El exgobernador de Misiones, Ricardo “Cacho” Barrios Arrechea, reflexiona sobre su gestión en la década del 80, la situación actual de la provincia y el país, y la persistente sombra de la corrupción que amenaza a la democracia argentina. Respecto al gobierno de Javier Milei, sostuvo en Plural, programa periodístico de Canal 4 Posadas, que “los únicos beneficiarios son las grandes empresas y los primeros jodidos, los jubilados”. En esta publicación, la entrevista en video y la nota escrita.

Viernes 12 de julio de 2024. En defensa de la regulación del Estado en el área de la economía, el exgobernador de Misiones, Ricardo “Cacho” Barrios Arrechea, formuló fuertes críticas al gobierno de Javier Milei porque -dijo- gobierna para los ricos. En declaraciones a Plural, el gobernador de la recuperación de la democracia también se pronunció en contra de la política fiscal de Misiones.
El diálogo con “Cacho” Barrios se dio en el marco del lanzamiento del libro «El ochenta y tres», de la periodista Cristina Besold. Al repasar su gestión insistió con que el desarrollo de Misiones tiene cuatro patas: el turismo, el agro, la madera y la energía y volvió a pronunciarse categóricamente en favor de Corpus. Aunque alejado de las lides partidarias su voz, que cuestiona tanto al peronismo como al macrismo, conmociona a la conducción actual de la UCR que apoya acríticamente las políticas de Milei.
El exgobernador se arrepiente de haberse ido antes del Gobierno misionero: asumió como gobernador el 10 de diciembre de 1983 y ejerció ese cargo hasta el 17 de septiembre de 1987, cuando renunció para asumir como funcionario de la presidencia de Raúl Alfonsín, como ministro de Salud y Bienestar Social de la Nación. El vicegobernador de entonces, Luis María Cassoni, completó los tres meses de mandato que le faltaron a Barrios Arrechea para entregar el gobierno a su sucesor.
Ricardo Alfredo Barrios Arrechea (Cacho) cumplió 90 años el 3 de julio de 1934. Nació en Posadas. Es médico retirado y un político vigente. Recibió a Plural en su casa familiar del barrio Los Aguacates, de la capital misionera.
En la entrevista, cordial, mantuvo una mirada crítica pero esperanzada. “Cacho” Barrios sigue siendo una voz influyente en la política misionera, aunque está activo solo “con el pico”, dice, en tono jocoso.

Ricardo Barrios Arrechea en Plural

-Hace pocos días se presentó el libro El Ochenta y Tres. ¿Qué rescata esa obra de tu participación política?
-La autora es Cristina Besold, periodista. Y la verdad es que lo ha hecho con objetividad y un enorme rigor. Yo me sorprendí de cosas que ya ni me acordaba, pero puntualmente están y es absolutamente imparcial, no hay nada a favor de nadie. De manera que el libro es un fiel reflejo de lo que pasó en el gobierno del 83. Y después va refiriendo punto por punto la tarea de gobierno, entre ellos las cuatro patas de la mesa, como decía yo, que era fundamental para Misiones: el turismo, la energía -que no teníamos nada-, el agro y la madera. Con eso hicimos el gobierno y en cada punto casi llegamos hasta donde se podía llegar, al techo.

-¿Hubo que reconstruir Misiones después del gobierno militar?
-No usaría la palabra «reconstruir», pero seguir de largo de otra manera muy distinta, de gente que no tenía ni idea de qué era la provincia, no conocían ni la gente, ni la provincia, ni la producción, nada de nada; eran gendarmes que venían a controlar que la revolución -que no me acuerdo cómo se llamaba- se mantenga calma. Lo único que aprovechamos de ese gobierno fue la idea de hacer Urugua-í, eso es mérito del gobierno militar anterior, ni sé de quién. Lo discutí mucho, porque en esa época teníamos un ambientalista, Alberto Roth, que no quería saber nada de los desmontes…

