La periodista marplatense Susana Scándali pasó por Plural TV donde dejó reflexiones sobre la crisis del periodismo, la irrupción de la posverdad y el papel de las redes sociales que pretenden suplir el ejercicio profesional del periodismo.
Lunes 28 de noviembre de 2022. La periodista marplatense Susana Scándali entiende que el periodista se convirtió en un operador político. Si bien generaliza, también advierte que operadores siempre hubo, pero eran los menos. “Había cargas ideológicas en cada uno de quienes ejercemos la profesión, porque somos humanos, somos personas que tenemos nuestro corazoncito puesto en algún lugar político, y tratamos de ser, por sobre todas las cosas, honestos y honestas. Hace un tiempo podía pasar que tu trabajo se tiña de tu ideología, honestamente”, dice en Plural TV, programa periodístico de Canal 4 Posadas.
Scándali también rescata el “poder inusitado” de los medios en estos tiempos, que terminan rigiendo los destinos políticos de un país. Entiende que esta es una época de profundos cambios, que preocupa por sí mismo y también preocupa por la irrupción de las redes sociales pretendiendo hacer periodismo. “Pero hay que separar estos dos conceptos, porque una cosa es la incidencia (de las redes) y otra el periodismo. Porque la tendencia es a pensar que todo el mundo es periodista, que todo el mundo opina, y que esa opinión tiene una validez periodística. Y no es así”, enfatiza.
En estos tiempos de cambio, se consolida también la posverdad, aquella falsedad “que se acomoda a lo que vos querés; pesa más la cuestión emocional que la realidad. Eso que están publicando y que hasta intuís que no es verdad, te viene bien porque es lo que querías que fuera, porque te sirve de argumento. Entonces se nos cae algo que para nosotros, en la profesión, era indisoluble: la evidencia; se nos cae el poder de la evidencia”, explica.
La entrevista de Susana Scándali en Plural TV
-¿Qué está pasando con el periodismo en la Argentina?
-Creo que estamos en una época de profundos cambios, algo que era muy difícil de imaginarnos hace un tiempo. Jorge Orwell en 1984 pergeñó una cosa así y parecía que era un futuro distópico, pero estamos viviendo eso. Creo que los mayores cambios se han producido en los medios audiovisuales. En los medios gráficos hubo cambios que podríamos llamar ideológicos, porque la metodología es la misma, la técnica es la misma. Sí, cambiamos la Olivetti por la computadora, pero básicamente el periodismo gráfico es una persona que se sienta y escribe en cualquier soporte, eso es básicamente nuestra profesión. Lo que ha cambiado es el sentido de la profesión. Ahora hay mucho de operador político, cosa que antes no ocurría. Siempre hubo, pero eran los menos. Había cargas ideológicas por parte de cada uno de quienes ejercemos la profesión, porque somos humanos, somos personas que tenemos nuestro corazoncito puesto en algún lugar político, y tratamos de ser, por sobre todas las cosas, honestos y honestas. Hace un tiempo podía pasar que tu trabajo se tiña de tu ideología honestamente. El tema es que actualmente los medios han tomado un poder inusitado, y de alguna manera rigen los destinos políticos de un país, como nos está pasando a nosotros y como pasa en muchos otros lugares. Y como te decía, es una época de profundos cambios. Algo que hablamos muchísimo, porque incluso nos preocupa. En el medio de todos estos cambios en la profesión, de estos cambios sociales, también aparecen las redes sociales y nos traen otras maneras de incidir en la sociedad y de hacer periodismo. Y hay que separar estos dos conceptos, porque una cosa es la incidencia y otra el periodismo. Porque la tendencia es a pensar que todo el mundo es periodista, que todo el mundo opina, y que esa opinión tiene una validez periodística, y no es así. Hay quienes se sirven de las redes sociales para ejercer periodismo. De hecho, te contaba que cuando un pibe, una piba, sale de la facultad -yo soy profesora de Ética- y les hablamos sobre la publicidad, que no hay que mezclar una cosa con la otra -algo que sigo pensando-; el chico, la chica sale de la universidad y no tiene donde trabajar, entonces debe gestionarse recursos, lo que significa tener publicidad. Hay muchos periodistas trabajando en las redes sociales.
-Nosotros hablamos de esto porque venimos con algunos años en el ejercicio de la profesión, y todavía nos parece sorprendente porque cuando comenzamos era impensado que el periodista salga a autogestionarse para ejercer la profesión –aunque habrá habido quienes lo hacían-.
