A 55 años de la primera marcha que marcó el inicio de la lucha por los derechos LGBTIQ+. En Argentina, la primera Marcha del Orgullo se realizó el 3 de julio de 1992. Hoy es el Día del Orgullo.

Sábado 28 de junio de 2025. Cada año, junio se pinta de arcoíris y las calles se llenan de banderas, fiestas y alegría. Pero el Día del Orgullo LGBT+ no nació de un desfile comercial o una moda pasajera sino que surgió de las calles, de la resistencia. Y aunque hoy lo celebran con música y color, no olvidan que detrás hay una historia de lucha, de golpes, de lágrimas y, sobre todo, de coraje.
Todo empezó con una pedrada (o mejor dicho, con muchas). Corría 1969, en el bar Stonewall Inn, Nueva York. Ser gay, lesbiana o trans era ilegal en casi todos lados, y la policía hacía redadas constantes para humillar y arrestar a la comunidad LGBT+. Pero esa madrugada del 28 de junio, las cosas cambiaron: cansadas de los abusos, las personas que estaban ahí —muchas de ellas trans, drags y jóvenes sin techo— dijeron ¡basta! y plantaron cara. Marsha P. Johnson, Sylvia Rivera y otras figuras legendarias lideraron una revuelta que duró días y encendió la mecha de un movimiento mundial.
¿Por qué seguir celebrando (y militando) el Orgullo? Algunos preguntan: «¿Para qué un día del Orgullo si ya hay derechos?». Pero la realidad es que aún con avances, la discriminación sigue viva:
-En muchos países, ser LGBT+ todavía es un crimen castigado con cárcel o muerte.
-Las personas trans siguen siendo asesinadas y excluidas del trabajo, la salud y hasta de sus familias.
-Las infancias y adolescencias LGBT+ sufren bullying y muchas veces no tienen a dónde ir.
-Los discursos de odio siguen ganando espacios, desde políticos hasta influencers que normalizan la violencia.
-El Orgullo no es solo un festejo: es memoria (por quienes murieron por ser quienes eran), es visibilidad (para que nadie más tenga que esconderse) y es exigencia (porque los derechos no se mendigan, se conquistan).

¿Y qué se puede hacer?
Desdelos espacios de lucha proponen «educarnos y educar: Saber de dónde venimos para entender adónde vamos»; apoyar a las organizaciones LGBT+, especialmente las que ayudan a personas trans y migrantes; no callarse y cuestionar los chistes homofóbicos, los prejuicios y las falsas «neutralidades»; salir a marchar (o al menos compartir la lucha) porque mientras a algunes les falte libertad, el Orgullo seguirá siendo necesario.
Y que haya fiesta, glitter y besos bajo la lluvia. Pero que no se nos olvide que el arcoíris no es solo un símbolo bonito sino, también, un grito de guerra. ¡Feliz Orgullo, hoy y siempre porque el Orgullo es protesta, siempre!

El Día del Orgullo
Este 28 de junio se conmemora el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, una fecha que recuerda los disturbios ocurridos en 1969 en el bar Stonewall Inn de Nueva York, cuando un grupo de personas del colectivo resistió una violenta redada policial. Esa noche marcó el inicio del movimiento moderno por los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, personas trans y otras identidades de género y orientaciones sexuales.
El hecho ocurrió en la madrugada del 28 de junio de 1969, donde la policía irrumpió en el bar ubicado en el barrio neoyorquino de Greenwich Village, con el objetivo de clausurarlo y detener a quienes se encontraban allí.
Este tipo de operativos eran frecuentes y respondían a leyes que criminalizaban la homosexualidad y castigaban la expresión de género disidente. Sin embargo, esa vez, las personas presentes decidieron resistir. Hubo enfrentamientos durante varias noches y se produjeron detenciones, destrozos y una fuerte cobertura mediática.
Un año después, el 28 de junio de 1970, se organizó la primera Marcha del Orgullo en Nueva York para recordar esos disturbios. Se llamó “Christopher Street Liberation Day”, en referencia a la calle donde se encuentra el Stonewall Inn. Ese mismo día se realizaron movilizaciones similares en Los Ángeles, San Francisco y Chicago.
Desde entonces, cada 28 de junio se realizan marchas en distintos países del mundo para reclamar igualdad de derechos, visibilidad y el fin de la violencia hacia el colectivo LGBTIQ+. La fecha se institucionalizó como Día Internacional del Orgullo, y a lo largo de los años fue adoptada por organismos internacionales, gobiernos y organizaciones civiles.
En Argentina, la primera Marcha del Orgullo se realizó el 3 de julio de 1992 en la Ciudad de Buenos Aires, donde participaron unas 300 personas, muchas de ellas con máscaras por temor a ser reconocidas.
Con el paso del tiempo, la movilización creció en número y en representación, y se convirtió en una de las manifestaciones más importantes del país en defensa de los derechos de las diversidades sexuales y de género.
Por otro lado, el colectivo LGBTIQ+ logró avances legislativos fundamentales en las últimas décadas, como la Ley de Matrimonio Igualitario (Ley 26.618), la cual fue sancionada el 15 de julio de 2010 y convirtió a Argentina en el primer país de América Latina en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Esta ley permite a las parejas del mismo sexo casarse con los mismos derechos y obligaciones que las parejas heterosexuales, incluyendo adopción conjunta. La misma fue impulsada por organizaciones como la Federación Argentina LGBT y apoyada por sectores del Estado y de la sociedad civil.
Otra de ellas, es la Ley de Identidad de Género (Ley 26.743), promulgada el 23 de mayo de 2012, la cual permite que cualquier persona mayor de 18 años rectifique su nombre, imagen y sexo registral en el DNI sin necesidad de operaciones ni peritajes judiciales.
Además, garantiza el acceso integral a la salud para personas trans, incluyendo tratamientos hormonales y cirugías, dentro del sistema público y privado.
También lucharon por el Decreto de Cupo Laboral Travesti-Trans “Diana Sacayán – Lohana Berkins” (Decreto 721/2020), la cual establece un mínimo del 1% de los puestos estatales reservados para personas travestis, transexuales y transgénero.
Este decreto busca reparar desigualdades estructurales y fomentar el acceso al empleo formal. Luego en 2021, se convirtió en ley nacional (Ley 27.636 – “Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero”).
Finalmente, consiguieron el acceso a la salud integral y tratamientos de fertilidad asistida, que están junto a las leyes de salud reproductiva (Ley 26.862) y el Plan Médico Obligatorio (PMO) que incluyen a parejas del mismo sexo.
En ella, se garantiza el acceso a fertilización asistida y métodos de planificación familiar sin discriminación por orientación sexual o género.