La entente Rovira – Weretilneck para conformar un espacio federal en el Congreso de la Nación, tiene objetivos pragmáticos sustentados en la llave que tienen para el quorum en el Senado. Su emergencia es sin embargo un proceso mucho más profundo. Los partidos provinciales, herederos de las tradiciones de los grandes movimientos populares del siglo XX, constituyen parte de la red de contención de la ofensiva neoliberal que desnudó las contradicciones de un peronismo en crisis arrastrado a la vez en un proceso de “conurbanización” de sus políticas y sin narrativas para las sociedades del interior.

Domingo 28 de noviembre 2021. La entente Rovira – Weretilneck para el armado de un espacio político federalista en el Congreso de la Nación tuvo esta semana una amplia repercusión no sólo en la política sino también entre los analistas y la dirigencia sectorial ya que fue muy comentada hasta en la Unión Industrial Argentina.

El mismo día del encuentro de los referentes del Frente Renovador de la Concordia y de Juntos Somos Río Negro, aquí en la residencia del Gobernador de Misiones, el diario La Nación subió una nota que tituló “Congreso: Carlos Rovira y Alberto Weretilneck unen fuerzas para negociar con el Gobierno” y que lleva como bajada: “los líderes de las fuerzas provinciales que gobiernan Misiones y Río Negro sellaron una alianza; controlan votos claves para el funcionamiento del Senado”.

El columnista del diario porteño considera que “es un fuerte gesto político de cara al Congreso que viene, en el que el kirchnerismo necesitará más que nunca de sus votos” y destaca que “sellaron una alianza estratégica para negociar acciones legislativas con el gobierno nacional”.

Sostiene también que: “el Senado será donde más se hará sentir el peso de esta alianza. Con la caída del oficialismo a 35 senadores, hoy tiene 41, el apoyo de Weretilneck y de la senadora Magdalena Solari Quintana, del Frente Renovador, será de vital importancia para que el oficialismo pueda reunir el quorum que le permita iniciar una sesión”.

Como otros medios, la nota del diario que mencionamos discurre sobre la debilidad en la que quedará el oficialismo nacional en el Congreso tras el recambio legislativo, pero como suele suceder en las notas de carácter informativas se queda en el fenómeno y no hace referencia al fondo de lo que está sucediendo. A lo que viene sucediendo en el proceso de la política argentina a partir de la crisis de representación expresada en “el que se vayan todos” del 2001.

La insubordinación fundante de la Renovación en 2003 cuando Rovira, Closs, Passalacqua, y otros dirigentes del peronismo y el radicalismo rompieron con los mandatos de los partidos de Buenos Aires para iniciar el proceso de construcción de un espacio político de ampliación de la autonomía en la toma de decisiones, es conocida por los misioneros. Supo interpretar y expresar necesidades y deseos de nuestra sociedad y en consecuencia ganar su confianza para gobernar la provincia y los municipios.

Con sus matices es el mismo fenómeno que, después de la crisis del 2001, se produjo en varias provincias, entre ellas precisamente en Río Negro. En 2015, Weretilneck, acorralado por el PJ nacional, se rebeló a los mandatos de Buenos Aires que, vaya paradoja de la historia, entonces apoyaba a Miguel Pichetto como leal a la presidenta Cristina Kirchner.

Hablamos de “insubordinación fundante” para referenciar el concepto en los historiadores revisionistas que, en sus batallas por el sentido contra el mitrismo, instalaron que es la actitud de insubordinación ante el pensamiento dominante de una época, y en base al cual se rompe la hegemonía cultural y por la que sus protagonistas logran convertirse en actores con identidad propia.

Red de contención a la ofensiva neoliberal

Para los relatores de lo obvio, “tanto en el Frente Renovador misionero como en Juntos Somos Río Negro se mostraron envalentonados por el avance de los movimientos provinciales que, analizan, demostrarían el rechazo popular que sufren los grandes partidos nacionales”.

No vincular la emergencia de la entente Rovira – Weretilneck con el proceso político, económico y social del siglo, es correr el riesgo de desnaturalizarla.

No se advierte que hay toda una construcción de años y de enfrentar a las elites partidarias que no se dan por aludidas ni asumen su responsabilidad por la decadencia de nuestro país, sus altos niveles de pobreza, de desocupación, de postergación de las soluciones de fondo. Años de lucha en defensa de los derechos de los pueblos de sus provincias y reformular el federalismo.

Hoy, los partidos provinciales, herederos de las tradiciones de los grandes movimientos populares del siglo XX, constituyen parte de la red de contención de la ofensiva neoliberal que logra seducir a través de la cooptación de los conciencias y logra el absurdo de que la alianza que destruyó el país en los cuatro años que gobernó, ayer no más, sea la más votada en las elecciones legislativas. Evidentemente, no se puede negar la profundidad de la crisis de representación de una sociedad que no se expresa en las urnas en función a su pertenencia de clase como en la lógica de la modernidad.

