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Se entusiasmó Ramón Puerta con su embajada y desde su propio multimedio profetiza que  “el fenómeno moralizador de Brasil va a cruzar el río”. Vacío de propuestas y desorientado por la decisión estratégica de la Renovación de no poner palos en la rueda al gobierno de Macri, intenta replicar en Misiones el clima de revanchismo instalado en Buenos Aires. Los misioneros conocen bien a Puerta como para darle seriedad a su doble discurso. Llega al extremo de especular con la desinformación para imputar también que un puñado de empresas que -al estilo Carrió denuncia son afines a la Renovación- concentró la obra pública de la EBY, cuando cualquiera que transite por el acceso sur; by pass arco-garita; o la multitrocha ruta 12, pueden leer los carteles de las empresas constructoras de Roggio, Cartelone y el mismo Macri, las que ganaron las licitaciones 338, 339 y 340, por las que también hicieron el nodo de la ex garita, los puentes sobre los arroyos que cruzan la Ruta 12 y las defensas costeras.

 Martín Caparrós, al que no se lo puede catalogar de kirchnerista, hizo una observación muy aguda en una nota publicada, hace años, en el malogrado diario Crítica y a la que tituló “El “honestismo”. Señalaba que es una postura engañosa e inconducente para el debate política que por un lado, en cualquier fuerza política conviven dirigentes honestos y deshonestos y al mismo tiempo la gestión de un gobierno neoliberal será diferente de uno populista,  por más que ambos estén conducidos por “personas de bien o por corruptos”. Se hace notar así, que la concentración del discurso mediático en la corrupción, modifica el eje central de la discusión  política. Es cierto que es legítima la preocupación por la corrupción, pero también es cierto que, como único tema.,  empobrece el debate de fondo por los proyectos de país.

CIRCUNTALCIAL Y ESTUCTURAL: El recientemente fallecido Aldo Ferrer, hizo otro aporte para encuadrar el debate por la corrupción. Distinguía entre corrupción circunstancial y estructural. Desde esta perspectiva destacó en varias oportunidades, que el tratamiento político-mediático se concentra en la primera (retornos, coimas, y cuestiones puntuales), pero oculta la corrupción estructural.  Es la intrínseca al sistema. Decía: “consiste, principalmente, en adoptar decisiones y políticas que generan rentas privadas espurias, no necesariamente ilegales ni directamente redituables para quien las adopta, que perjudican el interés público. En el caso argentino son ejemplos notorios de corrupción sistémica, la imposición de un tipo de cambio sobrevaluado y la desregulación de los movimientos de capitales que culminaron en el endeudamiento hasta el límite de la insolvencia, generaron una masa gigantesca de rentas especulativas y fuga de capitales y deterioraron el aparato productivo y la situación social”. Todo Ferrer dixit.

TRABAJO ESCLAVO Y PRECIO DE LA YERBA: La marcha del sector yerbatero es siempre paradigmático para nuestra provincia. La corrupción circunstancial de la que habla Ferrer sería, por ejemplo, plantar 200 hectáreas de yerba después de la prohibición que decretó el gobierno de Barrios Arrechea. La corrupción estructural o sistémica es la eterna depresión del precio de la hoja verde y la injusta distribución de la renta sectorial, y el trabajo esclavo en las chacras. Cobrar comisiones para tomar 100 millones de dólares en los bonos Senior y Junior, emitidos a las apuradas con la banca extranjera en los últimos días del gobierno de Puerta, tiene ingredientes de las dos categorías. Es circunstancial porque se cobraron comisiones, y es estructural porque la medida respondió a los intereses del sector financiero.

DE LO QUE NO SE HABLA: Aunque nadie le reconozca autoridad moral para hacerse el moralista, Puerta intenta y denuncia, como el poder mediático, denuncia para ocultar. De lo que no habla Puerta es de la deuda pública que dejó después de ocho años de gobierno, estimada en más de mil millones de dólares y utilizada para gastos corrientes. Es decir para pagar sueldos. Oculta el debate de fondo sobre el modelo de provincia para los próximos años. ¿Puede Misiones seguir viviendo de los productos tradicionales?. ¿Cómo se industrializa una economía asentada en el sector primario y de servicios?. ¿Qué Estado es necesario para sostener las prestaciones de Salud, Educación y Seguridad?. ¿Se debe sostener la política fiscal? La relación Nación – Provincia se debe también un profundo debate político.  Nada de estos interrogantes son abordados en el discurso del “honestismo”, que aquí tiene el agregado de ser enarbolado por dirigentes con la palabra devaluada.