La renovación y su nueva forma de hacer política, incluyendo en el espacio a sectores incluso antagónico, con la masiva movilización del jueves volvió a reivindicar a la militancia que trabaja cara a cara, cuerpo a cuerpo con las personas, demostrando que si bien con las redes se pueden ganar elecciones, ello no alcanza para gobernar ni para defender el territorio. La calle no se regala.

Domingo 2 de junio de 2024. ¿Qué lectura hacen puertas dentro de la renovación, con los acontecimientos de la última semana, que incluye el arreglo de sueldos de policías y penitenciarios mientras se mantiene el reclamo de un mejor salario por parte de docentes y del servicio de salud pública?
El principio, entienden que el llamado Misionerazo del 30M, la movilización de cientos de miles de personas hacia la Cámara de Representantes de la Provincia, el jueves 30 de marzo, que reunió -sobre todo jóvenes- militantes de los 78 municipios, terminó por fortalecer a la nueva forma de la Renovación -que llaman Renovación Neo- que se caracteriza por albergar en convivencia a distintos sectores de la política -diferentes desde lo ideológico, incluso- “para construir un nuevo país y seguir defendiendo el modelo de provincia”, especifican.
Por otro lado, califican como semana positiva por haber sorteado de manera pacífica -no sin admitir una larga negociación con avances y retrocesos- el reclamo salarial de policías y penitenciarios, que estuvo -insisten- contaminado por las intencionalidades políticas tanto internas como de los partidos opositores que fogonearon el reclamo que para la renovación “hubiera sido normal y cotidiano en cualquier provincia en este tiempo de ajuste, pero que tuvo condimentos políticos opositores y evidentes raíces nacionales usando a Misiones como laboratorio de ensayo de una posible crisis nacional: opositores instigadores escondidos detrás de una protesta de sectores totalmente minoritarios”, aseguran.
Y lo explican con números. Acá, los analistas políticos ponen en tensión estas cifras para el análisis: “30 mil docentes trabajan en Misiones y menos de 300 participan de manera activa de los cortes o acampes, alcanzando el 1%. Al mismo tiempo que 10.500 policías activos cumplen funciones en la provincia y fueron menos de cien los que se plegaron activamente al reclamo encabezado por unos 200 retirados y sus familias. Es más que suficiente para dejar en claro que el ruido, magnificado principalmente por medios nacionales, tenía 1% o menos de representatividad del total de los trabajadores de cada sector”.
Entienden, en el Gobierno, que los reclamos no fueron masivos porque el Ejecutivo misionero dio tres aumentos en cinco meses del año, igualando y superando la inflación, insisten.

Mientas tanto…
También traen al debate los intentos “sin argumentos de cargarle a la provincia un problema económico totalmente nacional, que se comprueba en todos los indicadores económicos públicos o privados, nacionales o internacionales, que demuestran que Argentina está en crisis, en recesión, con alta inflación y atravesando un ajuste brutal, mientras todas las familias del país perdieron poder adquisitivo y tuvieron que ajustar gastos” y dejar de lado ese análisis, solo intenta de manera intencionada “cargarle a la provincia un problema que es nacional” y por lo tanto tiene su correlato en todo el territorio nacional donde “todas las provincias tienen 30% menos de recursos que el año pasado”.
En ese contexto, Misiones pagó los sueldos de manera anticipada para exponer los valores y luego incluir en la discusión salarial de la policía al personal activo que no se plegaron al piquete, con la intención -dicen- de exponer a los que pretendían desinformar.
Como corolario de la semana, la pacífica movilización del jueves, convocada por la renovación pero sin identidad partidaria ni gubernamental, posicionó al espacio político y, sobre todo, volvió a reivindicar a la militancia que trabaja cara a cara, cuerpo a cuerpo, con las personas, demostrando también que con las redes se puede ganar elecciones, pero no alcanza para gobernar ni para defender el territorio. Ergo, la calle no se regala.