El subsecretario de Asuntos Yerbateros de Misiones, Julio Petterson, advirtió sobre los riesgos de la desregulación del mercado de la yerba mate que impulsó el presidente Javier Milei. “Traerá beneficios a la industria y perjuicios a los productores locales”, expresó para recordar, en ese sentido, a los sombríos años 90. También dijo que la importación afectará la calidad yerbatera argentina. La entrevista completa con Raquel Lukowiec y César Pecini, en Canal 4 Posadas.
Martes 2 de abril de 2024. El subsecretario de Asuntos Yerbateros de Misiones, Julio Petterson, expresó a Canal 4 Posadas su preocupación por la desregulación del mercado de la yerba mate, una medida que impulsó el presidente Javier Milei y que traerá consecuencias graves para los productores. El funcionario del Ministerio del Agro y la Producción de Misiones está preocupado por los beneficios para la industria y los perjuicios para los productores.
En esa línea, recordó los años 90, cuando la desregulación anterior condujo al empobrecimiento y la venta de tierras de los productores. Ante la deriva del mercado, donde la industria establece condiciones de pago desfavorables, Petterson está convencido que el riesgo de repetir la historia es muy alto y que los productores vuelvan a desprenderse de sus tierras a precios irrisorios. La importación masiva de yerba de Brasil y Paraguay sigue siendo un peligro latente, dijo, exacerbado por la posible comercialización de productos de baja calidad en el mercado local primero e internacional después, enviados desde la Argentina.
El futuro del Instituto Nacional de la Yerba Mate (Inym) parece incierto, con una posible reducción de su capacidad de control y promoción de calidad. La estampilla, antes destinada a iniciativas para mejorar la calidad y tecnificación del sector, podría quedar bajo el control exclusivo del Gobierno Nacional. Las cooperativas, fundamentales en la protección de los intereses de los productores, necesitan mantener su compromiso con la base agraria y resistir el avance de las grandes industrias.
En cuanto a la fijación de precios, Petterson no confía en la teoría del libre mercado y predice una concertación entre las grandes empresas para imponer precios tanto al consumidor como al productor. Esta concentración industrial podría conducir a un monopolio que amenaza el equilibrio del sector. En esa línea, Petterson insta a recordar las lecciones de la historia y a unirse en defensa de los intereses de los productores.
Por otro lado advierte también sobre la expansión descontrolada de las plantaciones con un mercado desregulado, con la posible adquisición masiva de tierras por parte de grandes inversores extranjeros que representan un peligro adicional para los productores locales. En este contexto, Petterson llamó a la unidad y la conciencia colectiva para enfrentar los desafíos venideros y proteger el futuro de la industria yerbatera.
Julio Petterson en Canal 4 Posadas
-Raquel Lukowiec: ¿A quién beneficia desregular el mercado yerbatero?
-Julio Petterson: A la industria. Esto es volver a los 90. Así lo hicieron con la Junta Reguladora de Yerba Mate a principio de los 90, Cavallo, Menem a nivel nacional; Puerta en Misiones, que nos llevaron a una desregulación del mercado yerbatero cuya consecuencia fue el empobrecimiento y la venta de las tierras de nuestros productores, para agonizar a fines de los 90, cuando se desató el tractorazo, donde todos los productores salimos a buscar algo que no sabíamos, solo sabíamos que queríamos vender nuestro producto y que nos paguen mejor; ahí nació el Instituto Nacional de la Yerba Mate(Inym). Hoy, después de 21 años, vuelve a pasar lo mismo.
-César Pecini: ¿Esto va a ser perjudicial para los productores?
