charla martín tetaz

Al gobierno nacional está jugando todas sus fichas a bajar la inflación para que se recupere el consumo y aliente a la vez inversiones. Es lo que espera en el famoso segundo semestre, según explicó aquí el economista Martín Tetaz, en una ecuación que está lejos del ajuste clásico para bajar el déficit fiscal. Autor de un ensayo sobre psicoeconomía, sostiene que en la inflación es fundamental el juego de las expectativas. Considera que el resultado de las elecciones legislativas 2017 determinará la suerte de Macri.

Posadas (Martes 14 de junio). El economista Martín Tetaz, identificado con la escuela de la “economía del comportamiento”, estuvo en Posadas invitado por la Juventud Radical. En una conferencia pronunciada en el Julio César develó el significado del famoso segundo semestre promocionado como el tiempo de la recuperación de la economía. No es mágico ni tampoco arbitrario. Se espera que baje la inflación y cambien las expectativas de la gente y en consecuencia se recupere el consumo, lo que a la vez cambia el escenario para los inversores. Tetaz espera que en septiembre el índice inflacionario ya esté por debajo de los 2 puntos. Lo fundamentó en que ya habrán pasado los efectos de la devaluación, de los tarifazos y la restricción en la emisión para bajar el déficit fiscal.
Yendo por parte, el economista platense, que tiene un posgrado en psicología, inició la charla haciendo un repaso del cuadro de situación.
Sostuvo que cuando arranca el gobierno se encontró con una economía complicada y en ese sentido remarcó la existencia de una inflación “persistentemente alta”, que genera muchos problemas en la economía no sólo por los aumentos de los precios sino, fundamentalmente porque destruye la moneda “y sin moneda no hay desarrollo posible”, enfatizó para señalar que precisamente, si los argentinos piensan en el dólar, no es por una cuestión genética no por fetiche, “es consecuencia de tantos años de inflación”.
Observó también que el cuadro inflacionario genera una “trasferencia de poder político a los gremios”, que a su entender hacen kilombo para potenciar las paritarias. En este sentido destacó que la gente común no se mostraba preocupada por la inflación ya que en las paritarias hasta podía recuperar un punto por arriba del costo de vida.
Otra consecuencia de la inflación que puso sobre la mesa es que dificulta el control ciudadano, que pierden referencias de los precios. Así, dijo que los comerciantes se aprovechan de la posición dominante. Entre otros ejemplos ilustrativos dijo que el último par de zapatos que se compró fue el año pasado, pero ahora no sabe cuánto valen y le pueden pedir 1.200 pesos o 1.500, y “no sé si me están estafando. No hay manera de saber”.
Agregó que los que más explotan los procesos inflacionarios son los gobernantes corruptos ya que dificulta los precios de la obra pública y en consecuencia la existencia de sobreprecios, que “con inflación no se puede controlar”.
El Gobierno necesitaba entonces controlar la inflación, explicó, pero también las distorsiones de los precios relativos. Lo que marcó como cosas contradictorias, la necesidad de devaluar y de sincerar los precios de las tarifas de los servicios públicos, con el objetivo de controlar la inflación. “Es compleja la situación de resolver precios relativos con inflación”, reiteró. “Si los precios relativos están distorsionados, si no funcionan los precios, la economía no anda, sobre todo si los precios no son verdad, porque se pierden referencias”.
Reveló que entonces, que el gobierno se enfrentó a la opción del ajuste clásico para combatir el déficit fiscal. “El ajuste clásico –afirmó- no es malo si tenés alguien que te financia”, para subrayar que la Argentina no tenía acceso a los mercados financieros. En consecuencia, el ajuste clásico, tipo Grecia o Portugal, con un déficit, que ubicó en el 7,8% del PBI, para cerrar “requiere bajar el gasto público 20%. O bajo salarios o echo empleados”.
