Jorge Ríos rescata la incorporación de personajes de la diversidad sexual y racial en las producciones cinematográficas más como respuesta a las demandas en ese sentido que a la convicción de ajustarse a los cambios sociales que se vienen dando en las últimas décadas sobre esas poblaciones históricamente caricaturizadas y estigmatizadas. El planteo, en análisis y el aporte de la militancia de Jorge Ríos en Plural TV, programa de Canal 4 Posadas.

Miércoles 3 de agosto de 2022. ¿Inclusión forzada o exclusión normalizada? La pregunta del columnista de Plural TV, Jorge Ríos, pone en contexto la incorporación de personales de la diversidad sexual y también racial en las producciones cinematográficas más taquilleras del planeta y que, entiende, son acciones que solo buscan cumplir con las demandas, para ser “políticamente correctos”.
La demanda, recuerda, busca la comprensión, la empatía, frente a las dificultades que significan “la representación de estos ´otros´ sectores en términos de diversidad, que reflejen los cambios que se vienen dando en la sociedad en las nuevas décadas” y no, meramente, para cumplir con la demanda.
Rescató el rechazo de parte de la comunidad mundial “a la incorporación de personajes LGBT normalizados. Con esto me refiero a que no molestaban tanto cuando empezaron a aparecer personajes LGBT con toda la carga de prejuicios. Históricamente los personajes LGBT aparecían en las ficciones para dar un toque de humor o de liviandad, caricaturizados, las mujeres como trofeos del superhéroe varón. Las minorías raciales en términos de personajes secundarios, villanos, o como se dice normalmente, eran los primeros en morir. Eso está cambiando. Hay una buena parte de la audiencia que pareciera que le molesta y utilizan este término, el de la inclusión forzada, que lo vinculo con los creadores de la ´ideología de género´”, reflexionó, para recordar a modo de ejemplo que el beso consentido entre dos mujeres en el film Light Year generó rechazo pero está aceptado el beso del príncipe a la Bella Durmiente que, “al estar dormida, no pudo consentir ese beso”.
La estigmatización, el pretendido humor y la caricaturización sistemática de personajes en función de sus aspectos raciales o sexuales constituyen un discurso de odio, “porque vienen a reactivar prejuicios y estigmas que son injustos, y que además se basan en el prejuicio para descalificar a sectores enteros de la población que ya vienen sistemáticamente siendo excluidos y vulnerados en sus derechos”, explicó Jorge Ríos en Plural TV, programa periodístico de Canal 4 Posadas.

La columna de Jorge Ríos en Plural TV

-¿Qué tema traés a la columna de hoy, Jorge?
-Me gustaría explorar un concepto del que se viene hablando hace tiempo, que es el de la inclusión forzada. En primer término, me gustaría decir que viene de la mano de los creadores de la “ideología de género”. De esta manera ya estoy sentando mi postura. ¿A qué me refiero con esto? Que habría que poner entre comillas esta cuestión de la inclusión forzada. También debemos preguntarnos si se trata de una exclusión normalizada históricamente. En primer término, quienes hablan de inclusión forzada, a qué se refieren.

-¿Quiénes y en dónde, en qué ámbito se está hablando de esto?
-Sobre todo en el mundo occidental porque esto está vinculado a la industria cultural, cinematográfica, sobre todo. Podemos hablar de Hollywood, de Netflix, las grandes productoras de ficciones audiovisuales, sobre todo vinculado a Disney, Marvel. En término a las representaciones de los personajes y a los perfiles de los personajes que se representan en estas ficciones. En términos de quiénes son los protagonistas, quiénes los personajes secundarios, y cómo esto viene cambiando en los últimos años a partir de un reclamo de lo que se conoce como una minoría étnica en Estados Unidos, que son los afroamericanos. Durante la entrega de los Oscar en 2015, hubo un movimiento que reclamó por qué los Oscar eran tan blancos. Es decir, las premiaciones de la Academia las habían recibido actores, actrices, directores y ficciones que solamente tendían a representar en lugares de protagonismo a personajes blancos, heterosexuales, del estereotipo occidental, y sobre todo, norteamericano. A partir de ahí, la Academia empezó a establecer una especie de cupos, de que debe haber un mínimo de representación de minorías étnicas, que pueden tener que ver con asiáticos, afroamericanos, latinos, y también revisaron cómo aparecen representadas las mujeres, las personas con discapacidad. Es decir, tratar de incluir otras representaciones que normalmente no aparecen, y revisar cómo aparecen representadas. Porque podríamos analizar las ficciones clásicas que estamos acostumbrados a ver desde la niñez, en las que siempre el héroe es varón, pelea contra un enemigo que muchas veces tienen que ver con diferencias étnicas, como asiáticos, orientales; muchas veces los hispanos son los villanos o personajes perezosos. Se los presentaba con muchos estigmas y era sistemático, no era circunstancial.

-Me hacés acordar a las producciones de los años 80, que los villanos eran rusos.
-Exactamente, eran rusos, orientales, y si no, árabes. Era sistemático.

