El impacto de la muerte del Papa Francisco seguirá apareciendo, pese a que su huella también marcará el camino a seguir, sobre todo, en lo que se relaciona con la justicia y la teología social. César Jiménez, juez misionero que integra el COPAJU, resaltó la labor pastoral en Argentina y su evolución hacia un papado que abrió la Iglesia, alejada del eurocentrismo tradicional. «Jorge (Bergoglio) era el tango de Buenos Aires, un jesuita cercano a las villas; Francisco (el Papa) fue un líder global que nunca abandonó su opción por los pobres», definió en su paso por Plural.

Miércoles 23 de abril de 2025. El referente del Comité Panamericano de Jueces y Juezas por los Derechos Sociales y la Doctrina Franciscana (Copaju), César Jiménez, a su vez juez de Menores en Misiones, reflexionó sobre el legado del papa Francisco, su impacto en la Iglesia y la justicia, y los desafíos pendientes tras su muerte.
Jiménez mantuvo un vínculo cercano con el pontífice —incluyendo tres convocatorias directas en Roma (2019, 2022 y marzo de 2024)—, dijo que la muerte de Francisco deja «un vacío muy grande», aunque destacó un mandato experanzador y muy claro del Papa de «seguir adelante», especialmente en la defensa de los pobres y la aplicación de una justicia con perspectiva social.
El paso de Jorge Bergoglio a Francisco estuvo agtravesado por la figura del jesuita transformador. En ese sentido, el juez recordó la dualidad del pontífice: «Jorge era el tango de Buenos Aires, un jesuita cercano a las villas; Francisco fue un líder global que nunca abandonó su opción por los pobres», expresó, conmovido, horas después que se conoció . Resaltó su labor pastoral en Argentina y su evolución hacia un papado que abrió la Iglesia, alejándola del eurocentrismo tradicional.
Francisco convocó a 174 jueces americanos en 2019 para impulsar un sistema judicial «cercano a la gente». Jiménez detalló que el Papa insistía en que las resoluciones judiciales debían incorporar derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA), así como una mirada «espiritual y pacífica». «No se trata de impunidad, sino de decisiones que respeten la Constitución y los derechos humanos, no intereses políticos», subrayó.
Entre las reformar logradas y las pendientes en materia de justicia, Jiménez mencionó la apertura de la Iglesia, su enfoque en la ecología (Laudato Si’), la fraternidad (Fratelli Tutti) y su postura inclusiva hacia las relaciones homoafectivas: «¿Quién soy yo para juzgar el amor del otro?», había dicho el Papa cuando le consultaron spbre las parejas del mismo sexo. Sin embargo, señaló deudas como la revisión del celibato —que Francisco consideraba «temporal»— y la incorporación de mujeres en papeles de liderazgo, aunque destacó que una monja dirige actualmente la Academia Pontificia.
Ante el próximo cónclave, que elegirá al Papa que reemplazará a Francisco, Jiménez anticipó una «pulseada» entre reformistas y conservadores. «No hay que confiarse en los números de cardenales nombrados por Francisco; su elección misma fue una sorpresa», recordó.
El juez, visiblemente afectado por la muerte de Jorge Bergoglio, rechazó también el tabú sobre el perfil político del Papa: «Pensar en la pobreza, el ambiente o los derechos humanos es político, y él lo hizo sin disimulo», dijo.
Pese al dolor, Jiménez aseguró que el Copaju —con capítulos en Argentina, Uruguay y EEUU, entre otros países— mantendrá vivo el legado franciscano. «Quedamos huérfanos, pero con energía para seguir», concluyó, citando el videomensaje que Francisco les envió en 2023 durante un encuentro en Iguazú, símbolo de su cercanía.
En la entrevista de César Jiménez con Plural, el magistrado recordó que Francisco transformó la Iglesia en una institución más abierta y social, pero su muerte deja un desafío doble: consolidar sus reformas y evitar que su visión sea eclipsada por fuerzas conservadoras. Entiende que la huella que dejó, pese al rumbo que tome el Vaticano, «es imborrable en la justicia y la teología de los pobres».