Es el cuadro en el que los partidos provinciales se convierten en emergentes de la crisis.

Crisis por la cual a partir del 10 de diciembre el frente que tiene al PJ como referencia, por primera vez desde 1983 no tendrá quorum propio en el Senado de la Nación. Es lo que demuestra que la crisis no se manifiesta en el pronunciamiento de las urnas en la zona de la pampa húmeda, sino el registrado en las provincias.

Para hacer una aproximación a las causas de esa crisis, parece oportuno reproducir algunos conceptos del senador provincial de Buenos Aires, Francisco de Durañona, que fue dos veces intendente de San Antonio de Areco, en plena pampa húmeda. Por eso sus reflexiones cobran una especial significación.

Se pregunta si el peronismo es un movimiento nacional o un partido del GBA. Interrogante que es válido para el resto del país.

En declaraciones a la Paco Urondo afirma que “claramente hay un problema en nuestro espacio político, que fue perdiendo oferta o representación de los intereses de la agenda vinculada con la vida de las comunidades del interior…En el interior hay comerciantes, prestadores turísticos, pymes de muchos rubros, emprendedores, profesionales, trabajadores de la cultura, empleados municipales, jóvenes. Todos ellos ven pasar de largo una agenda que no se hace cargo de sus problemas…No son temas que se discuten en nuestro espacio político…después del 54% de 2011, se dio una conurbanización de nuestras políticas y también de los actores que ganaron protagonismo en nuestro espacio político”.

El cuadro de situación bonaerense es espejo de lo que sucede a lo largo y ancho del territorio nacional.

El armado político de un espacio de convergencia de las provincias en el Congreso de la Nación se constituye así en la fase de superación en el proceso de esa crisis. Asistimos al nacimiento de lo nuevo que Weretilnek y Rovira empezaron a darle forma real y concisa con la idea innovadora de conformar un bloque neorevisionista en el Congreso de la Nación con el protagonismo de las provincias del Interior.

Si el revisionismo histórico fue, por definición, nacional, popular y federalista, el neorevisionismo asume que en la realidad han quedado incumplidas las pautas establecidas por la reforma constitucional de 1994 para fortalecerlo.

El federalismo es una forma de Estado

Precisamente, la Constitución argentina establece que la Nación argentina adopta para su gobierno la forma representativa, republicana y federal. Las dos primeras serían más bien formas de gobierno, mientras que la tercera es una forma de Estado, desde que supone una relación entre poder y territorio, que se descentraliza políticamente.

En un país hiperpresidencialista que los constituyentes de 1994 no pudieron corregir, Bidart Campos considera que es el Senado de la Nación el espacio institucional por el cual las provincias pueden forzar su participación en las relaciones de la estructura federal que son normativa y políticamente asimétrica entre los ordenamientos de Nación y Provincias.

La entente Rovira – Weretilneck cobra así una profunda significación institucional para ir cerrando la brecha entre las normas constitucionales y su concreción pragmática.

Lejos está la movida de una proclama como la “mendozaexit”. El misionerismo nunca tuvo ese matiz. Rovira lo destacó en su cuenta de Twitter el 5 de noviembre: “No somos independentistas, pero sí en el plano de las ideas, tenemos un movimiento propio, genuino, de vanguardia, que muchas veces es adoptado por otras regiones. Estamos en condiciones de consolidar un bloque neorevisionista”.

El revisionismo histórico fue una reacción ante la arbitrariedad politizada de la historia oficial, liberal, elitista y porteñista. Después de años de bregar desde los márgenes, nadie puede discutir sus logros en la lucha por el sentido de nuestra historia. Rompió la hegemonía mitrista y la simplificación adulcorada del relato Billiken. La reivindicación de nuestro Andresito, como la de Güemes, el Chacho, Felipe Varela y hasta de Francisco Solano López son páginas de esa corriente historiográfica de reivindicación de las causas populares.

El neo-revisionismo debe poner en el centro del debate la cuestión federal. Está claro que el federalismo argentino es la combinación de dos fuerzas: una centrípeta y otra centrífuga, la primer supone la existencia de una unidad en el estado nacional, que es soberano, mientras la segunda, implica la descentralización que permite la existencia de una pluralidad de provincias que son autónomas. Precisamente el neo-revisionismo debe atender que el esquema federal punga por establecer la unidad dentro de la variedad, funcionalizando los principios de autonomía y participación.

Como ya anticiparon en la Renovación, Misiones volverá a la carga por la zona aduanera especial, el artículo 10 de la ley de Pymes, la hidrovía, obras eléctricas y subsidios al transporte.

Otra vía de las negociaciones interprovinciales es la que lleva adelante Herrera Ahuad con gobernadores como el de San Juan, Sergio Uñac, que fue anfitrión de una reunión de ocho mandatarios provinciales hace pocas semanas.