El ministro Franco realizó ante la prensa un balance del 2014 con indicadores contundentes. Pero debajo de la data dura y de anuncios efectuados, existe una trama estratégica que le da sentido, digamos democrático, a los logros de los objetivos trazados. Por eso el discurso de Franco tuvo una fuerte carga política, no en el sentido partidario sino en develarse como instrumento de transformación de una sociedad cargada de injusticias y pobrezas configuradas durante décadas.
La gestión en el Ministerio de Gobierno no es neutra. Descubre un Estado presente, ejerciendo la representación de las mayorías como expresión de la diversidad que existe en la sociedad, sus clases y sectores sociales. Indicadores que en forma contundente exhiben objetivos alcanzados en todas las áreas del Ministerio de Gobierno fueron expuestos por Jorge Franco al hacer un balance de lo realizado en 2014. Son datos conocidos que se fueron divulgando a lo largo del año. El incremento de 1.800 por ciento en el incremento de la coparticipación municipal desde 2003; las inversiones en infraestructura, la modernización del Registro de las Personas y su extensión territorial; la actividad en los centros de relaciones con la comunidad; lo hecho en el Servicio Penitenciario y la Policía que tiene más de 7 mil efectivos, el repaso de las obras para las fuerzas, capacitación y el esfuerzo de democratización; las prevenciones por la seguridad vial y las adicciones; las relaciones institucionales con el Poder Judicial; la desmitificación del acceso a la información pública; la defensa civil con todo lo realizado para cubrir a los afectos de tornados e inundaciones; el registro de cultos que ya alcanzan a 1.168 en la provincia; la existencia de 4.230 asociaciones civiles y fundaciones y 38 mil títulos de propiedad inmueble en trámite.
El balance, realizado en una conferencia de prensa junto a todos sus colaboradores, tuvo también anuncios, como la jerarquización de la Gendarmería en Misiones, que tendrá desde enero su propio Destacamento con lo que la relación institucional con la fuerza de seguridad se hará más fluida. Hay que recordar que hasta ahora la autoridad de la fuerza está radicada en Rosario. Al mismo tiempo, llegará a Misiones 700 efectivos para custodiar la frontera.
Pero debajo de la data dura y las novedades, existe una trama estratégica que le da sentido, digamos democrático, a los logros de los objetivos trazados. Por eso el discurso de Franco tuvo una fuerte carga política, no en el sentido partidario sino en develarse como instrumento de transformación de una sociedad cargada de injusticias y pobrezas configuradas durante décadas.
La gestión en el Ministerio de Gobierno no es neutra. Descubre un Estado presente, ejerciendo la representación de las mayorías como expresión de la diversidad que existe en la sociedad, sus clases y sectores sociales.
Ya en la introducción del balance el ministro sinceró argumentaciones ideológicas. Quedan en evidencia si se articula lo hecho, que es mucho desde un abordaje y es poco desde otro. Por eso advirtió que hay cosas que no pudieron hacer y hay cosas que no quisieron hacer.
¿Qué es lo que no quiere hacer un ministro de un gobierno que se define como reparador de injusticias sociales y transformador de estructuras materiales y culturales?
Quedó claro en la respuesta de Franco que en toda toma de decisiones democráticas anidan tensiones. Se refirió en este sentido a la irrupción en Misiones de un grupo de extranjeros, que la Inteligencia detectó tiene vínculos con el narcotráfico y lavado, pero que mientras no cometan delitos son objeto de todos los derechos, fundamentales y humanos. Desde la práctica adhiere así a la hipótesis de que la relación entre democracia y derechos no es conflictiva. Por supuesto, no es conflictiva o paralizante en la toma de decisiones cuando un poder democrático garantiza y se propone trabajar por los derechos y aspiraciones de todas las personas. Por eso, el ministro insistió en la charla con los periodistas, que la solución a todas esas tensiones, que son preexistentes en la sociedad, es siempre política.
No casualmente, a través de twitter, Franco divulgó una cita del pensamiento de Bertolt Brecht:
El analfabeto político y la pasividad como parte del problema.
«El peor analfabeto es el analfabeto político
No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos.
No sabe que el costo de la vida, el precio del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas.
El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política.
No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.»

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