El Día Mundial del Ambiente, celebrado hace un mes, cada 5 de junio, recuerda la necesidad imperiosa de cuidar nuestro planeta. Este año, con el lema «Nuestra tierra, nuestro futuro. Somos la generación de la restauración», se destaca la problemática global de la degradación de suelos y la importancia de políticas efectivas para su recuperación. Misiones, con su Instituto de suelo pionero, se une a la lucha contra la desertificación, una crisis que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Martes 2 de julio de 2024. En el marco del Día Mundial del Ambiente que se celebra el 5 de junio, Silvia Kloster, abogada especializada en cuestiones ambientales, recordó en su columna de plural TV que desde hace al menos medio siglo el mundo ya identificaba los desafíos ambientales. La gestión ineficaz de los recursos naturales y los problemas emergentes fueron temas de discusión, en 1972, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972 durante la Convención de Estocolmo dispuso la fecha como Día Mundial del Ambiente, como una manera de impulsar el cuidado de la naturaleza y el planeta.
Desde entonces y a pesar de numerosos acuerdos y convenciones posteriores, varios compromisos no se cumplieron en su totalidad. Hoy, esta fecha sigue siendo un recordatorio de la necesidad urgente de proteger nuestro entorno y de pensar colectivamente en el futuro de nuestro planeta, explicó Kloster.
En 2024, el lema elegido por Naciones Unidas es «Nuestra tierra, nuestro futuro. Somos la generación de la restauración», centrado en la restauración de tierras degradadas. Este año, se destaca la Convención Internacional de Desertificación, firmada en 1992 en Río de Janeiro, que busca la conservación de suelos y superficies que proporcionan alimentos, biodiversidad y agua, dijo.
En su columna, Kloster recordó que Arabia Saudita, anfitrión de la próxima Convención de Desertificación, propuso enfocarse en la restauración de sabanas, pastizales, humedales y zonas áridas. Actualmente, un gran porcentaje de la tierra está en proceso de degradación, un problema que se agrava por el mal manejo de los suelos y la expansión agropecuaria mundial.
En Misiones, “contamos con un instituto de suelo pionero en esta temática. Este Instituto trabaja de manera transversal en la gestión de suelos, desde la actividad agropecuaria hasta el manejo de bosques y agua. La restauración de suelos es un proceso largo y costoso, mucho más complejo que detener la deforestación. Sin suelos saludables, se compromete la biodiversidad y la capacidad de alimentarnos”, especificó.
La desertificación es una problemática global que afecta a países de África, Eurasia y América Latina, incluyendo México, Brasil, Perú, Bolivia y Argentina. Las políticas deben ser colaborativas y transversales para abordar estos desafíos. La deforestación y la erosión de suelos son problemas críticos que requieren atención urgente.
En Misiones, aunque la situación no es tan grave como en otras regiones más áridas, es fundamental seguir trabajando en políticas de restauración y conservación. Nuestra provincia, con su rica geografía de bosques y serranías, tiene una ventaja, pero no podemos bajar la guardia. El cambio climático y sus efectos, como el aumento del nivel del mar, ya están forzando a comunidades en lugares como Panamá a emigrar.
Silvia Kloster en Plural TV
-¿Con qué tema venís hoy Silvia?
-Quería recordar por qué se conmemoró el 5 de junio el Día Mundial del Ambiente. La Asamblea de las Naciones Unidas lo declaró ese día ya en 1972, en el marco de la Convención de Estocolmo, que fue la primera gran convención vinculada a la problemática del ambiente, con la idea de poner el tema en el tapete y recordar la necesidad de cuidar la naturaleza, cuidar la tierra. Porque ya en ese momento, fíjate que estamos hablando del 1972, había una problemática ambiental complicada. Ya se veía que la gestión del ambiente o los recursos naturales tenían una situación bastante crítica, y a futuro se pronosticaba o se trataba de evaluar o evitar estos problemas que hoy estamos pasando. Porque si bien hubo muchas convenciones, lamentablemente, en general, no se cumplieron la totalidad de los compromisos. Pero ese día se conmemora la necesidad o se hace conciencia de cuidar nuestra casa común, que después con la encíclica del Papa Francisco se vuelve a remarcar pensando en el futuro, la necesidad de que realmente esto sea así, no sea solamente una cuestión teórica, sino que realmente los países hagan algo y piensen en forma común para mantener los recursos naturales, la biodiversidad. Problemática que hoy por hoy ya está en el tapete también. En ese momento no se hablaba tanto de cambio climático, hoy ya es un tema a tener en cuenta; pero sí se pensaba en la necesidad de la restauración, de la conservación de los humedales, del suelo. Todos los años hay un lema vinculado al ambiente; este año Naciones Unidas lanzó como lema: «Nuestra tierra, nuestro futuro. Somos la generación de la restauración», pensando y haciendo foco en esta convención internacional de desertificación, que se firmó en 1992 en Río de Janeiro, y se lo hace después de 20 años, pensando en la necesidad de cuidar los suelos, cuidar las superficies que nos proveen de los alimentos, la biodiversidad, el agua. Y este año, a propuesta de Arabia Saudita, que es el país que tiene la representación anual, se piensa en la necesidad de la restauración -cuando se habla de restauración, se habla de sabanas, pastizales, humedales, zonas áridas-. Hay un gran porcentaje de la tierra que está empezando a degradarse.
-¿Esos son los ejes actuales?