Julio Petterson: Sin duda, porque hoy quedamos a la deriva del Dios mercado, a que la industria te diga “te puedo pagar tanto y de esta forma, o con esta condición”. A fines de los 90 terminamos vendiendo nuestra producción a 0,02 centavos, a cambio de vales de mercadería y de combustible; en estos días por ejemplo, estábamos vendiendo a 370 pesos de contado, con depósito en banco y cheque al día, y del lunes para acá ya cambiaron las reglas de juego, la forma de pago; si bien el precio sigue a 370 pesos, pero pagan a 30, 60 días, y algunos secaderos, hasta 90 días el plazo de pago para nuestros productores. Ponele que no bajen el precio y que no aumenten más que el precio actual, que ya está desactualizado: igual no cubre los costos de producción y si te tiran cheques a esa cantidad de días, la inflación te va a liquidar en el camino; lo poco que podrías haber ganado lo perdés para poder cobrar: la única que va a ganar en todo esto es la industria porque son los que imponen las fuerzas económicas sobre la necesidad de nuestra gente, de los trece mil productores y los 18 mil trabajadores que vivimos de esta actividad. ¿Qué productor puede aguantar sin cosechar su yerba dos meses? Pero la industria tiene un stock de ocho a nueve meses y, tranquilamente, mañana te pueden decir: “si no querés no traigas el producto”, si saben que en dos meses voy a ir más desesperado para poder venderles; y dentro de dos meses o tres meses les voy a decir que me paguen como puedan porque necesito comer, tengo que pagar la luz, el agua, el seguro, al personal. O sea que mientras más días se retrase por el libre mercado, la imposición va a ser más grande a favor de las industrias y en contra de los medianos productores.
-César Pecini: El otro gran peligro es la importación…
-Julio Petterson: Así es, en la época del macrismo llegaron a importar 38 millones de kilos de yerba de Brasil y Paraguay. En este momento, con gran trabajo del Gobierno de Misiones junto con el Instituto Nacional de la Yerba Mate cerramos el año pasado en 11 millones de kilos. La importación bajó muchísimo por la mala calidad y el gran problema que tiene Paraguay y Brasil, metal pesado, plomo, por lo que no pueden vender a Europa ni a Medio Oriente pero sí nos quieren vender a nosotros; con tal de stockearse de yerba, las industrias compran más barato a Paraguay, una yerba estacionada prácticamente un año o año y medio y la traen molida porque el Inym no puede revisar esas yerbas, solamente el Senasa, pero Nación está haciendo muy poco; de diciembre para acá ya entraron más de 2 millones de kilos con la libre importación. Esto nos puede complicar el sobre stock que pueden tener ellos. Hoy compran más barato, a 1,15 dólares, y nuestro producto les sale más caro, pero es producto de buena calidad. Con Uruguay y Chile perdimos mercado por mala calidad. ¿Qué pasaría si mañana empaquetan esa yerba excedida de plomo y benzopireno y mandan a Europa o al Medio Oriente donde son totalmente rigurosos en esas cuestiones? En Argentina estamos en 4 puntos cuando la tolerancia máxima es 6; Brasil tiene casi 9 y Paraguay está entre 9 y 8, algunos hasta 10 puntos: si esa yerba llega a Europa y Medio Oriente con marca argentina, van a decir “los argentinos nos estafaron con yerba de mala calidad, no les vamos a comprar más”. Se pierde la construcción y el trabajo de 20 años, se pierde el futuro de nuestra gente y de nuestros jóvenes con el afán de destruir un mercado.
-Raquel Lukowiec: ¿En qué va a quedar la estampilla, la cantidad de palo que puede tener la yerba mate y la calidad del producto?
-Julio Petterson: El Inym queda como desplumado; a partir de ahora va a funcionar a disposición de lo que quiera y disponga la industria; no la va a poder controlar, va a poder seguir haciendo promoción en el mundo pero sin control de calidad: pero la base de ser serios en el negocio no lo va a poder hacer. La estampilla va a ser un arca que va a estar disposición del Gobierno Nacional, va a dejar de estar a disposición del productor para brindar maquinaria, el plan de replantar yerba, los técnicos, el guinche, los carritos, la carrocería móvil, la tecnificación en la actividad yerbatera. Todo eso termina; acá el cien por ciento de la estampilla va a estar a disposición del Gobierno Nacional para que usen ese dinero y aumenten el valor de la estampilla cuando lo consideren necesario. Hoy, los doce directores del Inym, decidían dónde ponían esa plata: si en publicidad, en hacer ferias en el mundo, en tecnificación y modernización de los campos. Hoy se termina todo esto.
-César Pecini: ¿Qué papel van a cumplir las cooperativas?
