La discusión por implementar tasas turísticas es una discusión hacia el corazón del sistema capitalista.
Por Oscar Alejandro Degiusti
Miércoles 24 de julio de 2024. Hace unos días, en la localidad de Puerto Iguazú se reavivó una polémica a partir de una resolución del ejecutivo municipal donde comunica el incremento de la tasa ecoturística que pasó a $3.000 por persona por dos noches de pernocte. Además, en una segunda resolución obliga a los hoteles a incluir en su facturación el cobro de la tasa y luego depositar a una cuenta del banco (se convierten en agentes de retención).
Y por otro lado existen dos Proyectos recientes del Concejo Deliberante so-licitando, primero la suspensión inmediata del cobro de la tasa ecoturística y en otro, la derogación de la Ordenanza 54/15 que reglamenta el cobro de la mencionada tasa. El pedido es del edil Alejandro Verón en base a la declaración de anticonstitucional de una tasa similar en Bariloche.
Al margen de los intercambios verbales entre los funcionarios, considero necesario realizar un pequeño análisis que nos permita comprender aquellas causas oficiales que llevan a proponer estos impuestos, pero además las causas sistémicas para entender las posiciones y los relatos o respuestas de los diferentes actores frente a estas medidas. Finalmente el concepto de lo que significa la tasa (eco)turística, el fin de las recaudaciones y la transparencia como base para la gestión de los impuestos al turismo por parte de los gobiernos locales. Finalmente, un listado de destinos donde se aplican tasas o impuestos al turismo, y aquellos que implementan además otras estrategias para desalentar el sobreturismo.
Las causas oficiales para el cobro de tasas turísticas
Los años previos a la pandemia el turismo ya sufría las consecuencias de los grandes flujos turísticos. Las cifras del aumento de la actividad eran elo-cuentes y la OMT las exhibía como logros del crecimiento de la actividad. Claro, también comenzaban a visibilizarse manifestaciones en contra del (sobre) turismo y los impactos en grandes destinos.
Con la pandemia se frena la línea de flotación del turismo, la movilidad y el sistema se detiene en todo el planeta. La Naturaleza cobra fuerza y muestra signos de recuperación ante la caída de los desplazamientos de los turistas. Son elocuentes las imágenes que circulaban en redes sociales haciendo visi-bles mostrando como renacía la biodiversidad en destino masivos. Los pro-nósticos más optimistas dentro de la pandemia auguraban para cuando se active el turismo nuevamente, un regreso más resiliente de los turistas como de los distintos eslabones de la cadena de la actividad turística.
Finalizó la pandemia y el turismo internacional se fue recuperando y está alcanzando flujos con niveles superiores a los prepandémicos, y como si fuera un déjà vu el sobreturismo actual o cuando la capacidad de carga es superada nos está mostrando imágenes con daño a la naturaleza y sitios históricos, el comportamiento irresponsable de turistas y el hacinamiento en atractivos y destinos, y por otro lado las manifestaciones de fobia al turismo de las comunidades anfitrionas en muchas ciudades.
Las Causas hacia adentro del sistema capitalista
La realidad no es tan lineal como el relato y menos cuando intervienen diferentes actores y sectores dentro del sistema turístico. Es decir, si ante la propuesta de cualquier impuesto al sector turístico habría una aprobación implícita principalmente por parte del sector privado, sería muy sencillo, pero no es así.
Entonces es necesario conceptualizar en su esencia al “turismo” para comprender como se mueven las fichas dentro del sistema. El turismo sin lugar a dudas es el principal vector de la globalización y del sistema capitalista porque promueve justamente flujos financieros, de mercancías, de personas y de ideas (Córdoba y García 2003). Se convierte así en un sistema de con-sumo intenso y masivo de espacios de ocio y recreación donde la naturaleza, los paisajes, las culturas, bienes comunes, etcétera, son convertidos en mercancías mediante la asignación de precios.
