Investigador con raíces en Israel y Palestina, Gustavo Rejana desmenuza la fragilidad del alto el fuego en Gaza, critica el sesgo mediático, el alineamiento del gobierno de Milei y lanza una severa advertencia: el Acuífero Guaraní pone a la Argentina en la mira de un conflicto futuro por el «oro blanco».
Viernes 24 de agosto de 2025. El investigador y escritor Gustavo Rojana, con raíces familiares en Israel y en Palestina, desglosó la frágil arquitectura del acuerdo de paz en Gaza, criticó el sesgo mediático y el alineamiento del gobierno argentino, y lanzó una severa advertencia: la próxima guerra global podría ser por el control del agua. En ese escenario, Argentina, con el Acuífero Guaraní, es un blanco clave.
Para Rojana, el acuerdo entre Israel y Palestina, es solo un mecanismo para «que cese el bombardeo sobre la población civil palestina» y escéptico, desglosó los 20 puntos del pacto, donde destacó el intercambio de prisioneros y la devolución de secuestrados, aunque puso el foco en el costo humano real. Con crudeza, recordó que, más allá de los 20 liberados con vida, subsiste una tragedia invisible: «una cantidad de cuerpos sin poder reintegrar a sus familiares» bajo los escombros de una Gaza «completamente bombardeada». Citó la escalofriante cifra de «más de 68.000 palestinos asesinados, 20.000 de ellos niños», un número que, advirtió, sigue creciendo con los que están -todavía- bajo las ruinas.
Respecto a la relevancia del tema para la Argentina, Rojana no dudó en señalar un «ocultamiento» por parte de «la gran mayoría de los medios» durante décadas. Pero su crítica más contundente fue para el Gobierno actual de Javier Milei. Lo calificó sin amagues como «muy proisraelí», y ejemplificó con la polémica idea de trasladar la embajada Argentina a Jerusalén, una «barbaridad» en términos del derecho internacional, y con la designación de un rabino como embajador en Israel.
Para el investigador, este alineamiento no es casual. Lo vinculó directamente al diálogo del presidente Javier Milei con su par estadounidense, Donald Trump. «Terminó resolviendo una cantidad de situaciones que todavía no sabemos en qué van a terminar», afirmó, insinuando una relación de dependencia. «Está queriendo ‘ayudar’ supuestamente a la República Argentina, y no sabemos a cambio de qué». Este viraje, argumentó, alinea al país no solo con Washington e Israel, sino con una ola de gobiernos de «extrema derecha» afines ideológicamente.
Uno de los puntos fuertes de la charla fue el desmantelamiento de la narrativa sobre la solución de dos estados, donde Rojana fue categórico: «Concretamente, Israel no quiere dos estados, ni tampoco quiere uno solo con el otro dentro». Citó la declaración formal del primer ministro Benjamín Netanyahu para respaldar su afirmación.
Como conocedor del tema, explicó la paradoja demográfica: si se creara un solo estado binacional, los palestinos –sumando a los ciudadanos israelíes de origen palestino y a los de Gaza y Cisjordania– serían «prácticamente la misma cantidad que los israelíes de religión judía». Por lo tanto, la estrategia israelí, según Rojana, es la de «un Israel solo para israelíes, sin palestinos». Contextualizó así la ofensiva en Gaza: «al principio… era expulsar a los palestinos de Gaza».
Además, cuestionó a los garantes del proceso de paz, como Tony Blair, recordando su papel en la invasión a Irak basada en la falsa premisa de las armas de destrucción masiva. «¿Qué pudo hacer por Irak, y mucho menos podrá hacer ahora por Palestina? Realmente, nada», sentenció.
Quizás la advertencia más potente de Rojana fue sobre el recurso que él denomina «el oro blanco»: el agua. Denunció que los palestinos tienen un acceso restringido a apenas cinco litros diarios por persona, muy por debajo de los 50 litros que recomienda la OMS, y que este recurso es administrado por la empresa estatal israelí Mekorot, a la que acusó de «robar sistemáticamente el agua a los palestinos».
En ese tema, la conexión con la Argentina fue directa y alarmante ya que Mekorot, «condenada por delitos de lesa humanidad» por negar el acceso al agua, intentó ingresar en la provincia de Buenos Aires en el pasado y, durante el gobierno de Alberto Fernández, firmó convenios de colaboración con catorce provincias argentinas.
