El peronismo frente al desafío de Javier Milei. “La mejor política se demuestra con hechos. Y en 2024, frente al avance de las políticas de Milei, Ricardo Quintela logró proteger a los riojanos con una Reforma Constitucional progresista, sin perpetuarse en el poder, sancionada para fortalecer derechos y ampliar garantías”, dice el autor de este artículo de opinión.

Por Nicolás Schamne

Miércoles 27 de agosto de 2025. En tiempos donde la política argentina se encuentra atravesada por tensiones que rozan lo insostenible, el llamado del gobernador riojano Ricardo Quintela a construir una “resistencia importante” y presentar a nivel nacional el proyecto colectivo de gestión peronista de Perón y Evita que se realizó en La Rioja donde se defendieron los derechos obtenidos, y nuevos que se crearon con la reforma de la constitución Riojana, con un estado presente y un gobernante que trabaja para el pueblo hasta para los que no lo votaron; frente al avance de las políticas de Javier Milei adquiere un carácter decisivo. No se trata solamente de una convocatoria partidaria: es, en rigor, un grito de alerta frente a la disolución de derechos, la fragmentación social y el intento sistemático de deslegitimar al peronismo como columna vertebral de la democracia argentina. El encarcelamiento de Cristina Fernández de Kirchner, más allá de los argumentos judiciales que se utilicen para sostenerlo, desnuda la profundidad de un proceso de lawfare que pretende disciplinar a la dirigencia nacional y horadar la representación popular.
La mejor política se demuestra con hechos. Y en 2024, frente al avance de las políticas de Milei, Ricardo Quintela logró proteger a las y los riojanos con una Reforma Constitucional progresista, sin perpetuarse en el poder, sancionada para fortalecer derechos y ampliar garantías. Entre sus conquistas se destacan: el reconocimiento del agua, la energía y la conectividad como derechos fundamentales; nuevas políticas de género, juventud e infancia; el aumento de la recaudación propia para garantizar autonomía; la ampliación de los programas de alimentos escolares; la implementación de energía subsidiada para los sectores más vulnerables; el impulso al desarrollo del cannabis medicinal y el litio; la creación de oportunidades de empleo joven y empleo verde; la construcción de miles de viviendas; la instalación de centros de diálisis en el interior; el fortalecimiento del turismo provincial; la creación del Observatorio de las Víctimas; el boleto estudiantil gratuito y la consolidación del sistema de transporte Rioja Bus Subsidiado al 90%, para que no sea un golpe al bolsillo de ningun riojano.
Una gestión que no se quedó en discursos, sino que marcó el rumbo con transformaciones concretas para garantizar equidad y un futuro digno para todos los riojanos.
En este escenario, Quintela emerge como una de las voces federales más claras en defensa de un proyecto colectivo que trasciende las fronteras de su provincia. Junto con Enrique Díaz Brizuela, coordinador nacional del espacio “Federales, defendamos La Rioja”, el mandatario reunió a sus cuadros técnicos y dirigentes sociales de dicho espacio para planificar lo que definió como un verdadero reordenamiento del movimiento justicialista. La presencia de referentes como el Dr. Martín Castillo en el plano jurídico, Mario Peral desde la ingeniería electoral y presidente de Unión Popular Federal en Córdoba, David Carate director general de económia popular en la Municipalidad de Malvinas Argentinas y dirigente del M.I.P, como también Boris Morales de dicho espacio y distrito, el Ingeniero Agronómico Quique Aguirre o incluso actores de peso en sectores religiosos como el Apóstol Félix Tevez presidente de la Cámara del ministro Evangélico de Argentina y director general de capellanes evangélicos castrenses en nuestro país & Nicolas Schamne asesor, consultor en proyectos legales políticos y analista, marca un rasgo distintivo: la amplitud y transversalidad que exige este tiempo. No se trata de un proyecto exclusivamente riojano, sino de una estrategia que busca extenderse al país entero en respaldo a Axel Kicillof y a fuerza patria que hoy encarna la resistencia al ajuste libertario.
El trasfondo es claro: el oficialismo nacional intenta imponer una narrativa de “orden” económico que, en los hechos, se traduce en desempleo, recorte de derechos laborales y pérdida de soberanía en áreas estratégicas. La deuda con el FMI, las presiones internacionales y la concentración mediática funcionan como un andamiaje de disciplinamiento que encuentra en el peronismo su principal obstáculo. Frente a esto, la articulación federal que propone Quintela no es un capricho ni un gesto declamativo, sino la respuesta orgánica a una coyuntura donde la democracia misma se ve amenazada.
La proyección de este armado será central en los próximos meses. Si el movimiento logra consolidar una conducción plural, nutrida de equipos técnicos y comprometida con la defensa de los sectores más vulnerables, podrá disputar el sentido común que intenta imponer el mileísmo. De lo contrario, el país corre el riesgo de quedar atrapado en un experimento neoliberal que recuerda los peores años de nuestra historia reciente. La política argentina, en definitiva, se debate hoy entre la fragmentación inducida y la reconstrucción de un proyecto nacional. Y es en esa encrucijada donde el peronismo, con sus tres banderas Independencia Económica, la Justicia Social y la Soberanía Política vuelve a ser llamado a escribir la próxima página de resistencia popular de un autoritarismo sin igual y entrega de soberania de nuestro País como nunca antes visto.