Los títulos de esta nota -o reflexión- también podrían ser «Oscilar entre bandas… que delinquen» o, quizás, “Che Milei, te mandaste una devaluación del 30%”. Lo cierto es que el anuncio económico del viernes de un dólar que «fluctuará» tiene más retórica que sustancia ya que es más performático que transformador ya que el presidente argentino prioriza los símbolos antes que los datos concretos. La escenografía lúgubre y la construcción de esa impronta de secta tercermundista que le imprime a sus cadenas nacionales, una vez más refuerzan la idea de que Milei prioriza la narrativa de «ruptura» sobre acuerdos políticos o soluciones plurales. Otra vez, un relato épico y polarizador, donde las medidas económicas se enmarcan en una lucha simbólica contra el pasado. Y una vez más, un discurso que deja en evidencia la brecha entre la pretendida grandilocuencia de la exposición y los desafíos complejos que Argentina enfrenta, sin precisiones, más allá de la ¿eliminación? del cepo.

Domingo 13 de abril de 2024. No es novedad que los gobiernos recurran al eufemismo para suavizar medidas impopulares. Pero lo que estamos presenciando en Argentina trasciende lo discursivo: es una ingeniería lingüística diseñada para enmascarar el despojo. Cuando el ministro Guillermo Francos (el traductor del Gobierno, el mismo que irá, el miércoles, al Congreso a tratar de defender al presidente Milei de la estafa conocida como $Libra) afirma que el dólar «oscilará entre bandas», no está describiendo un mecanismo técnico, sino institucionalizando la volatilidad como política de Estado. La elección léxica no es inocente: «oscilación» sugiere naturalidad, un movimiento armónico, cuando en realidad se trata de una devaluación encubierta del 30% que estrangulará aún más el poder adquisitivo de quienes ya sobreviven al borde del colapso.
La contradicción es obscena. Por un lado, se anuncia con solemnidad neoliberal la «libertad cambiaria», mientras se imponen topes rígidos (1000−1000−1400) que distan de cualquier flotación real. ¿Dónde está la mano invisible del mercado cuando el Banco Central interviene para contener la sangría de reservas? El propio FMI —aliado estratégico en este experimento— reconoce en sus informes que el «esquema de bandas» es un instrumento de transición hacia una devaluación total, pero se le vende a los argentinos como una solución definitiva. Aquí radica el núcleo de la manipulación: se utiliza un lenguaje técnico («ajuste mensual del 2%», «flotación administrada») para ocultar que se está transfiriendo riqueza de la base social a los sectores ya dolarizados. Como bien señala Cristina Fernández, las únicas «bandas» que florecen son las de los especuladores históricos —los mismos que fugaron capital durante el macrismo— ahora recompensados con un tipo de cambio diferencial.
Francos insiste en que «no hay motivos estructurales para la inflación», atribuyéndola al «debate legislativo». Esta afirmación no solo es económicamente naif, sino cínicamente calculada. La inflación del 3.7% en abril —subestimada según cualquier medición en territorio— es consecuencia directa de la licuación salarial vía devaluación, la eliminación de subsidios y la contracción brutal de la demanda interna. Reducir este fenómeno a una «coyuntura política» es un ejercicio de negacionismo estadístico que solo sirve para eximir al Gobierno de su responsabilidad en el colapso social que se avecina.
Ahá. Bien leído. Donde dice “colapso social que se avecina” debe leerse “colapso social que se avecina”.
Pero el cinismo alcanza su climax con la retórica de la «inevitabilidad». El Gobierno construye un relato donde cada medida dolorosa —el ajuste a provincias, el recorte a jubilaciones, la entrega de recursos naturales— se presenta como un acto quirúrgico impuesto por una realidad económica inapelable. Nunca como opción política. Jamás como diseño ideológico. Es el mismo libreto que usaron las dictaduras militares con el «no hay alternativa» de Thatcher: convertir el dogma en destino.
Lo más revelador, sin embargo, es la incoherencia ideológica. Milei llegó al poder denostando al FMI como «una organización criminal», y pasó a negociar su supervivencia política con un préstamo de 20 mil millones de dólares que hipoteca el futuro. Criticó a Soros y la «agenda globalista», pero recibe con alfombra roja a los operadores de Wall Street vinculados a ese mismo establishment. Habló de «liquidar la casta político», pero su gabinete está plagado de los mismos nombres que protagonizaron la fuga de capitales en 2015-2019. La pregunta que queda flotando —como el dólar entre sus bandas ficticias— es: ¿quién está realmente siendo cooptado por el sistema?
