El Espacio de Primera Infancia Mi otra casita, ubicado en el barrio Gruber de San Ignacio y gestionado por el Movimiento Evita, enfrenta dificultades financieras y solicita la colaboración de la comunidad para seguir brindando atención y educación integral a 30 niñas y niños de la zona.
Martes 3 de septiembre de 2024 (Prensa de TTT). El Espacio de Primera Infancia (EPI) Mi otra casita está en el corazón del barrio Gruber de San Ignacio, un lugar que desde 2021 es el pilar fundamental en la vida de 30 niñas y niños, de entre un año y medio y cinco, provenientes de distintas zonas del municipio. Organizado por el Movimiento Evita y liderado por Florencia Desbouts y Tatiana Medina, el EPI ofrece un entorno único donde se prioriza la educación integral, el aprendizaje y la estimulación de los más pequeños.
El EPI cuenta con una sala equipada con materiales didácticos y un patio de recreación, donde ofrecen un espacio que, según Desbouts, se convirtió en una extensión de los hogares de los niños. «Estamos comprometidas con el cuidado y la educación de niños y niñas con diversas capacidades como el autismo y síndrome de Down. Buscamos diariamente un desarrollo acorde a las necesidades de las infancias, lo que brinda tranquilidad a sus padres y madres, sabiendo que sus hijos están en un lugar de cuidado y amorosidad», expresó.
El equipo docente está compuesto por siete educadoras que trabajan tres veces por semana en turnos mañana y tarde. Además de Desbouts y Medina, el equipo incluye a Mariel Ferreyra, Aixa Medina, Daniela Colman, Florencia Benítez y Keila Knoll, quienes se enfocan en fomentar la socialización, el compartir y la creación de hábitos saludables en los niños, preparando así su transición al jardín de infantes.
En Mi otra casita, se implementa la pedagogía Waldorf, un enfoque educativo que respeta los ritmos individuales de cada alumno, considerando el aprendizaje no solo en el plano intelectual, sino también en las emociones y habilidades corporales. «Queremos que tengan la libertad de expresar sus emociones y desarrollar sus capacidades en lo que más les atraiga», explicaron las docentes.
Un pedido de colaboración en tiempos difíciles
Ante la crisis económica y los recortes en el presupuesto destinado a la niñez, las docentes de Mi otra casita hacen un llamado a la comunidad para recibir ayuda. «Como todos saben, ahora debemos redoblar esfuerzos. Cualquier colaboración es bienvenida, especialmente en estos momentos críticos», señalaron.
A pesar de las dificultades, el EPI aún cuenta con materiales didácticos, muchos de ellos obtenidos gracias a donaciones anuales. El Movimiento Evita Misiones, a través de su secretario general, Martín Sereno, también contribuyó con juguetes de madera, libros y otros insumos. Además, las docentes aportan de su propio bolsillo elementos como témperas, cartulinas y otros materiales, reutilizando lo que tienen a su disposición.
Tatiana Medina, auxiliar de Nivel Inicial y estudiante del profesorado en Educación Inicial, subrayó el amor y la dedicación con que se desempeñan las educadoras. «Nuestro EPI está diseñado especialmente para cada niño y niña, donde la imaginación y la curiosidad se unen para crear un ambiente agradable y de diversión. Nuestra rutina se divide en actividades lúdicas, de integración y estimulación, generando un aprendizaje significativo acorde a su edad».
El espacio también ofrece desayuno y merienda, dependiendo del horario, para garantizar así una atención integral y un ambiente seguro para el desarrollo de los niños, bajo el lema de que cada uno es un diamante en bruto, por pulir.
El pedido de respaldo institucional
Martín Sereno, dirigente del partido Tierra, Techo y Trabajo, destacó la importancia de Mi otra casita como un refugio de amor y contención para más de 30 niños y niñas. «Es una respuesta colectiva a la urgente necesidad de los pequeños y sus familias del Lote Gruber. Aquí nos organizamos con dedicación y responsabilidad para garantizar un ambiente donde cada niño recibe lo que necesita: amor, atención y las herramientas para un futuro mejor», afirmó.
Sereno subrayó la necesidad de un respaldo institucional para sostener este trabajo fundamental. «Aunque desde nuestro espacio político y social reforzamos nuestro compromiso, necesitamos el esfuerzo colectivo de la comunidad para que Mi otra casita y otros Espacios de Primera Infancia sigan cumpliendo su función social, asegurando que nuestros niños no queden desamparados», concluyó.