-Y era fuerte Roth…
-Era fuerte y era excelente persona; así que charlábamos amable y cordialmente. Yo le decía que sin ninguna ley y sin ninguna usina de energía, se perdían ocho mil hectáreas por año de desmonte para subsistencia. Que el caboclo -mestizo brasileño- que venía de Brasil tumbaba, quemaba, plantaba porotos, mandioca, y era como una hormiga que iba comiéndose el monte. Urugua-í eran ocho mil hectáreas, y con eso creo que más o menos lo convencí. Para preservar la cuenca del Urugua-í, que es el arroyo de mayor caudal de Misiones, que venía desde Bernardo de Irigoyen con todos los afluentes y desembocaba en el Paraná, es decir que cruzaba en diagonal a la provincia; hubo que preservar a través del Parque Urugua-í, que fue creado para sostener la represa, 80 mil hectáreas. Así que él me cuestionaba que se perdían ocho mil hectáreas, que era equivalente a lo que todos los años se consumían los intrusos, y generábamos 80 mil hectáreas, que al ser Parque había que respetarla y se sigue respetando hoy día. Se mantuvo como tal.

-Hablaste de Urugua-í. ¿Qué pensás hoy de Corpus, por ejemplo?
-¡Que hay que hacer Corpus! ¡Es un disparate no hacerla, para el país, para la provincia! Corpus está en el cañadón del Paraná, es decir que el agua sube pero no inunda, no desborda como en Posadas, como en Corrientes; acá (en Posadas) es una planicie, un río de planicie, allá es río de cauce chico. Entonces se levanta y no inunda nada, un poquito de Paraguay y un poquito de Argentina, y genera con mucho menos dinero casi la misma cantidad, con la necesidad que tiene de energía limpia el país, así que debiera hacerse. Ahora no sé si con el RIGI, que es una papa para los inversores, a lo mejor alguien se anima, y además el costo es bajo, 2.700 millones de dólares cuestan las represas del sur, que no generan ni un quinto de lo que generaría Corpus; aquella es una cosa política.

-¿Qué lectura haces del derrotero político en estos años, desde el 83 hasta hoy?
-No puedo escapar de un análisis general. Yo creo que de la ilusión del 83, porque yo fui de las generaciones privilegiadas que vivieron el 83 abajo del páramo de Alfonsín, de esa inmensa ilusión que creíamos en serio que con la democracia se comía, se curaba, se educaba, pasamos a un país empobrecido, con pérdida de la calidad de la educación, pérdida de las cuestiones de salud, desocupación enorme, diría que todos los indicativos han sido negativos, especialmente a través de la corrupción. La corrupción es el cáncer de la Argentina. En las encuestas siempre está. El argentino se daba cuenta de que era lo más importante que había que erradicar. En estos últimos tiempos la corrupción fue tan burda que la Justicia en cierta medida intervino, pero hay otra súper justicia detrás del telón que neutraliza. Fijate lo de Calcaterra, el primo de Macri, resulta que no dio una coima, sino que dio un aporte de campaña política. Es un caradura, y caraduras cada uno de los jueces que permiten ese fallo. Por suerte se apeló y va a la Corte Suprema, pero es una vergüenza, porque ¿qué esperanza nos puede quedar cuando suceden cosas de esa naturaleza? Así que yo diría que respecto a la democracia ideal que nos planteamos en el 83, la Argentina retrocedió bruscamente. Otros países que poco después salieron de la dictadura, como Chile, Brasil, Uruguay, han tenido otro destino totalmente distinto. ¿Cuál es la razón? Parece que son mejores que los argentinos, Uruguay no tiene corrupción, Chile tampoco, Brasil si la tuvo fue castigada, no sale gratis corromperse y acá sale gratis hasta ahora.

-¿Creés que es una Justicia débil también, que por eso hay corrupción en la política tradicional y corrupción en la Justicia?
-Una justicia que se hace oficialista con mucha facilidad, desde la Corte para abajo. Fijate lo que es el Supremo Tribunal de Justicia de la Provincia de Misiones. De apelar cualquier cosa ahí, preguntan qué se hace, lo digo con todo respeto. No hay justicia en Misiones. Es un unicato, como ocurrió en 1890 y pico, cuando Juárez Celman se apoderó de todo, del Legislativo, del Ejecutivo y de la Justicia. Acá hay un unicato desde hace bastantes años.

-¿Qué te preocupa y qué te alegra hoy en lo político?
-Me alegra estar vivo y poder seguir todos los acontecimientos.

