La espontánea presentación de el ex intendente de El Soberbio Alberto «Coleco» Kryvsuk ante el juzgado de San Vicente, tiene una clara lectura política: en Misiones no hay impunidad ni protección a los abusos del poder. Las instituciones republicanas cumplen sus funciones.
Por supuesto no es la isla de la utopía sin las contradicciones y conflictos de las sociedades modernas. Hay sí, un sistema que funciona de acuerdo con los principios filosóficos de la división de poderes. Cuando el subsecretario de Seguridad y Justicia de la Provincia, Julio Lenzken anunció en las redes electrónicas que Coleco se había entregado, deslizaba una sensación de alivio en el poder político. Es que se trasmite la sensación de que en los treintas años de gobiernos que expresan la soberanía popular, hay un camino que se está andando. No se desconoce que existen cargas burocráticas, grupos de interés, redes de protección, pero la sensación es que se va mejorando. Muchas veces se escuchó decir que en pueblos del alto Uruguay, lo que rige es la ley del far west, que por allí impera una lógica de control social muy diferente al de las zonas de las urbes modernas. «Coleco», seguramente acorralado, sin red en la política, se entregó y con esa actitud refuta el mito construido mediáticamente sobre su propia vida. No es un cow-boy, ni siquiera Martín Fierro. No buscó refugio en esos mundos paralelos o submundos de la delincuencia que, por ejemplo se desarrollaron en Rosario o de ostentación de poderío económico que se instaló en el Tigre. El ex intendente, desde su lugar, simplemente se puso en manos de uno de los tres poderes del Estado. En los estrados podrá ejercer sus derechos a la defensa. Ya en octubre de 2013, otro poder, el legislativo comunal, ese que se dice la célula del sistema, lo había destituido con las atribuciones que emanan de la representación popular. El sistema daba otra muestra de fortalezas. No conocemos más que los argumentos de su destitución y el informe de la Comisión Investigadora en la que basaron las acusaciones para apartarlo de la Intendencia, pero no se trata aquí de discutir sobre el alcance de sus responsabilidades administrativas, se trata de resaltar que Coleco, al presentarse en el juzgado, pone en evidencia que en Misiones la cosa funciona.

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