“Nos estamos despertando, y de todo este movimiento que se está dando, calculo que en unos cinco o diez años se van a ver los resultados”, dijo Berta Rojas, hace exactamente cinco años a Misiones Plural, sin dimensionar que cinco años después obtendría dos históricos premios Grammys Latinos. Este jueves, la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación otorgó dos premios al álbum Legado de la guitarrista paraguaya Berta Rojas, en las categorías Mejor Álbum de Música Clásica y Mejor Obra Composición Contemporánea. Rescatamos en este contexto la entrevista que este medio realizó a la artista en el marco del Festival Internacional de Cuerdas, de Hohenau, en febrero de 2017.
Por Raúl Puentes
Viernes 18 de noviembre de 2022. La guitarrista clásica Berta Rojas obtuvo dos históricos premios Grammys en las categorías Mejor Álbum de Música Clásica y Mejor Obra Composición Contemporánea durante la vigésimo tercera edición de la premiación anual de los Grammys Latinos que tuvo lugar este jueves en Las Vegas, Estados Unidos de Norteamérica y se convirtió así en la primera paraguaya en consagrarse en los premios Grammy como artista principal.
En este contexto, Misiones Plural reproduce una nota que realizó con la artista paraguaya hace cinco años, en el marco del Festival Internacional de Cuerdas, en Hohenau, departamento de Itapúa, que no perdió vigencia: hace cinco años destacó el trabajo de sus compatriotas en la música y en la guitarra, que están “enamorándose de los elementos que hacen a nuestra identidad musical, dispuestos a explorarlo sin vergüenza de su origen; sino al contrario, con mucho orgullo” y en ese despertar calculó que en cinco o diez años “se van a ver los resultados”, sin saber que exactamente cinco años después, alcanzaría ella misma uno de los mejores premios mundiales, aunque su reconocimiento internacional como artista destacada lleva muchos años.
Berta Rojas ya viene siendo nominada a estos premios desde hace diez años: en 2012 como Mejor Álbum Instrumental por la obra Día y Medio, interpretada junto a Paquito de Rivera; en 2014 como Mejor Álbum Clásico por Salsa Roja y en 2015 como Mejor Álbum de Tango por Historia del tango junto a la Camerata Bariloche. En esta oportunidad, participó con el álbum Legado, que logró el reconocimiento como Mejor Álbum de Música Clásica y Mejor Obra Composición Contemporánea.
Su premiación, este jueves 17 de noviembre, se convirtió en la noticia del Paraguay, donde los medios de comunicación y las redes sociales difundieron la noticia, en medio de una también polémica porque mientras algunos destacaban este logro para el Paraguay, otros señalaban que el logro es exclusivo de la artista, sobre todo en un país donde no hay apoyo a las actividades culturales. Berta Rojas dedicó el premio, de todas maneras, a su país.
La entrevista con Berta Rojas
-¿Qué está pasando con la música paraguaya?
-Yo creo que estamos empezando a despertar de un letargo que nos lleva a cincuenta años atrás, ya que lo que se difunde en la radio son grabaciones de ese tiempo. Se difunde muy poco de lo que pasa hoy, y están pasando cosas, pero hay una visión aletargada de la música y de la producción paraguaya. Sin embargo, hoy hay gente que está investigando, produciendo, y enamorándose de los elementos que hacen a nuestra identidad musical, dispuestos a explorarlo sin vergüenza de su origen; sino al contrario, lo hacen con mucho orgullo. Así que creo que nos estamos despertando, y todo este movimiento que se está dando, calculo que en unos diez o cinco años se van a ver los resultados. Sin embargo hay un reconocimiento muy fuerte en el mundo con el músico y la guitarra paraguaya. Nosotros tenemos un caso excepcional que es el de Agustín Pío Barrios “Mangoré”, que ha sido un enorme compositor y guitarrista, y de alguna manera su sola obra es un pasaporte a toda la guitarra paraguaya para salir de la obscuridad. Aliados a su música y a su genio hemos ido por el mundo mostrando su música, o al menos el sentir paraguayo con la música de Agustín Barrios. Eso significaba una apertura muy grande hacia mercados internacionales que aman su música, la sienten profundamente y se enamoran de ella.
