Ya no es la soledad del recordado médico Hugo Gómez de Maio denunciado “la Misiones envenenada”. Hoy en todo el mundo se sabe fehacientemente de los efectos nocivos del glifosato utilizado en el agro. Un cliqueo en Google demuestra que la multinacional Bayer – Monsanto está acorralada por denuncias y fallos judiciales. Nada menos que un Kennedy reveló los intereses que tienen en la guerra de Ucrania que, pone los muertos, mientras los fondos de inversión hacen negocios, ya compraron 18 millones de las hectáreas más fértiles de Europa a cambio de financiar las armas. Pero la multinacional no se rinde. Su poder de lobby tiene el respaldo de miles de millones de dólares. Aunque está obligada a responder las denuncias lo que no permite es la elaboración de alternativas como los bioinsumos. Ahí el hilo de las últimas movidas contra Misiones. No tiene ni tendrá límites éticos en las presiones políticas y mediáticas que financia.
Sábado 9 de noviembre de 2024. El poderoso brazo económico de Bayer – Monsanto y los fondos de inversiones, como Black Rock, que compraron acciones de la multinacional están ejerciendo presiones sobre el poder político que reside en la Casa Rosada y en el Congreso de la Nación para destruir cualquier alternativa que sustituya el glifosato en el combate de plagas en el agro.
La empresa viene siendo denunciada en todo el mundo por los efectos nocivos que tiene el herbicida sobre la salud de los trabajadores y vecinos que habitan las zonas que son fumigadas.
Alcanza con “googlear” para encontrarse con títulos adversos, como fallos judiciales que condenan a la multinacional por cifras millonarias y listas de países que prohibieron el roundup. La palabra cáncer aparece en varios expedientes.
Ya no está solo el recordado médico Hugo Gómez de Maio, que conmovido por los casos que le llegaban al hospital inició hace décadas una investigación de los efectos del herbicida. “Misiones envenenada” decía destrozado por el nacimiento de niños con malformaciones en la zona tabacalera.
Hay mucho escrito sobre el tema. Es esclarecedora la nota publicada esta semana por Anabel Pomar para Tierra Viva y reproducida por el Canal 4 de Posadas, que se puede leer acá (https://agenciatierraviva.com.ar/modelo-agrotoxico-glifosato-y-los-que-no-la-quieren-ver/).
No es necesario repetir lo que está bien explicado y con data dura, por Pomar, pero vale contextuar la ofensiva contra la decisión de Misiones de sancionar una ley, poniendo fecha límite al uso de glifosato y promoviendo la generación de líneas de trabajo colaborativas a los efectos de promover el desarrollo de insumos biológicos. Lo que molesta a la multinacional es, precisamente, la decisión de incentivar al desarrollo de nuevos procesos tecnológicos para la producción de bioinsumos. A las denuncias les pone plata. Pero otra cosa es no quedarse en la queja y pasar a la acción como lo hizo el poder político de Misiones.
Es David contra un Goliat. ¿Se puede dar esa pelea?
Parece no alcanzar con tener razón. Más en el contexto en el que la verdad no puede iluminarse en debates y la acción psicológica desplegada por el poder económico mundial que promueve el caos y la desintegración de valores.
Quedó al desnudo esta semana el lobby de Monsanto que no tiene los límites éticos que definen al ser humano como humano.
Sin límites éticos la humanidad es inviable.
La revelación de Kennedy
Sin límites éticos, los humanos seríamos salvajes. Peor que salvajes. En la selva rige la ley del más fuerte, pero no hay acumulación, hay lucha por la sobrevivencia.
¿No es ingenuo observar que sin límites la humanidad entra en crisis cuando nada menos que un Kennedy y diputados alemanes han revelado que la guerra en Ucrania está siendo utilizada para la venta de tierras de cultivo en beneficio de grandes corporaciones extranjeras como Bayer – Monsanto?
Afirman que compañías agrícolas extranjeras ya controlan más de la mitad de las tierras ucranianas: 18 millones de los 32 millones de hectáreas.
Se muestran preocupados porque “Monsanto ejerce presión sobre las autoridades de Ucrania con el fin de ver cumplidas sus demandas para el desarrollo de la biotecnología y los organismos modificados genéticamente. Ya en el año pasado Monsanto invirtió 140 millones de dólares para aumentar la capacidad de producción futura en Ucrania», dice el documento preparado por los diputados alemanes.
Ucrania tiene 32 millones de hectáreas cultivables con un suelo que se llama Chernozem, uno de los más ricos y fértiles del planeta. Su superficie cultivable equivale a un tercio del total del terreno agrícola de la Unión Europea. Es decir, es una potencia internacional agropecuaria. Desde la guerra las multinacionales Cargill, Monsanto y Dupont compraron 18 millones de hectáreas. Ucrania, en lugar de conservar ese territorio para alimentar a su población y comercializar con aliados lo vende a grandes corporaciones que financian la venta de armas.
Los dueños de esas firmas son Blackrock, Blackstone y Vanguard, corporaciones del capital financiero que necesitan esparcir conflictos bélicos, necesitan tomar recursos productivos e invertirlos en defensa. Y todo ello amparados en una especie de propaganda democrático que no menciona lo fundamental: lo político-económico dentro de la guerra en Ucrania.
Gabriel Fernández, periodista especialista en geopolítica, al analizar la guerra señala que “el nivel de irresponsabilidad y de “todo o nada” con la que se mueven las fuerzas atlantistas, empezando por Ucrania, es perjudicial para cualquier tipo de acuerdo. Su apuesta es a la continuidad de la guerra. En términos estructurales-integrados la apuesta de las grandes corporaciones, que manejan desde las finanzas el comercio internacional, está puesta en el crecimiento de los precios. De esta forma, pueden controlar, manejar y usufructuar la producción alimenticia”.
En la misma sintonía, Robert Kennedy, sobrino del ex presidente reveló la existencia de lobbies al servicio de las empresas multinacionales que ganan influencia en las instancias de poder político y económico internacional, como las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, la Unión Europea y el Congreso de los Estados Unidos.
«En marzo del 2022, comprometimos 113.000 millones de dólares. Solo para darles un ejemplo: se podría haber construido una casa para casi todas las personas sin hogar en este país. Luego comprometimos otros 24.000 millones de dólares, hace 2 meses, y ahora el presidente Biden pide otros 60.000 millones de dólares. Pero los grandes gastos se producirán después de la guerra, cuando tengamos que reconstruir todo lo que destruimos», sostuvo en una entrevista cuando todavía aspiraba a la Presidencia de los Estados Unidos.
Reveló que “a pesar de que casi 500.000 niños hayan muerto para mantener esa tierra como parte de Ucrania», un 30% de ella ya ha sido vendida. Los compradores fueron Dupont, Cargill y Monsanto. ¿Quién crees que es el propietario de todas esas empresas? Sí, BlackRock. Y luego, en diciembre, el presidente Biden otorgó el contrato para reconstruir Ucrania.
¿Y quién creen que consiguió ese contrato? BlackRock. Entonces están haciendo esto justo frente a nosotros. Ya ni siquiera les importa que lo sepamos, porque saben que pueden salirse con la suya» porque se adhieren a «una estrategia» que consiste en mantenernos en guerra unos con otros», incluidos los republicanos y demócratas que luchan entre sí”, reflexionó.
Ni siquiera les importa.
EV – Misiones Plural