-¿Sos muy activo?
-Activo con el “pico” (risas). No tengo actividad como antes, que me encantaba salir a hacer política y parar donde me esperaban los correligionarios. Extraño muchísimo eso. Unas ganas de ir a Andresito que me invitaron, pero qué voy a ir. Mi hijo se ofreció a llevarme, así que quedó pendiente la visita. Mis únicos viajes son a Concepción de la Sierra y a Santa María, que voy a la chacra familiar las veces que puedo, porque ya no me dejan manejar en la ruta. Y me preocupa que tengamos un gobierno de 20 años que se ha ido desgastando y que está más preocupado por mantenerse en el poder que por gobernar, y que no hay “furia” por levantar la provincia, están más preocupados en poner carteles y tratar de que la gente esté calma, a que les vaya bien. Con la Ley de Lemas resuelven el tema eleccionario, de mantenerse en el poder con las cajas que tienen. Tienen dinero de sobra para mantenerse en el poder comprando, corrompiendo, haciendo lo que haga falta, de manera que tengo la sensación de pérdida de tiempo. Si hubiésemos seguido algunas líneas de trabajo Misiones habría sido otra provincia. Hoy Corrientes nos está pasando el trapo por todos lados. Las ventajas que significa instalarse en Corrientes, con respecto a Misiones, están a la vista. El súper aserradero austriaco no vino, ni pensó en venir a Misiones, fue directo a Corrientes. La energía de biomasa se fue directo a Corrientes. Los aserraderos de Misiones se fueron directamente a Corrientes. Misiones recauda más ingresos brutos que Corrientes, Formosa y Chaco juntas. No se ayuda a la producción con eso, se la exprime. Yo compré un tractor en Gobernador Virasoro (Corrientes) hace seis o siete meses para producir, por supuesto, y para no usar herbicida, para hacer carpida mecánica. Soy productor primario y no pago Ingresos Brutos, pero me atajaron en la aduana, me cobraron 3,5 por ciento de Ingresos Brutos, que no es poca plata. Era bastante plata y hace seis meses. “Ya le vamos a devolver porque usted es productor primario”. Ya me aburrí de ir a reclamar. Ya sabía que no iban a devolver. Además, ¿cómo me van a cobrar Ingresos Brutos si eso es un adelanto de cobro de un futuro ingreso bruto a pagar, sabiendo que no voy a pagar porque no soy tomado por ese impuesto? Entonces, se hacen cosas que joden, desaniman al que trabaja, y te diría que hace años que no hay realmente una cosa seria. Una tonelada de pino no vale nada, te sirve para comprar un kilo de carne. ¿Te das cuenta de lo que es eso? Siete mil pesos la tonelada, después que esperaste 15, 20 años, siendo que está 50 dólares la tonelada en Europa. Y no es por superproducción, es porque la gente que corta se ha ido de la provincia, lamentablemente. Entonces, me duele mucho que se entretenga la población con Provincia Startup, “guaú” (risas). Algunas cosas son muy buenas: estuve buscando un libro y la Biblioteca de las Misiones es una maravilla, lo tienen digitalizado. Ahí lo encontré. Todo debiera ser así sí se puede. Pero a veces no, por la desidia no se hace. Además la gente se va desgastando, mucho tiempo en el gobierno. La gente se relaja. Entonces, la democracia pide renovación, para eso está la democracia. Pero se ha creado un sistema en el que prácticamente la oposición no existe. También hay hartazgo de la gente y en este último tiempo hemos visto cosas que ni soñábamos ver. Entonces, diría yo, no voy a usar la palabra «el comienzo del fin», pero es el comienzo de alguna turbulencia en este suave y bondadoso vuelvo en el que viene la provincia hace 20 años.

