Gerónimo Rodríguez es el destacado artista plástico que encarna obras con una fuerte impronta misionera, un capricho de un arte que no elige sino que le surge, aseguró en Plural TV. Trabaja lo que conoce desde lo espontáneo. “Y lo que conozco es mi provincia, mi lugar, mi gente, mi pueblo, las costumbres de nuestra gente. Y eso es lo que plasmo a través de mis obras, entre otros temas universales, pero si ahí surge una impronta misionera, está buenísimo, porque es algo que me identifica”. Es el autor del comandante Andresito de más de 17 metros de la avenida Costanera de Posadas, entre otros tantos monumentos y murales por la provincia y, ahora, en un hotel bonaerense de Costa del Este, con once obras con reminiscencias misioneras.

Sábado 2 de diciembre de 2023. Gerónimo Rodríguez es un artista plástico versátil, con identidad propia, que se refleja en sus dibujos, pinturas y esculturas, con habilidad para transformar objetos cotidianos en expresiones artísticas que conectan con un público que crece.
Gerónimo es el autor de obras emblemáticas en Misiones: en Posadas, se destacan la escultura de Andrés Guacurarí y Artigas, un monumento de 17,5 metros de altura al héroe misionero; el matero del paseo Bosetti y el hombre que toca la guitarra, en el acceso al anfiteatro Manuel Antonio Ramírez. Sus murales esgrafiados rescatan la identidad misionera no solo en esta capital, sino por toda la provincia. Ahora, la impronta misionera llegó hace solo un par de semanas a la costa bonaerense, donde construyó once murales a un hotel que, por supuesto, tiene reminiscencia misionera.
“Soy artista plástico”, se define. Nació en Montecarlo y se radicó en Posadas, cuando vino a estudiar el profesorado de Dibujo y Pintura en el Instituto Antonio Ruiz de Montoya. Su camino artístico se consolidó a partir del año 2000, cuando decidió dedicarse al arte, de manera exclusiva.
La modestia y la tranquilidad al expresarse contrasta con la imponencia de su trabajo. Gerónimo Rodríguez dice que si bien puede abordar un mismo tema varias veces, siempre busca aportar variaciones y matices, rechazando la idea de copiarse a sí mismo. El Andrés Guacurarí es la muestra: además de la monumental obra de la avenida Costanera de Posadas -un proyecto bancado por la Entidad Binacional Yacyretá que surgió a través de un concurso público-; también están el Andresito de dos metros de altura emplazado en la avenida 9 de Julio casi avenida de Mayo, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; el Andresito montado a caballo en el ingreso al municipio misionero de Almafuerte, o el mural temático de la plaza 9 de Julio de Posadas, en la esquina de las calles Colón y Bolívar, en el microcentro de la ciudad.
La inspiración misionera en sus pinturas y esculturas surge de manera natural, confiesa. Rodríguez refleja la riqueza cultural de Misiones a través de obras que exploran la música, las raíces, las costumbres y, por supuesto, el mate, una infusión que considera inagotable en su capacidad expresiva.
El proyecto más reciente, de hace solo un par de semanas, fue imprimirle identidad misionera al hotel La Matera, en una serie de murales que buscaron justamente reflejar las raíces de la tierra colorada en Costa del Este, en la provincia de Buenos Aires.
Gerónimo Rodríguez siempre está inmerso en proyectos, ya sea por encargo o por iniciativa propia. Su constante labor artística demuestra que, más allá de la escala de sus obras, su compromiso con el arte y la representación de la identidad misionera sigue siendo una fuente inagotable de inspiración. Con cada pincelada y cada escultura, deja su propia huella y la impronta misionera en el maravilloso mundo del arte contemporáneo.

Gerónimo Rodríguez en Plural TV

-¿Cómo te definís como artista? ¿Sos pintor, muralista, escultor?
-Me defino como artista plástico en general, porque me dedico en general al dibujo, pintura, escultura; hago un poco de todo…

-¿Qué plasmas con tus manos? ¿Qué buscas? ¿Qué haces?
-Arte. Es decir, que si encuentro un objeto que pueda transformar en algo que pueda expresar algo artísticamente, lo transformo en arte; puede ser un elemento reciclado, una mancha en una hoja y, al elaborar esa forma, esos colores, esos elementos, puedo transformar eso en arte, que es lo que nos comunica con la gente.

