“Crónicas para una Argentina popular” de Norberto Alayón fue editado en papel por la editorial La Hendija. Componen el libro cien notas que fueron publicadas por el autor en los últimos años y que desde la coherencia política y el compromiso profesional establece un hilo conductor entre los acontecimientos de la última década. La publicación se asume como un imperativo ético para confrontar y denunciar los alcances nocivos del proyecto neoliberal que devastó a la Argentina, y que sigue siendo una amenaza a combatir para fortalecer el funcionamiento democrático y la defensa de derechos humanos.

Sábado 27 de febrero de 2021. “Crónicas para una Argentina popular” es el libro que publicó Norberto Alayón con una segunda edición impresa por la editorial La Hendija. Se explica en la contratapa que el libro contiene cien notas del autor publicadas en medios tradicionales y alternativos “referidas a temas sociales, políticos, económicos, con análisis y narraciones de hechos acontecidos en el país, en las últimas dos décadas. Las mismas reflejan puntos de vista sobre diferentes temáticas, incluye testimonios y reportajes, y —fundamentalmente— despliegan comentarios críticos sobre las políticas y las acciones llevadas a cabo por distintos dirigentes y funcionarios del macrismo.
“Confrontar y denunciar los alcances nocivos del proyecto neoliberal que devastó a la Argentina, constituye un imperativo ético para contribuir a conducir al país hacia la consolidación de un proyecto que se proponga combatir la desigualdad, eliminar la pobreza extrema, y las diversas formas de discriminación. En suma, para fortalecer el propio funcionamiento democrático, a partir de la ampliación y la defensa irrestricta de los derechos sociales, políticos y económicos que posibiliten una vida digna para todos los habitantes de la nación”.

Conocido académico y político
Alayón es conocido en los medios académicos por su vasta trayectoria y exponente insoslayable en la construcción del ECRO emancipador del Trabajo Social como disciplina ligada en su esencia al funcionamiento de la democracia. Desde que llegó a Posadas en 1970 para asumir como profesor titular a cargo de la Secretaría Académica de la Escuela de Servicio Social que, en esos años dependía de la Universidad del Nordeste, se convirtió hasta el día de hoy en un referente para la licenciatura en Trabajo Social de la UNaM.
Desde su emblemático “Asistencia o Asistencialismo, ¿Pobres controlados o control de la pobreza?», sus contribuciones al trabajo social fueron prolíferas e integran la bibliografía imprescindible en el mundo académico. Pero, si bien Alayón “es un destacado Profesor universitario, fue vicedecano en la Universidad de Buenos Aires y ejerció muchos años la profesión de trabajador social. Conoce la teoría y la práctica, el aula y la calle, ha recorrido el país y América Latina y ha sido capaz de componer ese múltiple conocimiento en una capacidad de reflexión crítica destacable”, como lo precisa Federico Schsuter en el prólogo de “No al macrismo desde el trabajo social de 2017”, en “Crónicas para una Argentina popular”, Alayón también se muestra en la dimensión de político. No es casual que la recopilación la inicie con un capítulo que titula “Mi paso por la Provincia de Misiones”, en el que recuerda, no sólo su actividad académica que mucho tuvo que ver con el perfil que se impuso a la licenciatura de Trabajo Social de la UNaM, sino también su compromiso político que, lo llevó a la cárcel de la dictadura entre abril y diciembre de 1976 aunque su prédica nunca estuvo ligada a la lucha armada. Un «subversivo» de todos modos, ya que desde el Frente de Izquierda Popular luchaba por la soberanía política, la independencia económica y la justicia social. En el capítulo 51, referido a la Universidad de Misiones durante la dictadura, Alayón confiesa que en “Misiones, del 70 al 76, viví el período más intenso de mi vida. En la Universidad, en la política, en las ilusiones, en las luchas, en los logros, en lo mucho pendiente, por supuesto también en los errores”.
Convencido de que una izquierda nacional era posible, participó de la conformación del Frente de Izquierda Popular, liderado por Jorge Abelardo Ramos, pero con el aporte de intelectuales como Jorge Enea Spilinbergo quien con su obra “La Cuestión Nacional en Marx”, abrió perspectivas a una izquierda que enfrentó al internacionalismo abstracto en el que se enrolaba acríticamente el comunismo argentino. ¿Cómo no sería intenso ese período de la vida de Alayón si en 1975 fue candidato a gobernador de Misiones en las primeras elecciones celebradas en la Argentina después de la muerte de Perón? Posadas fue en esos meses del verano del 75 el centro de la política nacional. Los referentes de todos los partidos nacionales desembarcaron en la ciudad, Balbín, Alfonsín de la UCR, el Bisonte Allende, Alvaro Alsogaray, todos, y por supuesto la dirigencia justicialista en pleno que se jugaba la representación del peronismo ante el Partido Auténtico que se presentó en sociedad como brazo político de Montoneros. Y Alayón como testigo de las roscas y los aprietes logró mantener la identidad de la izquierda nacional como oferta electoral.

