Los ucerreístas misioneros se aprestan a realizar la asamblea de la Convención para debatir la provincialización del pacto con el PRO acordado en Gualeguaychú. Atrapados en su propia metodología de acción política impondrán la candidatura de González como condición innegociable para conformar una alianza.

Posadas (27 marzo de 2015) No están dispuestos a ceder al pedido del PRO Misiones de dirimir las candidaturas en elecciones abierta para presentar una misma lista. El jefe de campaña, Barrios Arrechea y el presidente del comité Hernán Damiani están convencidos que las declaraciones públicas de Alfredo Schiavoni y el presidente del partido Jorge Ratier en contra de las “roscas” constituyen una mera presión para negociar después desde una posición más amenazante. “Ya van a venir al pie”, sostienen. El precandidato del PRO en cambio se cansó de blanquear el posicionamiento advirtiendo que no habla el mismo idioma, digamos propio de la partidocracia. Schiavoni está convencido de que es necesario modificar los viejos comportamientos de la dirigencia política para recuperar la confianza de la gente. De acuerdo con las argumentaciones expuestas, si le macrismo pretende expresar las demandas cívicas de los disconformes con el kirchnersimo y la renovación está obligado a trasparentar la acción política. En conversaciones con este sitio ratificó que no cederá a la lógica comiteril de la UCR aunque respete esa forma de hacer política.

Si las declaraciones de Luis Pastori: “no nos van a correr con eso de las roscas y González no se baja”, marcan una tendencia, todo hace presumir que la UCR tendrá su candidato a gobernador y el PRO tendrá el suyo propio en octubre aunque los dos partidos lleven a Macri en sus boletas. La ley electoral es clara: no habilita colectoras. Es decir que los votos por González no se podrán sumar a los votos de Schiavoni. El único que sale ganando es Macri que sí sumará de los dos lados.

CÓRDOBA ES UN ESPEJO: Si los negociadores del ucerreísmo local están jugando como en una mesa de póquer, subiendo la apuesta para correr al otro –vieja práctica de Cacho- evidentemente no están entendiendo lo que está pasando. Muchos sectores de la sociedad se corrieron a posiciones conservadoras. Como observó Leopoldo Moreau, tanto interpelar a su electorado con argumentos anti populares que la misma base radical se movió hacia la derecha.  Es lo que sabe el macrismo. La prueba concreta es la Ciudad Autónoma. Macri viene ganando con el voto radical desde el 2007. La UCR porteña ya no gravita en la ciudad. Hoy, de acuerdo con mediciones de consultoras de prestigio como Poliarquía, el mismo fenómeno se está registrando en todos los distritos. Julio Aurelio hizo una encuesta a pedido del gobernador Colombi. Revela que el 70% de los radicales que lo votaron a gobernador hoy están decididos a votar por Macri. Y eso que Colombi estuvo entre el 42% que se opuso al pacto en Gualeguaychú. Macri lo sabe. Y también Durán Barba. En Gualeguaychú lograron algo mucho más sutil que los votos del 58,8% para habilitar el pacto. El sanzismo y su guardia pretoriana: Freddy Storani, Suárez Lastra y Coti Nosiglia, al bajar las banderas desde un pragmatismo desideologizado, llevaron al partido a una rendición cultural. Que en octubre no haya un candidato radical a presidente es profundamente simbólico. Materializa esa rendición que está asociada al quiebre identitario. El ser radical, no se aprehende sólo desde la defensa de un programa de gobierno nacional y popular, es comportarse como nacional y popular desde un estilo, un comportamiento y una cosmovisión civilista y radicalizada en la lucha por la libertad y la ampliación de derechos. Si la dirigencia boicotea su propia significación, sumándose como dice la Franja Morada a las simplificaciones de la anti-política pregonada por los medios hegemónicos, su electorado se va corriendo, busca anclajes en otro lado.  Macri lo sabe, o al menos Durán Barba se lo dice, la gente si va a votar por Macri prefiere votar por el PRO y no desde una lista “colgada”, como dicen sincericidamente los referentes del ucerreísmo. Es tan manifiesto el oportunismo, que la gente le da la espalda. Macri lo sabe, por eso el miércoles desembarcó en Córdoba para acabar con el pacto entre el PRO, la UCR y el Frente Cívico de Luis Juez que pendía de hilo debido a las deliberaciones internas. De acuerdo con la información, la causa del hartazgo del macrismo eran los tires y aflojes, las amenazas y esa picardía criolla con que se sentaban en la mesa de negociaciones. Cada fuerza pretendía imponer a su candidato como el único para la gobernación y que los otros se encolumnen y eso no le gustó al porteño, dice Ambito. Por ese motivo, Macri decidió romper el trato cordobés y el jueves 26 presentó la candidatura a gobernador de Ércole Felippa, el vicepresidente 1º de la Unión Industrial de Córdoba (UIC).  Córdoba es un espejo para el pacto a la misionera.