Como Licenciada en Desarrollo Local, buscó conjugar un hobby con los recursos que propone Misiones y los volcó a un proyecto de construcción colectiva: hace jabones artesanales con productos de otros emprendedores, aprovechando el material local, tanto humano como productivo. En esa acción, colabora con la asociación civil Huellas de Género, que trabaja contra la violencia de género y la violencia institucional. En sus jabones hay cerella, yerba mate, miel y hasta cerveza artesanal. Si, esos productos están dentro de los jabones, explica Silvia Romero en Plural TV.
Lunes 25 de julio de 2022. En pandemia, Silvia Romero empezó a hacer jabones como hobby y en poco tiempo se transformó en una actividad que también persigue fines sociales. Congrega a pequeños productores para incorporar a sus productos, que tienen una miraba y práctica ambiental y también de ayuda a las mujeres emprendedoras y colabora con la asociación civil Huellas de Género, que trabaja fuerte contra la violencia de género y la violencia institucional.
El proyecto se llama Cerella Jabones y tienen mucho que ver con el monte misionero, pero fue incorporando otros productos como yerba mate, caña de azúcar y cerveza artesanal: incorporó estos productos a la producción de jabones y no como actividades anexas.
“El jabón se hace de todo. De restos de grasa; de todo lo que sobraba se hacía jabón. Tiene que ver mucho con el aprovechamiento del material, con la reutilización y con lo que tenés en el territorio. Yo también soy Licenciada en Desarrollo Local y justamente eso vino a impulsar el proyecto porque el desarrollo local tiene que ver con identificar los recursos que tenés en el territorio, tanto humanos como naturales, y potenciarlos. Y volcarlos en un proyecto para una construcción colectiva dentro del territorio”, explicó en una entrevista con Plural TV, programa periodístico de Canal 4 Posadas.
Cuando habla de su proyecto, habla también de otros productores, como el de moringa o de los que cultivan esponjas vegetales. “Es un trabajo articulado, y que integra a muchos actores dentro de la provincia que están trabajando a baja escala”, dice.
La entrevista
-Silvia es locutora, trabaja en cuestiones ambientales, y en la pandemia comenzó a desarrollar un hobby. Supongo que es un hobby…
-Es un poquito de todo; hobby, empresa, vocación, pasión. Estaba escuchando tu editorial y creo que es todo lo que decís.
-Estás haciendo jabones artesanales.
-Así es. Comencé en pandemia todo un proyecto que tiene que ver con una visión que yo tenía hace tiempo, que es la preocupación por el aceite usado. Todo proceso de jabonería lleva una grasa, soda cáustica y agua. Debido a que no sabía dónde poner los aceites usados, decidí empezar a hacer jabones de lavar con aceite reciclado. Así fue como empezó todo.
-Totalmente experimental.
-Un poco experimental, y otro poco de un curso de cosmética que había hecho hace unos años con gente de Córdoba. Eso me impulsó a empezar con este proyectito que tiene que ver con cosmética natural y con jabonería artesanal.
-Contame a dónde llegaste, porque la verdad que avanzó mucho en poco tiempo.
-Nuestro proyecto se llama Cerella Jabones. Tiene que ver mucho con nuestro monte, porque la cerella es una plantita de monte, es una cerecita de monte, por eso se llama Cerella. Empecé a hacer mi primer jabón con cerella y aceites esenciales y trato de trabajar mucho con nuestros productos. Por ejemplo, en la cajita que traje al programa tenés jabón de yerba mate, de caña de azúcar, de cerveza artesanal.
-Cuando hablamos de jabón, hablamos de jabón, del que todos conocemos…
-Pasa que el jabón se hace de todo. Porque antiguamente el jabón se hacía de todo. De restos de grasa, de todo lo que sobraba se hacía jabón. Tiene que ver mucho con el aprovechamiento del material, con la reutilización y con lo que tenés en el territorio. Yo también soy Licenciada en Desarrollo Local y justamente eso vino a impulsar el proyecto porque el desarrollo local tiene que ver con identificar los recursos que tenés en el territorio, tanto humanos como naturales, y potenciarlos. Y volcarlos en un proyecto para una construcción colectiva dentro del territorio.
-¿Qué es esto del desarrollo local?
-Es una temática que estudiamos hace un par de años con la Universidad Dachary, que hizo unas tres promociones y que tenía que ver con impulsar el territorio, con la visión de provincia que teníamos. El profesional en desarrollo local es el capacitado de articular, sinergiar, identificar los recursos y potenciarlos en un proyecto común.
-¿Esto se hizo dentro del Estado?
-Así es. Esto proviene de un proyecto de la vicegobernación, porque nosotros somos técnicos del Instituto Misionero de Estudios Superiores (Imes), que hizo el convenio con el Dachary. Y fue pagado en parte por la provincia.
-¿Hacia dónde fue esto, para qué sirvió?
-En realidad todos los egresados son agentes de la administración pública. Porque una de las cosas a las que se apuntó fue a la jerarquización de la administración pública. Y para ello hubo dos carreras, una la Licenciatura en Políticas Públicas y otra en Desarrollo Local. Y muchos de ellos empezaron a hacer proyectos como el mío. Otros empezaron a trabajar dentro de la administración pública con proyectos específicos en el área que les tocaba desempeñarse, en salud, en agricultura, en turismo, en ecología.
-Vos venís trabajando hace mucho tiempo en cuestiones de ambiente, estuviste también en el Ministerio de Ecología. ¿Cómo se articula esta cuestión ambiental, ecológica con los productos que estás haciendo? ¿Tiene alguna relación?