¿La razón de este interés? Rojana apuntó al Acuífero Guaraní, «el tercer acuífero más importante del planeta», que yace bajo territorio argentino, de Paraguay, Brasil y Uruguay. «Podría alimentar de agua a toda la humanidad durante 200 años», afirmó, vinculando la presencia de una base militar estadounidense en Paraguay y las tratativas por otra en la Argentina con el control estratégico de este recurso. «Dios quiera que no, pero todo indica que podría haber una guerra por el agua o a través del agua», alertó.
Hacia el final de la charla, Rojana reflexionó sobre la recepción de su mensaje. Contó que, al mostrar imágenes del muro israelí de once metros de altura que divide Palestina, la gente «no lo puede entender. No lo cree». Para hacerlo tangible, lo compara con trazar esa misma barrera sobre la avenida Mitre acá en Posadas, que impediría que los vecinos de una vereda vean a la de la otra vereda.
Su diagnóstico sobre la conciencia argentina es pesimista: no hay información suficiente y el sistema educativo no prepara para valorar los recursos estratégicos del país. «Desde el exterior miran a la Argentina con ojos puestos en el futuro», concluyó, dejando una sensación de urgencia: mientras el país debate sus problemas internos, actores poderosos tienen la mirada fija en su mayor tesoro, uno que, si no se defiende con conciencia, podría convertir a la nación en el centro de un conflicto global.
Gustavo Rojana en Plural
-¿De qué se trata el acuerdo de paz entre Israel y palestina?
–Es un acuerdo de paz, principalmente, para que cese el bombardeo sobre la población civil palestina. Es una cantidad de 20 puntos, algunos de ellos de muy difícil concreción. Principalmente, se estaba tratando de que el bombardeo cese, entregar los presos palestinos que están en cárceles israelíes, hacer ese intercambio. Hacer ese intercambio y que los secuestrados por Hamás dentro de la Franja de Gaza también sean devueltos. Se devolvieron 20 personas con vida que quedaban, cuatro cuerpos, y aún queda una cantidad de cuerpos sin poder reintegrar a sus familiares, principalmente porque no nos olvidemos que Gaza fue bombardeada completamente, y muchos de esos muertos y muchos de esos cuerpos es imposible poder rescatarlos porque hay demasiados escombros sobre ellos. Por eso también hoy en la charla decía que hay un número de más de 68.000 palestinos asesinados, 20.000 de ellos niños, y una cantidad todavía indeterminada de palestinos que yacen bajo los escombros.
–¿Le interesa a la Argentina este tema? Vos sos una suerte de especialista entre temas palestinos e israelíes. Estuve leyendo que tenés familiares y amigos en ambos lados. ¿Cómo sale de los medios este tema en la población?
–En realidad, la gran mayoría de los medios están ocultando, y han ocultado, lo que viene ocurriendo en Palestina. Pero no desde estos últimos 24 meses: lo vienen ocultando desde hace décadas. Tuvimos gobiernos en la República Argentina que realmente se solidarizaron con la causa palestina. Lamentablemente, el actual gobierno, todo lo contrario: es muy proisraelí. Tal es así que el presidente Milei está hablando de cambiar la embajada de Tel Aviv y llevarla a Jerusalén, lo cual es una barbaridad. El embajador que tiene la República Argentina en Israel es un rabino, el asesor espiritual que tuvo el presidente Milei a lo largo de estos últimos años. Con lo cual vemos que este gobierno es muy proisraelí, de la misma manera que lo fue el gobierno de Estados Unidos con el presidente Trump.
–Bueno, los Estados Unidos uno lo puede entender. Ahora, esa situación acá en la Argentina, ¿creés que es por desconocimiento, por geopolítica, por posicionamiento?
–Creo que son varios los temas. Principalmente, el diálogo que viene teniendo nuestro presidente con el presidente de Estados Unidos es como que lo ha ido llevando y ha terminado resolviendo una cantidad de situaciones que todavía no sabemos en qué van a terminar. Está queriendo “ayudar” supuestamente a la República Argentina, y no sabemos a cambio de qué. Cuáles son las condiciones, todavía no lo conocemos. Eso hizo que el presidente Milei se vuelque mucho más hacia Estados Unidos y mucho más hacia Israel, como también hacia otros países de extrema derecha que comparten la misma ideología. Tanto la primera ministra italiana como la presidenta italiana, muy afines también a Milei.
–¿Gustavo, Israel quiere dos estados?