El neoliberalismo como actual modelo capitalista, favorece y promueve el libre mercado, la libre movilidad de capitales, la libre implantación geográfica de las actividades productivas y especulativas, la privatización de em-presas y propiedades públicas, la desregulación de la economía, la concentración de capitales mediante fondos de inversión globales o las medidas de proteccionismo estatal favorecedoras de sus corporaciones empresariales, y un Estado disminuido y que se convierte en garante justamente del clima de negocios (seguridad jurídica, defensa de la propiedad privada, flexibilización laboral, administración pública que no entorpezca la iniciativa privada, etcétera) a partir de la no intervención en los circuitos económicos, o en responsable de las inversiones para los procesos de gentrificación de las ciudades. Y además como un dato relevante es que los actuales sectores hegemónicos profesan un profundo negacionismo hacia el “cambio climático” y sus consecuencias.
Observemos entonces las reacciones de los sectores empresariales en España, el principal destino de turismo mundial en estos momentos, ante las propuestas de establecer impuestos al sector turístico porque son extrapolables a otros lugares del mundo. En todo momento se niegan a considerar modificar los márgenes de ganancia; por ejemplo en Canarias se declararon en contra de esta sugiriendo “que antes se suban unas décimas el IGIC que aplicar esta medida impositiva a los turistas”. Aquí es necesario efectuar una aclaración: el IGIC (impuesto General Indirecto Canario) se aplica solo en las Islas Canarias, mientras que el IVA se aplica en el resto de España. Las tasas impositivas son diferentes, y el tipo general del IVA es del 21% mientras que el del IGIC es de sólo el 7%. Se construye un relato del turismo como algo inocuo y beneficioso, “el mensaje que se está dando es que tienes que gravar a un sector porque es negativo para la sociedad, cuando, se debe conseguir que el sector turístico sea positivo para el entorno (…) y (se ha preguntado) “la tasa turística es para penalizar a un sector o para fortalecer una actividad económica”; el mensaje siempre está de que el Estado es ineficiente “que con estos movimientos e ideas se comprobó la incapacidad de las administraciones públicas de gestionar los recursos de los que dispone”. Agregando “la ecotasa está más que muerta, no tiene ningún sentido ni razón para aplicarse” decía el presidente de la patronal turística de Canaria; negando por otro lado los impactos que genera el turismo en algunas socie-dades, “una serie de personas que se acercan a los aeropuertos a amedrentar y acusar a los turistas con sus familias, con sus niños, para que no vengan a Canarias. (…) Es un error y esto no está haciendo un daño terrible” refiriéndose a los movimientos antiturismo, y en la misma línea el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) que es la patronal turística internacional y mayor lobysta del libre mercado y del comercio internacional expresaron que “deben ser las autoridades locales las que impliquen a los residentes para garantizar la convivencia con los turistas, para no poner en riesgo (…) lo que el turismo aporta a la economía”.
Estos ejemplos argumentales, similares seguramente a tantos otros en destinos diferentes del mundo sólo confirman que el capital turístico se rige por la ley del valor donde el lucro es lo que garantiza la reproducción del capital. Las expansiones territoriales (incorporación de nuevos destinos al mercado turístico internacional) se fundamentan en la búsqueda del diferencial de renta (y precios) característico del desarrollo desigual, que proporciona mayores tasas de beneficio a la empresa transnacional en red (Blázquez, Murray y Artigues, 2009) principalmente. Y en el actual contexto neoliberal, donde se niegan los conflictos (y el cambio climático) y mucho menos el capital está dispuesto a reducir sus ganancias o pensar en acciones de decrecimiento en lugares con sobreturismo. Entonces e aquí los fundamentos que no son sólo retóricos para las oposiciones a toda propuesta que puedan alterar los ciclos de reproducción del capital.
Entonces…
¿Qué es una tasa (eco) turística? La tasa turística es ni más ni menos que un impuesto que el viajero tiene que pagar cuando visita un país o una localidad y que se suele cobrar en el alojamiento o al reservar el billete de avión.
Existen algunos países que gravan a los pasajeros con una tasa que se paga junto con el vuelo o bien al entrar o abandonar el país en el aeropuerto.
¿Para qué se pagaría este impuesto? La tasa turística es aplicada por gobiernos locales principalmente o ciudades con el fin de contar con un fondo destinado a diferentes medidas como: hacer frente a la recesión, reducir el déficit, promover el desarrollo, la promoción de las infraestructuras y actividades turísticas: la conservación del patrimonio, la sostenibilidad, etc. Es decir que lo que queda claro es que la recaudación queda en el sistema turístico del territorio. La idea es que el dinero del turista se revierta de forma positiva en los propios turistas y en el territorio.
