Los ríos Paraná e Iguazú atraviesan una bajante histórica. El impacto genera problemas en la hidrovía, en las tomas de agua y en la generación de energía.
Miércoles 1 de diciembre de 2021. Los ríos Paraná e Iguazú registran una bajante tal que pareciera que se pueden cruzar caminando. Esto se debe a una sequía excepcional que se extiende desde mediados de 2019 en toda la cuenca del Plata (a la que pertenecen ambos ríos, que nacen en Brasil).
¿Esta sequía y la consecuente bajante en los ríos se deben al cambio climático? ¿Qué papel juegan las represas?
Según los especialistas, la corriente de La Niña (desde agosto del año pasado hasta mayo de este año) y el cambio climático, agravaron la sequía.
La Niña se manifiesta en dos formas diferentes en América Latina: lluvias intensas y abundantes, aumento del caudal de los ríos y posteriores inundaciones en Colombia, Ecuador y el norte de Brasil; y en condiciones de sequía en Perú, Bolivia, el sur de Brasil, Argentina y Chile. Por lo general, el fenómeno ocurre durante un año y luego pasan varias temporadas hasta que vuelvan aunque, en estos tiempos, existen un 86 por ciento de probabilidades de que se registre nuevamente este año.
La sequía se agrava por un fenómeno multicausal –según especialistas-: el cambio climático afecta a las corrientes marítimas como La Niña y las hace mucho más fuertes; modifican el régimen de lluvias –menos lluvias a lo largo del tiempo, pero más potentes-, situación que no resulta tan efectiva para restaurar el cauce normal de los ríos como cuando llueve normalmente.
Las represas no inciden en la bajante de los ríos a pesar de que regulan el caudal: su única injerencia se evidencia en los ríos que tardan más en disminuir su cauce cuando llega la sequía, o en volver a su cauce normal, cuando esta se alivia.

Los efectos de la bajante de los ríos
Según informó la Bolsa de Rosario, en lo que va del año, Argentina perdió 620 millones de dólares por la bajante del río Paraná. Esto se debe a que la bajante de los ríos afecta el tráfico en los puertos, donde los barcos que transportan granos se ven impedidos de realizar cargas completas, por lo que muchas veces es necesario transportarla en camiones, lo que encarece el precio que se paga por su transporte.
Esta situación afectó también a la pesca. Para compensar, la Nación incluyó a los pescadores en el Registro de Agricultura Familiar con el objeto de otorgarles salarios sociales complementarios en el marco del programa Potenciar Trabajo.
Las tomas de agua para el consumo (el principal problema en Misiones) se vieron afectadas por la bajante en los ríos, que se evidenció en varias localidades, como Puerto Iguazú, el año pasado.
La generación de energía hidroeléctrica también se ve afectada por el descenso en el nivel de los ríos. Según informó Télam, la represa hidroeléctrica de Yacyretá está operando con 12 de sus 20 turbinas por la bajante del Paraná, lo que significa una reducción en la generación de energía de un 50 por ciento.
Con los tiempos de sequía, aparecen los incendios. En ese sentido, el Estado nacional se prepara para combatirlos. Son incendios forestales, de interfase y de pastizales en los humedales.
Obras
A raíz de la bajante histórica del Paraná, la Nación decretó la emergencia hídrica a finales de julio, ratificada por Misiones a los pocos días. A partir de la emergencia hídrica, dispusieron distintas obras a lo largo del territorio afectado. Desde el Instituto Misionero de Aguas y Saneamiento (Imas) aseguraron a Misiones Plural que realizan obras relacionadas con la emergencia hídrica a raíz de la bajante de los ríos. Cuando disminuye el caudal del río, las tomas de agua no pueden captar el líquido necesario, como ocurrió en varios municipios que bordean el Paraná: Puerto Iguazú, Puerto Esperanza, Santa Ana, Puerto Piray, entre otros.
¿Qué debe ocurrir para terminar con la emergencia hídrica?
El subgerente de sistemas de información y alerta hidrológico en el Instituto Nacional del Agua (INA), Juan Borus, dijo a El Diario Ar que existe una enorme posibilidad de que el caudal que entra desde Itaipú a la Argentina vuelva a tener una reducción adicional en un futuro cercano.
“Lo que tiene que ocurrir para que la situación mejore es la normalización del clima; que empiece a llover en los lugares que habitualmente llueve y en las cantidades normales: si eso ocurre durante varias semanas, estaremos en condiciones de alejarnos de la sequía meteorológica”, agregó.
Con esa situación, los suelos irán mejorando y dejando la condición de déficit que tienen hoy en día, explicó. Con las lluvias, “se supone que se van a generar excedentes de agua que alimentarán los cursos fluviales, primero los más chicos, después los más afluentes y los principales, como el Paraná”, dijo.
El futuro según los especialistas
En el transcurso de estos meses, esperan que La Niña vuelva a aparecer y no se pronostican lluvias abundantes en la Cuenca del Plata, por lo cual la situación debería de extenderse, al menos, hasta marzo, dicen los especialistas.
En lo que respecta al largo plazo, según informó el diario Primera Edición, diversos estudios científicos establecieron un escenario “preocupante para el futuro del país, que sería mucho peor si no se toman previsiones necesarias”.
El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) es el organismo de Naciones Unidas dedicado al estudio de las cuestiones vinculadas al cambio climático. Este organismo proyectó que el río Paraná empezará a perder hasta el 40 por ciento de su caudal a partir de 2071. Y estimó el riesgo de una reducción del 6 por ciento de la cosecha de once cultivos para el período 2046-2055 como resultado del cambio climático.
En su informe sobre el “Estado del cambio climático en Latinoamérica y el Caribe 2020”, la Organización Mundial Meteorológica (WMO), determinó que fue el segundo año más cálido desde que llevan registros en Sudamérica. Detallaron en el documento que las precipitaciones en Argentina fueron un 17 por ciento menores al promedio de la media durante 2020.
De acuerdo a la OCDE, que nuclea a los países más desarrollados, Argentina perderá representatividad en la producción mundial de alimentos entre 2024 y 2050 por su exposición a variabilidad climática, quedando entre los quince países con mayor riesgo agrícola por falta de agua.
Imagen tomada de Internet.
MM – Misiones Plural