–Concretamente, Israel no quiere dos estados, ni tampoco quiere uno solo con el otro dentro. Y esto es ya una declaración formal del primer ministro Netanyahu. Cuando Palestina se divide en 1948, el 53% iba a ser para el Estado de Israel y el 47% iba a ser para el nuevo Estado de Palestina. Hoy los palestinos no tenemos ni el 47%; apenas un 22%. Y si las Naciones Unidas hubieran aplicado todas sus resoluciones, si los países dominantes de este planeta hubieran realmente hecho efectivas esas resoluciones, hoy Palestina tendría su Estado. Pero, ¿cuál es el problema hoy? Dentro del Estado de Israel hay 1.400.000 israelíes de origen palestino —como parte de mi familia—. Dentro de Gaza, 2.400.000 palestinos. Dentro de Cisjordania ocupada, 4 millones y medio de palestinos. Si fuera a existir un solo Estado, los palestinos —ya sean israelíes de origen palestino o los palestinos que están divididos en los distintos lugares que mencioné— seríamos prácticamente la misma cantidad que los israelíes de religión judía. Por eso el Estado de Israel no quiere dos estados, pero tampoco quiere uno. Quiere un Israel solo para israelíes, sin palestinos. Por eso es que ocurrió lo que ocurrió en Gaza, que al principio, cuando vos me mencionabas las condiciones y los 20 puntos, era expulsar a los palestinos de Gaza. ¿Cómo podemos entender que estos 20 puntos van a estar avalados por un presidente como Trump, que es el que le provee el 70% de las armas al Estado de Israel? ¿Y cómo podemos pretender que la mano derecha de Trump para este proceso de paz en Gaza vaya a ser Tony Blair? Si recordamos lo que significó Tony Blair en Irak y lo que ocurrió allí, cuando el ministro de Estados Unidos, Colin Powell —no sé si lo recordás—, mostró un tubito con un polvo blanco y decía: “Este es el comprobante de que Irak tiene armas de destrucción masiva”. Con toda la invasión que hicieron, con más de un millón de iraquíes asesinados, jamás encontraron una sola arma de destrucción masiva. Entonces, Blair… no recordamos en esos años qué pudo hacer por Irak, y mucho menos podrá hacer ahora por Palestina. Realmente, nada. Actuar de la misma manera que en aquellos años, actuar de la misma manera que lo vienen haciendo estos países.
–Sí. ¿Qué papel juega el agua en todo esto? ¿Por qué hablás del agua en medio de esta guerra?
–Los palestinos están privados de tener acceso, libre acceso, al agua. Tenemos que recordar que Palestina es tierra ocupada. Los territorios palestinos son territorios ocupados por el Estado ocupante, que es el Estado de Israel, tanto en Cisjordania como, rodeados por otro muro, en la Franja de Gaza. Los palestinos hoy, en la Franja de Gaza, tienen nada más que 5 litros de acceso al agua por persona por día, cuando la Organización Mundial de la Salud dice que por lo menos necesitamos 50 litros para beber, alimentarnos, mantener la higiene personal y cocinar. Dentro de Cisjordania, donde viven cuatro millones y medio de palestinos, tampoco tienen libre acceso al agua dentro de sus propios territorios. Tanto en Gaza como en Cisjordania, quien administra el agua para los palestinos, al igual que para el Estado de Israel, es una empresa estatal israelí que se llama Mekorot. Mekorot es la que le roba sistemáticamente el agua a los palestinos. Mekorot intentó ingresar en la provincia de Buenos Aires hace varios años atrás, cuando el gobernador era Daniel Scioli. Por distintas acciones que llevamos adelante, lo impedimos. Pero, lamentablemente, en el gobierno anterior del presidente Fernández, tuvimos un ministro, De Pedro, que viajó a Israel y ayudó para que Mekorot firme convenios de colaboración con 14 provincias de nuestra patria. Mekorot está condenada por delitos de lesa humanidad porque le impide el acceso al agua —un elemento vital, esencial para cualquier nación, para cualquier ser humano— a los palestinos. Por eso es el problema que lamentablemente ya tenemos en la República Argentina con las provincias que firmaron estos convenios. La Argentina es un país que ha sido bendecido por sus recursos naturales. Debajo nuestro se encuentra el acuífero guaraní. El acuífero guaraní lo compartimos con Uruguay, Paraguay y Brasil. Es el tercer acuífero más importante del planeta. Podría alimentar de agua a toda la humanidad durante 200 años. Estados Unidos ya colocó una base militar en Paraguay y está en conversaciones para
colocar otra base militar en la República Argentina. Todo porque en esta zona de la triple frontera existe el acuífero guaraní.
