Zagallo es el único tetracampeón mundial de Fútbol: falleció en la noche del viernes a los 92 años. El alemán Beckenbauer, en tanto, murió este domingo a los 78 años. Son dos leyendas del fútbol mundial. Ambos -junto al francés Didier Deschamps (1998 y 2018)- son los únicos que ganaron el Mundial como futbolista y técnico.
Lunes 8 de enero de 2024 (Página 12). El brasileño Mário Lobo Zagallo, único tetracampeón mundial de fútbol, falleció en la noche del viernes a los 92 años debido a una insuficiencia orgánica múltiple, según informó el hospital Barra D’Or de Río de Janeiro, donde fue tratado por una serie de problemas de salud en los últimos meses.
El «Viejo Lobo», como se lo apodaba, fue una máquina de hacer historia en el fútbol brasileño y mundial. No por nada es el único en ser parte de cuatro títulos mundiales: sumó dos como jugador (Suecia 1958 y Chile ’62), uno como entrenador (al frente del extraordinario equipo de México ’70) y otro como asistente técnico (en Estados Unidos ’94).
«Mario Jorge Lobo Zagallo fue uno de los más grandes jugadores y entrenadores de fútbol de todos los tiempos, un gran ganador y símbolo de amor por la selección brasileña y por Brasil», destacó Lula da Silva en una publicación en la red social X.
El presidente de Brasil decretó tres días de luto nacional en honor a Zagallo, cuyos restos fueron velados durante la jornada de ayer en la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) en Río de Janeiro y hoy serán enterrados en el cementerio de Sao Joao Batista, en el barrio de Botafogo.
«Valiente, dedicado, apasionado y supersticioso, Zagallo fue un ejemplo de brasileño que nunca se rindió. Es esta lección y espíritu de cariño, amor, entrega y superación la que deja para todo nuestro país y para el fútbol mundial», cerró Lula su comentario.

Como futbolista, Zagallo se desempeñó por la banda izquierda, sobre todo de extremo. Jugó en Flamengo y Botafogo pero su salto a la fama fue con su Selección. Fue uno de los cuatro de ataque del Brasil campeón del ’58 junto a nenes como Garrincha, Vavá y Pelé; cuarteto que se repitió casi idéntico en la consagración del ’62, a excepción de O Rei -lesionado al principio del certamen y reemplazado por Amarildo. Zagallo jugó todos los partidos (y todos los minutos) en ambas Copas, totalizando 12 partidos, dos goles y cinco asistencias a nivel mundial. Uno de sus gritos fue en la final del ’58, contra Suecia.
Contra la Argentina jugó sólo un partido: el choque de vuelta de la Copa Roca de 1963, que terminó con triunfo brasileño por 5 a 2. Pelé se lució aquella vez con tres goles y dos asistencias, mientras que Amarildo metió el doblete restante. Por la Selección, que había ganado la ida 3 a 2, anotaron Enrique «Nene» Fernández (Rosario Central) y Mario Rodríguez Varela (Independiente).
Una vez retirado, el Viejo Lobo dirigió a Brasil en los Mundiales de 1970 y 1974. En el primero, al frente del, para muchos muchos, mejor seleccionado de la historia, ganó todos los partidos y venció a Italia en la final. En el ’74, el cuarto puesto precipitó su salida.
Tras un periplo por el fútbol de su país y el asiático, volvió a la Verdeamarela pero como asistente de Carlos Alberto Parreira, para festejar en EEUU ’94. Luego tomó nuevamente los hilos y acarició otra consagración en Francia ’98, donde Brasil fue subcampeón tras perder la final contra los locales. Su marca como DT de los suyos es notable: 89 triunfos, 24 empates y 11 derrotas.
El repuesto presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Ednaldo Rodrigues, decretó luto oficial de siete días en la institución. «La CBF y el fútbol brasileño lamentan la muerte de una de sus mayores leyendas, Mário Zagallo. La CBF presta solidaridad a sus familiares y fans en este momento de pesar por la partida de un ídolo de nuestro fútbol», afirmó. Mientras, la Confederación Sudamericana de Fútbol también lamentó el fallecimiento de la «leyenda del fútbol y único tetracampeón», en una publicación en X.
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Beckenbauer, leyenda alemana del fútbol mundial
Campeón mundial como jugador y director técnico, su nombre está vinculado con las máximas estrellas del fútbol de todos los tiempos. «Falleció pacíficamente mientras dormía», informó su familia a través de un comunicado.

