«Soy Canillita, gran personaje, con poca guita y muy mal traje; sigo travieso, desfachatado, chusco y travieso, gran descarado; soy embustero, soy vivaracho, y aunque cuentero no mal muchacho. Son mis amigos Pulga y Gorrita, Panchito Pugos, Chumbo y Bolita y con ellos y otros varios, mañana y tarde pregonando los diarios cruzo la calle y en cafés y bares le encajo a los marchantes diarios a mares. Me tienen gran estrilo los naranjeros pues en cuanto los filo, los caloteo; y a los botones les doy yo más trabajo que los ladrones. A mí no hay quien me corra yo le garanto. Deshago una camorra con tres sopapos y al más manate le dejo las narices como un tomate. Muy mal considerado por mucha gente soy bueno, soy honrado no soy pillete y para un diario soy un elemento muy necesario». Canillita, de Florencio Sánchez.
Martes 7 de noviembre de 2023. Hoy, 7 de noviembre, Argentina celebra el Día del Canillita, una fecha que honra a esos incansables trabajadores de las madrugadas que voceaban los diarios recién salidos en las esquinas de casi todas las ciudades del país, en su imagen más icónica. También, los emplazados en los kioscos metálicos donde venden diarios y revistas, sobre las veredas, como aquellos que reparten los diarios desde las plantas editoriales a los puntos de ventas celebran su día.
Los canillitas fueron, antes de la revolución de internet y de las redes sociales digitales, los guardianes de la información en nuestras calles, los garantes de la circulación y democratización de la información en las calles, con la trascendencia que solo una ley que les garantiza un día de reconocimiento, y no laborable: por eso, el 7 de noviembre día del canillita, es una de las cinco fechas en que no se imprimen los diarios en la Argentina: el 1 de enero, el Viernes Santo, el 1 de mayo, el 7 de noviembre y el 25 de diciembre, las empresas editoriales no publican sus diarios y por ende, son días de descanso para el sector.
Pero más allá de diarios y revistas, con las historias que traen consigo, el Día del Canillita es una oportunidad para reconocer y valorar la labor de estos hombres y mujeres que fueron fundamentales en la vitalidad de la sociedad. Los canillitas son testigos de la vida en las calles, de las sonrisas y preocupaciones de quienes los rodean. Por décadas, en el compromiso ahora suplido por la era digital, mantuvieron la tarea de informar, sin importar el clima, para garantizar loa llegada de las noticias frescas, a modo de vínculo entre la prensa y el público, como un puente de comunicación que perdura a lo largo de los años.
La obra «Canillita», de Florencio Sánchez, inspiró esta celebración. La historia de un niño que lucha por ganarse la vida vendiendo periódicos en las calles de Montevideo refleja la dedicación y la perseverancia que caracterizan a los canillitas. A través de esta obra, Florencio Sánchez recordó la importancia de valorar el trabajo honrado y el esfuerzo constante de aquellos que luchan por su sustento.
Los canillitas son una parte fundamental en la historia de los pueblos de estas latitudes. Fueron testigos de momentos de alegría y de tristeza, de triunfos y derrotas, brindando junto a la información, un gesto amable, una conversación rápida, y a veces, una mirada social más completa, como resumen de sus interacciones con distintos sectores de la sociedad.
Cada 7 de noviembre, se celebra en todo el país el Día del Canillita. El origen de esta jornada dedicada a homenajear a los vendedores de diarios y revistas se remonta a la ciudad de Buenos Aires y al periodista y dramaturgo Florencio Sánchez, autor de la obra de teatro rioplatense “Canillita”. Perseguido en Uruguay por sus ideas políticas (era anarquista) Florencio Sánchez viajó a Argentina y allí, Inspirado por el ambiente periodístico, en sus ratos libres escribió una pequeña pieza teatral, cuyo personaje era un niño vendedor de diarios. La tituló «Canillita», conmovido por las piernas flacas de los diarieros rosarinos. Pero también, porque en invierno los veía con las narices chorreando como una canilla.

Sánchez murió el 7 de noviembre de 1910, a sus 35 años, por una neumonía. En 1947, 37 años después, se instauró la fecha en su homenaje.
El término canillita viene del latín canella, diminutivo de canna que quiere decir caña. En lunfardo, canilla es el hueso largo de las piernas y, por ende, a las piernas flacas se les dice canillitas.
Esta palabra se asocia a los primeros vendedores callejeros de diarios, porque estos eran niños o adolescentes que entre fines del Siglo XIX y principios del Siglo XX acostumbraban a usar pantalones cortos y lucían sus “canillitas”. Con los años, el concepto se aplica a los vendedores de diarios de todas las edades, que pasaron de ser ambulantes a instalarse en puestos fijos callejeros.
¿Cómo surgieron los canillitas? Según el diario Tribuna, “en enero de 1868 tras la fundación del diario La República en la ciudad de Buenos Aires, a los propietarios, Manuel Bilbao y José Alejandro Bernheim, se les ocurrió que la venta de cada ejemplar se podía hacer a través de jóvenes que se pararan en las calles y en esquinas estratégicas de la ciudad, tal como ocurría en otras ciudades del mundo. El costo de esto para los propietarios del diario era mucho menor que pagarle al correo y al mismo tiempo acortaba el tiempo de espera de los lectores”. “Esa forma de vender ejemplares por parte de los niños fue la gran novedad porque antes de ese momento los diarios se comercializaban sólo por correo, por suscripción o comprándolos directamente en el lugar de la impresión”, sostiene Clarín.