–¿Se viene la guerra por el agua?
–Dios quiera que no, pero todo indica que podría haber una guerra por el agua o a través del agua. El agua es el oro blanco que poseemos quienes tenemos la bendición de contar con estos recursos. Y hay muchos países que no tienen esa disponibilidad y no la van a tener. Uno de los países que fue bombardeado y destruido fue Libia. No nos podemos olvidar. En el desierto se encuentra el acuífero de Nubia. El presidente Gaddafi, antes de ser destituido, había comenzado a construir conductos de agua desde el desierto hacia las ciudades. ¿Hubo otros problemas? Sí. Le querían dar otro título a Gaddafi, pero gran parte de los millones de dólares —más de 200.000 millones— que tenía Libia estaban en Francia. Y Francia administra el agua en varios países del planeta.
–¿Hay conciencia de esto en la ONU, por ejemplo? ¿Es tema de agenda o se va dejando de lado?
–Sí, hay conciencia. Pero hay mucha más conciencia dentro de los países que dominan el planeta. Estados Unidos tiene conciencia, Israel tiene conciencia. No nos olvidemos que antes de crear el Estado de Israel en Palestina, cuando se realiza el primer Con greso Sionista Internacional en 1897, en Basilea, se barajaban tres opciones: Uganda, Palestina y Argentina. Se decidieron por Palestina por una cuestión religiosa. Pero todas estas acciones de distintos países se fueron llevando adelante con mucho tiempo de premeditación. Mekorot, que es la empresa de agua estatal israelí, se fundó antes de la creación del Estado de Israel, en 1937, once años antes de 1948. Ya sabían lo que iba a ocurrir en Palestina, ya tenían todo programado. Por eso venían poniendo los ojos en nuestra patria, y definitivamente, lamentablemente, lo están logrando.
–¿Poner el ojo en la Argentina es para extraer el agua y venderla allá, venderla en otros lados?
–Administrar el agua. Administrar el agua como recurso. No necesariamente extraerla y llevársela, sino controlarla, decidir su uso, su valor, su distribución. Administrar el agua como recurso estratégico. No es el único recurso importante que tenemos en nuestra patria, pero sí es vital. Es necesario.
–¿Y estas discusiones también están presentes en los foros, en la gente?
-Se va tomando conciencia cada vez más. Si me preguntás si somos conscientes, te diría que no. En líneas generales, no somos conscientes de la problemática que va a existir en un futuro con el agua.
-Porque se repite como una consigna, pero pasa, no hay una consecuencia real.
-Si hacés una encuesta y preguntás en distintos lugares del país: “¿Conocés el acuífero guaraní?”, la mayoría te va a decir que no.
–No hay conciencia. No hay información. Y desde los niveles iniciales de educación tampoco se está preparando a los chicos para que tomen conciencia de la importancia de nuestros recursos acuíferos y del valor que tiene nuestro país a nivel mundial. Desde el exterior miran a la Argentina con ojos puestos en el futuro. Nuestro país es una gran patria: tenemos muchísimo terreno por poblar, pero también tenemos muchos recursos para una cantidad muy baja de habitantes.
–En tus charlas, ¿qué te llevás al final? ¿Qué recogés del público que participa?
–Por ejemplo, cuando empecé a hablar sobre la construcción del muro, en general la gente no tiene idea de lo que significa el muro en Palestina, ese que construyó el Estado de Israel. El Estado de Israel construyó el muro para robarle las tierras más fértiles a los palestinos y los recursos acuíferos más importantes. El muro tiene 800 kilómetros de longitud. Es de concreto, real, de 11 metros de altura. Cuando paso algún video o cuento sobre la construcción del muro, sobre los checkpoints, sobre los colonos ilegales israelíes que viven dentro de los territorios palestinos ocupados, la gente no lo puede entender. No lo cree. Como hoy contaba: imaginate trazar un muro de 11 metros de altura sobre la avenida Mitre, donde los vecinos de una vereda y de otra ya no pudieran verse. Cuando los chicos que viven de un lado tienen que ir al colegio o a la universidad del otro lado del muro, en vez de cruzar la avenida, tienen que hacer kilómetros para poder dar toda la vuelta e ingresar. Y muchas veces esos puestos de control, que están dentro de los territorios palestinos, son administrados por el ejército israelí y permanecen cerrados.