El neoliberalismo es el adversario a vencer
Ya metido en estos momentos históricos, Alayón sostiene, como hilo conductor de las notas, la alarma contra el proyecto neoliberal que ha demostrado que mantiene la crudeza de los imperialismos para aplicar políticas económicas excluyentes e infecta culturalmente a la sociedad con disvalores cuya esencia es la deshumanización. Por eso en el combate que sostiene Alayón en las Crónicas, se integran los derechos humanos, la democracia y la ética como elementos integrantes de un mismo proceso. Desde su concepción del Trabajo Social deja en claro que no se lo puede disociar de la lucha por la democracia. Porque entiende que sin democracia no hay derechos. Por eso no es extraño que así como en 2015 llamó “A triunfar con Scioli” cuando la izquierda y hasta parte del kirchnerismo lo cuestionaba, también promovió el voto por Lousteau cuando enfrentó a Rodríguez Larreta en la segunda vuelta porque “votar en blanco o no votar favorece al PRO y eso no es bueno para el país». Explicaba que si bien no había tanta diferencia entre los dos candidatos de la derecha en la CABA, votar contra Larreta era votar contra Macri.

De gorilas y proyectos populares
Un libro fácil de leer y como el Rayuela de Cortázar se puede cambiar el orden de los capítulos. Hay mucho para rescatar. Por ejemplo la nota “Michetti no es trabajadora social”, tiene un remate que merece un cartel en Humanidades. Dice: “…el trabajo social es una profesión basada en la práctica y una disciplina académica que promueve el cambio y el desarrollo social, la cohesión social y el fortalecimiento y la liberación de las personas. Los principios de la justicia social, los derechos humanos, la responsabilidad colectiva y el respeto a la diversidad son fundamentales para el Trabajo Social”.
En “Los gorilas no son progresistas”, debate con “el virtuoso y destacado periodista Luis Bruschtein”, cuando en su artículo del 11 de diciembre de 2019 publicado en el diario Página/12, instala la categoría “progresismo gorila”. “Al respecto –dice Alayón- nos parece conveniente exponer algunas apreciaciones tendientes a pensar la pertinencia de esa caracterización… en los países subordinados al imperialismo, posicionarse en rechazo del campo nacional y popular lleva indefectiblemente a la negación de la eventual categoría “progresista”… de ahí que, en Argentina, los antiyrigoyenistas de ayer y los antiperonistas de ayer y de hoy renuncian objetivamente, aun sin saberlo en muchos casos, al comportamiento presuntamente “progresista” en relación a los proyectos populares concretos, es decir alejados de posiciones abstractas, de principismos estériles, de alegatos y exhortaciones infantiles. Obviamente, en nuestro país, se puede no ser peronista; pero ser antiperonista (gorila, en su versión más doméstica y cotidiana) niega desde el vamos cualquier pretensión de asumirse como “progresista”.
En un reportaje con Osvaldo Bayer el 9 de septiembre de 2014, Alayón no pudo con el clima de pesimismo del viejo autor de La Patagonia Rebelde. De todos modos lo hace vibrar con sus preguntas. Empezando con una que tiene muchísima actualidad:
NA: ¿Por qué le parece que en los propios sectores populares critican tan fuertemente a aquellos gobiernos que más los han beneficiado y no por ejemplo a Macri, que los va a destruir indudablemente?
OB: Yo siempre visito la Villa 31 y está cada vez más grande, es una vergüenza. No se hace absolutamente nada por eso. En ningún país vi una miseria tan grande. Lo que son esas casuchas, los niños jugando en las callejuelas. Bueno, y este gobierno no ha hecho nada sobre eso, yo siempre lo critico. Entonces, no se ha hecho casi nada por la gente de más abajo.
– ¿Y la Asignación Universal por Hijo? Por ejemplo.
– No, sí. Eso es positivo. Hay algunas medidas positivas, pero el tema es que la gente está muy preocupada por la inflación. Hasta las medialunas cuestan cada día más caras.
¿No le parece que en la actualidad los partidos políticos, sea el peronismo, sea el radicalismo han perdido vigencia como tal y que los verdaderos partidos políticos casi son los diarios y los medios de comunicación?
-: Sí, tiene razón. El radicalismo como que ya no era chiste más o menos, y el peronismo es todo, todo es peronismo. Los de ultraderecha, como los de la derecha, como la izquierda, todos son peronistas.
– Y al integrar los partidos, las autoridades quedan como formales, no se siguen ahí las líneas programáticas, parece que van por otros cauces.
– Es que no hay una ciencia política, fíjese. Como digo yo, van a quedar finalmente dos candidatos: Macri o Scioli, dos personajes que jamás han escrito nada sobre política, ni se han interesado en política, ni por economía ni por nada.
Sin embargo, hay algunos intelectuales o algunas intelectuales que tienen profesión, que tienen tradición política, como Lilita Carrió, que uno no puede decir que no sabe nada de política. Sin embargo, parece bastante extraviada ¿no?
– Es una loca total, pero está bien que exista, mueve un poco la opinión. Ella quiere unir a todos, a UNEN con Macri, que saben que es la única alternativa de ganarle al peronismo. No es lúcida, creo que esta enajenada. Pero eso no es democrático, elegir a Macri presidente.
Yo no estoy de acuerdo con Macri, pero ¿por qué no sería democrático si la gente lo elige? Yo no estoy de acuerdo.
– Mire, sería verdadera democracia si todos los partidos políticos tuvieran el mismo fondo financiero para hacer su propaganda, pero hay partidos políticos que tienen millones y millones y hay otros partidos políticos que tienen lo que le pagan sus socios. Eso no es democracia. Entonces Macri va a embanderar toda la ciudad y van a pasar las camionetas diciendo su nombre, y todo lo demás, y va a salir la foto siempre sonriente de él por todos lados. Eso no es democracia. Yo no voto por ejemplo, me niego.

