Aunque hay avances, todavía queda un largo camino por recorrer en materia de inclusión educativa en Argentina. La colaboración entre docentes, familias y profesionales externos es fundamental para lograr una verdadera inclusión que permita a todos los alumnos acceder a una educación de calidad, planteó la psicopedagoga Lourdes Báez durante una entrevista con Plural, programa periodístico de Canal 4 Posadas.


Viernes 27 de septiembre de 2024. La inclusión en la educación, tanto en el sector público como en el privado, sigue siendo un tema de debate y preocupación en la sociedad actual. Lourdes Báez, psicopedagoga con una vasta experiencia en el acompañamiento de alumnos con discapacidades, reflexiona sobre esta problemática en Plural TV, programa de Canal 4 Posadas.
La inclusión y la integración son conceptos que van de la mano, pero no son sinónimos. «La inclusión es más bien una actitud política», explica la psicopedagoga Lourde Báez, mientras que la integración implica la participación efectiva de las personas con discapacidad en el currículum educativo, teniendo en cuenta sus necesidades y posibilidades. A lo largo de su carrera, ha trabajado intensamente en capacitaciones para docentes de primaria y secundaria, con el fin de promover estas dos dimensiones esenciales de la educación inclusiva.
La educación en Argentina enfrenta múltiples retos cuando se trata de incluir a personas con discapacidad. Según Báez, «no es fácil» lograr una educación verdaderamente amigable para estos sectores. Las discapacidades intelectuales, que afectan el desarrollo cognitivo, como la atención, memoria y lenguaje, son particularmente difíciles de abordar debido a la necesidad de métodos de enseñanza adaptados.
Uno de los puntos más relevantes de la entrevista con Báez surgió al plantear la diferencia en el manejo de la inclusión entre las instituciones educativas públicas y privadas. Ella observa que, en general, el sector privado está más dispuesto a ayudar y acompañar a los alumnos con discapacidad. Esto se debe, en parte, a los grupos reducidos de alumnos y a una mayor capacidad de trabajar en conjunto con equipos externos de profesionales.
En cambio, el sector público enfrenta mayores dificultades debido a la alta cantidad de alumnos por aula, lo que complica la visibilización de las necesidades individuales. Báez menciona que la falta de información y de un trabajo coordinado con otros profesionales también contribuye a esta problemática.
Báez relata el caso de una joven con discapacidad intelectual leve que necesitaba adecuaciones curriculares no significativas para poder continuar sus estudios universitarios. Estas adecuaciones incluían cambios en la metodología de enseñanza y evaluación, así como más tiempo para presentar trabajos. A pesar de sus esfuerzos y acompañamiento, la joven se encontró con una fuerte resistencia por parte de la institución universitaria, lo que eventualmente la llevó a abandonar sus estudios.
Este caso ilustra una realidad preocupante: la inclusión en el nivel universitario es todavía más complicada. Báez señala que cada profesor decide si va a realizar adecuaciones o no, lo que dificulta enormemente el proceso de inclusión. Además, resalta que las discapacidades intelectuales requieren un abordaje más complejo que las discapacidades físicas, que pueden solucionarse con modificaciones edilicias.
Para mejorar la inclusión en el sistema educativo, Báez sugiere mayor capacitación para las instituciones en temas de inclusión e integración. Asimismo, recomienda a las familias acudir a profesionales tan pronto como se detecten dificultades en los primeros grados de la primaria. Un diagnóstico precoz es crucial para que los alumnos reciban la estimulación adecuada y puedan avanzar en su educación en condiciones óptimas.

Lourdes Báez en Plural TV

-Estuvimos hablando antes de salir al aire sobre esta situación que se da con la inclusión en la educación, en el sector privado, en el sector público. ¿Qué está pasando en los dos sectores? Comentanos un poquito como para entrar en tema y después hablamos de un caso puntual.
-Se viene trabajando con la inclusión hace muchos años. Si bien en algunos lugares cuesta más trabajar, depende también de la discapacidad que sea, porque hay varios tipos de discapacidades. Yo particularmente estoy trabajando hace muchos años en primaria y secundaria, en donde trabajamos con los docentes en capacitaciones para poder incluir e integrar. Porque son dos conceptos que van de la mano: la inclusión, que es más bien una actitud política, y la integración es verdaderamente incluir e integrar, y que esas personas con discapacidad puedan participar y acceder al currículum, al programa educativo, teniendo en cuenta sus necesidades y sus posibilidades.

-¿Es amigable nuestra educación con estos sectores?
-No es fácil. Es algo que venimos trabajando hace mucho tiempo y todavía es necesario hacer algunos ajustes, sobre todo con lo que tiene que ver con la discapacidad intelectual, que es la que afecta al desarrollo cognitivo; por ejemplo, atención, memoria, lenguaje, y hace que estas personas tengan un aprendizaje un poco más lento que otras personas que no tienen este tipo de discapacidad.

-¿El sistema las incluye o las excluye?
-En algunos casos, como por ejemplo en el nivel universitario es donde más resistencia vi con mi experiencia profesional, costó muchísimo ahí. Pero no es algo que no se pueda lograr, por esto también me gustó la idea de venir acá, para fomentar la inclusión de los alumnos con discapacidad en el nivel superior. De hecho, hay provincias en donde personas con discapacidad intelectual, como síndrome de Down, por ejemplo, se han recibido, pueden egresar sin problemas.