El pueblo, la variable de ajuste
Detrás de la jerga económica, el proyecto es claro: consolidar un modelo donde la renta financiera y extractivista sustituya cualquier intento de desarrollo industrial o inclusión social. Los trabajadores, los jubilados, las Pyme —los mismos que votaron esperando un cambio— son ahora rehenes de una ortodoxia que solo beneficia a quienes ya están afuera del país, ya sea geográfica o económicamente.
Como advirtió CFK, esto no es un error de cálculo. Es la materialización de un plan deliberado donde la pobreza no es un efecto colateral, sino el mecanismo de redistribución hacia arriba. El Gobierno puede seguir disfrazando la entrega con metáforas de «oscilaciones» y «flotaciones», pero la historia argentina ya conoce el final de este guion: cuando el lenguaje técnico se agota, solo queda el pueblo en las calles.
¿Realmente alguien votó por esto? La respuesta, como las reservas del Central, se evapora en el aire.
“Che Milei…”
Luego de que el Gobierno confirmara el levantamiento del cepo cambiario y el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, Cristina Fernández de Kirchner reapareció en las redes sociales con un extenso mensaje. En un tono irónico y directo, la expresidenta criticó con dureza la política económica del presidente Javier Milei.
También apuntó contra la posible visita de un funcionario estadounidense: “¿El lunes le vas a tender la alfombra roja en la Casa Rosada para pedirle más dólares a Scott Bessent, secretario del Tesoro de Trump, que trabajó con George Soros… uno de esos de la ‘agenda LGBT’ que tanto miedo te daba en Davos?”.
Y cerró con una advertencia: “TIEMPOS DUROS para los que trabajan, para los que producen, para los que no tienen cómo defenderse del ajuste y la especulación. TIEMPOS DIFÍCILES que no van a terminar hasta que en 2027 dejes de ser Presidente y este país pueda volver a tener un rumbo nacional y racional, justo y, sobre todo, humano”.
En sus posdatas, Cristina ironizó sobre la estética del discurso presidencial: “la alineación de tus funcionarios con caras de momias y ubicados simétricamente atrás y a tus costados ¿Obedece a algún ritual esotérico que los argentinos normales desconocemos?”.
La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner retomó su saga de «Che Milei» para criticar el acuerdo con el FMI. «Che Milei… ¡AL FINAL, LO MISMO DE SIEMPRE!» se titula su última publicación en X.
«EL FONDO TE OBLIGÓ y te mandaste una devaluación de casi el 30%. Porque eso de que ‘el dólar va a flotar entre bandas de $1000 y $1400’…. Daaaaaaale», arranca el texto.
«ACÁ LAS ÚNICAS BANDAS QUE HAY SON LAS DE LOS “CAPUTO BOYS” que, en apenas 7 años, empomaron a los argentinos fugando miles y miles de millones de dólares, después de ganar fortunas, él y sus amigos, con el carry trade» cuestionó, y agregó que «LA OTRA BANDA ES LA DEL FONDO MONETARIO, que le pone los dólares a los gobiernos gorilas como el tuyo y el de Macri y se terminan pagando con la miseria y el hambre del pueblo argentino».
A continuación, estimó: «Y sobre llovido, mojado… Te mandaste una deva el mismo día que SE TE DISPARÓ LA INFLACIÓN AL 3,7%… ¿3,7%? Andá!!! Vos sabés que en la calle se siente otra cosa. Y todo esto con el dólar pisado y el ajuste más grande del que se tenga memoria sobre jubilados, salarios y provincias».
Siguió, en su combinación con mayúsculas: «¿ME QUERÉS DECIR DE QUE TE SIRVIÓ LA MOTOSIERRA HERMANO? Porque está claro que tu plan -si es que tenías uno- falló. Y mirá que te dije que el problema no eran los pesos… que el problema eran los dólares que no tenés y que le tuviste que pedir prestado al Fondo. Fijate que AYER NOMÁS TE CHOREARON 400 MILLONES DE DÓLARES DE LAS RESERVAS… La misma cifra que se necesita para reconstruir Bahía Blanca. ¡Mamadera!»
