Quieren crear villas turísticas dentro de unas 20 reservas de argentina, entre ellas, el Parque Nacional Iguazú, que se volverán islas donde el turista perderá el contacto con lo local para disfrutar de espacios con estética globalizada. Pero además quieren poner ese negocio en manos de capitales extranjeros. El rechazo va en aumento conforme se conocen detalles de un proyecto que tampoco prioriza el cuidado ambiental. El autor de este artículo utiliza el término disneyficación para referir a aquello que se asemeja a los parques de Disneylandia, artificiales y con identidad sui géneris.

Por Jorge Posdeley, magister y licenciado en Turismo.

Posadas (Martes 11 de diciembre). Fuerte rechazo por parte de las asociaciones ambientalista y de algunos pocos empresarios del sector turístico de Puerto Iguazú tiene el proyecto de construcción de infraestructura, de equipamiento hotelero y de servicios turísticos dentro de área de Parque Nacional Iguazú. El proyecto fue presentado y sociabilizado a las máximas autoridades turísticas de las 22 provincias, durante la última reunión del Consejo Federal de Turismo, de la que también participó el Consejo Federal de Medio Ambiente.
A medida que pasa el tiempo, el descontento por la intención de tocar el Parque adhiere rechazos, sobre todo a partir de que se conocen los detalles del proyecto que forma parte de un paquete nacional de oportunidades de construcción de nuevas infraestructuras y de instalación de nuevos servicios en varios Parques Nacionales, bautizados desde la Secretaría de Turismo de la Nación –el ex Ministerio- como “oportunidades naturales – inversión privada para el desarrollo de servicios turísticos en aéreas protegidas” que tiene en la mira a un conjunto de20 espacios entre Parques Nacionales y áreas protegidas.
Este paquete de propuesta nacional no es más que la incorporación en los territorios provinciales de un modelo de desigualdad de desarrollo impulsado por el Estado nacional a través de la implementación de villas turísticas, que provocarán en el destino un nuevo paradigma de crecimiento turístico. Es que lejos de contribuir al desarrollo local, crecerán de espalda a la zona aportando beneficios económicos a unos pocos empresarios foráneos, de capitales extranjeros. De esta manera transformarán a los Parques (propiedad de todos y de la humanidad) en una oportunidad de negocios con alta rentabilidad para unos pocos (extraños al lugar) que se beneficiarán a partir de la apropiación, usurpación, la pérdida de la identidad local porque –en todos lados es igual- impulsarán una identidad global. También, acarrea malos manejos sobre los recursos naturales, territoriales y es probable que impactará en la calidad del ambiente, generando un claro deterioro y la vertiginosa ruptura social entre la comunidad receptora, el empresariado local y los nuevos inversores.
Los nuevos colonizadores –también económicos- se aprovecharán de un bien patrimonial que pertenece a toda la comunidad.
Con este modelo de implementación el turista no conocerá la ciudad -ni tendrá necesidad de salir de las villas- ya que el lugar dispondrá de todos los servicios que pueda necesitar. Esto perjudicara al Municipio en forma directa y a la provincia en forma indirecta ya que estos emprendimientos no tributaran al fisco ni al municipio. Tampoco fomentarán el movimiento turístico en la ciudad.
La implementación de este modelo de proyecto turístico busca notoriamente trasformar al destino; buscan desde el Estado nacional un cambio de estatus del Parque Nacional Iguazú y transformarlo en un destino del tipo de naturaleza en forma de enclave, localizado dentro del mismo corazón de la reserva. La Administración Nacional de Parques participará como socio estratégico para quienes quieran venir a invertir en los Parques Nacionales propiciando la creación de modelos relacionadas con las Villas Turísticas, atenuando y colaborando de esta manera con la vulnerabilidad de la protección de la flora y la fauna de los Parques.
Como un hecho curioso, también a tener en cuenta es que antes que se presente este proyecto a los provincianos, ya lo expusieron en la World Travel Market de Londres, Inglaterra, y según las crónicas de los medios periodísticos, los inversionistas invitados a la presentación se mostraron muy interesados en la propuestas y en invertir en la tierra de las Cataratas.
