Un análisis profundo sobre identidad, política y cultura en la Argentina actual. La política en el centro de la escena por la derechización del Gobierno y la embestida contra derechos sociales que estaban consagrados.
Martes 1 de julio de 2025. Con una mirada que entrelaza historia, cultura y lucha popular, el músico y militante cultural Richard Cantero trazó un puente entre los movimientos nacionales del siglo XX y los desafíos actuales, defendiendo la identidad mestiza y la justicia social como pilares irrenunciables, en medio de un contexto político nacional convulsionado, donde las tensiones entre el gobierno de Javier Milei, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el denominado «Partido Judicial» copan la agenda.
Ese es uno de los terrenos para que Cantero, músico, docente y militante cultural, reflexione sobre la realidad de estos tiempos.
Como disparador, Cantero ubicó el origen del Movimiento Nacional Popular en las primeras décadas del siglo XX, con Hipólito Yrigoyen y la Reforma Universitaria de 1918, cuando el folclore, el tango y las expresiones culturales argentinas consolidaban una identidad en pleno auge. «Era la reivindicación de obreros e hijos de obreros, de los derechos a la educación y a la universidad», señaló.
Pero fue con el peronismo -entiende-, a partir de 1945, que esa identidad se transformó en una doctrina política «profundamente cristiana y popular», enfocada en construir una sociedad «justa, libre y soberana». Para Cantero, este legado sigue vigente: «Los estados no pueden retroceder en las conquistas sociales; deben fortalecer la identidad local dentro de un proyecto nacional».
En una charla distendida y también apasionada, Misiones permanece como una génesis de la argentinidad. Con un guiño a la historia regional, Cantero destacó que la identidad argentina no nació en Buenos Aires, sino en el NEA: «El proyecto país comenzó en esta región y en el Alto Paraná, con la fundación de Asunción en 1537. Lo que se intentó en Buenos Aires en 1536 fracasó, y fue esta región la que funcionó como pueblo naciente». Una afirmación que, lejos de ser «falsa modestia», reivindica el mestizaje y la ancestralidad como bases de la cultura nacional.
En ese contexto introduce la figura -y el papel- de Cristina Fernández de Kirchner, ahora presa desde lo que se denuncia como causas amañada y vitoreada en su lugar de detención, donde sus seguidores la vitorean, Cantero la describió como una figura que «corporiza la lucha por la dignidad»: acceso a educación, conectividad digital y movilidad social. «Ella y Néstor representan la conquista de los ideales peronistas: una Argentina industrializada, solidaria y soberana», afirmó.
Sobre los intentos de «proscripción» judicial, fue categórico: «No es solo inhabilitar a un líder, sino quitarle al pueblo el derecho a elegir». Y aunque aclaró que el peronismo no está exento de diferencias internas, subrayó su unidad en la defensa de las garantías constitucionales: «La justicia hoy es como la tela de araña de El Martín Fierro: solo enreda a los chicos».
En la entrevista, Cantero tenía sobre la mesa dos elementos de la identidad nacional: el mate y un charango, este último instrumento musical como de respuesta al político Miguel Ángel Pichetto que, poco antes, se burló en una entrevista de la música del Norte argentino y identificada en el charango que: «No tiene nada que ver con Argentina», según expresó en esa oportundiad.
«Tenés en la mesa dos elementos simbólicos: la yerba mate —emblema de la crisis en las economías regionales— y un charango…», disparó el periodista. Este último, explicó Cantero, es un instrumento mestizo que representa la identidad latinoamericana «desde México hasta Tierra del Fuego». Lo trajo como respuesta a aquel comentario despectivo de Pcihetto, un referente peronista: «Quien desprecia el charango desconoce la riqueza de lo popular».
Para el músico, el ataque a lo simbólico —arte, cultura, tradiciones— no es casual: «Está diseñado para romper el andamiaje social. Pero el arte es nuestro vitamínico para reconstruir la paz y la salud social».
Y entonces, tomó el charango e hizo lo suyo: cantó Sube, popularizada por Mercedes Sosa. Al final, dijo que «los pueblos que cantan siempre tendrán futuro». Una metáfora de resistencia: «Esto no es solo peronismo; es la defensa de un proyecto colectivo». Es que «necesitamos cohesión para enfrentar los embates contra lo simbólico. Ahí está nuestra fuerza», cerró.
entre varios mensajes, expresó que la política no se reduce a disputas de poder: es, ante todo, la lucha por preservar la identidad de un pueblo que no deja de cantar.
Sube

Sube, sube, sube
Bandera del amor
Pequeño corazón
Y brilla como el sol
Y canta como el mar
Sube, sube, sube
Bandera del amor
Pequeño corazón
Y brilla como el sol
Y canta como el mar
Canta como el viento
Peinador de trigo
Canta como el río
Canta pueblo mío
Sí, los pueblos que cantan
Siempre tendrán futuro
Sube, sube, sube
Bandera del amor
Pequeño corazón
Y brilla como el sol
Y canta como el mar
Sube, sube, sube
Bandera del amor
Pequeño corazón
Y brilla como el sol
Y canta como el mar
Canta por las voces
De los que soñaron
Canta por las bocas
De los que lloraron
Canta
Dame tu esperanza América india
Dame tu sonrisa América negra
Dame tu poema América nueva
América nueva, América nueva
Sube, sube, sube
Bandera del amor
Pequeño corazón
Y brilla como el sol
Y canta como el mar
Sube, sube, sube
Bandera del amor
Pequeño corazón
Y brilla como el sol
Y canta como el mar
Canta por los bellos
Días que se han ido
Canta por mañana
Canta, buen amigo
Canta
Canta
Canta.
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