Ante la disyuntiva, dijo que “el Presidente tomó la decisión de no hacer el ajuste clásico sino la de ajustar con crecimiento. La gran Clinton”. Resumió la política fiscal del ex mandatario norteamericano que no hizo ajuste porque la economía crecía y fue cerrando agujeros del déficit.
La opción elegida por Macri demandaba tres condiciones bien fuertes y marcó:
1. Acceso al financimiento. No había plan b salir de default.
2. Además con crecimiento, relativamente rápido ya en el segundo semestre.
3. La pata social. La gente tiene que creer que la economía está creciendo. Todos sabemos que la demanda agregada se compone del consumo, gasto público, inversiones y sector externo. Pero el problema es que tiene que crecer el consumo.

Afirmó que “algunas cosas las resolvió brillantemente. Había que salir del cepo. La salida del default también se produjo a una velocidad asombrosa”. Pero admitió que “hay un problema, tiene que empezar a crecer la economía ya que es complicado salir a pedir financiamiento. No hay alternativa si no empieza a cerrar el déficit fiscal. Por eso no se puede mantener para siempre. Es una de las causas de la inflación porque el gobierno termina emitiendo”
Destacó que esas cosas salieron bien, pero generaron un salto de precios. Algunos precios como el del dólar, por ejemplo aquí en la frontera estaban referidos a 16. “Devaluamos y ustedes están peor. Con el ingrediente de la nafta”, reconoció ya que los precios a 14, implican una revaluación.

El segundo semestre
Después de hacer un repaso de los primeros meses del gobierno, enfatizó “se nos va la vida en que la inflación continúe bajando para el segundo semestre”.
Fundamentó las expectativas en que “ya no están las causas del primer semestre”. Apuntó que no habrá devaluación, y que incluso el dólar a futuro que estaba por encima de los 17pesos a diciembre ahora está en 15,60. Es la apuesta del mercado que Tetaz cree que estará a menos. Explicó que en el segundo semestre normalmente no entran dólares del agro, pero ahora por las bajas de retenciones al campo, la cosecha de segunda recuperaron rentabilidad, y en ese sentido crece la siembra de trigo por lo que en el segundo semestre también estarán entrando dólares. “Y encima viene el blanqueo”, agregó para revelar que espera ingresos por el pago de impuestos de 20 mil a 30 mil millones de dólares. Y aclaró que no hay que confundir con la repatriación de los fondos en el exterior. De todos modos “es un montón de plata”, indicó que ayudará a mantener el dólar planchado, y estimó que será por quince meses al menos.
Es decir que con el dólar planchado, ni tarifazos, que son las dos fuentes de suba de precios, ya no estarán en el segundo semestre.
El plan se completa con una política monetaria contractiva que, Tetaz afirmó entró en vigencia desde diciembre pero que hace sentir sus efectos en la economía después de 6 a 18 meses. Por la cual, sostuvo, se hará notar en 2017.
De ese modo, destacó que la causa monetaria que era la principal causa de la inflación del gobierno anterior, ahora está bajando.
Fue cuando reveló que el famoso segundo semestre “la única cosa que puede cambiarnos es que baje la inflación para recuperar el consumo”. Y dijo que están jugadas todas las fichas. Observó que en el segundo semestre, ya “estamos jugados con las paritarias, llega con precios y salarios nuevos”. Después del “calorcito”, de junio cuando entran en vigencia muchas paritarias, y de julio por el aguinaldo, agosto será la calve. Es el mes en que los asalariados llegan con el nivel de ingresos que se sabe van a ser los mismos hasta marzo, lo mismo que los jubilados después del aumento de septiembre. Si la inflación empieza a ceder a la baja, “ahora la cuestión es hacia adelante. Es calve saber si mi salario llega vivo a marzo. Si hay mucha inflación en segundo semestre lo que conseguí en paritarias no alcanza. Por eso la clave central de la expectativa es que va a pasar con la inflación en los próximos meses”. Fue cuando hizo referencia a conceptos de la psicología que construye expectativas de comportamiento en función del comportamiento pasado. “Con las variables económicas pasa lo mismo, las expectativas se construyen en función de los comportamientos del pasado. En la medida en que yo veo que los precios se vienen pinchando, si agosto llega a 2 puntos y septiembre a 1,5 sé lo que puedo conseguir con mi salario. Si esto ocurre se recupera el consumo. Me animo a pedir crédito, como en 2014, se pinchó en el primer semestre después de la devaluación de 6 a 9 y cuando se calmaron los precios en el segundo semestre, la verdad es que se registró una recuperación del crédito”.