-Yo creo que tiene muchísima relación y creo que la provincia en sí va perfilando un concepto que es la sustentabilidad. Que está calando muy fuerte y que ya vino, ya se instaló en la provincia y que nos involucra a todos. Porque cuando estoy hablando de un simple jaboncito de moringa o de yerba mate, estoy articulando con otro productor u otra productora dentro de la provincia, que está trabajando esas producciones, que es artesanal en general; al menos lo que busca mi proyecto, a baja escala, y que lo hace de manera sustentable, con mucho amor a su tierra y a lo que trabaja, y con mucho cuidado, sobre todo.
-Acá hay productores de esponja, de yuyos misioneros…
-Exactamente, eso queremos visibilizar. Siempre en la cajita va a ir una esponjita vegetal que es cultivada por una mujer que vive en Garupá y que tiene un pequeño cultivo de esponja vegetal.
-¿Esta vinculación la hiciste adrede o se fue dando?
-Yo lo busqué. Justamente por la profesión busqué articular con pequeños productores, sobre todo; en el caso de mi emprendimiento apunto a mujeres. Porque también formo parte de una asociación civil que se llama Huellas de Género, que está trabajando fuertemente contra la violencia de género y la violencia institucional. Entonces lanzamos un producto que es una bruma vegetal, corporal, hidratante que se llama Huellas, por la asociación a la que pertenezco. Y todo lo que se recaude con la venta de este producto va a ir a esa asociación.
-¿Este hidratante lo producís vos también?
-Así es. Es una de las últimas cosas que sacamos porque una de las cosas que también tiene ser emprendedor es diversificar el producto. Me quedé pensando en tu editorial cuando hablabas el tema de que a veces hay altibajos. A todos los que somos emprendedores nos pasó alguna vez que tuvimos altibajos. No hay recetas mágicas; lo importante es seguir adelante. Es algo estacionario que nos pasa a todos, pero que en algún momento esto vuelve a crecer. Sobre todo, son productos de triple impacto, porque tienen un impacto económico, ambiental, y un impacto social. Porque desde la jabonería hicimos un taller con gente de Garupá, de un barrio muy humilde, y les enseñamos a un grupo de mujeres del barrio a utilizar el aceite reciclado para hacer jabón de lavar. Yo creo que también eso tiene que ver con la visión de proyecto de desarrollo social.
-¿Cuando decís nosotros, quiénes son?
-Yo hablo de mi proyecto, pero cuando lo hago, también es hablar de la productora de moringa, de la productora que me está vendiendo las esponjas, porque es un trabajo articulado, y que integra a muchos actores dentro de la provincia que están trabajando a baja escala.
-Esta es la esponja con la que nos bañaban de chicos.
-Lo tenemos internalizado, pero la esponja vegetal se está empezando a usar en lugar de la esponja amarilla para lavar los platos, porque es biodegradable. Que es otra de las palabras importantes dentro del proyecto es que todo vuelva al ambiente. Y que no sea algo que lastime o sea tóxico al ambiente. Por eso nuestros jabones no tienen tantas esencias, más allá de los macerados naturales que ponemos en cada uno de los jabones. Porque tratamos de no poner tantas esencias químicas.
-Todo es muy natural, incluso la cerveza.
-Hay un suvenir que hicimos de jabón de cerveza artesanal, para un grupo de jóvenes emprendedores que querían dar a conocer su marca en un evento. Ese jabón es de cerveza rubia artesanal, de cebada y centeno. Que es uno de los subproductos de la cocina de la cerveza, como dicen ellos. Y todo eso se utiliza para hacer jabón. El jabón es un producto noble, porque se hace de cosas que tenemos al alcance, de productos reciclados y en el caso de nuestro proyecto, que vuelven al ambiente de manera inocua.
-Empezaste hace poco, hace un año, año y medio. ¿Qué valoración hacés de todo lo que implicó?
-Fue un proceso de mucha prueba y error, hicimos un curso de jabonería con gente de Córdoba. Lo que yo hago se llama saponificación en frío. Hay dos formas de hacer jabón, una es la saponificación en caliente, que usa calor, y la otra es la saponificación en fío, que la que utilizo yo. Para que vos puedas tener ese producto, estuvo madurado más de dos meses. O sea que lleva muchísimo tiempo, más en Misiones que tenemos un clima bastante húmedo, y el enemigo del jabón es la humedad. Son más de dos meses para tener el producto elaborado en sí.
-¿Lo hacés en la cocina de tu casa, te mudaste al quincho, alquilaste un local?
-Como muchos emprendedores, yo empecé en casa. Porque fue durante la pandemia. Después fui poniendo un pequeño lugarcito en casa. Ahí hice la exposición de los productos. También amplié un poco la terraza porque uno de los productos que se utiliza para hacer el jabón es la soda cáustica, y parte del proceso debe ser con buena ventilación. Y la idea es empezar a dar cursos, sobre todo, cursos solidarios.
-¿Aparte del jabón de cerveza, de yerba mate y el de caña, qué otros productos que nos sorprendan hay en los jabones?
-Yo empecé con la cerella, que es esta frutita que se hace en base a la mermelada de cerella y también pindó. Porque el pindó es saponificante. Esto significa que se presta para hacer jabón. Tiene esas propiedades para hacer el jabón. Generalmente uso frutas nativas, y hierbas nativas de nuestra zona.
-Muchas gracias Silvia.
-Gracias a vos. Quiero aprovechar la ocasión para invitar a aquellas mujeres que no se están animando y por ahí tienen una idea en la cabeza de hacer alfajorcitos, pizzas, bordados y empezar a vender, que se animen, que sigan adelante, porque, aunque tiene altibajos, si te gusta y tenés pasión, da para mucho. Yo empecé con un jaboncito y hoy tengo ya una línea de jabones, souvenir, y esta bruma que es nueva: invito a todos a colaborar con la asociación Huellas de Género.