De acá en adelante y de implementarse este modelo (seguro que se implementará) será necesario repensar el destino. La primera pregunta que deberíamos hacernos tendrá que ver con la posible convivencia entre los empresarios trasnacionales hoteleros y de servicios con nuestros empresarios locales. Esta relación no es únicamente de integración al turismo, sino un paso más a la integración hacia un servilismo y dependencia enmarcadas en las políticas públicas del país, que busca la radicación de capitales multinacionales que producirá un efecto de desplazamiento sobre nuestros empresarios locales, reduciendo el acceso al negocio a estos y a sus encadenamientos productivos, sometiendo su capacidad de acción y de negociación a la pequeñas empresas locales.
La implementación de esto modelos de neocolonialismo y transnacionalización de los servicios turísticos no es nueva para América latina. Hay sobradas experiencias de unidades de ocio privatizadas o de explotación de zonas autónomas, independiente de los territorios locales en los que se instalan ya que se corresponden con modelos de burbuja turística, aislada del resto de todo.
En lo general y como seguramente ocurrirá esta vez en Misiones, la inversión trasnacional llega de la mano del sector de los servicios ligados a la hotelería. Estas inversiones se instalan en países emergentes y en lugares prístinos y únicos, pero siempre periféricos, dominando de antemano el mercado y estableciendo nuevas pautas de competencias para el nuevo desarrollo en el territorio. La hotelería es la puerta de entrada de la colonización económica; muy pronto llegarán los operadores mayoristas globalizados, las compañías aéreas y los grandes parques temáticos.
Con este modelo, el turista internacional no conocerá la ciudad ni tampoco tendrá la necesidad de conocerlo porque el lugar -preparado para su experiencia única e inigualable-, dispondrá de todos los servicios que él pueda necesitar. Sin vínculos con el lugar que visita, se limitará al disfrute en el interior de sus glamping, espacios artificiales de diseño, globalizado y elitista.
Sin aportes económicos al área local, ya lo dijimos, gozarán de otros beneficios provenientes de la Nación que se les niega a los empresarios locales.
En la medida en que la comunidad de Iguazú en su conjunto con el sector turístico y la super estructura turística, no cuenten con un mayor involucramiento político, social y una determinación proactiva de los organismo encargados de fijar las políticas del sector por parte de la comunidad local en contra de de la implementación vertical de estos modelos, las radicación de las empresas trasnacionales encontrarán las condiciones optimas para implementar sus políticas de explotación local y generar un desarrollo únicamente de las grandes empresas que comenzarán a llegar para quedarse.
Colocarán la explotación de nuestra oferta turística en manos de capitales foráneos. Entonces la actividad turística, en un futuro muy cercano, no la evidenciaremos como la actividad económica encargada de repartir equidad en el destino y tampoco podrá re-distribuir beneficios y costes entre los prestadores de servicios y los residentes locales. Estaremos muy lejos entonces de la efectivización de la derrama económica tan soñada en todos los destinos.
Con este esquema propuesto por la Nación nos encontramos lejos de las premisas de lo que dijera el exministro de Turismo, Gustavo Santos el pasado 14 de junio en una reunión en el litoral argentino, cuando expresó que «el turismo avanza hacia su consolidación como uno de los pilares fundamentales de la economía nacional, y uno de los factores clave para afirmarlo es su capacidad de generar puestos de trabajo en todo el país».
El funcionario afirmó también que «buscamos un desarrollo equilibrado, partiendo de la consideración de aquellas localidades que se ubican en sitios de gran atractivo turístico y que aún no han logrado aprovechar los beneficios económicos del sector».
Pero sí nos encontramos cerca de los que dijera el presidente de los argentinos, Mauricio Macri, cuando sostuvo que “el turismo es el arma secreta que tenemos los argentinos para desarrollar el país federal» y acá, ahora, con esta propuesta, estamos comenzando a divisar los secretos de la expropiación territorial de los Parques para pasarlos a manos de las empresas globalizadas.

no a las villas turisticas
Se oponen a las villas turísticas en Cataratas (foto tomada de Iguazú Control Ciudadano).