La crisis económica Argentina y las asimetrías cambiarias que volvieron atractivos los precios n Brasil y Paraguay hace que los misioneros vuelvan a cruzar para comprar casi todo: mercaderías, muebles, electrónica y electrodomésticos, cubiertas, ropa y hasta los servicios de mantenimiento de los vehículos son más baratos “del otro lado de la frontera”. Los ahorros son de entre 40 y 60 por ciento, depende de los rubros. Hay misioneros que también trabajan en Brasil, porque los sueldos también son mejores. Aseguraron que las ventas en las ciudades fronterizas bajaron hasta un 60 por ciento.
Por Alejandro Fabián Spivak
Lunes 3 de junio de 2024. Cada vez son más los ciudadanos del nordeste argentino (NEA) que resguardan sus pesos comprando mercaderías en las ciudades fronterizas de Misiones: de Foz de Iguazú, Dionisio Cerqueira y Santo Antonio, con Brasil, y Encarnación, con Paraguay, entre otras. Alimentos, electrónica, bazar, cubiertas, línea blanca y materiales de la construcción se consiguen a, por lo menos, un 50 por ciento menos que en las ciudades misioneras de frontera.
Brasil y Paraguay inclusive son plazas para trabajar, ya que cada vez más residentes en las ciudades misioneras de frontera deciden trabajar en esos países donde sus ingresos duplican a los sueldos de ´la Argentina, lo que les permite tener una mejor calidad de vida. “Trabajaba en un comercio de ropa en Bernardo de Irigoyen donde cobraba unos 500 mil pesos por mes; ahora trabajo en este supermercado de Dionisio Cerqueira como repositora y cobro unos 5.000 reales que, al cambio del día, serían unos 1,1 millones de pesos”, dijo Sara Bertanik quien junto a su esposo cruzan todos los días a Brasil, caminando, por la frontera entre Bernardo de Irigoyen y Dionisio Cerqueira para trabajar. “Mi marido consiguió trabajo en un negocio de materiales para la construcción: cobra unos 6.000 reales por mes, es decir 1,3 millones de pesos. Entre los dos juntamos más de 2 millones de pesos, dinero que no juntaríamos trabajando en Bernardo de Irigoyen”, ejemplificó.
De todas maneras admiten una vida sacrificada con este sistema de trabajo, ya que salen de sus casas a las 7 y regresan a las 19, “pero es la única forma de llegar a fin de mes. En Bernardo de Irigoyen se están cerrando negocios. Es más, algunos comerciantes están viendo la posibilidad de trasladar sus comercios a la ciudad brasileña”, dijo Sara.
Los cruces entre esas ciudades, por ejemplo, son legales e ilegales. A veces obvian el puesto de Migraciones porque, dicen, que los trámites son lentos y como van por poco tiempo, cruzan por los pasos que utiliza la población a diario, sin controles.
Incluso la atención de salud es más barata “del otro lado”: el odontólogo Gustavo Levovich trabaja en Brasil y recibe pacientes argentinos, de varias ciudades, porque la atención también es más barata en el extranjero, dice.
En este sentido, el intendente de Bernardo de Irigoyen, Edgardo “Chichín” Aquino admite que es imposible parar el tráfico vecinal fronterizo ya que “la gente defiende sus pesos como puede. A nosotros nos bajó un 60 % la recaudación municipal debido al cierre de comercios y a la paralización de la obra pública. No tenemos industrias y los pocos comercios que sobreviven tratan de no tomar empleados”, dijo el intendente, que también sabe que “muchos profesionales prefieren trabajar en Brasil porque el dinero les rinde mucho más. Trabajan allá (por las ciudades brasileñas), compran en supermercados brasileños y ahorran en reales”. Un combo letal para la economía de las ciudades argentinas de frontera.
Compran de todo
A diferencia de hace unos meses, la situación comercial se revirtió. Los argentinos cruzan a las ciudades brasileñas y -salvo el combustible-, compran de todo; “desde alimentos hasta materiales para la construcción”, muchas veces para revenderlas en este lado de la frontera.
