El vacío de la retórica republicanista de la UCR quedó al desnudo en la sesión del jueves 21 en el Parlamento misionero. En largas exposiciones los diputados Bordón y González pusieron en cuestión las decisiones de la Cámara tomadas por la mayoría. Les salieron al cruce desde la disidencia radical. Destacaron que, cuando ellos tienen la mayoría no dudan en aplicarla con todo rigor y hasta apelan a expulsar a los que piensan diferente con prácticas que recuerdan a la Inquisición.
Desde los años de Perón la UCR se fue posicionando en la oferta electoral como un partido garante de las instituciones. Se alejaba así del movimiento yrigoyenista razón por la cual fue sufriendo desgranamientos. Fundamentalmente, desde la prisión de Balbín en 1951, su discurso se fue centrando en un republicanismo excelso, proyectado en el imaginario como espacio mágico donde todas las demandas de la sociedad encontrarían una resolución consensuada y sin conflictos. Se diferenciaba así del peronismo al que ponía en la otra vereda como expresión de un populismo con ribetes autoritarios. El dilema funcionó en el imaginario colectivo y fue el sustento cultural del pronunciamiento popular del 30 de Octubre de 1983 cuando se consagró presidente a Raúl Alfonsín, precisamente por la credibilidad sustentada en su identidad radical y cívica.
A más de 30 años, con la crisis de las identidades partidarias y la explosión de 2001, la sociedad ha cambiado. ¿Qué queda de esa impronta radical cuando el dilema que cruza a la sociedad ya no es autoritarismo versus democracia?. Seguir aferrados a los mismos dogmas parecería que fuera inconducente. La decisión aliancista de Gualeguaychú y la prédica sanzista, sin embargo, abonan la tesis de que la contradicción fundamental en la política argentina para los ucerreístas sigue siendo, autoritarismo – democracia aunque expresada en la forma de Populismo – Republicanismo. Beatriz Sarlo, en una nota publicada en Perfil el 21 de marzo, destruye, no sólo esa contradicción como fundamental, sino el razonamiento mismo, dilemático, que se rige afirmando la existencia de un enfrentamiento único, diferente a la oposición dialéctica base de la filosofía del marxismo-leninismo. Hubo muchas voces en el mismo sentido. No es casual que el diputado nacional, Fabián Rogel, de la UCR de Entre Ríos, haya opinado que «sólo con el discurso del republicanismo no vamos a conquistar los sectores populares y de los trabajadores. No alcanza”. En ese orden, consideró que «hemos caído en un error que ya se cayó en 2009. Creer que la gente va a votar por la seguridad jurídica y la división de poderes es, en primer lugar desconocer la historia del radicalismo en cuanto a los temas trascendentes, como la forma en que impulsamos la industria del petróleo”.
ESTADO Y MERCADO SON LA CLAVE: Volviendo a Sarlo, analizando la alianza con el PRO, subraya que es “completamente irrelevante que se diga que los puntos comunes son la educación, la seguridad, la inflación. ¿Qué político diría que esos temas no le interesan? ¿Qué político diría que lo que piensa la gente lo tiene sin cuidado? En cambio, Estado y mercado son las palabras clave. Como se está viendo en Europa, las ideas, a falta de otro nombre que no se ha encontrado todavía, ocupan un arco que va de la izquierda a la derecha y donde las funciones del Estado son la discusión principal. Hay varias formas de ser republicano (incluso formas opuestas en términos sustanciales)”. A falta de otras categorías, sigue así utilizando la diferenciación derecha – izquierda.
EL DOBLE DISCURSO DE BORDÓN Y GONZÁLEZ: Este vacío de la retórica republicanista de la UCR quedó al desnudo en la sesión del jueves 21 en el Parlamento misionero. En largas exposiciones los diputados Bordón y González pusieron en cuestión las decisiones de la Cámara tomadas por la mayoría. Les salieron al cruce desde la disidencia radical, Losada y Escalada. Destacaron que, cuando ellos tienen la mayoría no dudan en aplicarla con todo rigor y hasta apelan a expulsar a los que piensan diferente con prácticas que recuerdan a la Inquisición. También les quitaron toda autoridad para hablar de ética y moral. Bordón tiene una causa por violencia de género en el INADI.
Evidentemente, la lucha interna de la UCR no se solucionó con las extremas medidas de expulsión adoptadas por el Tribunal de Ética, que remite a los tribunales de la Inquisición, según Escalada. Los promotores de la expulsión, Cacho Barrios, Luis Pastori y el director de un diario que se mueve con la lógica del Opus – Dei, no previeron que de esa manera los dos diputados, que se negaban a la alianza con el PRO y cualquier fuerza de las derechas, quedaron ahora libres de las ataduras que imponen los códigos al interior del partido. Conocen los trapos sucios. Ya nadie les podrá exigir que los laven en el comité.

Deja un comentario