Hizo referencia a la preocupación de algunos que si se recupera el consumo suben los precios. Son los que creen que el freno a la inflación es la crisis misma, entonces, si se recupera el consumo se vuelven a disparar los precios. No va a pasar, va a ser al revés. Una cosa es la causalidad, y otra cosa es que se recupere el consumo por la baja de la inflación.
En este escenario de caída de la inflación y recuperación del consumo, Tetaz estima un crecimiento del PBI del 2 por ciento, como sucedió en 2014. Es la señal que esperan los inversores. Pero ubicó bien las expectativas. En ese contexto la mayoría seguirá ganando lo mismo, tampoco se van a crear demasiados puestos de trabajo. Supuso que si el empleo crece en 100 mil puestos, no mueve la aguja ya que representa el 0,7% del empleo en la Argentina, no nos hace ninguna diferencia ya que hay 17 millones de empleos.
Destacó también que el último trimestre de este año se verá la recuperación de la obra pública que “está paralizada desde el último trimestre del año pasado. Pasó una cosa increíble en 2015, mirá las cuentas nacionales, y se descubre que en el primer y cuarto los trimestres hubo recesión, estancamiento. En el medio, cuando pusieron toda la carne al asador crecieron 5%. Pasaron las elecciones y levantaron la pata. No cobró nadie. Todos en la lona. Y encima vino el gobierno con la intención de revisar los contratos lo que terminó parando la obra pública seis meses. Y la obra pública es como una locomotora, le cuesta arrancar por eso la recuperación recién tendrá efectos en cuarto trimestre”.
Deslizándose al campo de la política subrayó que el resultado de las elecciones de 2017 será clave para lo que vaya a suceder en 2018 y 2019. Dijo que si la inflación baja a 17% y el gobierno logra controlar el déficit fiscal, se podrá plantear un escenario inflacionario de 12 puntos para el 18 y de 5 puntos en 2019. “Pero si el gobierno no logra controlar el déficit fiscal, será complicado”. Pero destacó que “tTodo depende de la situación política. Hasta ahora hay que decirlo, Macri consiguió las cosas en el Congreso con una chequera. Bajarles los impuestos a las mineras puede ser criticable, pero se lo pidieron tres provincias. Te parece que la nafta es cara, y mirá Salta y Chubut le dijeron: están los votos, pero estamos con la nafta a otro precio. Esta es la política también. Hay dos maneras, por eso necesitamos mayoría legislativa en 2017 para tener votos propios. Si le va mal, hablemos de sobrevirir, y lo hará con la billetera. No va a bajar la inflación.
Concluyó que “es otra de las variables de los inversores que tienen plata afuera. Van a blanquear pero no la van a traer porque tenés que dejarla tres años y cae 2020 ¿y si viene kicillof en el medio y pone le cepo? Por eso pronosticó que la recuperación fuerte no tendrá lugar hasta 2018
A una pregunta del auditorio especificó que el gobierno no está trabajando específicamente en un plan de desarrollo, porque lo que está quemando es el corto plazo. Fundamentalmente ha establecido una hoja de ruta para la normalización de la economía, que pasa por el restablecimiento de los precios relativos, la eliminación de la inflación y la recuperación de la moneda.