-¿Egresaste del Instituto Montoya?
-Así es, egresé del Profesorado de Dibujo y Pintura. Yo soy de Montecarlo, había hecho cursos allá en los talleres de arte e hice la carrera de cinco años en el Montoya; ya hacía exposiciones, luego me dediqué a la docencia y después del 2000, exclusivamente al arte, a producir, que es mi pasión.

-Sos el autor de la escultura de Andresito Guacurarí de la Costanera –no sé si llamarlo escultura, si está bien dicho-…
-Sí, es una escultura; es un monumento a nuestro prócer misionero que es Andrés Guacurarí y Artigas. Se emplazó en 2013; igualmente lo había hecho en tres meses y medio con un equipo de gente en una metalúrgica.

-¿Habías hecho algo de esa envergadura antes?
-No, hice cosas más chicas de tres metros, cuatro metros y medio, cinco metros, y otras esculturas de pequeño formato. También hice murales de catorce metros por tres de extensión.

-¿Cuánto mide el Andresito de la Costanera?
-En un principio, en el concurso lanzaron que tenía que ser de diez metros, pero sobre la marcha, después que gané el concurso, pidieron que sea de 15 metros y finalmente terminó siendo de 17 metros y medio.

-¿Hubo un cambio para vos después de ese trabajo?
-Yo siempre trabajé de la misma forma y con el mismo énfasis, con el mismo entusiasmo. Creo que el entusiasmo con que uno toma un tema para desarrollarlo es algo que tiene que marcar su trabajo, tanto en el arte como en cualquier profesión.

-¿En tus pinturas y esculturas plasmás más que nada una suerte de identidad o la identidad misionera en general?
-No lo sé; si eso surge debe ser algo espontáneo porque yo, con naturalidad, desde siempre, pinté, dibujé; hice esculturas acerca de lo que conozco, y lo que conozco es mi provincia, mi lugar, mi gente, mi pueblo, las costumbres de nuestra gente. Y eso es lo que yo plasmo a través de mis obras y también otros temas universales, en general, pero sí de allí surge una impronta misionera, está buenísimo, porque es algo que me identifica.

¿Y qué rescatas de Misiones: el mate, la hoja de yerba, los guaraníes?
-Trabajé mucho, desde antes, el tema de nuestros músicos, nuestras raíces, las costumbres de los trabajadores del monte, de la chacra, del trabajador de la ciudad. Tomé esos temas y además la yerba mate, que es una infusión que nos caracteriza como tomadores de mate. Yo soy uno de los más materos que existen. Es un tema que está siempre vigente y que me motiva para crear porque es inagotable, es interminable la forma en que uno se puede expresar a través de eso. Y aparte del mate, también plasmo nuestra historia en general, y ahí ves a Andrés Guacurarí.

¿Andresito se repite en tu obra, no?
-En realidad el tema se puede repetir infinitamente como lo hace cualquier artista, puede hacerlo hasta agotar un tema, pero de formas diferentes. Me encargaron que este Andresito fuera réplica del que está en la Costanera, pero ninguno me salió igual porque no me siento bien copiándome a mí mismo. Por ello hice una variante para cada lugar; hace poco hice un Andresito de casi siete metros montando a caballo, que está en la entrada al municipio de Almafuerte; hay otro que está parado, como señalando con la mano en San Javier; hay otro en Comandante Andresito. Hace poco pasé cerca del que está en la avenida 9 de Julio, a cuatro cuadras del Obelisco, en Buenos Aires, que es un Andresito de dos metros nada más. Todos son de acero inoxidable porque es un material noble, que no se oxida, que no necesita mantenimiento.