-¿Cómo trabajaron y cómo ves hoy al turismo y el agro? Que fueron puntos importantes de tu gobierno…
-Con el agro voy a “papear” un poco. Por médico, yo sabía muchas cosas de la provincia y sobre todo de la gente, el sentimiento de la gente que lo escuchaba en el Madariaga y en el consultorio. El agricultor, el personaje del agro era un paria, era el lumpen de la sociedad. No era dueño de tierra, lo cual inhibe que pueda progresar un tipo: “qué voy a hacer un galpón acá si capáz después vienen y me sacan, soy un intruso”, seguramente pensaban. No era dueño de la tierra, no tenía obra social, no tenía jubilación y no tenía reconocimiento. Entonces, con ese haber que tenía el productor, logramos todo eso, que tenga título de propiedad, permiso de ocupación, obra social, jubilación y apoyo político. Eso es muy importante porque era un paria el tipo, no tenía forma de sacar un crédito en el banco. Lo sacaban rajando. Primero que no se animaba y segundo que con la pinta que tenía el agricultor ya en la entrada lo atajaba la policía. Le dimos crédito de buena voluntad, o sea, sin ningún aval, sin garantía, sin nada. El 80 y pico por ciento devolvió la plata, porque el productor era un tipo, y supongo que sigue siendo, comprometido y honesto. Tenían un respeto a la ley que no te imaginás. En el consultorio venía agricultores y decían: “Yo tengo tres o cuatro hectáreas de yerba y tengo un pedazo que puedo plantar, pero no me animo”. No se animaban por respeto a la ley, porque estaba prohibido plantar. Otorgamos de todo lo que te dije 42 mil hectáreas para plantar yerba mate. Porque el que no era yerbatero era como en la Edad Media, lo herreros eran hijos de herreros, y seguían la tradición del oficio familiar. No se podía entrar a la línea productiva de la yerba mate. Me di cuenta de eso en San Alberto, en una reunión con varios agricultores, uno me dice: «Dígame doctor, ¿por qué mi primo puede plantar yerba y yo que soy igual que él, que somos vecinos, no me dejan plantar yerba? Y yo dije: “Qué razón que tiene”. Y era así por ley. Entonces, me comprometí a que los yerbateros y no yerbateros iban a poder plantar yerba. Y cuando otorgamos 42 mil hectáreas, que es lo que nos indicó el Inta, que era el déficit que teníamos de yerba, los no yerbateros plantaron hasta cinco -los que venían de cero-, otros de 5 a 10, y de 10 a 15, que era el techo. Es decir que todos los chiquitos pudieron entrar al mercado. Los grandes ya podían plantar.

-¿Fue exitosa la Ñande Yerba?
-Muy exitosa. De tan exitosa que fue la “hicieron pelota”, de lo contrario hubiese pasado sin pena ni gloria. Al año estábamos vendiendo 800 mil kilos en el país central, donde marcas yerbateras locales no entraban. Eran Nobleza Gaucha, La Hoja, Taragüí, no había ninguna marca misionera. Entonces, la Ñande Gente fue una yerba de la Federación de Cooperativas, no fue del Gobierno de la Provincia, que financiaba y hacía publicidad, ayudaba. Se vendieron 800 mil kilos al año, una cifra fenomenal, de 0 a 800 quiere decir que “había muñeca”. Una vez estaba en un supermercado en Buenos Aires, y adelante mío había una mujer con un paquete de Ñande Gente, con el tucán en el envase que era lo que me gustaba a mí, y le digo: «¿Señora qué tal esa yerba?”, “buenísima, no se lava nunca», me contestó. Ahí quedé más contento que antes. A esa yerba la voltearon porque incomodaba. Decían que era una yerba comunista (risas). A mí me trataron de distintas cosas, “chapulín colorado” me decían, como a Alfonsín. Así que esto lamentablemente se perdió. Ayer escribí un artículo donde hacía una comparación de cómo le iba a los molinos misioneros con respecto a los molinos fuera de la provincia. Misiones produce el 80 y pico por ciento de la yerba que consume todo el país, pero industrializa menos del 40 por ciento. Entonces me puse a investigar por qué; es porque los molinos correntinos, calladitos, ocupan el 50 por ciento del mercado. En el año 2023 se elaboraron de nuestra hoja verde 115 millones de kilos, y en la provincia con nuestra hoja 53 millones, menos de la mitad de la mitad. Averigüé también por qué a los molinos nuestros les iba mal y a los molinos de afuera le iba bien: en Corrientes no paga Ingresos Brutos la materia prima, tampoco la industria, y el kilowatt está a 125 pesos. En Misiones paga la hoja verde, paga el secadero, paga la industria, paga el que entra por la aduana y en consecuencia hay ocho o nueve puntos de pique a favor de Corrientes, que en la competencia es muchísimo. Y además, la luz no sale 125 pesos el kilowatt, sale 167 pesos el kilowatt. Entonces “angá” nuestra industria. Están con la pata del Estado provincial encima.

