
Directivos de la UCR Misiones no ocultan su disgusto por las relaciones entre el gobierno nacional y provincial. El viaje de Passalacqua con Macri despierta fantasmas. Es lo que subyace en el comportamiento agresivo e intolerante que va ganando al bloque de diputados provinciales. La falta de respeto en la que incurrió González el jueves 7 en el recinto al punto de merecer un llamado de atención de Rovira es un síntoma.
Posadas (Viernes, 15 de julio) En la UCR están dolidos, en la UCR hay desorientación, en la UCR hay bronca, son títulos que han aparecido en los últimos días en medios nacionales. Es lo que sucede en Misiones, donde se podría agregar otro: la UCR al borde de un ataque de nervios.
Sucede que en todos los distritos, los directivos ucerreístas se sienten marginados y desconectados de las decisiones del gobierno y más aún de las adoptadas por las presidencias de las dos cámaras del Congreso nacional que llevan todo cocinado al recinto. Y les parece injusto porque a pesar de haber obtenido el 3% de los votos en las Paso, facturan sus bancas en el Congreso y su despliegue territorial. Cuentan más de 440 intendencias, 3 gobernaciones (Mendoza, Jujuy y Corrientes) y 2 vicegobernaciones (Buenos Aires y Santa Fe). Aquí humildemente algunos concejales y diputados.
En toda la profusión de notas que tratan el tema de la relación del PRO y la UCR al interior de Cambiemos, aparecen pocas formulaciones críticas a las políticas de fondo aplicadas por la Presidencia. Incluso no critican el tarifazo, al que llaman como los ministros “sinceramiento”, sino que aprovechan para reclamar más política acompañando a los técnicos. Esto quiere decir sencillamente más UCR. Aquí, el diputado Luis Pastori, llegó al extremo ayer, en declaraciones a Canal 12, de afirmar que el gobierno de Macri “es progresista y comparable al de Alfonsín”. Habría que sumar otro título: desorientación en la UCR o meramente oportunismo.
Libido en las internas
Entonces ¿qué mueve a periodistas de diversos posicionamientos a poner en análisis los nervios y de la indignación de la UCR?
Las elecciones. Y si son internas les despierta toda la libido. La pelea es por los cargos. No podía ser otro el motivo para un partido que, reducido a un aparato, tiene la dinámica partidocrática: del partido, por el partido y para el partido.
La alerta ucerreísta se había encendido hace dos semanas tras las declaraciones del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, en Córdoba. El hombre encargado de las negociaciones con los gobernadores dejó la puerta abierta para un acuerdo con el peronismo no kirchnerista. “Todos debemos ser muy generosos y amplios en la conformación de la base de sustentación política que apoye esta transformación de la Argentina”, dijo Frigerio, tras encontrarse con Juan Schiaretti”, según publicaron varios diarios y muros de noticias para encuadrar el estado de inquietud en los directivos ucerreístas de todo el país.
Es el contexto en el que se convocó a una reunión ampliada en Tucumán el 7 de julio, un día antes de los festejos por el bicentenario. Ese día le dieron con todo a Ernesto Sanz y uno de los más encendidos fue José Corral, el presidente formal del comité nacional. Le pasaron factura por los nombramientos en las delegaciones provinciales. Lo acusaron de ubicar en cargos de la segunda línea a mujeres y hombres protegidos por su entorno.
Ese día, aquí en Misiones, los diputados hacían catarsis en el recinto agrediendo no sólo a la renovación sino a todo el arco de las oposiciones que no saltaron el cerco a Cambiemos y que incluso mantienen una posición crítica a las políticas de ajustes con altos costos sociales. El viaje de Hugo Passalacqua a Europa integrando la reducida y selecta comitiva de Macri en la gira para gestionar inversiones y mostrar una Argentina unida institucionalmente en la diversidad de pensamientos, los tiene nerviosos y desorientados. Es el estado de conmoción que desbordó sus discursos al límite de la falta de respeto en un recinto habituado a escuchar voces de todo el arco de representación pero en el marco institucional de inhibir las agresiones personales. Como informó misionesplural esa misma noche, Gustavo González llevó sus fundamentos, para oponerse al nombramiento de jueces para el STJ, a un terreno de descalificación del otro. Cometió el desliz de señalar que los gobiernos de Rovira y Closs perdieron la oportunidad de dar un salto de lo que él considera calidad institucional “dividiendo los cargos en base a las pertenencias partidarias o desde los sectores del oficialismo, desde el sector “rovirista”…Fue cuando el presidente de la Cámara tuvo que llamarle la atención generándose un clima que no se corresponde con el logrado desde hace años en el parlamento misionero.
Es el contexto el que explica la agresividad de los diputados provinciales de la UCR. Cacho Barrios fue claro cuando el 13 de junio, en una conferencia del economista de Cambiemos Martín Tetaz, le reprochó la actitud de Macri de venir a la provincia y sacarse fotos con Passalacqua. “Pero está bien, es lo que hay que hacer para gobernar –le contestó el conferenciante- en la foto estarán también Rovira y Closs”.
Para los directivos de la UCR, “el tema de la gobernabilidad está debilitando la Alianza Cambiemos”. Así de burda la reflexión. Otra vez, el partido antes que la sociedad.
Sin embargo, no saben leer la realidad o tienen obstáculos epistemofílicos (incapacidad de razonar por bloqueos afectivos y obsesiones). Lejos de lo insinuado por Frigerio en Córdoba, fantasma corporizado en el viaje del gobernador junto con Passalacqua en la comitiva de Macri, lejos de eso decíamos, la conducción de la renovación es clara en distinguir las fronteras entre lo institucional y lo político. Por eso no fue casual que después de las declaraciones de Frigerio, Ricardo Wellbach, viceministro de Gobierno, haya formulado declaraciones destacando que en las elecciones de 2017 el Frente Renovador va a competir con Cambiemos y eventualmente otro frente que esté en las antípodas del macrismo.
Esos mismos obstáculos para aproximarse a una lectura de la realidad política, los lleva a amenazar al macrismo con las Paso. La extensión territorial que facturan como poder electoral, sin embargo no tiene en cuenta que su electorado se ha corrido a la derecha como producto, precisamente, de haberlo interpelando desde posiciones neoliberales. El discurso de Pastori en ese sentido es impecable. Pero un votante de esas convicciones se entiende, votará el original no el advenedizo. Los resultados de 2015 fueron una alerta que no fue tomada en cuenta.