La transparencia como base de la implementación
A partir de los relatos y anécdotas de los efectos del turismo “descontrolado”, en muchos destinos decidieron implementar un impuesto turístico (tasa) como base que en algunos lugares se complementa con otras estrategias (desestacionalización, elección del tipo de turista, prohibición de ciertas actividades, etcétera) para controlar el volumen de visitas. Es decir que el fin de un impuesto al turismo en la mayoría de los destinos está destinado a mantener lugares culturales, históricos, y aspectos naturales y paisajísticos, como de servicios que se ofrecen al sector del turismo y que se ven modificados por la masiva visita de visitantes.
El nudo gordiano del impuesto está centrado en dos elementos: por un lado la modalidad en que se recauda, que como veremos más adelante, mayoritariamente es incorporada en las tarifas finales de los hoteles, en otros casos en los tickets aéreos, y después otras formas que pueden variar. Y por otro lado los gobiernos locales deben ser extremadamente celosos en las prácticas de transparencia respecto al uso de las recaudaciones. Agilidad recaudatoria, máxima transparencia en la información de montos y destinos, y habitualidad en reportes de sostenibilidad y transparencia.
Conclusiones
El turismo desde fines de los 50 como producto de consumo masivo se inserta dentro de las lógicas de acumulación capitalista y como tal sujeto a contradicciones y por supuesto a conflictos. Desde los 70 se viene alertando sobre los efectos negativos que las formas de producción turística ocasionan en las sociedades de acogida. Desde allí, declaración tras declaración a través de los años no lograron poner un freno real a la expansión territorial del sector y sus impactos. Hoy, en un contexto planetario neoliberal donde los grupos económicos más hegemónicos y concentrados niegan el cambio climático, lo que denominan “el discurso de la izquierda” para frenar la libertad de mercado, que coincide además con el avance de los partidos ideológicamente de derecha, es lógico que los conflictos y tensiones del sector se diriman en las arenas políticas del turismo a partir de las retóricas, los discursos y las respuestas que se proponen. Así, recién podemos entender que las disputas por aplicar impuestos al turismo no es sólo un intercambio de opiniones o simples actos de voluntarismo.
Destinos donde se aplica este tipo de impuestos.
EUROPA
La Unión Europea, este año, introducirá la visa al turista y la solicitud costará 7 euros.
Alemania cobra a los visitantes un “impuesto cultural” (kulturförderabgabe, en el idioma original) y un “impuesto de alojamiento” en ciertas ciudades, incluidas Frankfurt, Hamburgo y Berlín (algunas de las más visitadas), que suele rondar el 5% de la factura del hotel.
Austria cobra a los visitantes un impuesto de alojamiento por noche que va-ría según la provincia. En Viena o Salzburgo, por ejemplo, se cobra hasta un 3,20% por persona sobre la factura del hotel.
Bélgica cobra una tarifa por noche a los viajeros, que algunos hoteles incluyen en la tarifa de la habitación y lo añaden por separado en la factura. Este impuesto se cobra por habitación y varía según el tamaño y la categoría del hotel, pero suele rondar los 7,50 euros. Además depende del municipio y de la categoría del alojamiento. La tasa turística en Bruselas es más alta que en el resto del país, oscilando entre los 2,15 euros de los hoteles de 1 estrella y los 8,75 euros en los de 5, siempre por habitación y noche. En Bruselas, el impuesto promedio está en 7,50 euros.
Bulgaria cobra el impuesto por noche, pero en comparación a otros destinos es sumamente económico ya que el máximo llega a 1,5 euros.
Croacia solo cobra impuesto al turismo en temporada alta. Por noche los turistas pagan 1.33 euros la noche.
Escocia. Edimburgo cobra una tasa de 2 libras (unos 2,3 euros) por persona y noche en todos los alojamientos con un máximo de 7 noches.
Eslovenia regula el valor del impuesto por ciudad y por calidad del hotel. La tarifa más alta, es de 3 euros por noche.
España sólo cobra tasa turística en Cataluña y las Islas Baleares. La tasa turística catalana se aplica en hoteles, albergues, campings, casas rurales, habitaciones o apartamentos y cruceros. El importe varía entre los 0,45 y los 2,25 euros por persona y día según la categoría del alojamiento y su ubicación. Así, los huéspedes de un hotel de 5 estrellas pagarán 2,25 euros por persona y noche en cualquier punto de Cataluña. En un 4 estrellas de Barcelona cobran 1,10 euros, mientras que en el resto de la comunidad el costo es de 90 céntimos. Los menores de 16 años no pagan la tasa. También se establece un límite de pago si la estancia dura más de una semana.
