La obra teatral, dirigida con precisión poética por Hernán Márquez y adaptada junto a la poeta y dramaturga Susana Villalba, permite la luminosidad de la misionera Flor Bobadilla Oliva y La Ferni, que cambió la historia del folclore argentino cuando en el 2021 se presentó en el Festival de Cosquín y la organización –denuncia mediante– tuvo que unificar las categorías masculino y femenino en solista vocal.

Viernes 7 de noviembre de 2025 (Por Patricia López Espínola). La actriz y cantante misionera Florencia Bobadilla Oliva protagoniza, junto a La Ferni, cantora trans no binaria, la versión teatral de la novela Las aventuras de la China Iron, una de las más reconocidas de la literatura argentina reciente, de la escritora Gabriela Cabezón Cámara.
Desde septiembre y durante todos los lunes de noviembre, la cita es en la sala Dumont 4040, en el barrio de Chacarita, de la Ciudad de Buenos Aires.
La puesta, dirigida con precisión poética por Hernán Márquez y adaptada junto a la poeta y dramaturga Susana Villalba, permite la luminosidad de Flor Bobadilla Oliva y La Ferni, que cambió la historia del folclore argentino cuando en el 2021 se presentó en el Festival de Cosquín y la organización –denuncia mediante– tuvo que unificar las categorías masculino y femenino en solista vocal.
En el escenario hay un despliegue de música, danza y artes visuales en pos de reivindicar las identidades transfeministas, y en ese marco la actriz brilla con su histrionismo y algunos modismos «misioneristas».
A medida que transcurre la obra, ellas convocan a repensar nuestra identidad nacional, la libertad femenina, la sexualidad no normativa y la crítica a los mitos de la Nación, presentando un mundo libre y utópico lejos de la «civilización» hegemónica. La obra fusiona tradición y modernidad, y llama a poner el cuerpo, literal –en el caso de Florencia–, a la China, la mujer del gaucho Martín Fierro –apenas mencionada en la pluma de José Hernández– que ni nombre tiene.
En esta versión, la historia comienza cuando se llevan a Fierro al reclutamiento forzoso para el servicio militar en la frontera, y la China, al quedar abandonada en ese caserío en medio del desierto, decide acompañar a una inglesa llamada Liz, a cuyo marido también se lo llevaron.
Juntas emprenden el viaje en una carreta, y comienza el devenir de estas dos mujeres por la inmensa pampa argentina en el siglo XIX en busca de un paraíso al alcance del deseo.
Toda la maravilla que se expone sobre el escenario es conmovedora, y por momentos la mezcla de lenguajes se torna divertida. La obra le da luz a la invisibilidad de los pueblos originarios y a los roles femeninos frente a la dominación del patriarcado como signo de civilización, en un viaje transformador a medida que se desanda el camino.

Manifiesto de ternura, inclusión, diversidad y respeto


Para Flor Bobadilla Oliva, la incorporación de variados lenguajes enriquece el relato. «Se mantiene la armonía y un diálogo de las expresiones hacia el entramado de la historia de esta China, que se basa en el texto, en la tarea del decir, y es lo que a mí me moviliza como artista. Siento que esta obra es un amparo en muchos aspectos y parte desde la ternura», destacó la actriz misionera, convocada por Hernán Márquez después de que la escuchara cantar y quedara maravillado por «su extraordinaria voz», expresó el talentoso director.
Mientras que a La Ferni la conoció durante la presentación de un libro de poemas de Fernando Noy, y sucedió algo similar: escuchó su potente voz y decidió que no podía perderse esa potencia sonora, ni su imagen «del gaucho queer, del Martín Fierro que transiciona y que ella lo hace maravillosamente», resaltó Márquez.
El espectáculo –que luego de este mes retomaría en febrero o marzo del 2026– cuenta con la dirección musical de César Nigro y sus interpretaciones en vivo junto a Nicolás Arroyo, quienes incluyen composiciones originales y canciones preexistentes que acompañan y fortalecen la escena.
Se destacan la escenografía, la iluminación y las imágenes multimediales proyectadas sobre telones de gran tamaño. Mención especial merece el bello y acertado vestuario de Pheonia Veloz.
Y además, en el inicio de cada función interviene una escritora invitada que oficia de anfitriona, con la lectura del primer capítulo de la novela; entre ellas, Selva Almada, Alejandra Kamiya, Susana Villalba, Andi Nachón, Inés Garland, Ana María Bovo, Alicia Genovese y Gloria Peirano, entre otras convocadas.
La puesta teatral no sólo revisita un clásico, también lo confronta. Y como afirmó el director, la adaptación dialoga con un siglo y medio de lecturas y reescrituras del Martín Fierro, y proyecta una identidad nuestra, argentina, diversa y libre.
«Creo que el libro de Gabriela (Cabezón Cámara), más allá del texto bellísimo en términos poéticos de su escritura, es un manifiesto político de la ternura, la inclusión, la diversidad y del respeto, y esa es la piedra basal que sostiene nuestra convicción de hacerla. A partir de ahí, todo lo demás: el teatro, los procedimientos poéticos y la construcción del espectáculo; pero fundamentalmente la necesidad hoy de poder decir lo que tenemos ganas de decir, lo que nos identifica y nos conmueve. Es decir, en estos tiempos que vivimos, no nos van a convertir en algo que no somos, y los artistas tenemos la posibilidad de manifestarlo haciendo un desplazamiento simbólico que es el arte. Hablamos desde ahí y es nuestra forma de pararnos frente a lo que está pasando en nuestro país», aseveró Márquez.