-Teníamos un caso particular, sin dar nombres, acá en Misiones, que es lo que dispara esta nota, y hacíamos una comparación entre los conflictos que tenía en el sector privado y los que tenía el sector público; en el privado me decías que era mucho más fácil, que están más dispuestos a ayudar y acompañar.
-Sí, estuve en comunicación con directivos de una institución en particular, que me comentaron cómo trabajan ellos, acompañando al alumno que ingresa con discapacidad, trabajando en conjunto con el equipo externo, porque son alumnos que a su vez también tienen un equipo externo que los acompaña, muchos desde edades tempranas. Entonces esta institución trabaja en conjunto con esos profesionales externos. En la parte pública, por ejemplo, yo pienso que, por la cantidad de alumnos que hay, es más difícil también visibilizar esta singularidad.

-¿Qué facilita más el sector privado en este caso que el público? ¿Por qué resulta más fácil acá y más complicado allá?
-Yo pienso que podría ser por la cantidad de alumnos. En la parte privada son grupos más reducidos, y en la parte pública son aulas que tienen muchísimos alumnos. Puede ser por eso, o quizás porque por ahí falta un poco más de información o de un trabajo más en equipo con otros profesionales que puedan asesorar a la gente de la universidad.

-El caso puntual del que hablábamos, insisto con esto sin dar nombres, sin particularizar, ¿qué conflictos tuvo, cuál fue el problema, cuál fue la necesidad que tenía?
-Esta persona tiene una discapacidad intelectual leve, ella necesitaba adecuaciones curriculares. También acá hay que hacer una diferencia, tenemos dos tipos de adecuaciones curriculares: las significativas y las no significativas; ella necesitaba las no significativas, esto quiere decir que había que adaptar, por ejemplo, la metodología de enseñanza o la metodología en las evaluaciones. Ella tenía más facilidad para exponer verbalmente que en forma escrita, y ahí fue donde encontramos una resistencia. Esas eran las adecuaciones que ella necesitaba, o por ahí, un poco más de tiempo para presentar un trabajo o examen. Son adecuaciones no significativas.

-¿Vos asistías a esta persona?
-Sí, trabajé con ella, la acompañé en todo su secundario.

-¿Cómo es ese acompañamiento, haciendo qué?
-Trabajando con los docentes de la institución. Ella iba a una institución privada también. En el caso de ella yo la acompañaba en el salón y en la casa con las tareas. En la escuela, más que nada era porque también lo que buscamos es que el alumno se integre, no estar todo el tiempo junto con el alumno, sino que la persona se integre con sus pares, y cuando haga falta intervenir uno como profesional. Y trabajar mucho con los profesores, explicándoles cuál es la situación del alumno, cómo aprende, qué adecuaciones habría que hacer, y con los directivos, por supuesto.

-¿Cómo es ese trabajo? ¿Es en el momento, al lado del alumno? ¿Es después, hablando con los docentes? ¿Es haciendo propuestas antes o después?
-Sí, primero se hace una presentación del equipo externo en la escuela de la situación del alumno, el diagnóstico y la forma que se propone para trabajar. Luego, en el día a día, es acompañarle, estar ahí si necesita. La idea es que adquiera mayor autonomía cada vez. Y en la casa también se lo puede acompañar haciendo las tareas, acompañándolo si tiene que presentar un trabajo o estudiar para un tema.

-Esta chica fue a la primaria en escuelas públicas y en escuela privada. Me decía la madre que le resultó mucho más fácil o que la escuela se adaptó mucho más en los institutos privados. Pero cuando pasa a la universidad, se encuentran casi con una pared.
-Sí, yo no la conocí cuando estaba en el nivel primario. Sé que fue a una escuela pública, pero no tengo conocimiento porque no la conocía ahí. Yo la acompañé ya en el nivel secundario, y cuando inició en el nivel superior que tuvimos esa experiencia.

-¿Tuvo que dejar la facultad o sigue?
-No, dejó.

-¿Dejó por estos problemas, por la falta de inclusión?
-Y sí, por la falta de acompañamiento de parte de la institución.

-¿La respuesta de la facultad cuál es: que no están en condiciones, que no tienen personal, que no tienen presupuesto?
-Cada profesor decide si va a adecuar o no. Entonces es muy difícil también, al ser un lugar muy grande, ir y hablar con cada profesor y explicar la situación. En ese punto hay como más resistencia, por ahí, si habláramos de otro tipo de discapacidades, como las discapacidades físicas, por ejemplo, se soluciona por ahí con alguna modificación edilicia. Pero en estos casos, discapacidades intelectuales, es un poco más difícil trabajar.

-¿Tenés varios casos, es decir, hacés el seguimiento de varios chicos con estos problemas?
-Ahora no tanto, pero sí trabajé muchos años en esto, con alumnos de primaria más que nada.

-Ahí es donde es más fácil resolverlo…
-No tanto…

-¿Qué recomendación harías tanto a las instituciones como a las familias, en función de tu experiencia?
-Para las instituciones, mayor capacitación en lo que es la inclusión y la integración. Y a las familias, que cuando la institución detecta, que generalmente se detecta en primer grado, segundo grado, los primeros grados de la primaria, que ni bien se detecta alguna dificultad, que la familia acuda a los profesionales para poder tener una evaluación y un diagnóstico de la situación. Siempre un diagnóstico precoz es lo mejor y va a ayudar muchísimo a que esta persona pase su primaria, su secundaria, y llegue a un nivel superior en condiciones, con una estimulación adecuada.