“Se envió un correo electrónico a cada pasajero, deberían haberlo leído”, explicaba un empleado en Iguazú. Como viene sucediendo con esta empresa de bajo costo para viajar y de bajos servicios para ofrecer, cuando cancela los vuelos “no se hace cargo” y deja a familias a la deriva. Sucedió con la cancelación del vuelo del miércoles 13 de julio Aeroparque-Iguazú-Aeroparque. Pasajeros piden la intervención del organismo nacional de control.
Jueves 14 de julio de 2022. “El vuelo de Flybondi del 13 de julio que debía unir las ciudades de Buenos Aires con Puerto Iguazú y viceversa fue cancelado, por tal motivo comuníquese a través del número 0810… de atención al público para reprogramar el viaje”, expresa el correo electrónico recibido por los pasajeros que habían comprado su pasaje.
El correo electrónico fue enviado el martes cerca de las 21.30. El vuelo debía partir a las 5.30 del miércoles desde Aeroparque Jorge Newbery y con llegada a las 7.30 a Puerto Iguazú, de donde debía salir nuevamente a las 7.50 con arribo a Aeroparque Jorge Newbery de CABA a las 9.40.
En el aeropuerto de Iguazú, cientos de personas –adultos, adolescente y niños– se encontraban a la deriva ante el mostrador de la empresa Flybondi (seguramente la misma situación se planteó en el aeroparque de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires). “El vuelo está cancelado, pueden solicitar la devolución del dinero, ser reprogramados o tener un voucher por el término de un año para cuando decidan comprar pasajes para volar por nuestra compañía”, dijo amablemente la empleada que no respondía preguntas, simplemente se abocaba a la tarea de repetir de memoria la comunicación de la empresa.
A su lado, ante la queja de la gente otro empleado sólo repetía. “Se envió un correo electrónico a cada pasajero, deberían haberlo leído”.
Los pasajeros seguían sin obtener respuesta. Familias con chicos que se despertaron muy temprano para tomar el vuelo se encontraban sin desayunar. La aerolínea no se hizo eco de esta situación. “No tenemos voucher para desayunar”, dijo amablemente la empleada de Flybondi.
Ante la consulta insistente de la gente la respuesta era siempre la misma.
Si el pasajero decidía por la devolución del dinero la respuesta era. “Llene el formulario, lo elevamos y el dinero le será devuelto a una tarjeta de crédito o débito en un plazo no inferior a los 30 días”. Eso, además, en las cuentas de los misioneros, implica una retención de Rentas por el ingreso de dinero a una cuenta bancaria.
“Señorita, solicito la devolución, debo viajar hoy porque mañana debo ingresar al trabajo y no tengo más dinero, ni saldo en mis tarjetas de débito y crédito para adquirir pasajes en otras líneas aéreas o en ómnibus; necesito que Flybondi me reintegre mi dinero para adquirir pasajes”, dijo reclamó uno de los pasajeros. Olvidó que ese importe no le alcanzará para comprar otro boleto ya que los pasajes en otras aerolíneas para ese mismo día, cuestan más del doble de lo que abonaron en esa empresa de bajo servicio.
La respuesta: “esta es la política de la empresa”, disparó la empleada, que en definitiva es la que pone la cara por la empresa, sin poder de decisión ni comprensión. Respondió y cerró la conversación.
Si el pasajero decidía la reprogramación, la respuesta era igual de desoladora: “sólo nos quedan seis lugares en el vuelo que despegará mañana (por el jueves 14) a las 02.20 horas. Luego tenemos lugares para vuelos después del 15 de julio”.
¿Quién se hace cargo de la estadía?, consultó un pasajero. “Por supuesto que el pasajero”, dijo la empleada amable.
Pero la cosa empeora: si el pasajero solicitaba el voucher, la respuesta era: “tiene vigencia un año; si el precio del pasaje es mayor debe abonar la diferencia”.
Desidia
La situación en el aeropuerto de Iguazú se tornó grave. Chichos con hambre, familias sin poder regresar a sus casas o si poder iniciar su vacación en Buenos Aires. “Tengo reserva de hotel en Buenos Aires, la hice a través de Despegar y no tengo devolución de dinero; día que no estoy en el hotel, día que pierdo”, dijo Jorge Pañazuk quien se encontraba junto a su familia, con dos hijos de 10 y 12 años.
Pamela Verzino, también pasajera afectada, dijo que acababa de dejar el hotel y “no hay lugar para quedarnos, me ofrecen pasajes para el día 15. ¿Dónde me quedo? ¿En el aeropuerto? ¿Quién se hace cargo de los gastos? La aerolínea se lava las manos; solo me dicen que haga un reclamo a través de la página web.
Abel Kozłowski planteó su situación y recibió la misma respuesta, sin solución. “Tengo combinación con vuelo a Mendoza con otra aerolínea; debo cancelar ese vuelo y eso me sale dinero, ¿Quién se hace responsable?”. La respuesta: “haga el reclamo por la página web”.
¿Quién se hace responsable?
¿Quién se hace responsable ante la crítica situación que atravesaron los pasajeros varados no sólo en Iguazú sino también en Aeroparque?
“Nadie de la Administración Nacional de Aviación Civil, dependiente del Ministerio de Transporte se hizo presente, aunque sea la vía telefónica para atender los reclamos de los ciudadanos y obligar a la empresa Flybondi a dar una solución a los pasajeros varados. Todo avión se puede averiar, lo lógico es que la empresa ante esta situación se haga cargo, por ejemplo, alquilando una aeronave a otra empresa que cumpla el servicio por cuenta y orden de Flybondi y así poder cumplir el servicio. Eso debería exigir el organismo nacional de control”, dijo Carlos Klocker quien también junto a su familia quedó varado en el aeropuerto de Iguazú.
Surge acá las teorías de los debería: por un lado, Flybondi (o la que sea) debería solucionar estos problemas si dejar varados a sus pasajeros. También, para los pasajeros afectados debería existir una oficina de este organismo en cada uno de los aeropuertos.
También deberían ser sancionados, por la falta de compromiso con el servicio que decidieron prestar y que el Estado les habilita.

AFS – Misiones Plural