La tasa turística de Baleares, conocida como ‘ecotasa’, afecta a aquellos turistas y residentes que se alojen en hoteles, apartamentos turísticos, albergues y cruceros. Su importe medio es de 3 euros por persona y día, aunque oscila entre los 1 y 4 euros por persona y día en función de la categoría del alojamiento. La tasa se reduce para estancias en temporada baja y menores de 6 años.
Desde el 1 de abril de 2024, Barcelona añadió una tasa extra a la tasa turística regional. De esta forma, los visitantes de la ciudad Concal abonan 3,25 euros además de la tasa turística regional, lo que supone un aumento de 0,50 euros por noche. Así, los huéspedes de alojamientos de cinco estrellas pagarán un total de 6,75 euros por noche, es decir, 47,25 euros por persona y semana de estancia. En los alojamientos de alquiler, las tasas ascienden a 5,50 euros por noche o 38,50 euros por una estancia de una semana, además del coste nocturno del alojamiento.
Francia. El “taxe de séjour” o impuesto turístico de Francia varía según la ciudad y suele agregarse a la factura del hotel, pero ronda entre los 0,20 y 4 euros por persona y noche. París, la capital y una de las ciudades más visitadas del mundo, anunció que aumentará su tarifa hasta en un 200% para quienes se hospedan en hoteles, Airbnbs y campings. Además, se carga con un 2% extra a las habitaciones cuyo precio sea superior a 200 euros.
Grecia cuenta con impuesto turístico introducido por el Ministerio de Turismo y se basa en datos que tienen que ver con cuántas estrellas tiene un hotel y la cantidad de habitaciones que alquila. El objetivo es ayudar a pagar la deuda del país y puede oscilar entre 4 euros por habitación. La tasa turística en Grecia se abonará a la llegada al hotel.
En la Isla de Santorini se comenzó a imponer restricciones al turismo en 2019, cuando los pasajeros de cruceros se limitaron a 8.000 (por día, eso sí) y a los turistas que pesan más de 100 kg se les prohibió montar en burro.
Holanda, depende la ciudad, el costo suele ser un porcentaje del precio de la habitación. Por ejemplo, en Ámsterdam se cobra el 7%; en Eindhoven el 3,5% y en Rotterdam el 6,5%.
Hungría simplificó el impuesto y cobra el 4% del precio de la habitación, pero rige solamente para la ciudad de Budapest.
Islandia (que recibe más de 2 millones de turistas al año) comenzará a cobrar este año un impuesto al turismo que variará entre los 4 y 7 euros la no-che, con la intención de proteger el ambiente y la naturaleza.
Italia tiene diferentes costos, en función de la región o ciudad. La tasa turística en Roma para los hoteles de 5 y 4 estrellas cuesta 3 euros y es diferente para el resto de categorías, que equivale a 2 euros por persona y noche. Los menores de 10 años están exentos de pagar esta tarifa. En Florencia y Milán se cobra un euro por persona y noche por cada estrella que tenga el hotel. En Venecia, la tasa varía en función de la temporada, la categoría del hotel y la zona en la que se encuentre. En temporada alta, en la isla de Venecia cobran 1 euro por estrella y noche.
Malta. A cada persona que se aloje en la isla se le descontará la ‘eco-tax’, que equivale a 50 céntimos por noche, con un tope de cinco euros por persona. Turistas y estudiantes de inglés menores de 18 años no pagan esta tasa.
Portugal. Lisboa establece 1 euro como tasa turística a cada visitante que pernocte en cualquier hotel o alojamiento, aplicable sólo en la primera se-mana de estancia en la capital. Los menores de 13 años están exentos de pagarla. Oporto aplica desde marzo de 2018 su nueva tasa turística, de 2 euros por pernoctación y persona hasta un máximo de siete noches consecutivas. Este impuesto turístico se cobrará al final de la estancia a los mayores de 13 años, a excepción de aquellas personas con discapacidades iguales o superiores al 60% y las que lleguen a la ciudad para recibir tratamientos médicos. La tasa afecta a todo tipo de reservas, tanto en agencias de viajes físicas como online.
