La especialista en comunicación política, Isabel Carrera, presentó un análisis que habla de la crisis de representación y espectáculo político, como nuevos paradigmas que debe enfrentar la comunicación en Argentina, que tiene como destinatario a públicos (del espectáculo) antes que a la población (política).

Viernes 21 de noviembre de 2025. La columna de comunicación política de Isabel Carrera en Plural revela una profunda crisis de representación, el avance de la política-espectáculo y el desafío de reconstruir un discurso que supere la mera viralización, en función de estudios que realizó tanto en Misiones como el que llevaron adelante otras consultoras en el Nordeste Argentino. Estos estudios, incluido un informe reciente de la consultora Zuban Córdoba, confirman una apatía generalizada hacia la política, particularmente marcada en los jóvenes. Si bien más del 60% de los jóvenes argentinos declara interés por la política, más del 70% expresa una sensación negativa hacia ella.
Esta apatía se traduce en una desconfianza radical hacia el ecosistema político. Solo un 15,7% confía en los partidos políticos. La credibilidad en instituciones como el Congreso, el Poder Judicial, los medios de comunicación y los sindicatos también presenta niveles críticos en ese segmento. Incluso actores de movimientos sociales, como los colectivos feministas o LGBT, registran una baja aceptación.
El informe de Zuban Córdoba define esta situación como una «representación vacante» y critica a las élites políticas que intentan captar a los jóvenes con contenido viral en redes sociales, una estrategia que, según los datos, genera el efecto contrario: rechazo y confrontación.
Isabel Carrera presentó un segundo fenómeno identificado es la creciente espectacularización de la política, donde la imagen y el símbolo priman sobre las propuestas. El caso de Virginia Gallardo en Corrientes fue paradigmático: según un estudio de la consultora Integrarnos, la candidata acaparó la conversación digital con más de 15.000 menciones y 368 millones de impresiones en un mes, asociada a su historial mediático y no a su plataforma política.
Frente a esto, el politólogo Mario Riorda sostiene que las ideologías no están muertas, sino más vigentes que nunca, recordó Carrera. La elección se polarizó en torno a identidades y marcas políticas, donde la capacidad de atribuir la crisis a gobiernos anteriores y presentarse como la única solución posible —un mecanismo que el analista Murray Edelman define como «construcción del espectáculo político»— demostró su eficacia. Una serie de escándalos mediáticos previos a los comicios no lograron mellar la imagen del oficialismo, cuya identidad se impuso en el debate.
La consecuencia directa de este escenario es un debate público de consignas, con alta polarización y umbrales bajos de discusión. El desafío para el oficialismo, a nivel nacional, consiste en mantener esa ilusión simbólica de la solución inmediata.
Para la oposición y los actores políticos tradicionales, el reto es mayor: deben abandonar la comunicación institucional y jerárquica. La sugerencia del análisis es que canalicen energías hacia la construcción de un nuevo relato, conectado con la realidad social y las demandas de la población, evitando la confrontación estéril.
La crisis de las instituciones abrió paso a un modelo dominado por la emoción, las figuras mediáticas y la polarización. La política enfrenta el imperativo de restaurar la confianza y generar un discurso que trascienda la lógica del «me gusta» para proponer soluciones concretas, dejando de lado el espectáculo.

Isabel Carrera en Plural


—¿Con qué tema hoy?

—Y vamos a ver… con aquella segunda parte de lo que quedó pendiente, y voy a relacionarlo con otros estudios también. Lo que quiero hacer es una conexión entre la comunicación política en la era del espectáculo y la apatía, que tiene relación también con otras columnas en las que ya habíamos hablado de la apatía electoral, de la apatía política, de la escucha. Así que, justamente, en estos últimos días estuve leyendo dos informes de escucha en redes: uno que hicimos nosotros con un equipo de consultoras del NEA y otro que hizo un consultor de Corrientes. Y ayer tomé también la información que hizo la consultora de Córdoba, Suban Córdoba, sobre la juventud argentina.

—Impactó el documento, el estudio que hicieron…
—Sí, estuvo en todos los medios. Y bueno, quería rescatar eso y también tener en cuenta estas investigaciones, estos trabajos que venimos haciendo aquí en la zona y los análisis que hacemos también en la columna. Lo que hice fue puntear y plantear tres situaciones, o por lo menos lo que yo veo como tres situaciones en esto. Lo primero es que hay una crisis de representación y apatía hacia la política, sobre todo de parte de los jóvenes. Y también, bueno, lo vimos en las últimas elecciones, pero en los jóvenes es donde más se nota, el sector donde más se nota. Justamente, esta encuesta que llevó adelante la consultora Suban Córdoba plantea que hay, de parte de la juventud, interés hacia la política. Más del 60% declaró estar interesado en la política.