-¿Por qué es tan particular esa música?
-Yo creo que lo es porque viene a suplir una falta importante en el repertorio, que es esa música romántica. Y aunque sea un compositor anacrónico, aunque haya escrito fuera de su tiempo en un lenguaje romántico, su música está tan cargada de sinceridad que se impone por eso. Creo que eso es un condimento. Otro condimento es el virtuosismo y la convicción profunda que tiene con la guitarra y sus secretos. Agustín Barrios sabía muy bien cómo explorar lo mejor de la guitarra y cómo mostrarlo. Hay un interés armónico, melódico que captura, y también un interés técnico. No es fácil tocar Agustín Barrios.
-¿Entre esa época y la actual también hay valores muy importantes entre medio…?
-Creo que a nivel compositivo en la guitarra, no. Si bien es cierto que hay gente que ha creado música, en la guitarra no hemos tenido una figura de la magnitud de Agustín Barrios; sí hemos tenido en otras áreas, por ejemplo la música de José Asunción Flores, Herminio Giménez… Dentro de la guitarra ha sido Agustín Barrios, y creo que en unos años vamos a empezar a ver las nuevas cosas que se están escribiendo, que son muy bonitas. Creo que van a ir creciendo a medida que tengan oportunidad de formación esos referentes y valores que hoy están mostrando sus aptitudes, su amor y su pasión.
-Sos la embajadora de la música paraguaya por el mundo, ¿también estás trabajando con chicos dentro del país?
-Yo siempre fui una enamorada de las posibilidades que te da la música como una herramienta de mejora social, de una manera en la que la conexión con la música vaya más allá del placer estético y se convierta en una herramienta solidaria, una herramienta de comunicación y de crecimiento. Es por eso que me gustan tanto los proyectos que hago de ir por los colegios de todo el país y tocar música clásica para los niños y los jóvenes, porque en las radios de Paraguay poco y nada se escucha. Ya no tenemos si quiera una estación (una radio) de música clásica, entonces se trata de convencer a la gente de que no hay un mínimo común denominador al que todos tenemos que aferrarnos y que con eso vamos a tener audiencia, y que la gente no puede consumir algo por encima de eso. Nosotros demostramos lo contrario, hemos tocado para casi 50 mil jóvenes de este país la Catedral de Agustín Barrios y no vuela una mosca cuando eso sucede. Quiere decir que al público, a los jóvenes, hay que darles una oportunidad de encontrarse con lo más ambicioso de la creación musical paraguaya y ellos lo saben apreciar. Me gusta mucho cuando a través de la música uno puede llevar un mensaje de autoestima, porque un compositor grande como Agustín Barrios tiene que levantar la autoestima de la gente, luego la curiosidad por investigar más sobre eso, y la certeza de que en Paraguay se pueden producir cosas de muy alto nivel.
-¿Cuál es la recepción de los chicos? Muy buena me decís…
-Muy buena, no vuela una mosca. Los chicos se enganchan con el mensaje, un mensaje de honestidad, de autosuperación basada en el esfuerzo. Porque eso es lo que uno lleva a final de cuentas al escenario con su guitarra y su música. Lleva un enorme deseo de progresar, de hacer las cosas cada vez mejor; y como le digo siempre a los chicos, en el escenario no hay tutía que te salve. Lo que uno no hizo, no trabajó de la manera correcta se va a notar en el escenario. Entonces uno tiene que ponerle muchísimas horas, muchísimo esfuerzo para que en el escenario todo luzca.
-¿Qué significa un Festival Internacional de Cuerdas para Paraguay?