-Julio Petterson: Las cooperativas deben cumplir un rol más que fundamental; el problema es que muchas de nuestras cooperativas por ahí se creen industrias más que cooperativas de productores y acá vamos a tener que trabajar entre todos. Que no se olviden los presidentes y gerentes de esas cooperativas que atrás suyo hay productores que pusieron trabajo, esfuerzo y sudor para crear esa industria, que si bien es una industria, es del mismo productor. Y va a tener que ser el sustento en este tiempo para ver de qué manera salir a enfrentar a la industria. Son tres o cuatro grandes industriales los que compran el 60 por ciento de la producción nacional, y atrás de eso tenemos una gran diversidad de cooperativas que deben ser serias y no olvidarse que atrás de ellos están los productores, que deben trabajar por ellos y por el bienestar de nuestros productores, y hoy son las más grandes en Misiones en la cuestión de procesamiento de canchada. Desde el Gobierno de la Provincia se está trabajando en una herramienta paralela, con un proyecto de ley, de crear el Instituto Provincial de la Yerba Mate, que ante esta problemática que se vino, Carlos Rovira presentó un proyecto de ley que va a funcionar y a hacer lo que venía haciendo el Inym, y va a mejorar todo lo que faltaba. Y que este instituto provincial trabaje en paralelo al Inym que hoy está bastante descubierto. Creo que tenemos la potestad de hacerlo tranquilamente porque producimos el 88 por ciento de la yerba mate a nivel nacional, y tranquilamente podemos imponer precios desde nuestro instituto, para nuestra provincia y para nuestra gente.
-Raquel Lukowiec: Algunos optimistas mencionaban que la medida del Gobierno nacional puede hacer que bajen los precios en góndola y que se le pague bien al productor. Por otro lado, quienes son más entendidos en el tema señalan que a partir de ahora se pueden poner de acuerdo las tres o cuatro empresas que manejan la mayoría de las marcas que se ven en góndola y van a establecer los precios que se le va a cobrar a la gente y no va a haber esa cuestión de oferta y demanda. En tu experiencia y conocimiento, ¿qué es lo más factible que pase?
-Julio Petterson: Lo que va a pasar es que las cuatro empresas grandes se comuniquen y que establezcan el precio que le van a vender al consumidor y lo que le van a pagar al productor, y a esta forma de pago. Es más fácil juntar a cuatro grandes industrias que a 13 mil productores. Lamentablemente la necesidad del productor va a hacer que juegue a la disposición de cuatro grandes industriales que son los que manejan el grueso de la actividad yerbatera. Yo no creo en el “dios mercado”, yo no creo en la libre oferta, porque si funcionara así, en los 90 tendríamos que haber sido millonarios y no pobres y miserables.
-César Pecini: ¿O sea que vamos a un monopolio de cuatro industrias?
-Julio Petterson: Exactamente, vamos en ese camino, y estamos con el espejo en frente y aparentemente no nos queremos dar cuenta de eso. Le digo la verdad, a mí me duele escuchar a productores grandes que vivieron y padecieron en la época de los 90 y no sé si les agarró alzheimer o simplemente no quieren abrir los ojos para ver la realidad de lo que se va a venir. Me duele porque en todo esto está en juego el futuro de nuestra gente, de nuestra juventud, de nuestras chacras, de nuestra provincia. Una industria no te va a venir a decir “te voy a pagar más por bueno”, ellos van a poner el precio, si nosotros queremos vender vendemos, y si no podemos regalamos.
-Raquel Lukowiec: Gracias Julio por esta comunicación.
-Julio Petterson: Gracias a ustedes. Y aprovecho para invitar a todos los productores a que no se olviden que en la época de los 90 la pasamos mal. Sentá a tu hijo, a tu nieto, contale la realidad, la verdad, porque acá es necesario que estemos todos juntos en el mismo barco para seguir luchando. Seguro que hay cosas que mejorar, pero no podemos negar que el Inym trajo un cambio de realidad y de paradigma en nuestra provincia.
-César Pecini: ¿Qué va a pasar con las plantaciones, también hay peligro en ese aspecto?
-Julio Petterson: Está totalmente habilitado que la industria plante dos, tres mil hectáreas y que mañana venga un tenista, un futbolista o un gran inversor de afuera y compre cinco, seis mil hectáreas y empiecen a plantar y quiten espacio de trabajo y producción a nuestra gente. ¿Cuánto puede plantar un productor hoy? Dos, tres y hasta cinco hectáreas, que me cabe duda que lo pueda hacer un productor que tiene cien hectáreas de yerba, pero un mega industrial o un gran inversionista de afuera sí lo pueda hacer. En este momento está todo dado para que la industria se junte en grandes monopolios y salgan a plantar ellos. Ya no podemos regular las plantaciones, ya no podemos ser más lo veedores a que las imposiciones de grandes plantaciones vengan a imponerse sobre nuestras chacras. Lamentablemente es lo que tenemos y acá hay que luchar entre todos.