—Sin embargo, pareciera todo lo contrario, ¿no es cierto?
—Exacto. Sin embargo, después, cuando dicen qué les parece la política o cuál es el sentimiento que perciben o tienen hacia la política, es negativo. Más del 70% manifestó que tiene una sensación o un sentimiento negativo hacia la política. Y esta apatía y este enojo también se traducen en la desconfianza radical que tienen los jóvenes hacia el ecosistema político, es decir, hacia los partidos políticos. Solamente un 15,7% confía en los partidos. Y en esta desconfianza que manifiestan los jóvenes entraron también el Congreso de la Nación, el Poder Judicial, los medios de comunicación, los sindicatos, que sufren baja credibilidad —al menos en el sector de la juventud—. Incluso los actores de las nuevas políticas reflejaron una baja en su imagen en este sector: colectivos feministas, movimientos LGBT también resintieron o, por lo menos, no tienen una buena aceptación entre los jóvenes, según manifestaron en esta encuesta. El informe también de Suban Córdoba llama a esto una representación vacante y critica a la élite política que busca entusiasmar o captar a los jóvenes con reels virales o con algún tuit ocurrente que, en realidad, produce un efecto contrario: rechazo, enojo, confrontación. Es como que no estuvieran atendiendo los intereses reales que tienen los jóvenes. Y según el politólogo Mario Riorda, este vacío institucional también está ocupado por la polarización, que vimos que incidió mucho en las elecciones a nivel nacional y provincial. Este fenómeno —Murray Edelman (Murray Jacob Edelman fue un politólogo estadounidense conocido por sus investigaciones sobre política simbólica y psicología política), un politólogo muy conocido que estudió la política y la comunicación, también lo plantea— es la construcción del espectáculo político que se está dando mucho en estos tiempos. El político logra apoyo no por un programa profundo, sino porque construye su identidad o su consenso a partir de un problema agudo que plantea y lo vincula con una solución. Ejemplo: nuestro presidente plantea que hay un problema grave en la economía que acarreamos desde el pasado, desde el último gobierno, y que el único que puede solucionar esto es él. Eso es, traducido, lo que dice Murray Edelman justamente cuando habla de la construcción del espectáculo de la política. Y en las últimas elecciones vimos cómo esto se cataliza a través del voto del “no quiero volver al pasado”, “no quiero que haya un derrumbe económico”, entonces apostamos —o seguimos apostando— a este gobierno.

—Curioso dato: lo que acabás de decir es justamente el discurso que prende, evidentemente, de las ultraderechas en contra de todas las políticas del campo nacional y popular, o progresistas, o de izquierda. Porque justamente venía pensando —cuando decías que perdieron valor los colectivos LGTB, los ambientalistas, los feministas— en el ataque que están recibiendo a través de los medios y a través de los principales aliados políticos que tenemos, tanto acá como en toda la Argentina. Empezó en Davos esto (con el discurso de Javier Milei), a principio de año. Evidentemente prende ese discurso. Y se transforma en una nueva realidad, ¿no?
—Así es. No solo se da acá en Argentina, sino que en todo el mundo se está dando esta misma situación, con mayor fuerza en Europa y en Latinoamérica. Y acá lo vemos bastante. Y lo segundo que también empecé a notar es que hay una… se notó en estas últimas elecciones la espectacularización de la política y el debate en redes sociales. Un claro ejemplo fue cómo se dio la posición de Virginia Gallardo en Corrientes, que es una exvedet, una actriz, modelo, conocida por haber sido la novia de Ricardo Fort. Según el estudio que hizo Social Lens —que realizó la consultora Integrarnos de Corrientes— muestra justamente esto: que más allá de las plataformas o propuestas en el debate o en las redes sociales, la que copó la conversación fue Virginia Gallardo, no por propuestas, sino por su imagen. Y ella como vedet, como modelo, como novia de Fort… En Corrientes. Nosotros hicimos también una escucha similar a esta desde el NEA con el equipo, para ver también cómo impactaba esto. Diferente fue la situación en Misiones. En Misiones la conversación se dio más entre las personas que compartían y hablaban de los diferentes candidatos. Incluso se notó que tampoco había tanta participación o, por lo menos, no tomaban la información de los medios nacionales. Es como mucho más una bajada local. Las personas acá, a través de las redes, compartían información sobre los candidatos. De hecho, polarizaron el debate —o al menos los posteos— entre Diego Harfield y Oscar Herrera Ahuad, que fueron quienes encabezaron las elecciones del pasado 26 de octubre. Así que esa es la diferencia que se dio acá también respecto de Corrientes: los medios nacionales tuvieron mucha influencia con la aparición de Gallardo; en Misiones, las personas fueron más autónomas y no hubo tanta incidencia de los medios nacionales. Algunos números, por ejemplo, de lo que se dio en la conversación digital en Corrientes: allí hubo más de 15 mil menciones a Virginia Gallardo. Estas generaron 368 millones de impresiones dentro de la plataforma… En un mes, exactamente. El mes de octubre: desde el 1 de octubre hasta el 26, día de las elecciones. Ese es el período de análisis que toma esta consultora, y ahí es donde se ve esto. Y, como te decía, no era relacionado a sus propuestas políticas, sino a su historia y al espectáculo. Y como te decía, el informe que hicimos acá estuvo más centrado en lo que decían las personas, no tanto en los medios nacionales. Así que acá no influyen tanto lo que dicen los medios nacionales. Seguimos teniendo como que la agenda propia. Y las personas siguen tomando lo que dicen, al menos, los medios locales, no tanto lo que dicen los nacionales. Y esta preeminencia de las personas sobre los medios, dice Murray —que es del mismo Murray— que los problemas sociales hoy no son hechos objetivos, sino construcciones ideológicas y simbólicas, y que esto, de nuevo, se volvió a ver otra vez en las elecciones. Como decía, es lo que también plantea Mario, el politólogo Mario Riorda: dice que no están muertas las ideologías, que eso es lo que primó mucho en estas últimas elecciones, que no están muertas, están más vigentes que nunca, dice. De hecho, fueron votos ideológicos los que se dieron en estas últimas elecciones.

