Con un año de gestión, el gobierno de Javier Milei redefine el panorama político argentino. Outsider, confrontativo y con un estilo discursivo violento, Milei se inscribe en una tendencia global de liderazgos populistas de derecha que se apalancan en las redes sociales y en el descontento popular, plantea el activista y comunicador Jorge Víctor Ríos en la última columna del año 2024 en Plural, programa periodístico de Canal Cuatro Posadas.
Sábado 25 de enero de 2025. La irrupción de Javier Milei en el escenario político argentino no solo es un fenómeno local, sino una pieza más en el tablero global de liderazgos populistas de derecha. Su ascenso y consolidación como el líder indiscutido de un movimiento que combina rechazo a las élites políticas y económicas con un discurso de confrontación directa, violento y denigrante, refleja una transformación en las formas de hacer política, plantea en clave de reflexión Jorge Víctor Ríos en su columna de Plural.
El mundo no había escuchado todavía la serie de sandeces que, desde el atril del foro mundial de economía de Davos, en Suiza, escupió este enero de 2025 para todo el planeta que, azorado, escuchó su desprecio hacia los que piensan distinto.
Milei, que en diciembre cumplió un año en la Presidencia argentina, se posiciona como un outsider que detesta la política tradicional y el rol del Estado, según sus propias palabras. Este perfil encaja perfectamente en la narrativa del populismo de derecha que promete luchar contra una “casta” política y económica que acumula privilegios en un mundo donde las brechas sociales no dejan de profundizarse. Sin embargo, como ocurre en otros casos similares, las acciones de gobierno no parecen cumplir estas promesas iniciales.
Ríos repasa el primer año de Milei y el impacto social y económico en un país en crisis con las oligarquías y los empresarios siempre ganando gracias al sistema. Los ajustes económicos, que en campaña se prometió harían pagar a esa «casta», están golpeando a sectores como los jubilados, empleados públicos y la clase media, debilitando no solo su poder adquisitivo, sino también sus derechos. Esto no solo erosiona la narrativa original del movimiento, sino que pone de manifiesto una contradicción recurrente en este tipo de liderazgos: diagnostican problemas reales, pero sus soluciones terminan profundizando las desigualdades que denuncian.
En términos de estilo, el discurso de Milei institucionaliza la violencia y el ataque constante. Esto no es algo nuevo en el panorama global. Líderes como Donald Trump, Jair Bolsonaro y Viktor Orbán ya marcaron el camino con estrategias similares: polarizar, explotar la ira popular y construir un relato que presenta a su líder como el único defensor del pueblo frente a unas élites opresoras.
El fenómeno global y el impacto de las redes
Para Jorge Víctor Ríos, analista académico, activista y comunicador, la novedad que representan Milei y sus pares no radica solo en sus estilos o propuestas, sino en el uso innovador y estratégico de las redes sociales. Con un manejo astuto de algoritmos y datos personales, estos movimientos logran amplificar sus mensajes y conectar directamente con un electorado desencantado. El caso de Milei se alinea con fenómenos internacionales como el Brexit, liderado por Boris Johnson, o el movimiento Cinco Estrellas en Italia, con figuras como Beppe Grillo.
Giuliano da Empoli, en su ensayo Los Ingenieros del Caos, describe cómo estos líderes logran combinar el poder de los algoritmos con la ira y el resentimiento de las clases populares. A través de la manipulación de datos y relatos cuidadosamente diseñados, crean espejismos políticos que canalizan el descontento social hacia sus proyectos personales.
Además –recuerda Ríos–, la llamada “batalla cultural” se vuelve un campo de disputa central. Desde los discursos más duros hasta las estrategias comunicacionales, todo está planificado para consolidar un relato donde las emociones primen sobre los hechos, y la polarización sea el principal combustible del poder.
¿Un fenómeno aislado?
Lejos de ser un caso único, la experiencia argentina con Milei es parte de una tendencia que también se observa en países como Brasil, Hungría, Italia y El Salvador. Si bien cada líder tiene sus particularidades, la fórmula básica es la misma: un discurso que explota el resentimiento, un liderazgo carismático y la creación de un enemigo común.
El camino que sigue Argentina bajo Milei nos obliga a reflexionar sobre los desafíos de este nuevo tiempo político. ¿Qué implica normalizar la violencia discursiva en la esfera pública? ¿Cómo afecta a las democracias la manipulación de datos para construir relatos políticos? Y, sobre todo, ¿qué queda del contenido político cuando el estilo lo es todo?