-¿Es una cuestión de políticas?
-Claramante. Entonces sugería dos cosas hablando de la yerba, que el Gobierno provincial que tiene una expertise en el tema de las Aguas de las Misiones produzca una bebida refrescante de yerba mate ¿Por qué no? Si ya tiene la logística, la producción; tiene todo. Que se haga cargo el Gobierno provincial con los sectores privados que pueden aportar la materia prima y todo lo demás, de hacer un refrescante de yerba mate. Hay en varios países. El otro día me mandaron una latita de una bebida llamada Guayaquí, con yerba del Paraguay en Miami. Y está lleno de fotos de distintas marcas. Esto está bueno para salir a defender en la crisis. Además, en esos ocho puntos de ventaja que tiene Corrientes, que transitoriamente la Provincia colabore eliminando los impuestos a la yerba mate, eliminando los impuestos al ingreso de la aduana. ¿Por qué me preocupa tanto el pequeño productor? Porque además de lo que significa histórica y emocionalmente para Misiones, hace vivir a muchos pueblos y muchas regiones de la provincia. Y hay una cosa que es como si no fuese importante, el único producto que tenía valor en la provincia era la yerba mate, que venía sosteniendo hace una década -desde que la madera se fue al diablo- la economía de la provincia, de los pueblos, de la gente, del médico que trabaja en el pueblo, de la curandera, del bolichero. Si se pierde el agricultor, porque se va a perder a la larga o a la corta, se pierde un montón de cosas, y es el único producto que pueden plantar. No podemos decir con Manzur: hoy anda mal la yerba, planten soja, si anda mal la soja, planten trigo. A la yerba no la puedo sacar y el año que viene poner si anda bien. Entonces, tiene que haber un programa, una preocupación, ideas para defender al productor y eso es lo que no veo de parte del Gobierno. Ahora salió una idea que me parece buena pero poco viable: que saquen crédito a baja tasa los secaderos. Los secaderos son de acá y son de acá, pero para allá. Playadito tiene doce cooperativas que trabajan para ellos, imaginate los millones de kilos de hoja verde. No creo que Playadito le va a dar plata para que saquen un crédito. Un tipo que tiene un auténtico secadero, que está con el agua al cuello porque para hacer cuesta caro, aunque la traigas barata, se va a meter en una deuda que no sabe cómo va a pagar. Yo recuerdo en la época de Menem cómo andaba tan mal la cosa de la yerba, dieron créditos garantizados por la propiedad. Casi nadie pudo devolver los créditos. Eran jugosos porque cuando te muestran la plata te entusiasmás. Yo saqué uno, no me va a fallar Menem… (risas). Sudé la gota gorda para pagar. Y me acuerdo el lamento colectivo en reuniones que se hacían como estos créditos UVA que después la gente no puede pagar. Creo que nadie perdió su chacra, porque habrá habido alguna condonación de deuda. Pero fue un dulce de leche que después salió mal. Así que pondero la preocupación del Gobierno, pero creo que la gente se mete en una incógnita económica. Ojalá que no, que sea como dicen algunos periodistas próximos al Gobierno, que ese dinero va a servir para pagar 400 pesos el kilo de yerba mate. Dios les oiga. Ahora nos están pagando 300 y en cuotitas. Pero veremos… Seamos optimistas.