República Checa tiene un impuesto de menos de un euro por persona y por noche y solo aplica a mayores de 18 años que viajen a Praga, la capital del país.
Suiza tiene varios montos para el impuesto que varía según la ubicación, pero se paga por persona y por noche con un promedio de 2,20 euros.
ASIA
Bután. El reino budista en el borde oriental del Himalaya triplicó la cantidad de impuestos que le cobraba a los visitantes en 2023, e impuso un mínimo de US$200 por día. En 2024, la tarifa diaria para la mayoría de los visitantes será de US$100 y continuará hasta el 31 de agosto de 2027.
Filipinas. Además de las tasas que paga el viajero por usar aeropuertos o estaciones marítimas, en ciertas partes de la región de Visayas (El Nido) se cobra la Eco Tourism Development Fee (ETDF) o tasa medioambiental al realizar excursiones o por alojar mascotas en los hoteles que lo permiten. En el caso de los tours o excursiones, se cobra 200 PHP por persona. Se entrega un recibo que hay que conservar, pues tiene validez de 10 días y se vuelve a solicitar en sucesivas excursiones.
Indonesia. Se cobra una tasa de salida de 200.000 rupias indonesias (unos 12 euros) a todos los viajeros que salgan del país por avión o barco. La isla de Bali es el único destino que paga impuesto al turismo. El valor es de 8,9 euros y no es por noche, sino que se abona por única vez al ingresar a la is-la.
Japón. La tasa turística en Japón varía en función del precio de la estancia y se carga a partir de los 10.000 yenes por noche. Si la tarifa oscila entre 10.000 y 14.999 yenes, el impuesto equivale a 100 yenes, y a partir de 15.000 yenes pagaremos de 200 yenes. El impuesto al turismo se traduce en un impuesto de salida del país que tiene un valor de 8 euros.
Malasia. A partir de agosto de 2017, el recargo por tasa turística en Malasia será de 20 ringgit (4,16 euros) por noche en hoteles de cinco estrellas; 10 (2,08 euros) para los de cuatro; 5 (1,04 euros) para los que tienen entre una y tres estrellas; y de 2,5 (0,52 euros) para los que no cuentan con categoría. El impuesto no afectará a los alojamientos con menos de 10 habitaciones y los gestionados por entidades religiosas sin ánimo de lucro.
Tailandia. Tailandia fue el destino turístico más reciente en incorporar este impuesto. Su valor será de unos 9€ aproximadamente (300 baht) y se comenzaría a aplicar en junio de 2023. En este país la particularidad se encuentra en que el impuesto se aplica en el precio de los vuelos desde 2022 y el precio para los extranjeros es de 7, 7 euros.
AMÉRICA
Estados Unidos cobra una doble tasa al visitante si se tienen en cuenta los 14 dólares que cuesta el trámite del ESTA o Programa de Exención de Visado (VWP). Por otro lado, en función del Estado o ciudad donde pernocta el turista aplican una cantidad u otra: la tasa turística en Nueva York equivale a 3,5 dólares por noche y habitación mientras otros destinos locales cobran entre el 5 y el 7,5% de la factura. En Estados Unidos el impuesto al turismo está tipificado como impuesto de ocupación (Fuente: Archi-vo/Unsplash).
México cobra un impuesto turístico conocido como Visitax a los viajeros que visiten el estado de Quintana Roo. El importe es de 224 pesos mexica-nos (unos 9 euros) por persona que se abona al salir del país.
Islas del Caribe. Antigua y Barbuda, Aruba, Bahamas, Barbados, Bermuda, Bonaire, Islas Vírgenes Británicas, Islas Caimán, Dominica, República Dominicana, Granada, Haití, Jamaica, Montserrat, St. Kitts y Nevis, Santa Lucía, St. Maarten, San Vicente y las Granadinas, Trinidad y Tobago y las Is-las Vírgenes de Estados Unidos cobran una tasa turística vinculada al costo del hotel que oscila entre los 13 y 45 euros.