El libro de Da Empoli y producciones como el episodio «El momento Waldo» de Black Mirror o la serie Years and Years ofrecen claves para entender cómo estos liderazgos surgen, se consolidan y desafían las democracias contemporáneas. Argentina, como parte de este fenómeno global, está escribiendo su capítulo en esta historia, y el desenlace aún está por definirse, plantea.
Jorge Víctor Ríos en Plural

-¿Con qué tema venís hoy, Jorge?
-Me gustaría reflexionar un poco sobre lo que fue este año político en nuestro país y reflexionar sobre esta nueva era política, este nuevo tiempo político, si se quiere, o al menos nuevo para nuestro país y qué tiene que ver, por supuesto, con el Gobierno que cumplió un año hace unos días.
-¿Qué rescatás en ese sentido?
-Decía recién, es novedoso en muchos aspectos. Si te animás, te propongo que construyamos una caracterización muy rápida del Gobierno, de la fuerza política que gobierna, y de los liderazgos y el estilo de liderazgo que encontramos. En primer lugar, podríamos decir que se trata del líder máximo indiscutible en este momento, al menos así se presenta, por supuesto, es el presidente actual, Javier Milei.
-Un hombre que no viene de la política, que detesta la política y que detesta el Estado, según sus propias expresiones.
-Exactamente. Estaríamos hablando de un outsider.
-De alguien que viene totalmente por fuera…
-Exacto. Y que no viene siendo parte de lo que puede considerarse la dirigencia política, al menos no en el sentido tradicional. Justamente, es uno de los anclajes más importantes para establecer el relato que tiene que ver con un populismo de derecha. En este caso, un populismo de derecha con este relato de, supuestamente representar los intereses del pueblo en contra de unas élites que, hasta el hartazgo, hemos oído y seguimos escuchando hablar de la famosa “casta”. Que, de hecho, fue una de las principales promesas de campaña que el ajuste que, si bien ya en la campaña se mencionaba, se suponía que lo iba a pagar la casta.
-Casta política, casta económica, casta empresarial…
-En realidad, se jugó bastante con ese término, y se sobreentendía que era un poco de todo eso que vos mencionás, pero, sobre todo, la casta política. Bueno, salvo que los jubilados sean, por ejemplo, parte de esa casta, esto no se viene cumpliendo claramente. También empleados públicos, la clase media en general, no solo en términos económicos, sino también en términos de derechos. Se habla de una supuesta casta, una élite que tiene privilegios; y eso no deja de ser cierto. Eso puede ser, en un primer momento, una caracterización acertada. Sabemos que vivimos en sociedades que, si bien se dicen igualitarias, hoy de hecho, en el mundo hay más desigualdad que nunca. Entonces, en principio, este diagnóstico no es desacertado. El problema es que, finalmente no termina actuando en consecuencia, que es lo que recién decíamos. Esta idea de que hay una casta, de que estos líderes… Además, ¿cuál es el estilo de nuestro Presidente? Es, justamente, confrontativo.
-Violento, descalificativo, denigrante, ofensivo…
-Es exactamente esa la lista de adjetivos que podríamos utilizar para, en este caso, hacer una descripción o una caracterización de cuál es el estilo. Además, para nosotros en Argentina es novedoso que eso se institucionalice y que sean voces oficiales, y que están en el gobierno quienes ejerzan este tipo de violencia discursiva. Podríamos decir que eso es novedoso y que llega, además, de manera sorpresiva. Se hablaba mucho: «No, no es posible que llegue alguien así. No va a pasar, no va a llegar”.
-“Argentina no está en ese camino»…
-Exactamente. Sin embargo, pasó y llevan más de un año ya en el gobierno. También utilizando y explotando mucho lo que son las redes sociales de manera novedosa y de manera, muy probablemente, mucho más astuta que los demás partidos políticos y movimientos políticos. Esto, a nosotros, insisto, nos resulta nuevo, nos resulta novedoso, y quizá eso sea una actitud un poco “ombliguista” de nuestra parte como argentinos. Porque esta misma caracterización que estamos haciendo, hace más de una década se puede aplicar a un movimiento y a ciertos líderes que ya pasaron por países que ya vivieron estos procesos por los que estamos pasando ahora en Argentina. Por ejemplo, lo que fue el movimiento Cinco Estrellas en Italia, que tuvo como máximo líder y exponente a Beppe Grillo, que, de hecho, era un comediante devenido en político. Ahí está la figura también del outsider, con todas estas mismas características. Y, si se quiere, fue la primera vez que se explotó de manera inédita las redes sociales para fines, en este caso, no comerciales, sino políticos.