-No existía eso. Y yo estoy hablando no solamente de nuestra época, sino de dar clases hace unos años diciéndoles a los chicos a rajatabla que esto no puede variar; y ahora tenés que pensar que debe haber otros métodos para ejercer la profesión, sin perder el camino ético del periodismo, que por sobre todas las cosas se basa en la honestidad intelectual. Pero que hay algunas cosas que han tenido que variar, por ejemplo la publicidad. Yo no me tengo que mezclar con la publicidad, pero tengo que encontrarle la vuelta porque no puedo ejercer la profesión en un medio tradicional porque no me toman, porque no hay laburo para mí; te estoy hablando de Mar del Plata…
-Pero pasa en todo el país…
-Así es. El otro tema que tiene que ver con la realidad actual del periodismo es la famosa posverdad y las fake news.
-Iba hacia eso. Esta nueva forma de ejercer el periodismo es parte integrante indisoluble de la posverdad.
-Así es. Y aquí debo confesar que son más mis preguntas que mis certezas, porque hay cosas que francamente no se entienden. Hay un ejemplo concreto en cuanto a la incidencia que tienen las fake news en la sociedad: el Brexit en 2016.Posteriormente en 2017, las elecciones en Estados Unidos, donde gana un tipo (Donald Trump) que tenía todos los medios en contra. Ante esto uno dice: “con el poder que tienen los medios ¿cómo lo logró?”. Porque tiene 55 millones de seguidores en Twitter. Por ello no hubo necesidad de un soporte, hasta se podía dar el lujo de pelearse con los medios. Porque -si mal no recuerdo- los noticieros de Estados Unidos, en algunos momentos tienen una audiencia de 30 millones de personas, y Trump tenía 55 millones de seguidores. Entonces les hablaba personalmente. Ese es un gran cambio.
-¿Eso es un problema?
-Si no está bien manejado es un problema. Para nuestra profesión es un problema porque se generan confusiones, porque se instalan posverdades. La posverdad es aquello que nace como una falsedad pero que se acomoda a lo que vos querés, porque pesa más la cuestión emocional que la realidad. Eso que están publicando y que hasta intuís que no es verdad, te viene bien porque es lo que querías que fuera, porque te sirve de argumento. Entonces se nos cae algo que para nosotros en la profesión era indisoluble: la evidencia; se nos cae el poder de la evidencia. Ya que nosotros sabíamos que cuando hacíamos una investigación necesitábamos evidencia para demostrar que eso pasó por tal cosa. Hoy en día se cae la evidencia porque no la muestran. Es una posverdad y no necesita evidencias. Entonces se repite en la sociedad eslóganes sin sentido, pero que tienen sentido para quienes lo están diciendo.
-No sé si vas a coincidir porque es una mirada mía: la fake news, la posverdad está en todos lados, en todos los continentes y países; acá no hay una cuestión de primer o tercer mundo sino que es transversal, pero me parece que tienen mayor incidencia en países donde los gobiernos progresistas están tratando de sostenerse, o de volver; y toda esa batalla es contra estos sectores. Contra la derecha también hay fake news, pero si lo ponés en la balanza me parece que hay una incidencia mucho más fuerte hacia estos sectores.
-Totalmente, y tengo un ejemplo que debo tener anotado por ahí -porque viste que yo voy anotando todo, el vicio de los y las periodistas gráficos–. El último gobierno francés había sido socialista y duraron cinco años. Fue un gobierno no muy bueno, pero hay un montón de gobiernos que no son buenos y sin embargo ese partido político perdió absolutamente todo. Cuando digo todo me refiero a que prácticamente no tiene diputados y diputadas en la legislatura, es como si desapareció. Como te decía, tengo más preguntas que certezas, pero esto que vos decías es una certeza. Creo que los gobiernos que tienen signos que van más hacia la izquierda, o gobiernos populistas…
-Son los que sufren más estos males de la comunicación de este siglo.
Creo que sí. Y han logrado a través de todas estas posverdades que el término populista tenga una carga muy negativa. Hablar de populismo a veces no suena bien. Es lo que quieren, que no suene bien.
-Reconfiguran el significado de las palabras. Algo que definió como populista a los gobiernos con el pueblo centrado en sus acciones se transformó en algo negativo.
-Así es.
-¿Cuál es la salida?
-Te estoy diciendo que tengo más preguntas que certezas y me preguntás cuál es la salida (ironiza entre risas). Me encantaría saberlo, la verdad que no tengo ni idea porque ni siquiera entiendo por qué se dan estos procesos. Los veo, los analizo; los padecemos. Padecemos las redes, los influencer que hoy están ganando un montón de plata en todo el mundo. Kim Kardashian tiene 114 millones de seguidores, tiene mucho poder. Pero ¿Por qué lo tiene? ¿Cómo se fundamenta? ¿Cómo se logra? Yo creo que si supiéramos cómo, tendríamos la respuesta de qué hacemos con la profesión, con la comunicación y con todo. Pero sobre todo, qué hacemos con la comunicación porque esto produce muchos cambios dentro de las sociedades que no son buenos.
