos, pero somos increíblemente fuertes y valientes. Nuestra misión es romper los techos de cristal y allanar el camino para las futuras generaciones. Seguiremos luchando por nuestros sueños y por igualdad de oportunidades”.
Aunque en un primer momento se negó a extremar las medidas de seguridad, aún en medio de la inusitada violencia que atravesó la campaña, durante la cual fue asesinado el postulante Fernando Villavicencio, algunas versiones sobre planes de atentar contra su vida la hicieron cambiar de parecer y empezó a usar chaleco antibalas.
González es católica practicante y se opone al aborto, pero se declara feminista y progresista. Entre sus varios tatuajes, uno en su espalda representa un salmo.
Su perfil en el sitio de la AN, todavía cargado aunque la Legislatura haya sido disuelta, la define como comprometida «con la justicia social y la defensa de los derechos humanos».
En un posteo en Facebook contó que empieza cada día con un rezo, un llamado a su madre y un café sin azúcar.
Y hace días presentó en la red X a sus “hijos perrunos”, los pitbulls Wanda y Bruno. “Nunca logré sacarlos de mi cama”, contó. Y eso explica su autodefinición de “madre, animalista y deportista» que usa en la misma red.
Ecuador ya tuvo una presidenta mujer: fue Rosalía Arteaga, que gobernó apenas seis días en febrero de 1997, cuando los ecuatorianos cambiaban frecuentemente de mandatario. González se juega la chance de entrar a Carondelet como la primera mujer en ganar elecciones.