Jauretche y Piketty
Rescatamos también en esta síntesis el paralelismo que traza Alayón entre Jauretche y Piketty en una nota de febrero de 2015.
Observa:
1.Thomas Piketty, el economista francés, “señaló que por mucho tiempo, los economistas han tratado de presentar la economía como un tema tan sofisticado que es imposible de comprender para el resto del mundo…es una estrategia que tiene que ver con el funcionamiento de la academia y las relaciones de poder.» Y compara: “Jauretche, hace más de 40 años, nos había alertado que «cuando los economistas hablan muy difícil y nadie los entiende, no es que uno sea burro sino que seguro nos quieren meter el perro».
2.“Piketty señala que » «los temas económicos son demasiado importantes como para que sean dejados a los economistas». Y Jauretche decía que «en economía no hay nada misterioso ni inaccesible al entendimiento del hombre de la calle. Si hay un misterio, reside él en el oculto propósito que puede perseguir el economista y que no es otro que la disimulación del interés concreto a que se sirve.»
3.“Piketty, por su parte, critica al sistema financiero afirmando que «la clave para el desarrollo en América Latina es generar los ahorros internos, la acumulación de capital y la acumulación de conocimiento para desarrollar otros sectores no vinculados a los commodities sin apoyarse demasiado en la inversión extranjera. El sistema financiero ha sido una fuente de inestabilidad… Jauretche había destacado, hace ya demasiado tiempo, que «ese es el gran problema argentino; es el de la ‘inteligencia’ que no quiere entender que son las condiciones locales las que deben determinar el pensamiento político y económico».
…El francés Piketty y el argentino Jauretche quedan ligados en la aspiración de enfrentar los graves riesgos de la creciente y obscena concentración de riqueza, acerca de la cual Piketty afirma: «No podemos confiar en que las fuerzas naturales van a conducir ese proceso a un final razonable. Se requieren instituciones públicas fuertes. Los Estados de bienestar pueden hacer la diferencia», añadiendo que «las instituciones de los Estados de bienestar son frágiles y están siendo amenazadas».