Mantener la selva en pie tiene su costo y trae beneficios. Misiones quiere que la Nación le reconozca ese servicio que le presta a la región con una compensación económica que figure en el Presupuesto Nacional. También ratificó la intención de poner en el mercado los bonos verdes.

Por Raúl Puentes

Miércoles 20 de octubre de 2021. Este martes, el gobernador Oscar Herrera Ahuad planteó al jefe Gabinete de Ministros de la Nación, Juan Manzur, incluir a Misiones con su reclamo por el cuidado del medio ambiente y revisar, en ese sentido, el Presupuesto Nacional. Además, reiteró las demandas históricas de esta provincia.
En el marco de las declaraciones de Juan Manzur durante el cierre del plenario nacional de secretarios generales de las 53 seccionales de la Asociación Bancaria, donde aseguró que “la Argentina es profundamente federal y los gobernadores tienen una gran autonomía y poder de decisión”, el gobernador misionero Oscar Herrera Ahuad volvió a plantear la compensación que pretende Misiones por los recursos que pierde en la distribución de la Coparticipación de los fondos nacionales.
Durante el encuentro que mantuvieron este martes Herrera Ahuad y Manzur, el Gobernador planteó el pedido de Misiones para que se incorpore al Presupuesto nacional que debate el Congreso, unos 114 mil millones de pesos en concepto de pago por la prestación de los servicios ambientales que brinda Misiones al país y la región, al mantener más de 1,2 millones de hectáreas de bosques protegidos bajo distintas categorías.
Preservar tiene costo. Y ese reconocimiento es el que pide Misiones a la Nación.
Los temas ambientales, como el de los servicios ambientales y los bonos de carbono, forman parte de la agenda periodística de Misiones Plural y Plural TV, el programa de Canal 4 Posadas, desde donde se aborda de manera permanente esta necesidad de reconocer a la provincia la decisión de mantener en pie gran parte de su masa boscosa, sobre todo frente a dos países que arrasaron con el monte nativo para utilizar las tierras para el monocultivo de soja.
Preservar tiene costo. Desde el punto de vista económico, el uso del bien que produce el bosque -especialmente cuando no se aprovecha bajo normas de sostenibilidad-, va en detrimento de los servicios que el ecosistema forestal brinda: una hectárea de soja le deja ganancias al productor pero le priva al esa región del planeta (y por ende, a su sociedad) de mantener un reservorio de carbono o de la capacidad que tiene ese bosque de actuar como regulador de agua en situaciones de extrema sequías o inundaciones.
En ese contexto, Misiones pide la compensación económica por cuidar el ambiente, es decir, por compensar, reparar y equilibrar esos desequilibrios que se dan en el plano social, ambiental y económico. Y por mantener el reservorio a futuro como materia prima para la ciencia e, incluso, la industria farmacéutica, ya que en las plantas y en los animales está gran parte de esa materia prima.
El último remanente de Selva Paranaense del planeta está en Misiones, con la decisión de los sucesivos gobiernos provinciales de mantenerla, pese a la necesidad de contar con espacios para el desarrollo de la población y sobre todo, la generación de alimentos. Potenciar la producción en los espacios que ya se utilizan es la prioridad, para no correr la frontera verde que le permite a esta provincia ser la Capital Nacional de la Biodiversidad, una designación política más que social, ya que en esta pequeña porción de la Argentina está más de la mitad (el 52 por ciento) de la biodiversidad del país.
Este reconocimiento al servicio que prestan los bosques está plasmado, incluso, en la Ley 26.331 de “Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos”, que reconoce la multifuncionalidad del bosque nativo y los servicios ambientales con una visión integrada, con impacto positivo en beneficio de toda la sociedad.
La abogada Silvia Kloster, especialista en temas ambientales y columnista en Plural TV, insiste en sus presentaciones sobre la importancia que tienen los bosques nativos en la regulación hídrica, la formación y conservación de suelos, la conservación de la biodiversidad, la fijación de carbono, la provisión de alimentos; agua, fuentes de energía, medicina y farmacia; e, incluso, en la preservación y la defensa de la identidad cultural, entre otros aspectos: es decir que proveen múltiples servicios a la sociedad.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) entiende que estos servicios ecosistémicos o ambientales son esenciales para la vida, por lo que la tierra, el agua, el aire, el clima y los recursos genéticos se deben utilizar de forma responsable para las presentes y futuras generaciones.
Esos servicios están clasificados en cuatro: son servicios de abastecimiento, de regulación, de apoyo y culturales.
Los servicios ambientales de abastecimiento son los beneficios materiales que las personas obtienen de los ecosistemas como agua, alimentos, medicinas y materias primas. Para muchas poblaciones estos servicios representan su forma de subsistencia, por lo que su valor es mayor que si los comercializaran.
Entre los servicios de regulación están el clima y la calidad del aire, el secuestro y almacenamiento de carbono, la moderación de fenómenos naturales, el tratamiento de aguas residuales, la prevención de la erosión y conservación de la fertilidad de suelos, el control de plagas, la polinización y regulación de los flujos del agua.Para muchas personas son invisibles y se dan por sentados; sin embargo, cuando se ven afectados, como la calidad del aire o el suelo, las consecuencias son importantes y en algunos casos resulta difícil de reparar.
En los servicios de apoyo, los ecosistemas proporcionan espacios vitales para la flora y la fauna. También conservan una diversidad de plantas y animales de complejos procesos que sustentan los demás servicios ecosistémicos. Algunos hábitats cuentan con un número excepcionalmente elevado de especies que los hace más diversos que otros desde el punto de vista genético.
Pero también prestan servicios culturales: son beneficios no materiales que las personas obtienen de los ecosistemas y que se denominan servicios culturales. Comprenden la inspiración estética, la identidad cultural, el sentimiento de apego al terruño y la experiencia espiritual relacionada con el entorno natural. En este grupo se incluyen las actividades recreativas y para el turismo.

Reclamo misionero

El presidente de la Legislatura misionera, Carlos Rovira, anunció lo que la prensa local denominó como el ingreso de Misiones al mercado de los bonos verdes, que se formalizó con la firma de un acuerdo de cooperación suscrito entre el gobernador Oscar Herrera Ahuad y representantes de la Mercuria Energy Trading, una empresa que compra créditos de carbono que devienen de los servicios ambientales de los bosques.
En principio, se trata del comienzo del camino, es decir, del estudio para evaluar el capital natural que tiene la provincia y los servicios que presta a través de ellos, con vistas a lograr ubicar en el mercado internacional los certificados verdes, que las empresas que contaminan –en sus procesos productivos- podrán adquirir a modo de mitigación del impacto que producen en el planeta.
En consonancia con el pedido para que el Congreso trate en el Presupuesto Nacional 2022 un fondo de compensación para Misiones, el Gobernador planteó ayer ante Juan Manzur ese pedido, junto a otros reclamos que forman parte de la agenda del Gobierno provincial ante lo que considera como injusta distribución de la Coparticipación (Misiones aporta como la octava economía del país pero recibe como si fuera la número 16, explican de manera permanente los funcionarios); la hidrovía, el gasoducto o, en su defecto, la tarifa eléctrica diferenciada, para compensar la falta de gas natural.

Imágen temática tomada de Internet.