En este contexto, La Izquierda Diario concluye que el oficio del canillita surge como una de las tantas formas de explotación infantil que las empresas, en este caso de diarios, aprovechaban para abaratar costos. El contexto era de mucha pobreza y desempleo en el país y los niños colaboraban así con los ingresos de sus familias.
¿De qué se trata la obra de teatro “Canillita”? Según el diario Tribuna “el periodista y dramaturgo Florencio Sánchez radicado en la capital observaba cada jornada a niños y jóvenes vendiendo diarios en las calles. Una mañana notó que uno de los vendedores que veía habitualmente llevaba unos pantalones que le quedaban cortos y se le veían sus piernas flacas. Fue en ese momento que decidió nombrar a su reciente obra terminada ‘Canillita’. Desde ese momento, se popularizó el término para los repartidores de diarios”.
De acuerdo a Clarín, en Rosario, “el 1° de enero de 1898 comenzó la distribución del diario La República, creado por el senador, escritor y abogado, Lisandro de la Torre. (…) La aparición del diario fue celebrada y se convirtió en un acontecimiento. Un grupo de niños irrumpió las avenidas rosarinas, llevando los ejemplares bajo el brazo al grito de ¡La República a medio peso! (…). Florencio Sánchez, era un periodista y dramaturgo nacido en Uruguay, que tenía 23 años y una militancia anarquista cuando se convirtió en jefe de Redacción de La República”.
La obra que da origen a esta efeméride fue escrita en Rosario. El personaje de Canillita es un adolescente apodado de esa manera, que trabaja para colaborar con su madre y su hermano menor. La historia transcurre en conventillos. La familia sufre el acoso y el maltrato del padre. «¿Mi padre?… ¡Si se afeita!… ¡Mi padre, un atorrante que vive de la ufa!… ¡Mi padre un sinvergüenza que se hace mantener por mí y por ella y hasta por esa criatura que apenas camina», sostiene en el texto el propio Canillita.
La obra breve de un solo acto, muestra a través de Canillita a la juventud y a la niñez pobre de la época, que vivía expuesta a todo tipo de violencias: machista y física (eran permanentemente castigados físicamente), a la explotación laboral y a la persecución policial que detenía niños en la calle por cualquier cosa.
Sobre Florencio Sánchez
Florencio Sánchez nació el 17 de enero de 1875 en Montevideo. Según IProfesional, «a los 16 años inició una carrera prominente dentro del periodismo que lo llevó a buscar nuevos rumbos en la Argentina. En 1892 se instaló en La Plata, donde comenzó a escribir obras de teatro. En 1902, se mudó a Rosario para trabajar como redactor en el diario La República. (No el diario de Bilbao y Bernheim, sino uno fundado por Lisandro de la Torre).
Según la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, «¡Ladrones!» fue la primera obra dramática de Florencio Sánchez estrenada en un círculo anarquista de Montevideo ante un público libertario. La crítica la ha presentado como un borrador o esbozo de lo que luego fue Canillita, estrenada en Rosario en 1902 y reestrenada -con ligeros cambios- en Buenos Aires dos años más tarde.
El 4 de enero de 1904, aparece «Canillita» en Buenos Aires. Anunciada como «sainete en un acto», la interpreta en el Comedia la compañía de Gerónimo Podestá. De su estreno en Buenos Aires -el inmediato a «M´hijo el dotor» dijo «La Nación»: «Florencio Sánchez supo ser Florencio Sánchez».
Juan Pablo Echagüe juzgó a la pieza como superior a la anterior: «No hay una sola pieza en el teatro nacional compatible con ésta», y agregó: «Si Florencio Sánchez sólo hubiera escrito esta obra, ella le bastaría para destacarse a la vanguardia de los dramaturgos nacionales».
La ingenuidad de este texto sencillo escrito por Florencio Sánchez para su sainete de tres actos bautizó para toda la vida a un entrañable personaje urbano que con el paso de los años se transformó en el kiosquero o en el vendedor de diarios, en el diariero.
Fragmento de “Canillita”
Soy Canillita,
gran personaje,
con poca guita
y muy mal traje;
sigo travieso,
desfachatado,
chusco y travieso,
gran descarado;
soy embustero,
soy vivaracho,
y aunque cuentero
no mal muchacho.
Son mis amigos
Pulga y Gorrita,
Panchito Pugos,
Chumbo y Bolita
y con ellos
y otros varios
mañana y tarde
pregonando los diarios
cruzo la calle
y en cafés y bares
le encajo a los marchantes
diarios a mares.
Me tienen gran estrilo
los naranjeros
pues en cuanto los filo
los caloteo;
y a los botones
les doy yo más trabajo
que los ladrones.
A mí no hay quien me corra
yo le garanto.
Deshago una camorra
con tres sopapos
y al más manate
le dejo las narices
como un tomate.
Muy mal considerado
por mucha gente
soy bueno, soy honrado
no soy pillete
y para un diario
soy un elemento
muy necesario.
