Nosotros que conocemos y que amamos Misiones, sabemos que detrás de cada curva hay un paisaje imponente que nos va a regalar esta tierra, personas maravillosas con las que podemos compartir ratos y lugares que necesitamos refrescar.
Martes 5 de julio de 2022. Los ciudadanos de a pie no podemos arreglar la economía argentina. Lo que podemos hacer es bajar un cambio, justo frente a las vacaciones de invierno y sin grandes locuras salir a bajar el estrés. Un poco al menos. Y de paso, gastar algo de lo que podemos gastar y disfrutar un día, unas horas, un fin de semana o una semanita acá en el paraíso que tenemos cerca, en este lugar del planeta que llamamos Misiones.
Y la invitación es para los propios. Para nosotros. En familia, con amigos, en escapada romántica o también solos, aunque esa soledad no existe, porque viajar acompañados por nosotros mismos es una aventura increíble, que hay que experimentar más de una vez en la vida.
Nosotros que conocemos y que amamos Misiones, sabemos que detrás de cada curva hay un paisaje imponente que nos va a regalar esta tierra, personas maravillosas con las que podemos compartir ratos y lugares que necesitamos refrescar.
La crisis política y económica nos alcanza, claro que sí, pero nos deja margen para salir a alguno de los saltos, a las cabañas escondidas en los montes, a los hoteles con servicios de calidad, a los balnearios con espacios para distraernos, a los pueblos que atesoran pedazos de nuestra historia a veces contados y a veces escondidos, a los restaurantes de calidad que logró fusionar los productos de nuestras tierras con las recetas que trajeron los inmigrantes del siglo pasado y que dieron lugar a esta manera tan rica de comer.
La editorial de hoy insiste con que salgas a conocer o a volver a recorrer Misiones, ya sea a los atractivos culturales y naturales difundidos desde hace años o a las nuevas propuestas que siguen apareciendo a lo largo y a lo ancho de esta tierra, la capital nacional de la biodiversidad, con la idiosincrasia propia, única, que comenzó con los guaraníes y los jesuitas y se consolidó con esas corrientes migratorias que terminaron de darnos la identidad, influidas también por las culturas de los países que nos rodean, tan parecidas y a la vez, tan diferentes.
Esta vez nos salimos de la reflexión natural que traemos sobre situaciones de la coyuntura mundial, regional o local, para insistir con el convite: agarrá el mate, el auto, la bicí, y probá con salir a redescubrir este territorio que no conocés del todo. Te podemos asegurar que no lo conoces todo.
Cataratas, Moconá, reducciones jesuíticas, los alojamientos de selva, Posadas, Salto Encantado; Montecarlo, la Gruta India, los rapiditos del Cuña Pirú, la ruta Costera 2, los emprendimientos productivos que son parte de nuestros alimentos, como la yerba o el té; las casa de cultura, el singular parque de la Cruz en Santa Ana, la costanera y la gastronomía de Posadas, los comedores de las rutas nacionales 12 y 14; esa cabañita escondida detrás de un salto, la imponencia de San Pedro, o El Soberbio, o Comandante Andresito, los parques provinciales y las reservas; el pasafaunas aéreo de la ruta 101, allá en el norte misionero, con una traza tan hermosa que te regalan naturaleza y paisajes, y bienestar; y ese placer de respirar verde.
Nosotros salimos con mate amargo y alguna chipa que compramos por el camino, cada una con su impronta regional, pero bien misionera, como nos gusta.
Dale, salí. Aprovechá que la maravilla natural está acá nomás. Y es nuestra.