En un giro sorpresivo, JP Morgan, el gigante financiero que confió en el ministro Caputo y su plan económico, decidió retirarse de Argentina ante el agravamiento de la crisis. Hugo Asch analiza cómo la fuga récord de dólares, el riesgo país en niveles alarmantes y la desconfianza en los datos oficiales terminaron por ahuyentar incluso a los más fieles especuladores. Con el país relegado al limbo de los «Standalone» —junto a naciones en guerra y economías fracturadas—, el relato oficial se desmorona. La verdad duele, pero no tiene remedio: el experimento libertario ya muestra su saldo desastroso.
Martes 1 de julio de 2025. El 23 de abril hacía más calorcito que en estos días de frío polar, y yo escribía sobre los muchachos del J.P. Morgan en estos términos:
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“Éramos pocos y cayó el JP Morgan al baile.
¿Qué hizo? Les recomendó a sus clientes que lleven sus dólares a la Argentina, compren pesos y tomen ‘Lecaps’ –las Letras del Tesoro Capitalizables en Pesos: títulos de deuda a corto plazo– con vencimiento en agosto.
Pero mucho ojo, muchachos: “con el cuidado de salir de la operatoria algunas semanas antes de la elección de octubre”.
Ahá. La luz roja empieza antes de la primavera, en setiembre”.
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Bueno, pasaron cosas.
Resulta que el J.P. Morgan, viejo amigo del ministro Caputo –que permitió que el banco ‘rescatara’ miles de millones en la corrida de 2018– decidió abandonar Argentina.
‘Tomando un respiro’, es el título del informe donde anuncian su partida.
Parece que Argentina es una suerte de ‘deporte extremo’ que puede dar mucho beneficio a los grandes jugadores, pero también agotar al mejor entrenado.
Los argentinos algo sabemos de todo eso.
El J.P. Morgan, el Banco de Inversión más grande de la Bolsa de Nueva York, le aconsejó a sus clientes “desarmar las inversiones en títulos del país”, muy preocupado por la compleja situación económica y política del dúo Milei-Caputo.
Lo hicieron el viernes, se supo recién hoy.
“Mantenemos una visión constructiva sobre las perspectivas de mediano plazo de Argentina, considerando la desinflación y el avance fiscal. Sin embargo, con el pico de ingresos agrícolas ya atrás, la probabilidad de salidas continuas por turismo , posibles ruidos electorales y cierto bajo rendimiento del peso que motivó intervenciones cambiarias en el dólar futuro, preferimos dar un paso atrás y esperar mejores niveles de entrada para volver a posicionarnos”, explicaron, sin anestesia.
Nunca estuvieron demasiado entusiasmados con el ‘Programa Económico’ –así llaman formalmente al ‘Plan de Negocios Rentable a Cortísimo Plazo’ diseñado por Caputo– y habían aconsejado quedarse en su vieja y querida timba financiera hasta fines de agosto.
Pero decidieron pegar el portazo mucho antes de ese plazo.
La cosa está peor de lo que imaginaban.
Luego de la euforia por los 20.000 millones de dólares que el FMI prestó a regañadientes por orden de Trump, más la suma de los canutitos del Banco Mundial y otras entidades amigas, el ‘agujero negro’ comenzó a chupar dólares de forma desmesurada.
Ver a los más de 60.000 eufóricos hinchas de Boca y River dando vueltas por Estados Unidos y pagando sus entradas para los partidos del Mundial de Clubes mientras el gobierno argentino sigue gastando los dólares que no tiene para mantener el cambio pisado y la inflación baja fue un contraste… dantesco. Too much.
El golpe del nocaut fue el dato que dio a conocer el INDEC: una cifra record de 5.100 millones de dólares que se fugaron alegremente para ser gastados en el exterior durante el primer trimestre. Un colador.
¿Además? La cifra del Riesgo País no baja y continúa en casi 700 puntos: ningún privado le quiere prestar dólares al más grande deudor del FMI.
Además, los bancos argentinos prestan pesos a una tasa cuatro veces mayor al dato de inflación previsto por el gobierno. ¿Por qué? Porque se cubren. No creen en esos datos de inflación tan amables.
Después de Guatemala… Guatepeor.
La semana pasada el ‘Morgan Stanley Capital International’ (MSCI) ya había decidido que las acciones argentinas continuarán bajo la calificación ‘Standalone’.
Para esta empresa que siguen los inversores de todo el mundo, Argentina se ubica en la última categoría luego de los ‘Desarrollados’, los ‘Emergentes’ y el grupo ‘De frontera’.
Ser ‘Standalone’ sería algo así como un país ‘fuera del mapa’, en el limbo de los inclasificables.
Compartimos ese honor con Ucrania, Palestina (dos países en guerra), Nigeria, Botswana, Zimbabwe, Bulgaria, Líbano, Malta, Bosnia y Herzegovina, Jamaica, Trinidad Tobago y Panamá.
Viendo quién es el presidente de la Argentina, lo que hace y cómo se comporta, ser ‘Standalone’ no parece una calificación inmerecida. Al contrario.
Caputo & sus boys estaban ilusionados con un modesto ascenso a ‘País Emergente’, sobre todo después de habar hecho “tan bien los deberes” para los dueños del capital.
No pasó.
Algo habrán hecho.
Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio, muchachos.
Hicieron un desastre.
Uno grande.
Nota de la Redacción:
Filibustero es un término con varios significados, dependiendo del contexto histórico y político: en dos acepciones, puede describir al pirata o aventurero o a un obstructor político.
Pirata o aventurero (siglos XVI-XIX): originalmente, se refería a piratas o mercenarios que actuaban por su cuenta, sin autorización de ningún gobierno, atacando barcos o territorios en América Central y el Caribe. Ejemplo: el estadounidense William Walker, quien invadió Nicaragua en el siglo XIX para imponer un gobierno favorable a sus intereses.
Obstructor político (en EEUU): en el ámbito legislativo, un filibustero es alguien que usa tácticas dilatorias (como discursos interminables) para bloquear una votación o ley. Es una estrategia común en el Senado de EE.UU.
En el texto, Hugo Asch usa filibustero de forma irónica para referirse a Caputo como un «corsario financiero» al servicio de JP Morgan, sugiriendo que actúa como un mercenario de los intereses del banco en lugar de defender los de Argentina. La palabra refuerza la crítica al vínculo entre el ministro y los grandes capitales especulativos.
¿Por qué el título habla de «pirata» y «filibustero»? Porque Asch retrata a JP Morgan como un pirata (que saquea economías) y a Caputo como su filibustero (su aliado local), en una metáfora que subraya el extractivismo financiero sobre el país.
Sobre el autor del artículo
Con una trayectoria que se extiende desde 1974, Hugo Asch marcó una profunda huella en el periodismo argentino e internacional. A lo largo de su carrera, se desempeñó en medios emblemáticos: comenzó como redactor en la revista Siete Días; fue prosecretario y luego subdirector de Gente, ocupó el cargo de Secretario de Redacción en Clarín, fue editor general de Perfil y dirigió la edición argentina de Playboy. Además, su trabajo lo llevó más allá de las fronteras, colaborando con diversos medios en España. Como corresponsal de guerra, cubrió algunos de los conflictos más crudos de las últimas décadas, incluyendo Afganistán, Nicaragua, El Salvador y El Ulster, entre otros escenarios de tensión global.