“Voy, compro mercadería y la revendo en mi casa; de esta forma ayudo a solventar los gastos porque con el sueldo de mi marido como empleado público no nos alcanza para llegar a fin de mes”, admite Paola Musso, residente en San Antonio, que tiene frontera seca con Santo Antonio.
En San Antonio, como en la mayoría de las ciudades de frontera que tienen ciudades enfrente, la situación comercial se revirtió. Hace no más de seis meses, los brasileños llegaban caminando y se llevaban de todo; hoy es al revés, inclusive casi la mitad de los ciudadanos buscaron trabajo en las textiles de la ciudad brasileña. “Trabajo de 8 a 17 de lunes a viernes en una textil, gano unos 5.000 reales por mes, es decir unos 1,2 millones de pesos, dinero que no cobraría en mi ciudad”, dijo Carlos Ostrazuk, que cuenta que “hasta diciembre venían los brasileños, inclusive yo había abierto un pequeño negocio en el garaje de mi casa, pero la situación se revirtió con la devaluación, tuve que cerrar y buscar trabajo en las textiles de Santo Antonio”.
Acá casi todo lo que se vende proviene de Brasil. Inclusive hay cruce de productos de primera necesidad y los venden en sus locales. “Reconozco que traigo mercaderías y las mezclo con productos nacionales. Fideos, arroz, azúcar, café; traigo y revendo, evito que la gente cruce y yo mantengo mi negocio sino tendría que cerrar”, dijo Pedro, que pidió la reserva de su apellido, comerciante del rubro de supermercado.
“Ahora compramos allá”
Hace menos de seis meses los brasileños y paraguayos cruzaban a Misiones a llevar combustibles -en los tanques y en bidones- para uso personal y reventa. Dejaban sus dólares, guaraníes o reales acá, en la provincia. Compraban todo lo que podían y veían porque casi todo les convenía. Ahora es al revés, advierten todos, comerciantes y pobladores. Hoy solo vienen por los vinos, de mucha calidad, aunque más caros que en Brasil, dice Marcela Valenti, comerciante de Bernardo de Irigoyen.
“Vengo con reales o pesos y compro para todo el mes”, dijo Ana María Wojcik, que reside en el Paraje Dos Hermanas, a unos 20 kilómetros de la frontera con Brasil. Hoy gasté menos de 120 mil pesos, compré todo, desde café, té, arroz, azúcar, artículos de limpieza, e inclusive compré productos que en mi pueblo no compraría, es decir me di el gusto de traerme chocolates y gaseosas”, dijo
Ana María estimó que ahorró un 50%. “Si tenés que venir a los negocios con reales o pesos, no con tarjeta de débito o crédito porque te transforman en dólares y te cobran el impuesto país”.
Otros compran incluso carnes, frutas y verduras, cuyo ingreso no está permitido, pero “cruzamos por atrás de Migraciones; no vamos a dejar de comprar estas mercaderías que las conseguimos con hasta un 50% menos que en Bernardo de Irigoyen”, dijo un vecino.
Otro rubro que aprovechan los argentinos es la compra de artículos del hogar. “Compré un lavarropas semiautomático. En Bernardo de Irigoyen me costaba unos 150.000 pesos y en Dionisio Cerqueira lo conseguí a 65 mil pesos”, explicó Carla Sposti mientras cruzaba el Parque de integración, que une ambas ciudades.
En un relevamiento rápido de precios, una cocina de cuatro hornallas común que en ciudades misioneras están en 200 mil pesos, en Brasil o Paraguay se consigue a 130 mil pesos. “Es imposible competir, necesitamos una baja de impuestos”, dijo Sergio Polanski, comerciante de Bernardo de Irigoyen.
Los comerciantes, incluso de un radio de más de cien kilómetros de la frontera, también admiten que cruzan cocinas o lavarropas y los venden en sus negocios porque, aseguran, es “la única forma en que podemos hacer frente a la situación”, aseguran.
En cuanto a los materiales de construcción también es conveniente comprar en Brasil.
