El pronunciamiento popular del 9 de Agosto puso en evidencia que la visión estratégica de la ampliación del Mercosur a los campos políticos y sociales es mucho más valorada por las sociedades de Misiones, Corrientes y Chaco que en el resto del país. Mirando los resultados queda en evidencia que los votantes de las derechas repudian la integración en consonancia con las políticas de libre comercio de Estados Unidos. Los propios votantes de Macri cortaron 670 mil votos a sus candidatos al Parlasur.
Existen todavía muchos datos ocultos del mensaje que dejaron las PASO en el país y la provincia. Es revelador comparar los porcentajes del corte de boleta registrado en la categoría parlamentarios del Parlasur distrito nacional con el registrado en Misiones. No hablamos del voto en blanco total que, es una expresión de descontento con todos los candidatos de la que deben hacerse cargo, fundamentalmente las fuerzas políticas que quedan debajo de esa línea de flotación. El voto en blanco fue cuarto en las presidenciales y tercero para los cargos a diputado nacional en la provincia. Estos datos ya han merecido el tratamiento de los analistas que terminan coincidiendo en la falta de construcción de alternativas creíbles.
Pero ese es otro tema. Hay otros datos reveladores de mensajes ciudadanos. Surgen de comparar los votos recibidos por los candidatos a presidente con los votos de los candidatos al Parlasur distrito nacional, y los candidatos a diputado nacional con del Parlasur distrito Misiones.
El total de votos afirmativos en la categoría Presidente, en números redondos, fue 21,9 millones y los del Parlasur DN 20,1 millones. Es decir que 1,8 millones de argentinos que votaron positivamente por un presidente al mismo tiempo negaron su adhesión a sus propios candidatos. ¡Y hay que tener ganas de cortar esa boleta presentada unida en todas las mesas del país!.
Este mensaje cobra mayor significación si al mismo tiempo se computa que la diferencia fue poca relativamente en la otra parte de la boleta, específicamente provincial para cargos a diputado nacional y al Parlasur. En Misiones, el voto en blanco al Mercosur fue de 73 mil votos y a diputados nacional de 64 mil, siempre en números redondos. Son 9 mil los que digamos, repudiaron la decisión de elegir legisladores regionales y al mismo tiempo votaron por su diputado. Una cifra poco gravitante en comparación con lo sucedido en el distrito nacional.
Otro dato para agregar a esta aproximación al mensaje ciudadano, surge de considerar que de las seis fuerzas habilitadas para Octubre, no casualmente la única que obtuvo más votos en la categoría Parlasur que a presidente y diputados nacionales fue la Alianza de Izquierda que sumó un 0,6% más. Los candidatos de Scioli, Macri, Massa, Stolbizer y Rodrígues Saá, todos, obtuvieron muchos menos votos. Tampoco casualmente el mayor corte lo produjeron los electores del PRO y los aliados en Cambiemos, llegaron a superar los 670 mil votos, el 11,4% del total de adhesión a la Alianza. Son expresiones palpables del abordaje ideológico. Es manifiesto en las derechas el desdén por el bloque subregional. Las críticas a la elección de parlamentarios del Parlasur, que se registraron en la campaña electoral, se revelan en sintonía con los intentos de la potencia hegemónica y sus aliados locales, especialmente los monopolios mediáticos, de desestabilizar a los gobiernos progresistas del continente y restaurar las políticas regresivas del ajuste neoliberal.
Resultados similares a los de Misiones se registraron en Corrientes, Chaco y Formosa. Sólo Entre Ríos entre las provincias con frontera a países del Mercosur espejó en las derechas la ideología anti-integración. Pero en el NEA la sociedad vive la integración de una manera diferente al centro de la república.
VOCEROS DEL PODER Y EL VOTO POPULAR: Como en una profecía auto cumplida, quienes llamaron la atención sobre el corte de boleta no ensayaron siquiera una reflexión política sobre el proyecto de integración, y se contentaron con retomar la campaña de descrédito que, pivoteando sobre los montos de los salarios de los parlamentarios electos, habían lanzado ellos mismos antes de los comicios.
El retraso del Mercosur en cuanto a sus objetivos de integración es tan cierto como lo es su importancia estratégica para el desarrollo de la región, razón por la cual los países miembros decidieron avanzar en la constitución de un cuerpo legislativo compuesto por legisladores electos por el voto popular, buscando que de esa manera se opere un relanzamiento acorde con las necesidades del momento histórico, al que no aporta el actual proyecto a medio hacer.
La inquina de los voceros del poder concentrado, incitando a la desvalorización de la política y del Mercosur, sin embargo, no parece improvisada ni bien se la coloca al trasluz del contexto geopolítico en que se inserta.
En lo que hace al dilema regional, el marco referencial se define por los intentos de Estados Unidos de retomar plenamente, apoyándose en la crisis global, su hegemonía en el continente, donde la aparición de gobiernos progresistas en Brasil, Argentina, Venezuela y Bolivia, entre otros, abrió una inédita perspectiva de crecimiento autónomo que se afianzó desde el rechazo al ALCA en 2005 en Mar del Plata, en un proyecto de integración alternativo basado en la soberanía regional.
La aparición de estos gobiernos desobedientes al mandato neoliberal que imperó en los noventa, la creación de instituciones como UNASUR y CELAC, y la ampliación del Mercosur que apunta hoy a un mercado de 600 millones de personas, son parte de la emergencia de un nuevo balance de poder en el mundo, en el que destacan actores como las naciones integradas en el bloque de los BRICs, (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Esto quiere decir que en el contexto global que rodea al proceso electoral se discute nada menos que una redefinición del sistema mundial en el que un grupo creciente de naciones brega por un enfoque multilateral de las relaciones económicas, políticas y culturales, internacionales, y ya no se somete incondicionalmente a los dictados e intereses del complejo militar industrial estadounidense.
