En la localidad de Bernardo de Irigoyen, los comerciantes venden mercaderías, materiales de construcción, artículos de bazar y limpieza que cruzan de manera irregular. Esto, en cierta forma, les permite competir con los híper y súper brasileños que, debido al tipo de cambio, reciben a los argentinos que adquieren de todo sin preocuparse por el precio.

Miércoles 26 de junio 2024. Debido a la falta de ventas en los negocios de la localidad misionera de Bernardo de Irigoyen, frontera seca con la localidad brasileña de Dionisio Cerqueira, los comerciantes ofrecen mercaderías que adquieren en hipermercados y supermercados brasileños.
Es común ver en las góndolas, mezclados con productos argentinos, azúcar, yerba, fideos, café, arroz, leche, jugos, entre otros, que cruzan “burlando” el control fronterizo.
En los comercios de Bernardo de Irigoyen se ofrecen productos brasileños mezclados con productos argentinos. Los comerciantes de esta localidad fronteriza cruzan la mercadería con sus camionetas desde el otro lado, comprando en el híper. La gente se lleva estos productos que, por supuesto, se venden mucho más baratos.

Quita de impuestos
Los comerciantes de Bernardo de Irigoyen reclaman un régimen diferenciado en cuanto a los impuestos nacionales y provinciales. A pesar de la suba del real blue (que el fin de semana cotizó a 250 pesos), a los misioneros les sigue conviniendo comprar mercadería de todo tipo en Brasil. Incluso en el rubro de la construcción la diferencia es notable. En las ferreterías de Bernardo de Irigoyen se puede adquirir cemento, cal y arena brasileños. En el rubro de electrodomésticos, la diferencia también es muy importante. Una cocina estándar de cuatro hornallas se puede conseguir en Dionísio Cerqueira a unos 160 mil pesos, mientras que la misma cocina en Bernardo de Irigoyen cuesta unos 300 mil pesos.
En los negocios de electrodomésticos de Bernardo de Irigoyen también se pueden adquirir lavarropas, anafes, secarropas e incluso artículos de bazar brasileños, con una diferencia de hasta un 50%, más baratos que los precios convencionales de la Argentina. La diferencia es que para los artículos pasados desde el Brasil, no hay crédito y se deben comprar con pesos o reales.
La competencia también se produce en el rubro de restaurantes. Los comercios de Bernardo de Irigoyen tuvieron que bajar sus precios y ofrecer buffet a no más de 8 mil pesos por persona y asado a no más de 11 mil pesos por comensal. En la ciudad brasileña, el buffet cuesta unos 35 reales por persona (8.750 pesos) y el espeto corrido, unos 50 reales por persona (12.500 pesos). “Mantenemos los precios desde hace varios meses, sino la gente se va a comer del otro lado”, dijo Mario Marchesini, dueño de un local de ese rubro a no más de 50 metros de la frontera.

Frontera
Tanto en la brasileña Dionisio Cerqueira como en Bernardo de Irigoyen circulan los reales y pesos como monedas corrientes. En los negocios de ambas ciudades se puede pagar con cualquiera de esas monedas. “Nosotros recibimos reales, hoy (por el viernes pasado) se cotiza a 250 pesos”, dijo Miguel Ozuna, propietario de una vinoteca.
Lo mismo sucede en Brasil. Por ejemplo, en el híper Bono hay cajas separadas. Es decir, quien paga con pesos tiene que ir a las cajas que solo reciben la moneda argentina porque el vuelto se le dará en pesos. Es más, estas cajas son atendidas por empleados argentinos que a diario cruzan para trabajar en este comercio. “Vengo todos los días, soy cajera de este supermercado en las cajas que reciben pesos”, dijo Susana Poziek, oriunda de Bernardo de Irigoyen.
La frontera entre Bernardo de Irigoyen y Dionísio Cerqueira es permeable. Hay sectores que solo la separan una pequeña vereda. Es por ello que la gente cruza sin pasar por migraciones, inclusive lo hacen automóviles y camionetas en búsqueda de mercaderías. Pero no solo lo hacen los argentinos, sino también los brasileños que llegan a la ciudad fronteriza misionera para comprar vinos.
Desde Migraciones reconocieron que es imposible controlar toda la frontera. “No tenemos gente. Sabemos que los ciudadanos cruzan, es un riesgo porque si les pasa algo en Brasil no tienen ningún tipo de cobertura”, reconoció un empleado de Migraciones. En época de pandemia por el Covid19, Gendarmería Nacional había instalado un puesto, pero luego lo retiraron. “Igualmente eran cuatro gendarmes que debían custodiar doce kilómetros de frontera seca, algo imposible”, dijo el empleado de Migraciones.

«Llevo tres, o seis…»
Aprovechando el feriado XXL del fin de semana último, los ciudadanos que residen en la frontera aprovecharon para “copar” los negocios brasileños. Pero no solo fueron a comprar de una mercadería, sino que se dieron el gusto de llevar hasta seis productos de una misma marca. “Compré seis botellas de aceite de un litro que en Misiones está a unos 2.000 pesos y en un súper de Dionisio Cerqueira pagué unos 800 pesos cada botella”, dijo Karina Markievich, oriunda Dos Hermanas, un paraje ubicado a unos 15 kilómetros de la frontera.
Lo mismo sucede con el arroz, la polenta, fideos, azúcar, café, té. “Los argentinos se llevan todo y no solo un producto de cada marca, sino hasta cinco o seis”, dijo Marcelino Dos Santos, encargado del hipermercado Súper Bono. “El jueves y viernes había gente esperando en la puerta antes de abrir el supermercado”.
“Vivimos a unos 120 kilómetros de Dionisio Cerqueira; llegamos muy temprano y compramos mercaderías como para tres meses y gastamos unos 150 mil pesos, cuando en Eldorado por la misma cantidad de mercaderías hubiéramos gastado más de 300 mil pesos. En Brasil hacemos rendir nuestro sueldo”, dijo Patricia Rocca, oriunda de la localidad de Nueve de Julio.
De su parte, Liliana Basiluk, de la misma ciudad, aprovechó el medio aguinaldo y comrpó artículos de bazar, “que en mi ciudad hubiera pagado más del doble”.
En definitiva, los misioneros aprovechan el cambio favorable y adquieren más del 80% de sus mercaderías en los híper brasileños.

AFS – Misiones Plural