Cemento, cal, bolsas de arena, cerámicas, entre otros se pueden conseguir hasta a un 50 por ciento más barato en Brasil o Paraguay. “Estoy comprando los materiales para mi casita en Brasil. Es cierto que no tengo financiación y debo comprar con reales o pesos, pero me sale mucho más barato”, dijo Benjamín Froile.
“También los argentinos adquieren los sanitarios y los muebles de cocina”, dijo Martín Marques, comerciante brasileño de este rubro.
Lo muebles también tienen mejores precios en Brasil, como colchones, almohadas o camas que tienen hasta un 40 por ciento de diferencia, al igual que productos de bazar o de línea blanca: “los argentinos vienen a comprar porque les conviene”, dijo Micaela De Souza.
Sergio Rojas aprovechó que su esposa se fue a hacer comprar y él llevó el auto a hacerle cambio de filtros y aceite, en Foz de Iguazú. Dijo que la diferencia de precio entre Eldorado y Brasil es del 35 por ciento a su favor. Con las cubiertas que compró en Ciudad del Este se ahorró, asegura, un 60 por ciento.
Los mecánicos de Foz de Iguazú también trabajan más ya que con la diferencia cambiaria, los argentinos que arreglan sus autos o hacen chapa y pintura, tienen una diferencia a su favor de hasta un 40 por ciento.
Volvieron los tours de compras
Debido a la diferencia de volvieron los tours de compras hacia Encarnación, Paraguay. Hay ómnibus provenientes de Chaco, Corrientes y hasta de Córdoba, que llegan a Posadas. En la terminal de ómnibus de esta ciudad dejan a los pasajeros que se toman el ómnibus internacional que une Posadas con Encarnación y los deja en el circuito comercial encarnaceno.
Vienen a buscar, sobre todo, ropa y calzados, para revenderlos en sus provincias.
Estos compradores de la región optaron por venir a esta frontera, dejando de lado La Salada o Avellaneda, en Buenos Aires, donde solían comprar. Venir a Encarnación supone un viaje en el día.
Fabricio Becerra, administrador de la Terminal de Ómnibus de Posadas explicó a Radioactiva de Posadas que “estos tours siempre tienen que llegar a la terminal, pero no siempre lo hacen; muchos desconocen que deben ingresar a la Terminal y por eso encontramos colectivos que vienen de tour de compra o tour de viajes y estacionan en diferentes sectores de la ciudad. Estamos tratando de ordenar eso día a día y ahora la mayoría de los colectivos ingresan a la Terminal”.
Becerra también advierte un crecimiento de este tipo de servicio y aunque es variado, hay semanas con mucho movimiento, ilustró.
Cubiertas, electrónicos
En Paraguay, lo más buscado por los argentinos son los neumáticos, en su mayoría de origen chinos. También los productores electrónicos y los teléfonos celulares. En una tienda de Encarnación, un neumático rodado 14 de la marca Firemax para autos tiene un valor de 40 dólares y una cubierta de rodado 16, de una buena marca coreana no llega a los 70 dólares cada una.
Al dólar oficial ($913), sería de $36.520 o si se toma como referencia el blue ($1.230) sería de unos $49.200. En la Argentina el precio varía entre los 98.000 y los 134.000 pesos cada una.
Un neumático de la marca Pirelli quedarían en 70 dólares cada una. Eso serían unos $63.910 al dólar oficial y $86.100 al blue. En Misiones el mismo neumático cuesta entre 100 mil y 140 mil pesos en Argentina.
En cuanto a celulares, la diferencia es de hasta el 50%. Un teléfono con buena tecnología cuesta en Ciudad del Este unos 2.400.000 guaraníes, es decir unos 284.800 pesos; ese mismo aparato en la Argentina se consigue por unos 480.000 pesos. Lo mismo sucede con un celular de mejor tecnología que en Encarnación u otra ciudad paraguaya cuesta unos 3.300.000 guaraníes que al cambio son unos 391 mil pesos, en los negocios misioneros cuestan unos 780 mil pesos.