-Ideológicos incluso…
-Así es. Y ahí también está esta cuestión de la famosa “batalla cultural”. A nadie le sorprende hoy en día que después de estar comentando un viaje al Caribe, por ejemplo, en un ratito te aparezcan publicidades de viajes al Caribe, porque sabemos que esto sucede porque nuestros teléfonos nos están escuchando. Esa explotación de los datos tan detallados y tan masivos -y ya, a esta altura, históricos, porque ya van varios años en que las grandes corporaciones tecnológicas van recolectando todos nuestros datos al detalle y nos conocen más que nosotros mismos, incluso al menos conscientemente- también ocurrió con lo que fue el fenómeno del Brexit, la salida de Inglaterra de la Unión Europea, lo que ocurrió durante la campaña para la primera presidencia de Donald Trump, y cómo otro líder, que también está en esta línea, como Beppe Grillo en Italia, adoptó algunos de estos rasgos…
-Estas herramientas…
-Exactamente. En Inglaterra a través de Boris Johnson. También, en Hungría con Viktor Orbán. En Brasil, sin ir más lejos, Bolsonaro, y el propio Donald Trump, que quizás sea la figura más conocida en este sentido. Mucha gente dice: «Milei quiere ser como Trump en muchos sentidos, con sus diferencias». Pero, en resumen, la caracterización básica de estos movimientos y de estos líderes es la misma. Esto aparece muy bien trazado, no nos podemos sacar de toda una línea histórica y tampoco podemos desvincular del escenario global lo que nos está pasando como país. Esto no es un fenómeno aislado.
-No es solamente nuestro ni de El Salvador…
-Exactamente. Ahí vos marcás otro escenario donde también se puede ver, con sus matices, este fenómeno. Es un poco un enlatado. Recomiendo un libro para entender cómo se fue gestando toda esta línea histórica y todos los detalles de este proceso que se llama “Los Ingenieros del Caos”, de Giuliano da Empoli, que es un politólogo italiano que vive en Francia. Este autor también escribió “El Mago del Kremlin”, que en realidad es una ficción. Él es politólogo y fue asesor presidencial en Italia, por lo que conoce bastante bien el mundo de la política, de la asesoría política y el manejo fino de las redes y la tecnología. A estos fenómenos como los de Trump, Bolsonaro, Milei y demás -lo que él llama la «derecha populista»- los explica de manera minimalista diciendo que tienen que ver con el encuentro del algoritmo con la ira de las clases populares —que ven cómo cada vez tienen menos mientras las élites tienen más— con un resentimiento acumulado y un deseo de vendetta. Se encuentra con este resentimiento y esta idea del «pueblo» acumulada. Por supuesto, los ingenieros, que después se vuelven magos -según la caracterización que él hace primero en su libro, que es un ensayo, y luego una novela- son los que aprovechan y explotan esto.
-Es lo que ya está…
-Exactamente, es lo que ya está, pero ellos lo generan… Si habla de ingenieros es porque hay algo que está fríamente planificado y ejecutado; y si habla de magos, es porque también dice que la realidad se puede crear. Hoy más que nunca es más fácil, a través de la tecnología, crear espejismos, crear relatos que estén al servicio de estos movimientos, que en realidad, en términos de contenido político tienen muy poco.
-Parece que me estás contando una película de las que veíamos en línea política durante la pandemia…
-Exacto. Hablando de películas, para ver justamente esto, más allá de los libros que mencioné, recomiendo un episodio de Black Mirror -una serie distópica que mezcla cuestiones sociales con el impacto de la tecnología, que todavía está en Netflix- que se estrenó ya hace más de una década, y que de hecho le da nombre a uno de los capítulos en este libro, y que se llama «El momento Waldo». Hay una película que también tiene que ver con cómo fue todo este proceso del Brexit, que se llama “La guerra incivil”. Y, por supuesto, una serie también, “Years and Years”, que retrata bastante bien la emergencia de estos nuevos movimientos de derecha.