-Todo aquello que representara una amenaza para el Gobierno americano.
-Exactamente. En este caso se trata de representación de minorías sociales. De la mano de la cuestión racial. A eso se suma la cuestión de las mujeres, de la diversidad sexual. Hace unos años empezaron a aparecer muchos más personajes LGBT. Incluso hubo remakes, nuevas ediciones de viejas ficciones donde algunos personajes salen del closet. Personajes conocidos de cómics, que siempre se supuso que eran heterosexuales porque nunca se dio pistas en ese sentido, o que de hecho esa era la propuesta en la ficción, y que ahora salen del clóset. Se declaran bisexuales, gays o lesbianas. Lo que a una gran parte de la audiencia no le cayó bien. Entonces surge esta cuestión de la inclusión forzada. Y yo me preguntaba al principio si no se trata más bien de una exclusión normalizada. Es decir, este concepto puede ser útil para ver si no se está incluyendo este tipo de personajes para cumplir con un cierto perfil de corrección política. Que no es lo deseable, porque la idea es que se entiendan, se comprendan y se empatice con las dificultades que viene significando la representación de estos otros sectores en términos de diversidad, y por qué es importante que aparezcan, que sean representados desde un lugar de entender la importancia, y no meramente por cumplir con la corrección política. Sin embargo, lo que se ve es que se usa este concepto de inclusión forzada para resistir a que hayan nuevas representaciones que reflejan los cambios que se vienen dando en la sociedad en las nuevas décadas.

-¿Qué plantean concretamente?
-Plantean que hay una voluntad de incluir simplemente para ser políticamente correctos. Incluir personajes LGBT, mujeres en posición de protagonismo.

-¿Lo plantean en clave de crítica?
-Sí. En clave de crítica y de rechazo. De hecho, hay como una cancelación de algunas ficciones que eligen hacer esto. Una especie de boicot y de linchamiento simbólico. Por ejemplo contra Disney, contra Marvel. Cuando hasta no hace mucho estuvo en agenda la cuestión de este spin off de lo que fue ToyStory, que deriva de un personaje y se hace una película sobre él. El problema fue con una escena que dura segundos donde naturalmente una pareja de dos mujeres se daban un piquito. Eso ocasionó que haya toda una voluntad de cancelar la película, de boicotear la producción. Inclusive en 14 países, si no me equivoco, se prohibió la ficción solamente por ese beso casual, rápido, entre dos mujeres.

-Esas producciones, supongo, antes tenían el beso entre el príncipe y la princesa sin ningún tipo de censura.
-Exacto. Una de las consignas que se vio en las redes sociales fue la diferencia entre ese beso que apareció en Light Year entre esas dos mujeres, que fue consentido, a diferencia del beso con la bella durmiente, que al estar durmiendo no podía consentir ese beso. Ahí vemos los planteos de estos tiempos, donde el foco fue cambiando debido a las reivindicaciones del movimiento de mujeres y de la diversidad sexual. Ahora vemos que molesta sobre todo cuando aparecen personajes LGBT normalizados. Con esto me refiero a que no molestaban tanto cuando empezaron a aparecer personajes LGBT con toda la carga de prejuicios. Históricamente los personajes LGBT aparecían en las ficciones para dar un toque de humor o de liviandad, caricaturizados, las mujeres como trofeos del superhéroe varón. Las minorías raciales en términos de personajes secundarios, villanos, o como se dice normalmente, eran los primeros en morir. Eso está cambiando. Hay una buena parte de la audiencia que pareciera que le molesta y utilizan este término. Por eso yo lo vinculaba con la “ideología de género”. Es verdad que existe el género, pero no es una ideología, es una perspectiva. Es incorrecto hablar de ideología de género. Se usa eso de manera peyorativa para descalificar lo que en realidad se llama perspectiva de género, que no es nada más ni nada menos que la perspectiva de las ciencias sociales en relación a cómo construimos socialmente nuestras entidades respecto a lo que entendemos y codificamos socialmente como qué es ser varón y mujer, o qué no es ser varón ni mujer. Cuando nos referimos por ejemplo a las identidades de género no binarias. Es interesante este debate, porque muchas veces se dirime la cuestión de la libertad de expresión, y a veces la libertad de creación cuando se habla de ficciones. Que una persona pueda libremente crear una ficción, un guion que le parece interesante de la manera que quiera hacerlo, y qué pasa cuando eso se vuelve público, cómo reaccionan las audiencias, y cuál es la reacción social y política al respecto. También aquí en Misiones hace no mucho hubo una controversia respecto a una caricatura que apareció en El Territorio, del caricaturista Latreccino. No fue la primera vez, y a esto hay que decirlo. También fue sistemático, no fue una cuestión aislada. Cuando se discutió la Ley de Matrimonio Igualitario, todas las caricaturas de esta persona siempre trataban de descalificar. Que por un lado uno puede decir, es libertad de expresión. Pero ahí entra en tensión con otros derechos, como son los derechos de poblaciones y sectores que históricamente vienen siendo excluidas, estigmatizadas, y que de a poco van conquistando algunos derechos. Muchas veces se pone de igual a igual. Se dice esta es mi opinión, esta es la tuya y hay que respetar ambas por igual. Pero en realidad hay un lado que está en total desventaja. En una desventaja estructural. Porque no tiene detrás toda una cultura de décadas, de siglos. Y la otra parte que sí la tiene, y lo único que hace es reactivar prejuicios en ese sentido, vulnerando los derechos de la otra parte.

-Respecto a la caricatura, no se trata de una sensibilización de ningún sector.
-Se suele hablar de la generación de cristal. Que es otro término para identificar este estado de alerta sobre discursos de odio que hoy en día deben ser expuestos. Yo no estoy de acuerdo con que se cancele o se censure a alguien por más que haga este tipo de humor, además de manera sistemática, cuando ya hubo varias llamadas de atención al respecto. Yo creo que sí hay que alertar, explicar, por qué este tipo de discursos son dañinos y atentan contra sectores de la población vulneradas. Pero yo personalmente no estoy de acuerdo con la cancelación y con la censura. Creo que está bueno reflexionar respecto a esto.

-¿Por qué son discursos de odio?
-Son discursos de odio porque vienen a reactivar prejuicios y estigmas que son injustos, y que además se basan en el prejuicio para descalificar a sectores enteros de la población que ya vienen sistemáticamente siendo excluidos y vulnerados en sus derechos.