En el Día del Escritor Misionero, la secretaría de Cultura compartió detalles de la vida de la autora de “Paíto”, un libro muy querido por las infancias, con varias reediciones.

Jueves 13 de junio de 2024 (Prensa de Cultura Misiones). La Secretaría de Estado de Cultura y la Municipalidad de Posadas homenajean a Rosita Escalada Salvo en el marco de Feria Del Libro Cultura en Letras, que tiene lugar en la capital misionera.
Rosita Escalada Salvo empezó a publicar sus cuentos casi por casualidad. No fue sólo un golpe de suerte: lleva más de 20 libros publicados (sobre todo para lectores infantiles o juveniles) y atesora anécdotas de años militando las letras, en la docencia, en escuelas y ferias de todo tipo.
Cuenta la leyenda que hace 40 años atrás, cuando Rosita daba clases de Lengua y Literatura en la Escuela Normal Superior 3 de Puerto Rico, “en las vacaciones no había plata para viajar así que me dedicaba a escribir cuentos. Una vez vino una escritora y me pidió que le muestre algo mío. Le di copia, no recuerdo de qué cuento. Era la reconocida en ese tiempo María Hortensia Lacau. A ella le gustó y me sugirió mandar a una editorial”. Eran tiempos de correo, estafetas y largos compases de espera. “Ella lo presentó a una editorial… y me pidieron más cuentos. Y así salió mi primer libro, ‘La Caza del Yasy Yateré’. A partir de ahí la editorial me pidió más material. Supe que lo mandaron a un concurso a España, salió en quinto lugar”, recuerda Rosita. Hoy conserva una de aquellas primeras ediciones, con ilustraciones y tapa dura, de lujo.
Luego se trasladó a Posadas, donde dió clases algunos años, pero pronto se jubiló. “Empecé a escribir por hobby. Debo reconocer que el empujón me lo dieron Olga Zamboni y Marcial Toledo, que en ese entonces estaban fundando la Sade Misiones. Así se dieron las cosas. Para mí, sin ninguna expectativa en especial; siempre era una sorpresa que las editoriales aceptaran mis proyectos”. Con respecto a los ingresos monetarios, ella asegura que “nunca fue mucho, sumado a que a mí no me gusta vender mis libros; más bien los regalo. Así que cobro mis derechos de autor, pero eso se reinvierte enseguida”.

El famoso Paito
Antes de ser novela para jóvenes, Paíto fue un cuento que se publicó en el diario Primera Edición. “Tenía la historia, pero no tenía título al principio… Resulta que siempre acá me golpeaban la puerta (y hasta hoy) los chicos que venían del barrancón (N de la R: cercano al barrio Aguacates, hoy zona de la avenida Costanera). En ese tiempo venían cuatro o cinco chiquitos, con el consabido: señora ¿tiene algo para dar? Una vez vienen con uno más chico aún… ‘Ese es Paíto’, me dicen. ¿Y por qué se llama así? Me cuentan que es porque él no sabía decir ‘pajarito’ y decía: ‘vamos a cazar paitos’… y así le quedó. Y así yo bauticé mi cuento”.
Veinte años después “Paíto” aparece como novela, editado por Polichinela, con ilustraciones del genial Mandové Pedrozo. Tuvo varias ediciones. Su argumento es arquetipo de la descripción de las tribulaciones de la infancia de muchos gurises misioneros. La última edición es de la Editorial Universitaria, ya con páginas dedicadas a compartir la devolución espontánea de los pequeños lectores. “Tengo cientos de cartitas y dibujos de niños. No tiré nada. Hace más de veinte años que Paíto, como un hijo que se echó a caminar solo y de la mano de maestras o profesoras recorre escuelas, colegios, establecimientos educativos”, cuenta Rosita. Incluso, tuvo su segunda parte, El regreso de Paíto, publicado en 2018.
Ese libro además, que pronto caló hondo en las currículas académicas de primaria y secundaria, trajo aparejadas las visitas a escuelas. “Me invitaban. Y yo sugería que antes preparen cuestionarios. Así que se producían unas aulas taller muy lindas, en las cuales los chicos eran más protagonistas que yo. Eso es algo que hice mucho tiempo. Fue una etapa muy linda y muy creativa”.
“Es que un libro cerrado no sirve de nada. Hay que acercarse a las escuelas para mostrarlos. Cada uno tiene que hacer su propia promoción”, evalúa luego, Rosita.

