El sector turístico argentino enfrenta su peor momento en décadas: la caída de turistas extranjeros y el aumento de argentinos que viajan al exterior generaron una pérdida de US$ 2.125 millones en 2024. Con un tipo de cambio que desalienta la llegada de visitantes y beneficia el turismo emisivo, las economías regionales y el empleo están en riesgo. Las provincias reclaman medidas urgentes para evitar un colapso irreversible.
Jueves 30 de enero de 2025. El turismo argentino vive una de sus peores crisis en décadas, con un impacto directo en la economía y el empleo. Este pilar estratégico para el desarrollo cae bajo las políticas de la administración del presidente Javier Milei, que generan un escenario crítico que demanda atención urgente.
Según el último informe del INDEC, en 2024 la llegada de turistas extranjeros cayó un 9,6%, mientras que los argentinos que viajaron al exterior aumentaron un 50,6%. Este desequilibrio resultó en un saldo negativo de 2,1 millones de turistas y una pérdida económica de más de US$ 2.125 millones.
El secretario de Turismo de La Pampa, Saúl Echeveste, responsabilizó a Nación: “Las políticas de Milei están ahogando al sector y destruyendo la capacidad de recepción del país”. Dijo que 2024 podría ser recordado como uno de los años más críticos para el turismo argentino, con consecuencias irreversibles si no se actúa pronto.
La tendencia es alarmante: en diciembre, la caída de turistas extranjeros alcanzó el 41,9%, mientras que los viajes cortos de argentinos al exterior aumentaron un 116,1%. Este fenómeno, impulsado por un tipo de cambio favorable para los consumidores locales, ha generado un flujo masivo de divisas hacia el exterior. “Antes, nuestros vecinos venían a Argentina por precios competitivos; hoy son los argentinos quienes cruzan fronteras en busca de esas oportunidades”, explicó Echeveste.
La crisis también afecta al sector aeronáutico. Datos de la ANAC confirman que Aerolíneas Argentinas perdió participación de mercado, agravando la situación del turismo receptivo. “La combinación de menos turistas extranjeros, más turismo emisivo y la pérdida de competitividad de nuestra aerolínea está flagelando al sector”, alertó el funcionario.
Uno de los principales factores es el atraso cambiario y la apreciación del peso, que encareció los precios en dólares, desalentando a los turistas internacionales y empujando a los argentinos a buscar destinos más económicos en el exterior. Aunque estas medidas contienen la inflación a corto plazo, sus efectos negativos a mediano y largo plazo son evidentes: debilitamiento del turismo, pérdida de empleos y un golpe severo a las economías regionales.
Echeveste comparó la situación con los años 90, cuando un tipo de cambio bajo favorecía las importaciones y los viajes al exterior, en detrimento de la producción local. “Este escenario beneficia a unos pocos, mientras la mayoría sufre las consecuencias de un turismo en declive”. Y pidió que el Gobierno reevalúe sus políticas: “Es imperativo un tipo de cambio competitivo que atraiga turistas extranjeros y fomente las economías regionales. Sino, colapsa el turismo e impacta en el empleo y la economía nacional”.