-¿Estado presente sí o Estado presente no?
-Estado presente “guaú”, fuegos artificiales. Y el Estado nacional presente para joder a la gente. Porque la casta habíamos resultado todos, no solo la auténtica casta. Y los únicos beneficiarios son las empresas grandes, ni siquiera las pymes; y los primeros jodidos son los jubilados. En Santa María ganó Milei por el 67 por ciento. Preguntáles hoy qué opinan de Milei cuando van al súper o a comprar remedios. Los medicamentos son un abuso vergonzoso. Polper B12, que son unas vitaminas, ese paquetito vale 40 mil pesos en las farmacias de Argentina, si te vas a Encarnación sale 25 mil pesos. En vez de corregir eso se le dio más impulso. Ahora las prepagas que son poderosísimas económicamente, van a poder cobrar a su afiliado un copago que fija lo que se le canta. Y entonces, encima de todo lo que hay que pagar, que es el 100 por ciento de lo que pagábamos antes, hay que pagar un copago para aliviar la carga a las prepagas. Ese es Milei, que la gente se dé cuenta de que está gobernando para los millonarios y ricos y no para el pueblo. No para los pobres, para la clase media, para los jubilados, para la clase media baja, para los pobres y los súper pobres. A esos los hunde más.

-¿Por qué la Argentina votó esto? ¿Qué lectura hacés?
-Porque estaba asqueada, podrida, no soportaba más el gobierno anterior, por mentiroso, por inútil, por incapaz, por corrupto. Macri es otro que se fue al pozo de los olvidos por mal gobierno y por 42 mil millones de dólares que se fugó. Entonces la gente va al gobierno a hacerse millonaria. Eso no era así en mi época, y no era ningún mérito, así debía ser.

-¿Desde ese lado se entiende el voto del argentino?
-Se entiende. Yo voté en blanco porque no le iba a votar a Massa “ni en pedo”, con perdón de la palabra, y sabía que este loco iba a hacer lo que está haciendo. Entonces dije “nunca dejé de votar, voy a votar”, y por primera vez en mi vida voté en blanco y no estoy arrepentido, lo digo orgulloso porque no caí en la trampa de ninguno de los dos.

-¿De qué te arrepentís?
-De haberme ido antes de tiempo del gobierno y haber cedido a un pedido de Alfonsín que lo acompañe como ministro, y por tener esa cabeza de militante, de radical, y que Alfonsín estaba necesitando gente que colabore con él, abandoné a los misioneros. “Abandoné el timón” decía uno que no me quería mucho (risas) y me fui. Toda la vida me arrepentí de eso. Mi mujer y mi amigo Sábato Romano, ya fallecido, dijeron “no te vayas Cacho”. Siento como que traicioné a mi gente, a los misioneros. No me arrepiento de no haber recibido coimas multimillonarias, tentadoras. Les bajé la persiana. Ni pensar, porque si lo pensás por ahí te entra la tentación (risas).

-¿Cuál fue la decisión más difícil de tomar como gobernador?
-El auto acuartelamiento que ocurrió a los pocos meses de estar gobernando. La Policía venía con ocho años de dictadura, donde tenía el poder, envalentonada. En esa época nadie podía creer que después de 50 años, que siempre había golpes de Estado, por qué Alfonsín no iba a caer como todos, duraría dos años, pensaban muchos. Y yo dije, muero pero no voy a ceder. Y efectivamente, no cedimos. Me quisieron levantar la guardia, no me iba “a hacer el guapo”, pero el cargo te da mucha valentía agregada, además era algo de vida o muerte. Había dos policías y viene un colectivo lleno de milicos, con un suboficial. Le digo: “¿Qué hace usted acá?”, “venimos a levantar la guardia” contestó. Y yo me puse en modo gobernador y les pregunté a los dos policías que estaban de guardia: “¿Ustedes se quieren ir?”. Ambos dijeron que no y el otro se fue. Por supuesto que le di la baja a él y a todos los que encabezaron el levantamiento, pero de ahí se fue al bloque peronista como empleado. Así que fíjate o la carga política que había, la mala leche con que los compañeros actuaron ahí, a pesar de que fueron correctísimos en la Legislatura. Ese fue un momento muy difícil pero aguantamos. Oscar Edelman, periodista colega tuyo, dijo “piden este aumento” y era no sé cuántas veces más de lo que ganaba cualquier empleado público, así que quedaron expuestos y a los tres o cuatro días se terminó el problema. Esa fue una; otra fue Semana Santa con Alfonsín. Fui a la Casa de Gobierno, estaba esperando, y me estaba “dando manija”, y decía: “pensar que estoy en el ombligo de la historia, este momento es histórico”. Y esperando a Alfonsín yo pensaba: “vuelvo de civil o de funcionario”. Volvió Alfonsín y la historia es conocida: dijo “la casa está en orden” y después vinieron las leyes siguiente. Que fue un gran sacrificio y costo personal para Alfonsín pero continuó la democracia, y después ya quedó comprada como parte de la cultura del pueblo argentino. Ahora, esa democracia que es muy vulnerable, está siendo cuestionada en todo el mundo. Fijate vos, la derecha antidemocrática que aparece en todo el mundo. Fijate vos que el Presidente que tenemos nosotros, que debiera ser mejor analizado, anda recibiendo medallas por ahí. Dice “yo soy anarcocapitalista”. Cómo puede estar al frente del Estado un anarquista que está contra el Estado. Entonces desaparece el Estado y se concentra la riqueza en un solo lado y chau, que el resto se arregle como pueda.