Más adelante, y a propósito de la llegada del secretario del Tesoro de los Estados Unidos, expresó: «Y AHORA ¿QUÉ VAS A HACER, ECONOMISTA EXPERTO EN CRECIMIENTO CON O SIN DINERO? ¿El lunes le vas a tender la alfombra roja en la Casa Rosada para pedirle más dólares a Scott Bessent, Secretario del Tesoro de Trump, que trabajó con George Soros… uno de esos de la “agenda LGBT” que tanto miedo te daba en Davos? Digo, por si querés contarle a tus seguidores libertarios ‘anti-woke’ quién va a ser tu prestamista estrella la próxima semana».
Sin embargo, consideró que «LA CUESTIÓN ES A QUIÉN LE VA A PEGAR TU FRACASO… ¿A vos? ¿A tu hermana? ¿A Adorni? No… LE VA A PEGAR A LOS MISMOS DE SIEMPRE. A los trabajadores, a los jubilados, a los que cobran en pesos».
Eso contrasta con el hecho de que «mientras los tenedores de activos -o sea, LOS AMIGOS DEL TOTO CAPUTO- ya están todos dolarizados y esperando la próxima timba -ESOS SÍ QUE SIEMPRE “FLOTAN”-, es el pueblo argentino el que va a pagar el precio de tus decisiones, de tu soberbia y de tu entrega», en una alusión a la venta de dólares a mil pesos horas antes de una depreciación que lleva la divisa 1400 pesos en el techo de un sistema de bandas.
«TIEMPOS DUROS para los que trabajan, para los que producen, para los que no tienen cómo defenderse del ajuste y la especulación. TIEMPOS DIFÍCILES que no van a terminar hasta que en 2027 dejes de ser Presidente y este país pueda volver a tener un rumbo nacional y racional, justo y, sobre todo, humano», cerró la exmandataria
CFK dejó dos postdatas. En la primera aludió al discurso por cadena, «te ví en modo Zen y leyendo de corrido. Pero lo que decías hermano ¡todo un delirio! ¿QUÉ ES ESO DE QUE VAS A ENFRENTAR LA CRISIS GLOBAL QUE DESATÓ TU ‘AMIGO’ TRUMP CON MÁS AJUSTE PARA LOS ARGENTINOS? ¿En serio? ¿Querés matar a todos los argentinos?»
La segunda postdata también tuvo una referencia a la cadena nacional. «La alineación de tus funcionarios con caras de momias y ubicados simétricamente atrás y a tus costados ¿Obedece a algún ritual esotérico que los argentinos normales desconocemos? En Fin…».
Mientras tanto, el traductor oficial explica lo inexplicable
El jefe de Gabinete de Ministros, Guillermo Francos, se refirió a los recientes anuncios de la cartera económica, entre los que destacan el levantamiento del cepo cambiario y la ratificación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por USD 20.000 millones. En este contexto, buscó transmitir certidumbre respecto al nuevo esquema de flotación del tipo de cambio, que oscilará entre 1.000y1.000y1.400 a partir del lunes.
«Lo que puede ocurrir está claramente definido: el dólar fluctuará entre 1.000y1.000y1.400 durante este mes, y luego las bandas se ajustarán un 1% mensual. No hay lugar para la incertidumbre», aseguró el funcionario este sábado en una entrevista radial.
Francos descartó que se trate de una devaluación encubierta, fundamentando su postura en el principio liberal de la autorregulación del mercado: «El dólar se moverá dentro de bandas, pero el mercado ya operaba así con los dólares financieros. No es una devaluación, sino la formalización de una dinámica preexistente».
«Puede que en algún momento se acerque a $1.400 y luego retroceda. Lo crucial es que existe suficiente disponibilidad de dólares frente a los pesos en circulación, lo que elimina el riesgo de corridas cambiarias», añadió.
El ministro confirmó que esta medida forma parte de una estrategia coordinada con el FMI, aunque aclaró que la liberación del tipo de cambio no fue una condición impuesta por el organismo: «Es un tema que venimos discutiendo con el Fondo desde hace ocho meses. Forma parte de un plan consensuado y ejecutado con disciplina».
Al ser consultado sobre el incremento de la inflación en el último mes, que alcanzó el 3,7%, Francos eximió al Gobierno de responsabilidad y atribuyó el alza a factores coyunturales, como la volatilidad política generada por el debate legislativo, junto con componentes estacionales.
«No existen motivos estructurales para la inflación. Las reglas macroeconómicas son transparentes, y la estabilidad de precios se consolidará», afirmó.
Respecto a la citación al Congreso en el marco del caso «Libra», el funcionario fue contundente: «Es una maniobra política. No tenemos nada que ocultar, ya que se trata de una operación entre privados sin participación ilícita del Estado nacional».