-Hacer el Andresito fue un tema que te llega casi de casualidad. No era uno de tus temas, ¿es así?
-La verdad que no era mi tema. Fue algo que apareció y tuve que laborar esa temática, porque desde antes cuando pintaba y dibujaba, estando en Montecarlo, todavía en los talleres de arte participé, en un concurso que surgió en Eldorado, sobre un festival de reviro y el premio era una estatuilla de Andresito. Gané el concurso pero al final no fui a retirar la estatuilla ya que no me interesaban mucho los premios, ni los agasajos. Después, cuando ya estaba en el profesorado, surgieron pedidos de murales, pinturas e ilustraciones de libros. Y así fue surgiendo esa temática. No me gustaba abordar temas históricos porque así como lo literario, me parece poco ilustrativo, pero lo llevaba al nivel de arte, poniendo, como decís vos, mi impronta.

-Claro, tu estilo…
-Sí, se puede decir estilo, uno pinta como es y así es como de repente las formas salen bastante caprichosas, al estilo de uno, a la forma de ser de uno, a la forma de expresarse. Yo no desconozco la anatomía ni las proporciones, si hay deformaciones en la figura es porque están en función de la expresión y de una composición, a propósito; no es algo que desconozco por ignorancia.

-¿El Andresito de la Costanera es algo que gestaste de cero, decidido a que salga bien, pero… tenías miedos de que no salga bien?
-Por suerte nunca tuve miedo de iniciar un trabajo debido a las dimensiones, eso surgió como un concurso lanzado por la EBY y la Cámara de Representantes de Misiones; no participé en una primera instancia porque dije “los historiadores siempre quieren que se representen esculturas ecuestres, que sean históricas y descriptivas”, y a mí no me interesa eso, para qué hacer un Andresito que ya estaba hecho, por ejemplo el de Perlotti en Garupá. Participaron artistas de acá y del interior en ese concurso y el jurado no estaba satisfecho, por lo que prolongaron la fecha de entrega de trabajos, leí las bases y vi que daban la oportunidad de crear mi propio Andresito, entonces me lancé, hice una estatuilla de 60 centímetros de acero, que es la maqueta, la presenté y eligieron esa por suerte. Y a partir de allí era como que tenía mentalmente todo elaborado, no tenía miedo. No tenía el taller con las dimensiones necesarias ni el equipamiento para trabajar una obra de ese tamaño, entonces fui a una metalúrgica donde ya había hecho una escultura de acero inoxidable, la del Guitarrista que está en la entrada del Anfiteatro (Manuel Antonio Ramírez, de Posadas); entonces lo elaboré en ese lugar con todas las herramientas y el personal trabajando para esta obra. Y se terminó pronto y bien. Se le levantó una sola vez en todo el transcurso de la realización para para ver la forma y hacer algunas correcciones, porque la levantó una grúa que levantaba 26 metros de altura, ya que con el viento se podía caer. Así es que se levantó y se volvió a bajar al rato. Y terminé la forma acostada, digamos. Adentro tiene una estructura muy firme de vigas soldadas a la base; la base tiene una parrilla de vigas también, toda soldada y además tiene cemento, está bien agarrada a la superficie. No va a caer fácilmente.

-Quiero saber qué es esta misión de estar conquistando Buenos Aires que estás llevando a cabo con murales, con identidad e impronta misionera.
-Me pone muy contento que hayan visto un trabajo mío aquí y hayan ido a mi taller. Entonces el dueño de un hotel de Costa del Este, de la provincia de Buenos Aires, me pidió que hiciera una serie de murales allá, porque su hotel se llama La Matera, por lo que desarrolla toda la temática del mate, las costumbres de Misiones y temas de aquí. Me tocó un tema que me gusta trabajar en arte, principalmente en este caso en murales. Hice once murales en 15 días que estuve allá. También hice la escultura de una mujer tomando mate en la playa, también de metal.

-¿No hubo quejas porque tenía una impronta muy misionera o esa era la idea?
-Esa era la idea de ellos, de plasmar algo de Misiones en ese lugar.

-¿Ya terminaste esa obra?
-Así es, la hice en el tiempo calculado y me vine. Hay gente que paraba a ver lo que estaba haciendo y me pidieron que volviera a Buenos Aires porque también querían trabajos.

-¿Hay algún otro proyecto que tengas en mente, que nos quieras contar?
-Hay muchos proyectos porque estoy constantemente trabajando, elaborando y cuando no hay encargos o pedidos sigo trabajando para mí. Y resulta que lo que hice para mí, después también le gusta a otros y se va…