-Es un pasaporte para salir de la obscuridad. Es una oportunidad de encuentro con colegas que están haciendo lo mismo que uno, entonces uno pasa a sentirse parte de un movimiento regional. Uno no se siente tan aislado. Es una oportunidad para los jóvenes de escuchar otras voces, porque están escuchando las nuestras durante el año, y escuchar otras voces los renueva, les da nuevas ideas. Nosotros estamos muy felices cuando esas voces suenan para los jóvenes paraguayos porque los despierta, los incentiva. No tenemos más que desear que esta actividad continúe y siga creciendo, al contrario, tenemos una profunda admiración por el trabajo que se viene haciendo. Son diez años de festival, no es fácil hacerlo y se ha visto la continuidad con este proyecto, un proyecto que de alguna manera convierte a Hohenau en una sede regional de la guitarra por estos días, y eso es muy lindo.
-Sin puntualizar en una gestión particular, ¿El gobierno, el Estado paraguayo, acompaña a los artistas, los impulsa; todavía no se sensibilizó?¿Cuál es la situación?
-Yo creo que hay algunas oportunidades de apoyo. Uno no puede dejar de reconocer el trabajo del Fondec, del Cabildo, del Senado, de las hidroeléctricas como Itaipú, Yacyretá, de la Secretaría de Cultura. Yo siento que todo ese trabajo sería mucho más visible si trabajaran de una manera coordinada, a partir de una política de Estado. Lo que hay hoy es como manotazos.Se apoya esto porque sí, porque el criterio del que asigna los fondos así lo dice. Entonces creo que se nota mucho la falta de una política cultural clara que tenga un norte definido de “esto es lo que Paraguay quiere mostrar y hacia esto queremos trabajar”. Eso falta, porque los fondos están, solamente que están desperdigados por diferentes organismos a criterio de aquel que corta el cheque. Así es que yo abogo para que haya una política cultual, en el marco de la cual haya este tipo de emprendimientos (como el Festival de Cuerdas) reciba una atención preferencial. Porque se trata de una oportunidad de lucimiento para esta región del país. Una oportunidad de presentar conciertos. Como seguramente notaste, anoche la sala estaba desbordada. Quiere decir que hay avidez de la gente por consumir esta música.
-Hay un montón de jóvenes que están queriendo surgir, hay un movimiento muy interesante en el país que requeriría de este acompañamiento, ¿Es así?
-Así es. No se puede hacer mucho solo. Ahora existen algunas becas, como algunas de maestría denominadas Carlos Antonio López. Y estas becas en alguna medida van a tener un espacio para la música. Hoy no lo tienen, pero estamos peleando por eso. Uno de los chicos que es miembro de un ensamble que dirijo, el ensamble Pu Rory (“sonido festivo” en guaraní) acaba de ganar una beca para el Birmingham Conservatoire de Inglaterra. Quiere decir que hay algunas oportunidades que se están empezando a mostrar, a las cuales los jóvenes pueden aspirar. Eso ya es bastante diferente a lo que era en mis tiempos.
-¿Hay un resurgir, un interés de los jóvenes en toda Latinoamérica por la guitarra?
-Yo creo que sí. Creo que hay referentes latinoamericanos que son muy inspiradores para los jóvenes, y que hay carreras que los inspiran y les da el deseo de abrazar ese camino. Creo que esta nueva generación de artistas de América Latina que van a ir llevando este sentir latinoamericano en la guitarra incluye también voces paraguayas.
-Particularmente anoche (en el Festival Internacional de Cuerdas, en febrero de 2017), tu actuación gustó mucho. ¿Cómo vivís, cómo sentís el cariño del público?