Reflexiones sobre la lectura y los libros
Rosita nació el 3 de abril de 1942, en San Javier, Misiones. Es escritora, periodista y docente, miembro de la Junta de Estudios Históricos de Misiones y de la Sadem. En su tiempo de docente en Puerto Rico fundó la escuela-taller de títeres
“Otra etapa linda de mi vida fue con la Biblioteca Pública de las Misiones. Ocho años anduve con el Bibliomóvil (de 2006 a 2014); llevábamos una linda cantidad de libros para donar a escuelas muy alejadas. Era salir a las 6 y regresar de noche. Y a veces, quedar a dormir, en lo que hubiera en la zona. Muy intenso”.
Allí, la técnica que funcionó era exponer los libros en mesas en el patio. Y luego de una charla motivadora -para maestras y alumnos- “le dábamos total libertad a los chicos. La frase ‘no es obligación’ operaba milagros. Tengo hermosas imágenes de esas visitas. Nadie se quedaba sin un libro en la mano”.
A la distancia, Rosita dice “fue quizás la etapa más linda y productiva. Es que prejuzgamos a la juventud. Ellos necesitan un empujoncito”.
En la actualdiad, la escritora dice sentirse en un momento de cerrar capítulos. “Hay cosas que ya no hago más, como ir a las escuelas. Pero sí, recibo a grupitos de alumnos que quieran acercarse a mi casa con preguntas e inquietudes. Y cuando me invitan de las escuelas, recomiendo a otros autores. Que los hay, muchos y muy buenos”, asegura.
Su publicación más reciente –“que espero que no sea la última”– es una recopilación de “Notas con historias y otras páginas”. Allí, la Editorial Universitaria reúne una selección de notas periodísticas históricas que escribió en la columna semanal de un diario local por cinco años (de 2009 a 2014). Su fortaleza es recuperar “historias algo olvidadas de nuestro pueblo”. Pero no será la última, ya que se encuentra trabajando con Nicolás “Rolo” Capaccio en un nuevo proyecto colaborativo.
Con respecto a la promoción de la lectura, Rosita valoró las ferias, “aunque ese libro tiene que estar luego en las librerías. Y las bibliotecas tiene que estar abiertas y tener gente formada a cargo. Y otra cosa importante: que los docentes lean a los autores misioneros. Porque ¿cómo van a recomendar, si no conocen?”.

La cita de hoy
El homenaje será este jueves a las 18 en el marco de la Feria Del Libro “Cultura en Letras”, organizada por el municipio, en el Paseo Multicultural La Costanera (cuarto tramo).
A las 17.15, realizará un panel de escritores misioneros, participantes de la 48° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Allí estarán Pedro Félix Guridi, con “El artiguismo y su legado”; Jorge Alcaraz con la Reedición crítica del Libro “Vida y Trabajo en el Alto Paraná” del Informe Niklison” y Julio Cantero con “La estancia grande de Itapúa” (Posadas). La efeméride coincide con la celebración nacional de los escritores, instituida por el nacimiento de Leopoldo Lugones (en 1874), fundador de la Sociedad Argentina de Escritores.
La celebración cuenta con el beneplácito la Cámara de Representantes de la Provincia de Misiones.

Día del Escritor Misionero

El 13 de junio se celebra el Día del Escritor Misionero, una conmemoración establecida por la Ley 172/2014 en homenaje a Juan Enrique Acuña.
Acuña nació en Misiones en 1915 y se destacó como periodista, escritor y dramaturgo. Entre sus producciones poéticas se encuentran los libros «Triángulo» (1936), «La Ciudad Sangrante» (1939), «El Canto» (1945), y «El Río» (1950). Estos últimos, junto con «El Cedro», forman una trilogía publicada en 1987 como homenaje del gobierno de su provincia natal.
En 1944, Acuña combinó su labor periodística con el teatro, escribiendo la obra «La Ciudad Condenada», publicada y representada en Buenos Aires en 1957. Posteriormente, participó en el Movimiento Teatral Independiente Argentino y fue Director de Cultura de la Provincia de Misiones.
En 1968, Acuña se trasladó a Costa Rica, donde fundó el Movimiento Teatral Misionero (MTM) de Costa Rica. En 1987, regresó a Argentina e inicó, en Posadas, un proyecto de televisión educativa. Realizó el cortometraje y formó un nuevo grupo teatral con su obra El Lagartito Travieso.
Regresó a Buenos Aires, a causa de una enfermedad, donde falleció el 13 de junio de 1988.