-¿Con o sin manipulación?
-Y no sé, ahí ya te dejo a tu criterio; no me animo a hacer una valoración al respecto. En Misiones, como te decía, el ámbito del debate entre las personas se dio en las redes sociales, y las personas plantearon ellas sus propias agendas. Tercero, otro de los planteos que me hago —o al menos la pregunta que me deja esta situación— es: ¿cuál es la consecuencia de que la política se rija hoy por las cuestiones simbólicas, por la emoción, y que se difundan a través de canales de alta polarización y bajos umbrales de debate, que es lo que estamos viendo últimamente? Debate de consignas, nada más. Y lo que dice el politólogo Mario Riorda nos tira una clave sobre esto: hoy la crisis se atribuye a gobiernos anteriores, como te decía, y la corrupción se percibe como más estructural. Vimos una serie de escándalos previos a las elecciones que afectaban al gobierno nacional y que no tuvieron mucha incidencia en las elecciones; es decir, no le bajó puntos en el nivel de imagen que tenía. La serie de escándalos mediáticos, por lo menos. El caso, bueno, que llevó a la renuncia de Espert, por ejemplo, para la candidatura del 3%, lo de Libra a principio de año. Fueron una serie de cosas que no incidieron de forma negativa. Eso quedó totalmente al margen. Exactamente. Y por eso otra vez se polarizó la discusión, y la identidad —bueno, en este caso, la marca de La Libertad Avanza— como que se impuso a estas cuestiones mediáticas que se dieron en los últimos meses. Y de nuevo, la juventud en Argentina, a través de la encuesta de Suban Córdoba, muestra que sigue siendo conservadora. Dice que rechazan determinadas cuestiones o colectivos sociales, como mencionábamos recién: al feminismo, a los derechos humanos. Sin embargo, apoya que siga habiendo una intervención estatal, por ejemplo, para garantizar la salud, la educación y proteger a los más vulnerables. Eso es lo que muestra al menos el estudio de Suban Córdoba. Entonces, el desafío hoy para la comunicación política es —bueno, para el oficialismo a nivel nacional— mantener esta ilusión que decíamos del simbólico, de la solución inmediata, que el único que puede dar ahora es La Libertad Avanza con sus propuestas de recorte. Y, en el caso de la oposición y los actores más tradicionales, el desafío es dejar de comunicar desde lo institucional, desde la jerarquía, y tratar de plantear un nuevo relato que esté más conectado con…

-Yo sé que vos no querés que yo te haga intervenciones porque te saco de foco, Pero «dejar de comunicar desde el ombligo».
-Exacto. Que dejen de pensar en eso y que esté más conectado con la realidad, con la población, y escuchar las demandas sociales, sobre todo, que es lo que no está haciendo hoy la oposición. Por eso no puede responder y por eso los resultados de las últimas elecciones. La sugerencia sería que busquen canalizar esas energías, o por lo menos que busquen evitar la confrontación y más conexión desde la igualdad hacia la población. Así que las crisis que estamos viendo hoy de nuestras instituciones políticas abrieron, como decías vos, justamente un debate hacia este nuevo modelo dominado por la emoción, por la sorpresa, por las figuras mediáticas, por la polarización. Y hoy, por ahí, no se está tan atento a lo que se dice, sino a quién lo dice y por qué canal lo dice. Y nos queda pensar de qué manera la política puede restaurar la confianza y generar un discurso que supere simplemente la viralización, que busque la política —no la política política, la política exactamente—, no la antipolítica que vemos hoy, como es la mayoría de estos discursos o estos videos que se comparten. Es más para viralizar, para generar un “me gusta”, un “compartido”, y no tanto para llegar a la población con una propuesta concreta. Así que el desafío está en pensar en cuestiones distintas, en llegar a la población de otra manera y dejar el espectáculo de lado en la política.