-Es muy conmovedor. Ayer cuando el público me daba esa palmada en la espalada, ese abrazo cariñoso, uno trata de mantenerse fuerte pero no se puede, porque las emociones son muchas y te superan. Es muy difícil manejar todo eso y uno agradece inmensamente la posibilidad que nos da el público de instalarnos en sus corazones, algo que no tiene precio. Uno solamente puede entregarle el sacrificio, la honestidad y el cariño que se sigue entregándole a la guitarra día a día para que ese cariño nunca cambie.
-¿Qué mensaje le dejás a aquel joven o aquel chiquito que agarra una guitarra?
-La verdad es que uno puede agarrar el instrumento por muchas razones, lo puede hacer por su propio placer, terminar tu jornada de estudio y avocarte a tu práctica porque te gusta. Esa es una situación muy hermosa para hacer música porque uno no tiene ninguna presión más que el deleite. Hay otros que quieren hacer de la guitarra su medio de expresión y compartir con un público, y en ese caso uno se plantea otras exigencias, se plantea un escenario de alta competitividad en el que uno no puede hacer carrera solo en Paraguay, sino que tiene que proyectarse internacionalmente. La competencia es alta y ardua, entonces hay que ponerle muchas horas de práctica, de sacrificio y de entrega para mantenerse en contacto con lo que está haciendo la gente en el exterior y tener una propuesta competitiva. En el caso de que decidan hacer de la música su medio de vida, tienen que saber que es una carrera sacrificada, difícil, pero llena de satisfacción si es lo que la persona ama. Porque uno debería no postergar su amor, debería poder hacer lo que ama diariamente. Así es que hay que saber que es una labor difícil y que al menos que estés dispuesto a ponerle el sacrificio que lleva, es mejor hacer otra cosa.
-¿Te acordás de la primera vez que agarraste una guitarra?
-La verdad que no me acuerdo mucho, pero debe haber sido con mi hermano mayor, que fue mi primer profesor de guitarra. No recuerdo cómo fue, pero sí estar con él frente a frente y él mostrándome algunos acordes. Después hay algunas situaciones que recuerdo mejor, que son con Emiliano Aiub Riveros, que fue mi primer profesor de guitarra. Recuerdo que la primera obra que me enseñó fue la canción de El Padrino. Hice bastante de música brasileña con él. Recuerdo con mucha alegría esos momentos de la infancia cuando con absoluta inocencia y libertad comenzaba a hacer este camino. Nadie hubiera dicho en aquel tiempo todo lo que iba a suceder a partir de eso. Siempre digo, y lo dije anoche en el concierto, no se sabe dónde va a estar el Mangoré de mañana. Por eso hay que apoyar a la juventud, a los compositores, a los jóvenes músicos, porque no sabemos hasta dónde va a llegar la pasión que tienen. Por supuesto que depende del impulso personal, eso es irremplazable. Pero hay un momento en que se puede dar una mano, y si ese momento se presenta no hay que dejar escapar la oportunidad. Hay muchos personajes que pasaron a la historia por haber sido quienes “ayudaron a…”. Ahí también hay un lugar en el que uno puede inscribirse.
-¿Dónde está Berta hoy?
-Hoy estoy en un lugar de mucho privilegio porque de alguna manera voy sintiendo el retorno de los años de entrega y sacrificio. Eso no significa que me vaya a quedar atrás, o me vaya a estancar, al contrario, siento una exigencia mayor de ofrecer propuestas renovadas, comprometidas con América Latina y con mi país. Me siento en un momento muy especial, porque siento que esa apuesta a cultivar un arte que me nacía encontró su camino y su lugar. Siento que lo que hago tiene un impacto positivo en la sociedad. Por ejemplo, en el trabajo con el Ensamble Pu Rory, que son 26 jóvenes que trabajan con nosotros, se siente mucho; se sienten las ganas, la chispa que tienen los chicos porque confiamos en ellos y estamos apostando a ellos. Eso es una energía que te vuelve. Es un momento muy especial en que dar se torna en recibir, y ojalá que podamos seguir haciéndolo por muchos años más.


