Argentina necesita cambios y sanciones. Pero no son ni estos cambios ni estas sanciones.
Domingo 17 de noviembre de 2024. Los dos son abogados. Uno más veterano, poscincuenta, con una postura crítica hacia el sistema judicial actual. El otro, joven llegando a los treinta, optimista pero con una visión más moderada y apegada a las normas institucionales. Conversan en un barcito de Posadas, que ahora llaman “café”, relajados, en la mesa de al lado de un periodista al que no conocen y que tomó esta nota en clave de charlas de quinchos misioneros. Como los dos son conocidos, los llamaremos Juan y Carlos.
-Juan: ¿Leíste el artículo de Néstor Espósito en Tiempo Argentino sobre la Causa Vialidad?
-Carlos: Sí, lo leí. Tremenda la situación de Cristina. ¿Qué opinás de todo esto?
-Juan: Mirá, para mí es claro que esto es más político que jurídico. Los jueces tienen en sus manos la decisión y parece que la balanza no está precisamente equilibrada.
-Carlos: Sí, pero es complicado. La Corte Suprema rara vez revisa cuestiones de hecho y prueba, se centra más en lo procesal. Aunque no puedo negar que hay muchas cosas que no cierran en esta causa.
-Juan: Exacto. ¿Cómo puede ser que solo condenen a Cristina como ideóloga de una maniobra de corrupción y no imputen a ningún diputado, senador o jefe de gabinete? Es ilógico.
-Carlos: Bueno, es cierto que la cadena de responsabilidades debería ser considerada. Pero también hay que entender que en muchos casos se buscan pruebas contundentes para poder avanzar.
-Juan: Sí, pero la misma lógica que usaron para condenarla podrían haberla utilizado para declararla inocente. Parece que armaron el caso a medida para condenarla.
-Carlos: Puede ser, pero también hay que ver qué hace la Corte. Aunque como dicen en el artículo, su rol es revisar la legalidad del proceso, no volver a discutir los hechos.
-Juan: Claro, y ahí está el tema. El artículo menciona que la Corte puede desestimar la apelación con «la plancha del 280», sin siquiera meterse en el expediente. Así fue con Boudou.
-Carlos: Y no parece que vayan a cambiar esa postura ahora. Aunque la trascendencia institucional de condenar a un expresidente es enorme. Deberían, en teoría, involucrarse más a fondo.
-Juan: Sí, pero la política siempre juega su parte. Y encima ahora con la Corte quedando reducida a tres jueces por la jubilación de Maqueda, las alternativas son inciertas.
-Carlos: Podrían esperar a que se complete el tribunal o incluso convocar a jueces prestados. Pero también está la posibilidad de que el gobierno designe a Lijo y García Mansilla por decreto.
-Juan: Todo un entramado. Y mientras tanto, la situación de Cristina no se agravará más, al menos no le agregarán el delito de asociación ilícita. Eso quedó claro.
-Carlos: Sí, cómo era que se llama… Ah sí, Borinsky, dejó en claro que hay un impedimento técnico procesal para eso. No pueden agravar la condena porque la pena no fue inferior a la mitad de lo que pidió el fiscal.
-Juan: Al final, es cierto que todo esto parece un juego de pinball, haciendo rebotar el expediente de un despacho a otro, esperando el momento político adecuado.
-Carlos: Sí, y eso nos deja a nosotros, los ciudadanos y políticos de a pie, esperando decisiones que parecen ser más políticas que judiciales. Meten miedo, porque si le hacen eso a una persona que tiene el poder y a visibilización que tiene Cristina, imagínate con el resto…
-Juan: Tal cual. Y mientras tanto, la confianza en la justicia sigue cayendo. No hay vuelta que darle, necesitamos una reforma profunda.
Carlos: Coincido, Juan. Pero hasta que eso pase, seguiremos navegando en esta Argentina… que necesita cambios y sanciones, pero ni estos cambios, ni estas sanciones…
Ambos se quedan pensativos, mirando el café, uno, y el otro la pantallita del celular. El silencio aturde.