Las tasas dependen de la isla, pero suele haber una tasa de alojamiento o una tasa de salida que se cobra por persona y que varía según el destino. Por ejemplo, en Aruba se cobra entre 3 y 15 dólares estadounidenses (entre 2,5 y 13 euros) por noche según el tipo de alojamiento; en Bahamas se cobra una tasa de salida de 29 dólares estadounidenses (unos 25 euros) por persona; en Barbados se cobra una tasa de alojamiento de entre 2,5 y 10 dólares estadounidenses (entre 2 y 8,5 euros) por noche según la categoría del establecimiento.
ÁFRICA y OCEANÍA
Marruecos tiene el impuesto turístico del riad o el apartamento que varía entre 1 € y 2,5 € por noche y por persona en función de la categoría del alojamiento.
Tanzania. Los viajeros cuyos vuelos partan del aeropuerto de Zanzíbar, deberán pagar un impuesto de 5 dólares en efectivo.
Nueva Zelanda cobra un impuesto de salida de 35 dólares neozelandeses (unos 20 euros) a todos los viajeros que salgan del país por avión o barco. Se cobra solamente al turismo extranjero se paga por única vez, al llegar y cuesta 21 euros.
Quienes desalientan las visitas a sus destinos según la revista Time Out.
Ámsterdam: mediante límites a los paseos por los bares y la prohibición de fumar cannabis en el barrio rojo.
Lanzarote. Las autoridades manifestaron el deseo de atraer a visitantes de “mayor calidad” que gasten más y, presumiblemente, beban menos. Los días de borracheras hasta el amanecer podrían haber llegado a su fin.
Bali. La isla indonesia de Bali es otro destino popular que está estudian-do medidas para hacer frente al comportamiento indisciplinado de los visitantes. La belleza natural de la llamada Tierra de los Dioses atrae a los turistas desde hace mucho tiempo, pero este nirvana de volcanes y bosques también se ha ganado fama de libertinaje y excesos.
Venecia. Sus estrechas calles y sus frágiles vías fluviales no están hechas para tanto tráfico, y se creó una tasa turística para quienes no pernocten en ella.
Barcelona adoptó en 2022 medidas para limitar el número de visitantes, entre ellas restricciones al tamaño de los grupos turísticos y al ruido.
Bután. Una forma segura de mantener bajo el número de turistas es imponer un visado turístico diario de 200 dólares. Esto es lo que hizo el reino montañoso de Bután cuando reabrió sus puertas tras la pandemia, introduciendo lo que denominó una “tasa de desarrollo sostenible”.
Santorini. Los deslumbrantes edificios blancos de Santorini son uno de los lugares más emblemáticos de Grecia. La isla atrae a unos dos millones de visitantes al año, y cuenta con una población que ronda los 10.000 habitan-tes. La isla empezó a imponer restricciones en 2019, cuando se limitó el número de pasajeros de cruceros a 8.000 (al día) y se prohibió montar en burro a los turistas que pesaran más de 100 kg.
Costa de Amalfi. Mantener el control de los visitantes puede ser difícil. En 2022, la Costa Amalfitana italiana tomó la medida de imponer un sistema de matrículas para controlar a los visitantes. Según las nuevas normas, los autos con matrículas que terminan en número impar pueden acceder a los 35 km de belleza de la costa un día, mientras que los autos cuyas matrículas acaban en número par pueden entrar al día siguiente. Por supuesto, los residentes locales y el transporte público están exentos.
Machu Picchu. Los visitantes de Machu Picchu solo pueden entrar en una de las dos franjas horarias designadas, y el tiempo de permanencia en la ciudadela está limitado a cuatro horas (seis si se sube a pie), aunque no es raro que muchos se queden más de la cuenta. El número de visitantes aumentó un 700% entre 1980 y la actualidad, lo que provocó daños medioambientales y culturales incalculables.
Tailandia. Desde hace un tiempo que el sudeste asiático es sinónimo de mochileros en año sabático, con Tailandia como epicentro indiscutible de este fenómeno. Desde el 2017, implementaron una nueva estrategia de marketing centrada en el valor de las experiencias por encima de la relación calidad-precio. Desde entonces, se prohibieron los barcos en Maya Bay, un popular paraje de belleza en las islas Phi Phi, en un esfuerzo por restaurar la naturaleza.
Datos de Diario La Nación; Publicación británica TimeOut; El Cronista Comercial (febrero de 2024); Diario Perfil; La balearización global: El capi-tal turístico en la minoración e instrumentación del Estado. Macià Blázquez, Ivan Murray, Antoni Albert Artigues.