Lunes 8 de enero de 2024 (Télam). La leyenda alemana Franz Beckenbauer, campeón mundial de fútbol como jugador y director técnico con el seleccionado de su país, falleció a los 78 años, informó este lunes su familia en un comunicado.
Con profunda tristeza anunciamos que mi esposo y nuestro padre, Franz Beckenbauer, falleció pacíficamente mientras dormía ayer domingo, rodeado de su familia. Les pedimos que puedan llorar en silencio y abstenerse de hacer preguntas”, fue el mensaje emitido por la familia.
El «Kaiser» atravesaba un deterioro de salud «significativo», según reflejaron los medios periodísticos de su país en el último tiempo. Su partida se produce 48 horas después de la muerte de otra gloria del fútbol planetario: el brasileño Mario Zagallo, único tetracampeón mundial en la historia.
En el panteón de los grandes del fútbol, Beckenbauer emerge como una de las figuras más trascedentes del Siglo XX, con un legado que abarca décadas de contribuciones tanto como futbolista de élite como estratega magistral.
Nacido el 11 de septiembre de 1945 en Múnich, Beckenbauer forjó su destino en el deporte rey desde temprana edad. Su ascenso comenzó en el Bayern Múnich, donde, a mediados de la década de 1960, se consolidó como uno de los defensores más destacados de su generación.
Por visión táctica, elegancia en el juego y capacidad para liderar desde la línea de fondo, Beckenbauer se ganó el mote de «Kaiser» (Emperador), una referencia que años después adquirió Daniel Passarella en el fútbol argentino. En su tiempo con el Bayern, conquistó tres títulos de la Bundesliga y tres Copas de Europa consecutivas (1974, 1975 y 1976), lo que marcó una huella imborrable en la historia del gigante del fútbol alemán.
Pero el momento de máxima gloria en su carrera de jugador le llegó en la Copa del Mundo de la FIFA 1974, siendo capitán de la selección alemana. En su propio país, Beckenbauer lideró al Die Mannschaft hacia la victoria, segunda de la historia tras la conseguida en Suiza ’54. En la final disputada en el Estadio Olímpico de Múnich, Alemania le ganó a la «Naranja Mecánica» de Johan Cruyff y coronó un título en el que Beckenbauer tuvo una destacada influencia en la cancha, tanto en su función como defensor sólido como líder indiscutible de un equipo que también incluía a figuras de la talla de Gerd Müller.
La versatilidad de Beckenbauer le permitió jugar en diferentes puestos de la cancha, hasta despeñarse como clásico número 10. En 1977, después de una larga trayectoria en el Bayern, dio el salto al fútbol estadounidense para unirse a los New York Cosmos de la North American Soccer League (NASL).
Su llegada no solo marcó un hito para el fútbol en Estados Unidos, sino que también consolidó su estatus como embajador global del deporte.
A lo largo de su carrera, acumuló premios individuales que subrayan su excelencia en el deporte, incluyendo el Balón de Oro (1972 y 1976) y cuatro veces el título de Mejor Futbolista Alemán del Año (1966, 1968, 1974 y 1976).
En el ’66 fue también elegido el mejor futbolista del Mundial de Inglaterra e integró el XI ideal como también en México ’70 y Alemania ’74.
Tras su retiro como jugador en Estados Unidos, luego de un paso por Hamburgo, Beckenbauer desarrolló una exitosa carrera como entrenador, siempre apoyado en su cualidad innata de líder. Comenzó sin experiencia en el seleccionado nacional y lo llevó hasta la final del Mundial México ’86, que perdió ante la Argentina de Diego Maradona y Carlos Bilardo.
Ese mérito lo mantuvo en el cargo hasta la siguiente cita en Italia ’90, en la que se cobró revancha ante Argentina, aportando la tercera estrella mundial para el fútbol germano.
Dirigió también al Olympique de Marsella y naturalmente al Bayern Múnich, con el que ganó la Bundesliga 1994 y la Copa de la UEFA dos años más tarde. Su capacidad para gestionar equipos y adaptarse a las circunstancias tácticas le granjeó reconocimiento en la élite del fútbol europeo.
Además de sus éxitos en el banco de suplentes, Beckenbauer desempeñó un papel destacado en la organización de eventos futbolísticos de renombre. Fue nombrado presidente honorario del Bayern y titular del Comité Organizador de la Copa Mundial de la FIFA 2006 en Alemania.
En el día de su partida, la comunidad futbolística rinde homenaje a un gigante del fútbol mundial, que dejó una huella imborrable en la historia del fútbol mundial y cuyo legado perdurará como inspiración de generaciones futuras.
