La lectura comparada de la cobertura que hicieron los diarios porteños del Día de la Industria vuelve a desnudar las operaciones destituyentes que monta Clarín detrás de cada noticia. Sin embargo, también son sesgados los títulos que admiten la recuperación de la industria desde 2003. Lo central no se puede interpretar desde una foto sino prestando atención a toda la película.
El discurso del presidente de la Unión Industrial Argentina formulado ayer en el Día de la Industria fue utilizado en forma sesgada por Clarín. Se sabe que el monopolio mediático ya no tiene pudor en esconder sus operaciones montadas en la elabarción de cada noticia para imponer un relato, sí un relato, destituyente. Héctor Méndez, después de formular algunos reclamos, como “mejorar la infraestructura” y “administrar de manera más eficaz el comercio”, afirmó objetivamente «que recién recuperamos el nivel de producción per cápita industrial de 1974”. Fue el título de Clarín. Sin más. Omitir también es mentir y manipular. Lo que dejó fuera de la crónica el periodista fue que Méndez, que no simpatiza con el kirchnersimo al punto de deslizar hace unos días que votará por Mauricio Macri, reconoció que «desde 2002 hasta 2011, el crecimiento industrial ha mostrado un dinamismo histórico, marcando sin dudas un período fructífero para nuestra industria». La Nación tuvo más vergüenza y omitió en tapa toda referencia al acto de celebración. Los indicadores que revelan el crecimiento notable del empleo y la producción industrial en los últimos doce años fue el eje del enfoque noticioso de otros medios al punto de encontrar una reconciliación de la dirigencia sectorial con el kirchnerismo.
Entre las dos verdades, crecimiento industrial desde 2003 y los indicadores que en valores de ingreso estamos como en 1974, hay una película que se empieza a rodar en 1974. No puede ser casual que es el año de la muerte de Perón. Como tampoco neutral que en 2003 Kirchner haya sido consagrado presidente. Entre el 1974 y el 2003 se registró en el país un verdadero “genocidio industrial” al decir de Aldo Ferrer promovido por el período neoliberal. Por eso no deja de ser un logro recuperar los indicadores de la época de esplendor de la industria nacional.
Por otro lado, detrás de las noticias de la forma en que son presentadas está latente la reaparición de la restricción externa de la economía argentina vinculada con las debilidades de la estructura industrial. Tema no existente para la ortodoxia conservadora que, en la simplificación de sus políticas, no percibe como tensión entre crecimiento e importaciones. Arreglan todo con devaluaciones asimétricas, baja de salarios y aumento del desempleo. Pero tampoco parece un tema central para la heterodoxia. Las declaraciones de la Presidenta alentando “sustituir exportaciones” por más mercado interno, se parecen a una salida por arriba del inevitable agotamiento de la simple industrialización por sustitución de importaciones ya que reduce esa industrialización a abastecer el mercado interno, cuando es preciso exportar manufacturas en los sectores de mayor contenido de valor agregado y tecnología.
TRIÁNGULO INSTITUCIONAL Y VIRTUOSO: Pero este debate de fondo no pasa desapercibido para provincia como Misiones de menor desarrollo industrial relativo. Es sobre ese diagnóstico que Hugo Passalacqua se propone profundizar las relaciones al interior del “triángulo virtuoso” de institucionalización del desafío por el desarrollo industrial. Por eso, con la creación del Ministerio de Industria se adelanta una asociación entre las políticas públicas, el sector productivo y el sistema de ciencia y tecnología de la provincia y la Universidad. Tema de otras notas.

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