10dediciembre2015 hugo passalaqua bastón de mando

¿Funcionará el entente gobernabilidad con gobernabilidad se paga? El discurso de Passalacqua el 1º de mayo, se supone tendrá como uno de sus ejes la contradicción Nación – Provincia. Siempre latente en la política argentina, cobra hoy centralidad por el hecho de que el gobierno nacional es de signo diferente y abreva en las convicciones neoliberales de menos impuestos, menos Estado y más inversiones privadas para que derramen empleos. En el nuevo modelo, los ingresos que pierde el Estado nacional en recaudación sólo se pueden cubrir con endeudamiento externo. Es el esquema que el gobierno nacional pretende se extienda a las provincias. En este contexto adverso es un verdadero interrogante la forma en que el Gobernador proyecta sostener la doctrina renovadora de inversión en servicios sociales y desarrollo de la economía. El desafío político del gobierno de Passalacqua es consolidar ese movimiento autonomista ahora jaqueado por un gobierno nacional conservador que promueve el discurso de resignación ante la asimetría de poder con los “capangas” de Buenos Aires.
Por Carlos A. D´Onofrio

POSADAS (28 de abril) El gobernador de la provincia deberá concurrir el próximo domingo a la Cámara de Representantes a informar sobre el estado general de la administración pública, las necesidades y las soluciones que promueve. Es lo que establece la Constitución al iniciarse el período ordinario de sesiones legislativas. Pero más que una rendición de cuentas, los informes del Ejecutivo usualmente se transforman en una ratificación del rumbo diseñado en la elaboración del Presupuesto general de recursos y gastos que se aprueba con el voto de los diputados en los últimos meses del año anterior.
A menos de cinco meses de mandato, Hugo Passlacqua tiene mucho más gestión para adelante, más futuro del que hablar aunque su discurso tenga la determinación de los doce años de gestiones renovadoras. Y esta tensión cobra mayor dimensión por la existencia de un gobierno nacional de signo diferente que, además ha cambiado el rumbo de las políticas económicas y sociales. Es decir que el Ejecutivo tiene un Presupuesto diseñado para un país distinto.
Deuda y recursos del Estado
Parece lógico, entonces, que el discurso del 1º de mayo de Passalacqua despierte más expectativas referidas a lo que piensa hacer que la mera rendición de gastos. Es cierto que es fundamental conocer el cuadro financiero de la provincia, pero los interrogantes están puestos en el futuro inmediato. ¿Cómo influirá la política de contención del gasto del Estado nacional en la provincia? ¿Cómo afectará a la recaudación de los Estados, nacional, provincial y municipal la decisión política de la Alianza PRO – UCR de reducir el consumo popular como motor del crecimiento? ¿Los ingresos previstos en el Presupuesto están garantizados?
Nadie discute que el cuadro de situación económico – social de la Argentina es crítico. A cuatro meses del gobierno de Mauricio Macri, los cambios generaron recesión con inflación y una manifiesta transferencia de ingresos al sector del Capital. Algunos, empezando por el mismo Macri, le echan la culpa a una herencia populista y afirman que son costos que se deben pagar para sincerar los precios relativos de la economía y así lograr inversiones. Otros, en cambio sostienen que, la restauración de las políticas neoliberales aplicadas por el gobierno de la Alianza PRO – UCR, tienen el objetivo de generar desempleo para disciplinar a los trabajadores. Fuera de la discusión de interpretaciones, lo concreto es que el cambio de modelo de acumulación es un objetivo del gobierno nacional. Y en el nuevo modelo, los ingresos que pierde el Estado nacional en recaudación sólo se pueden cubrir con endeudamiento externo. Es el esquema que el gobierno nacional pretende se extienda a las provincias. Misiones ya tiene obras de infraestructura financiadas por organismos internacionales de crédito como el Fonplata. Pero lo que está en juego no son sólo las obras sino el funcionamiento del propio Estado.
La incógnita de los recursos
En el Estado, como en cualquier empresa, la contabilidad tiene dos grande columnas: Recursos y Gastos. Pero el Estado no es una empresa. Las políticas que apuntan a cómo se generan los recursos y cuál es el destino de los Gastos define la ideología, o si se quiere la doctrina del gobierno. En un esquema muy simplificado, los gobiernos progresistas dan prioridad a la distribución del ingreso nacional para crecer desde el consumo, desde un dispositivo en el que el gasto genera sus propios recursos. Los gobiernos conservadores dan prioridad a las inversiones del Capital para que derrame su riqueza en la generación de empleos. Por eso, el neoliberalismo limita las regulaciones estatales y baja la carga impositiva. En Misiones, precisamente, la política impositiva fue una de las claves en la diferenciación doctrinaria de la renovación con las oposiciones de las derechas. Por algo sigue siendo combatida por los sectores del privilegio. En un contexto nacional que apostaba al crecimiento desde el consumo, los gobiernos provinciales pudieron ampliar la presencia de su propio Estado con la prestación de los servicios de Salud y Educación con la solidez suficiente para consolidarlos como salarios indirectos.
La contradicción fundamental
Estas tensiones políticas entre Recursos y Gastos están subsumidas en la contradicción Nación – Provincias, una de las contradicciones fundamentales de la política argentina, siempre latente desde el 22 de mayo de 1810 cuando se definió el carácter de la revolución emancipadora. La inserción internacional con epicentro en el puerto de Buenos Aires, fue generadora de las montoneras y caudillajes provincianos en las luchas para la organización nacional. La contradicción fundamental quedó mal saldada institucionalmente en la Constitución del 53 y sin soluciones de fondo en la reforma de 1994.
La Ley que declara héroe provincial al comandante Andresito rescata simbólicamente las tradiciones populares y emancipatorias de las luchas artigueanas para romper con la dependencia de Buenos Aires. Es la renovación la que se nutre, doctrinariamente, de esas gestas. Las permanentes referencias de Passalacqua a Guacurarí no constituyen, dentro de esta lógica, una sobreactuación, sino una profesión de fe con los lineamientos liminares de la Renovación, entre los que la ruptura con los mandatos de Buenos Aires es constitutiva como movimiento político. Passalacqua lo destaca siempre cuando sostiene que la expresión del misionerismo estaba vacante hasta 2003. Nadie duda que la representación de ese espacio constituya uno de los capitales políticos irrebatibles de la renovación.
Contrahegemonía y misionerismo
El “misionerismo” se puede suponer entonces, será uno de los ejes del informe discurso que pronunciará Passalacqua el 1º de mayo ante los representantes del pueblo. Misionerismo como expresión de los anhelos libertarios de los misioneros, y que en el discurso debe sonar como concepto claramente contrahegemónico. El desafío político del gobierno de Passalacqua es consolidar ese movimiento autonomista ahora jaqueado por un gobierno nacional conservador que abreva en el discurso de resignación ante la asimetría de poder con los “capangas” de Buenos Aires.
¿Funcionará el entente gobernabilidad con gobernabilidad se paga?