En una charla con periodistas Carlos Rovira recomendó leer “Número Cero”, la última novela de Umberto Eco, editada este año en castellano por Lumen, de Barcelona. Consideró que la obra constituye “verdaderamente un tratado moderno de semiología periodística. El argumento le sirvió de disparador a Rovira para rescatar el método de consultar todas fuentes y a todas las versiones con el objetivo de no dejarse manipular por los medios.

En una charla con periodistas Carlos Rovira recomendó leer “Número Cero”, la última novela de Umberto Eco, editada este año en castellano por Lumen, de Barcelona. Fue el viernes 31 de Julio en el marco de la firma de un convenio entre la Cámara de Representantes y la EB Y para la construcción del Museo del Territorio Guaraní. Unos días antes, el conductor de la Renovación se había reunido con jóvenes de toda la provincia en una charla debate que fue seguida simultáneamente por 15 mil jóvenes conectados por la tecnología de la comunicación.
Ese viernes, un periodista le recordó que “en la charla con los jóvenes usted planteaba la necesidad de diferenciar qué consumir de los medios en las redes sociales” y le preguntó: ¿Qué consejo les da? Después de aclarar que no le gusta dar consejos, Rovira recomendó “algunas lecciones de semiología” y reveló que hacía pocas semanas había terminado de leer la última novela de Umberto Eco, “que se las recomiendo, Numero Cero.”. Consideró que la obra constituye “verdaderamente un tratado moderno de semiología periodística” y dijo que para él, después de Mac Luhan, Eco es el semiólogo más grande. La obra desnuda la impunidad de periodistas que manipulan e inventan noticias con intenciones que nada tienen que ver con la tarea de informar. El argumento le sirvió de disparador a Rovira para recomendar el ejercicio de consultar todas fuentes y a todas las versiones. “Supongamos –ilustró- que ocurre un evento o un hecho, es necesario que el usuario pueda acceder a todos los relatos como un principio elemental de tener la posibilidad de discernir. Al no existir ningún ente, ni alguna aplicación que pueda cubrir ese vacío de la web, lo tiene que hacer uno mismo”. Señaló que “hoy ocurre con el mundo de las noticias algo parecido, allí la juventud tiene marcado desinterés…debe involucrarse más y ser su propio crítico en la multiplicidad del caudal de información que hoy dispone un niño que se está formando, un adolescente o nosotros mismos. Entonces inevitablemente tiene que haber un filtro personal y compartido con su familia. Eso le valía la calidad del aprendizaje o de la comunicación para todos y romper la dependencia que van resolviendo pero cuando otro resuelve por vos, es porque vos estás delegando y algún problema hay. Entonces, me parece una sociedad mucho más justa si cada uno resuelve el problema de su satisfacción en el conocimiento uno mismo”
En la novela, que es la séptima de Eco, se desoculta el sentido de los rumores inclasificables que echan a correr los medios bajo el pretendido estatus de noticia y los chantajes que acechan la vida política de una sociedad a partir de la historia de un farsante que utiliza la excusa de la aparición de un nuevo diario -llamado Domani- para sacarle dinero a todo el mundo