-¿Qué te acordás de aquel acto en la Bajada Vieja?
-Eso fue único e irrepetible. Solo se dio porque las circunstancias lo permitieron. Fue el cierre de campaña con un líder como Alfonsín, que venía creciendo a lo guapo y diciendo cosas acertadas que la gente compró porque estaba harta de los fracasos de los gobiernos militares, si los militares hubiesen sido exitosos, se hubiesen quedado sin retorno a la democracia. Tuvieron que llamar a elecciones porque al poquito tiempo les iba mal, no había ninguna magia. Entonces, Alfonsín prometía que no iba a salir gratis un futuro golpe en Argentina. Lúder aceptaba la auto amnistía de los militares. Era blanco o negro. El peronismo que venía de ganar todas las elecciones tenía el ojo en la nuca, y creían -algo que es un pecado para un político- que ya estaban ganadas las elecciones. Decían: “porque Perón y Evita”, y resulta que cambió el país. Y esos cambios los notan los tipos con olfato político, porque la cosa va por abajo. Viene tranquilo por abajo, y por ahí sale a la superficie o alguien lo saca a la superficie como lo sacó Alfonsín. Entonces ya veníamos de Oberá que nos llamó la atención un acto de 20 mil personas donde no se juntaban 200, y una euforia, carteles. Y lo de Alfonsín, acá que la embocamos con Ñande Gente y una cosa totalmente distinta a los discursos radicales, metimos algunas cosas en guaraní que fueron muy efectivas porque llegaron para abajo. Y el peronismo sin ideas, no es que no les daba la cabeza, sobreestimaron, se sentían ganadores, eso fue lo que les pasó. Entonces ese fue un acto maravilloso. Vimos, por ejemplo, camionada de gente que no las traía el patrón, se impusieron al patrón y venían trabajadores rurales, colonos, gente de clase media, juventud. No sé si alcanzaste a ver los videos, la gurisada era imparable. Yo creo que el 50 por ciento tenía 20 años para abajo. Entonces fue muy emocionante. Después del acto fuimos con Alfonsín a comer no sé dónde, un asadito seguramente. Y Alfonsín me dijo: «Vos ganás seguro, yo creo que puedo”. Él ganó por amplio margen y yo gané apenas, pero fue la única provincia del norte argentino pobre en la que ganó la Unión Cívica Radical. En todas las otras provincias, menos Corrientes, donde ganaron los autonomistas liberales, ganó el peronismo. Así que fue realmente un orgullo para nosotros. A ese acto lo tenemos grabado y lo recordamos en el último tramo. Así que estoy muy feliz de haber vivido eso. Me acuerdo de dos cosas. Cuando ganó Illia yo era joven, y fui a un acto en el Luna Park, y hablaba Balbín, que era un tipo con una voz de madera decían los periodistas, se veía la multitud y se veía que se ganaba, y abrió su discurso y dijo: «Valió la pena esperar tanto tiempo». Y yo miraba y decía “pensar que esto es radicalismo”, acostumbrado a dar palos toda la vida y nunca ganar las elecciones. Perdíamos siempre, participábamos de las elecciones para ver si perdíamos un poco mejor o un poco peor. Yo me acordaba de Balbín y decía “valió la pena esperar tanto tiempo”. Y bueno, valió la pena.

-Cacho muchísimas gracias.
-Al contrario, te agradezco mucho la libertad de poder expresarme libremente, no siempre es posible.