Naturalmente, que en este marco histórico, las instituciones relativas al proceso de integración regional, y dentro de ellas el Mercosur ocupan un lugar primordial. Por ende, dado el rol creciente de las grandes superficies continentales, no es posible ignorar o desvalorizar la necesidad de perfeccionar los organismos vinculados al proceso en marcha de integración regional.
RESISTENCIA AL NEOLIBERALISMO: La guerra psicológica disparada en Brasil –coincidiendo con la celebración de las PASO- en la forma de una ofensiva destituyente contra el gobierno democrático y popular de la presidenta Dilma Rousseff, electa para un segundo mandato el año pasado, forma parte de una ofensiva del imperio y sus aliados locales en la restauración conservadora. El monopolio mediático representado en la Rede Globo y la élite del PSDB, el aliado con el que el PT gobernante tuvo que transigir e integrar gobierno tras los magros resultados de los últimos comicios, fueron las caras visibles de la embestida, azuzando a las clases medias. Se crearon así las condiciones para colocar a Dilma al borde de un “empeachment”, o juicio de destitución que sólo la intervención personal y negociadora de Lula Da Silva logró evitar, o posponer. La crisis brasileña, tras más de una década de crecimiento económico y desarrollo social basado en las políticas progresistas de los dos gobiernos del PT, se vio agravada por obra de las medidas de ajuste ortodoxo, con un recorte del gasto social de más de 10.000 millones de partida y una devaluación del Real todavía sin piso, medidas que afectaron la popularidad de la presidenta y abonaron el terreno para la ofensiva de la oposición neoliberal. La causa de la crisis, en la que impacta la salida de capitales especulativos, no tiene origen, como ocurre en el conjunto de los países del continente, exclusiva o fundamentalmente en razones internas, sino sobre todo en la continuidad de la crisis global iniciada en 2007/2008 y que sigue agravándose a pesar de los multimillonarios rescates bancarios en los países centrales.
Noam Chomsky, en su reciente visita al país, señaló que Latinoamérica, “con instituciones como el MERCOSUR, UNASUR y CELAC”, estuvo a la vanguardia de la resistencia al neoliberalismo en la última década y destacó, al respecto, que aunque el poder de Estados Unidos ya no es el mismo después de la Guerra Fría, mantiene la presión militar a nivel global “ya no para combatir a la Unión Soviética, sino para enfrentar a las potencias del Tercer Mundo”.
En los noventa, apogeo del neoliberalismo que intenta hoy reponerse y arremete contra las instituciones progresistas creadas en el continente, la integración regional se concebía como un área de negocios que se dejaba al arbitrio de las grandes corporaciones transnacionales, por ello los avances en la consolidación del Mercado Común del Sur, no requerían más que de acuerdos comerciales en lo que se dio en llamar el eje San Pablo/Buenos Aires, y lo que se veía como objetivo casi excluyente era el intercambio de mercancías, detrás de las cuales quedaban invisibilizadas las personas, los pueblos y la cultura que los une y les da identidad.
Así, en la euforia del Consenso de Washington, se borraban, o se resignificaban en base al reduccionismo mercado céntrico de la época, un legado histórico producto de un largo recorrido en pos de la construcción de soberanía y autonomía regional: la gran nación latinoamericana que habían proyectado los patriotas de las luchas de la Independencia, el premonitorio ABC que en la década del cuarenta concebía el general Perón, desde su concepción continentalista y hasta el más reciente antecedente de los presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney –quienes de vuelta de las hipótesis de conflicto que las dictaduras habían levantado como un muro ideológico contra la integración de los pueblos cimentaron el acuerdo básico para la concreción del organismo subregional. Para el neoliberalismo que sustanció en los noventa el plan Menem-Cavallo, la historia de lucha de los movimientos sociales y políticos del continente había quedado atrás.
De este reduccionismo surgirían artilugios semánticos propios de la mentalidad el colonizado como ”ingreso al primer mundo” o “relaciones carnales”.
En esa etapa, el único instrumento de la integración eran los tratados de libre comercio con la potencia dominante, y por ello fue lógico que el balance de la década terminara con la deuda externa más abultada de la historia y la consolidación del ALCA, el proyecto de integración continental detrás de los intereses y el dominio excluyente de los Estados Unidos.
EL VALOR ESTRATEGICO DEL PARLASUR: La importancia de avanzar hacia el objetivo de contar con un Parlamento del Mercosur (PARLASUR) con la totalidad de sus miembros elegidos por voto universal, obligatorio y secreto en cada uno de los países que lo integran se explica por razones estratégicas que advierten los gobiernos progresistas del continente. Por ello tanto Cristina, como Rovira, en la provincia, buscaron candidatos de confianza. La defensa del Mercosur está lejos de ser un tema anecdótico, como lo demostraron los ataques del candidato de la oposición brasileña, que en los últimos comicios hizo campaña proponiendo eliminar el bloque subregional. En los últimos días, la ofensiva vino del presidente del Senado de Brasil, Renán Calheiros, quien se reunió con el ministro de Hacienda Joaquim Levy, para elaborar una agenda de medidas inmediatas ante la crisis, tras lo cual propuso “acabar con la unión aduanera del Mercosur a fin de posibilitar que Brasil pueda firmar acuerdos bilaterales sin depender del apoyo de los demás miembros del Mercosur”.