-Esos son los ejes de esta convención vinculada a la problemática de la desertificación mundial. Ahora, a fin de año, así como están las reuniones de las partes o las convenciones de los Estados que se reúnen en la Convención de Biodiversidad, se hará la Convención de Desertificación en Arabia Saudita, pensando en la necesidad de restaurar los suelos, ya que hay una gran problemática, una gran crisis en esto. Los orígenes de esta problemática pueden ser varios, pero puntualmente ocurre por el mal manejo de los suelos y debido al avance de la frontera agropecuaria a nivel mundial, por supuesto. Hoy la problemática de la desertificación y la necesidad de recomponer suelos es una problemática global.
-¿Acá es necesario también prestar atención?
-Como Misiones tenemos un instituto de suelo, que fue una mirada también muy pionera en esto, ya creada hace unos años atrás, que también está trabajando en esta temática y es transversal a la actividad. Hoy tenemos que pensar en el manejo de suelos no solo desde la actividad agropecuaria, sino también el uso de los bosques, todo lo relacionado al manejo del agua. Es fundamental pensar en que los suelos tienen que ser conservados porque su restauración tarda muchísimo; es una de las situaciones más complejas que tiene el planeta. Así como la deforestación tiene sus años, es mucho más complejo y más caro poder restaurar estos suelos que necesitamos para vivir, desarrollarnos y alimentarnos, fundamentalmente, y para la biodiversidad en sí; con lo cual es una problemática compleja. Misiones tiene un instituto que está trabajando fuertemente en esto, asociado con distintas actividades porque es transversal también, así como la problemática del cambio climático. Y todo se vincula, la naturaleza no es nada aislado, los recursos tienen su vinculación. Las áreas de gobierno tienen que trabajar de forma transversal y colaborativamente, creo que eso es fundamental para conservar nuestras áreas. Como sabemos, hoy en el mundo ya hay muchos pueblos que están migrando por la problemática de la desertificación. África parte de Eurasia tiene zonas muy complejas. Nosotros por ahí miramos mucho a África, pero también tenemos en América lugares donde hay mucha desertificación, pensando en México, pensando también en Brasil, Perú, Bolivia, también en Argentina. Les toca a todos los países.
-De hecho, esos países latinoamericanos están en el radar de los países con problemas en el suelo.
-Exactamente, por eso las políticas tienen que abordar estos temas en forma transversal, colaborativa con las áreas y pensando en un desarrollo a futuro. El suelo es algo que por ahí uno no toma en cuenta desde las ciudades o no lo vemos, pero que básicamente se lava, por eso hay prohibiciones de determinadas actividades en zonas de serranía, como tiene Misiones. También está el problema de las inundaciones. Si sacás todos los árboles por la actividad productiva, la deforestación hace que el suelo se lave, pierda esos nutrientes que ha conseguido durante millones de años. Por eso yo creo que la desertificación es un problema que no está muy en el tapete en Argentina, o por lo menos no lo veo visualizado en los medios en general, en la gente, pero es una problemática complejísima que implica muchísima inversión, no solo en tecnología, una vez que se degradan los suelos, sino a ver cómo hacemos para poder restaurarlos, y qué hacemos con todas esas personas que viven en esas áreas, que tienen que migrar a otras.
-¿En Misiones es un problema?
-Misiones no tiene una gravedad porque ya hay un instituto que está advirtiendo, que está trabajando, pero sí, obviamente, hay zonas que están con suelos degradados. Se está trabajando en políticas para restauración. Hay que poner el ojo y poner el semáforo en rojo para tratar de que esto no avance. Nosotros tenemos una geografía muy particular, somos una provincia que tiene mucho bosque, tiene serranías, el suelo es muy rico también. Hay provincias que están en situación peor, que son más áridas. Nosotros, por suerte, aunque a veces no nos gusta el tema de la humedad y las lluvias, tenemos esa riqueza. Hay provincias que no lo tienen y, vinculado al cambio climático, se agrava, entonces le vas poniendo complejidad a la problemática en sí. Por eso es importante, primero, tener institutos técnicos adecuados, profesionales capacitados para esto y una política clara, vinculando esto y teniendo el ojo en que la producción hay que desarrollarla, pero pensando en el manejo de los suelos, del enriquecimiento de los suelos en las zonas que no lo tengan, y también, obviamente, teniendo en cuenta la problemática del cambio climático. Estaba viendo el otro día que ya en zonas de Panamá, que es un país centroamericano, hay islas que debido a que sube el nivel del mar, han tenido que emigrar. Ya no tienen lugar para vivir, no tienen superficie. Y esto va a empezar a pasar más temprano que tarde si es que las políticas realmente no son efectivas.
-Siempre te pregunto lo mismo: ¿Las políticas son efectivas?
-Yo creo que falta. Si bien se sabe que hay mucho trabajo de forma general, y también en Argentina, creo que falta una inversión más concreta en estos temas, creo que falta también advertir sobre estas problemáticas a nuestros legisladores, a nuestros funcionarios, porque en realidad, hoy el ambiente requiere estar a la altura de esto. El funcionario tiene debe saber sobre la problemática, la normativa, tiene que dimensionar la complejidad del tema y actuar en consecuencia. De lo contrario vamos a llegar tarde, como está pasando a nivel mundial. Esta problemática se viene advirtiendo, igual que lo de los plásticos, que la crisis de la biodiversidad. Hoy Naciones Unidas dice que el cambio climático, el problema de la desaparición de la biodiversidad y la gestión de los plásticos son un tema complejo; yo le agregaría hoy ya, la desertificación.
